Ruta Laguna de los Caballeros en Gredos

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 Hemos vuelto a Gredos, al Sistema Central;  En torno a sus grandes moles graníticas basculan cuatro comunidades autónomas: Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Madrid; extendiéndose de Este a Oeste desde San Martín de Valdeiglesias a Hervás y de Norte a Sur del valle del Tormes a Rosarito. Su agreste relieve ha servido de refugio a la tribu celta más meridional (los vetones) y a otros rebeldes históricos como El Empecinado o los maquis. Una zona muy apropiada para la práctica de senderismo, ciclismo, montañismo, escalada y esquí de travesía. En Castilla y León está declarado como parque regional, un enclave muy vistado que, por tanto, nos garantiza una excelente oferta de alojamientos que nos permitirá disfrutar de su paisaje y de su paisanaje. Gredos es un rincón único, recorrerlo andando es toda una experiencia.

Nosotros vamos a realizar la ruta de La Laguna de los Caballeros, llamada también la laguna oculta, la más solitaria de Gredos y que transcurre por la garganta del mismo nombre; es una ruta dura, son 13 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta (no es circular) con un desnivel acumulado de algo más de 900 m.

Os dejo el track para GPS por gentileza del amigo Teófilo Amores Mendoza

 

 

 La ruta arranca y finaliza en Navalguijo, pedanía de la localidad de Navalonguilla, en la comarca del Alto Tormes en Ávila que hace frontera con la provincia de Cáceres; un pequeño enclave de apenas 50 habitantes rodeado de bosques y agua.

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Justo a la salida, la señalización nos avisa: hay cinco horas de ascenso, que se convertirán en casi las mismas de regreso, por el llamado Camino del Agua, dentro de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León.
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Salimos por la zona de las Cerradillas, para atravesar enseguida la Garganta de las Lanchuelas por un pequeño bosque de pinos y robles.
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Nada más ascender por El Frontón nos sorprenden los que aquí llaman Prados de Tejea, una zona rica, bañada por la Garganta de los Caballeros, al fondo la Cuerda de los Majanillos.
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Es una ruta deliciosa que nos lleva a seguir el curso del río transitando por diferentes lugares donde el agua moldea el paisaje, de momento rodeados por lavanda y retamas.
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El paisaje sorprende con elevados saltos de agua como este de la Chorrera del Lanchón. La ruta, lo vais viendo, está muy bien señalizada, de principio a fin.
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Entramos ahora una de las partes más bellas de la ruta, una hondonada que el agua ha ido excavando en la piedra, mientras caminamos por un sendero de piedra en la ladera de Los Portales.
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Cantos rodados, pozas de agua cristalina que invitan al baño, saltos de agua; un desnivel que vamos remontando poco a poco.
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Es un ascenso suave, pero continuado por las faldas del pico de la Camocha, el sendero es estrecho y de piedra.
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Y no estamos solos, las cumbres de Gredos son refugio de la cabra, el íbice ibérico o cabra montés (Capra pyrenaica), en la actualidad hay en torno a 3.500 unidades. Las hembras viven en manadas separadas de los machos y son mucho más pequeñas.

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Seguimos cubriendo la distancia hasta la cima por el paraje de Regajalloso, mientras atravesamos la pequeña garganta del Horco de Arriba.

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Un paisaje que empequeñece, estamos a 1.700 metros de altura, encima de nosotros la montaña se eleva hasta los 2.200 metros, en el Pelado de Bernardo; nosotros dejamos huella en la Cuerda del Cerrojo antes de descender suavemente para cruzar la garganta hacia la otra orilla.

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El arroyo de Bajohondillo, antes de diluirse en la garganta, deja este salto de agua

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Una pequeña choza de pastores, ahora refugio, sale a nuestro encuentro; ascendemos mientras ya queda roca y matorral.

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Parece que por estos parajes nadie hubiese tocado nada, la presencia humana no es visible… a primera vista.

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Porque al cabo descubres la actividad del hombre, una antigua explotación minera, imagino en condiciones más que duras a esta altura de la montaña. Mina de Blenda, de la que quedan algunos restos de construcciones y antigua maquinaria.

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Dejamos la barrera del Bajohondillo flanqueados por el Canchal de la Mentira.

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Al fondo ya vemos La Covacha, justo debajo se oculta la Laguna, aún queda nieve a pesar de las alturas de primavera que elegimos para realizar la ruta.

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Este refugio es utilizado por montañeros y escaladores que se pierden en esta montaña varios días, cuando nosotros pasamos había gente.

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Un último esfuerzo, ascendemos por Las Hoyuelas buscando la Laguna.

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Más cerca el pico del Juraco y la Portilla Honda.

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Atrás dejamos este pequeño valle recorrido por la Garganta de los Caballeros, las cumbres de la derecha marcan la Frontera entre Castilla León y Extremadura.

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Y llegamos, 13 kilómetros y medio y cinco horas después, la Laguna de los Caballeros está a la vista. Una de las lagunas más solitaria de Gredos, situada a 2.000 metros.

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Y no estamos solos, las sempiternas cabras, incómodas por nuestra presencia, corren a esconderse.

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El calor a esta hora es sofocante pero el agua, tentadora, está apenas a unos grados, mojarse los pies y salir rápido mientras disfrutamos de un pequeño descanso y un merecido refrigerio.

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Es hora de relajarse y disfrutar del paisaje, tranquilos tras el esfuerzo y comentando el camino (ahora no pensamos en la bajada)

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Los más atrevidos se encaraman hasta la Covacha para avistar Extremadura, al otro lado. Incansables.

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En este pequeño jardín dan ganas de quedarse, pero quedan 13 kilómetros hasta regresar a Navalguijo. Y en la montaña los descensos son temibles pues castigan las rodillas.

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Regresamos, los primeros metros pesan más tras quedarnos parados y fríos un rato, pero el camino te obliga a entrar en calor.

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La Garganta de los Caballeros, generosa en agua por la nieve, los regatos y arroyos, nos acompaña en la bajada, desandamos el camino más rápidos en el descenso y pensando en llegar. El regreso se hace largo y tedioso.

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Después de tres horas de camino, volvemos a atisbar el bosque, la vegetación frondosa de los prados más bajos, ahora es cuando parece que llegas…. y no llegas nunca.

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Al final cuando te deshaces de las botas, buscas el agua (nada más porque en Navalguijo no hay ni bares) queda tiempo para la sonrisa, inmontalizar el instante, casi sin fuerzas.

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Atrás queda la Laguna de los Caballeros, con una foto de familia para el recuerdo; mañana dolerán los pies, nada que no se cure con una buena imagen para los restos

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 En senderismo cuando has pisado Gredos, estás obligado a volver cada año, es como un pacto tácito, algo que se pega a la sangre y te acompaña en cada ruta, es como si una voz te llamase; cuando logras el objetivo y vuelves a la rutina entiendes las razones de esos montañeros de grandes proezas que siempre que les preguntan por qué vuelves, contestan: «porque me llama la montaña». Cuando has oído esa voz, no logras desprenderte de ella. Es dogma, tan cierto como que cada año regresamos a la cumbre.-

                                                                                                                                          ©vicentepozas2013

 

Ruta Refugio de las Nieves y el Trabuquete

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Gredos es siempre una delicia, ya sea arriba en las cumbres o en las estribaciones del Sistema Central. Esta vez hemos elegido la ascensión al  Refugio de las Nieves situado en la Cuerda de los Infiernillos por donde discurre la Garganta Jaranda. La comarca de La Vera tiene muchos encantos, entre ellos, sus inumerables senderos, un lugar recomendado y avalado por una excelente oferta de servicios. La ruta parte de Guijo de Santa Bárbara en la comarca de la Vera; este recorrido tiene un añadido más que apetecible: el charco del Trabuquete donde disfrutaremos de un baño reparador. Una ruta de 16 kms de dificultad media con un desnivel de 900 metros y que hemos hecho con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres.

Os dejo el track de la ruta para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

 

Salimos de Guijo de Santa Bárbara una localidad que conserva muestras de arquitectura popular situada en las estribaciones de Gredos y que es uno de los cuatro Guijos de la provincia de Cáceres: Guijo de Coria, Guijo de Galisteo, Guijo de Granadilla y el nuestro. El pueblo es todo cuesta y todo piedra. Aquí, según cuentan, nació Viriato, caudillo lusitano que tanto luchó contra Roma, de hecho en mayo celebran las fiestas de Viriato, en recuerdo al personaje.

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Esta es una ruta conocida, incluiso a comienzos de agosto en Guijo celebran la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves y los aldeanos suben al refugio que está en la sierra y terminan dándose un bañito en el Trabuquete. pero vamos por partes…

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El pueblo ya está a una altura considerable, 900 metros, cuando comienzas a ascender la comarca de la Vera se va descubriendo por si sola.
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La portilla de Jaranda en la sierra de Tormantos será nuestro paisaje.
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La ruta discurre por caminos amplios en algunos momentos, pequeñas veredas, aún la zona más baja los bosques de robles nos protegen del sol, no por mucho tiempo.
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Por ahora aprovechamos el pequeño refugio que nos dan los árboles antes de comenzar a caminar por la parte alta de la sierra donde la vegetación es más baja.
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De momento los prados más verdes en la zona de Los Escalerones nos enseñan La Vera más agrícola y dejan esta fotografía relajante. A este pequeño rincón le llaman El Hueco
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Así seguimos ascendiendo hacia el Collado del Mielcro
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Abandonamos el camino y por pequeñas veredas seguimos la subida, el paisaje ya es otro.
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La ruta discurre por la Cuerda del Moro, es la primera elevación del camino a 1.209 metros de altura.
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Al llegar arriba disfrutamos contemplando La Vera, Campo Arañuelo y Las Villuercas al fondo
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Divisamos parte del camino que hemos traído, y las localidades de Aldeanueva de la Vera, Cuacos de Yuste y Jaraiz de la Vera
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Es gratificante mirar hacia atrás, pero hay que continuar, frente a nosotros la Loma del Hornillo en la Sierra de Tormantos. El paisaje ha cambiado, la vegetación es casi residual a medida que ascendemos.

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Curiosa forma la de esta piedra, parece vigilar el camino. No muerde.
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Seguimos por la cuerda, un pequeño sendero nos lleva hasta el refugio que ya atisbamos al fondo
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Y llegamos. Esta es la Capilla Refugio de la Virgen de las Nieves. Fue construida en los años 60 del siglo pasado en el paraje de Collado Alto situado a unos 1.500 metros de altitud, en este edificio se encuentran dos habitaciones, una de ellas dispone de cocina, para el refugio de montañeros y pastores. El 5 de agosto aprovechando la festividad de la Virgen de las Nieves se celebra una romería al Refugio.

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Descansamos un poco disfrutando de la información que ofrece los paneles instalados. No olvidemos que Guijo de Santa Bárbara presenta unos notables valores ecológicos, la mayor parte de su término está declarado como Espacio Natural Protegido, por el LIC (Lugar de Interés Comunitario) «Sierra de Gredos y Valle del Jerte»  perteneciente a la Red Natura 2000, la red de espacios naturales de Europa.
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Ahora a reponer fuerzas en el pequeño merendero que tiene el Refugio, no podemos parar demasiado, aquí arriba el aire es frío; no falta tampoco el agua en un par de fuentes que corren si problema. Merendar en un paraje así es un privilegio.

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Queda esta imagen para el recuerdo. Además del agua, la Loma de Piemesado en primer término y la Portilla de Jaranda al fondo
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Maravilloso, y duro, el Sistema Central, la serranía de Gredos, en invierno este paisaje suele estar cubierto de nieve, es junio y el calor empieza a notarse, aunque aquí arriba la temperatura es mucho más suave.

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Iniciamos el descenso hasta la Garganta del Campanario, el desnivel es importante hay que andar con cuidado.
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A esta zona, El Campanario, se la conoce así por estas curiosas piedras que se alzan como campanarios de iglesias
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Atravesamos la garganta que también es conocida como del Hocino antes de desembocar en un paraje singular, con algunos recursos interesantes. El Pontón del Campanario

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Las viejas chozas de pastores, ahora recuperadas, pueden usarse. Nosotros continuamos.
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En la zona quedan restos de este pequeño asentamiento de pastores, al menos eso parece, que lleva el nombre de la garganta: El Campanario.
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Cruzamos ahora el pontón de Regajoluengo camino de la garganta Jaranda, última parte de la ruta
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Esta parte del camino, bastante transitada, esta preparada para facilitar el recorrido. Estamos en la garganta Jaranda que después de pasar por Guijo baja hasta Jarandilla de la Vera, que yo recuerde, al menos, hay tres piscinas naturales en su cauce; charcos muchos, y magníficos.

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Ya digo, antes había que andar como cabras cruzando la garganta, ahora han puesto las cosas bastantes sencillas.

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Antes comentaba que había muchos charcos en la garganta, este es mítico, el Trabuquete, sólo se puede subir andando, unos 45 minutos, pero merece la pena.
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El Trabuquete, un rinconcito magnífico, no le falta de nada, siempre que nos guste el agua muy fría.

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Después del baño, recuperados de la caminata -con pérdida incluida- descendemos hacia Guijo para dar por finalizada la ruta.

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Cruzamos por última vez las aguas de Jaranda e iniciamos una pequeña subida al pueblo

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 En Guijo de Santa Bárbara nos esperan, además del agua, delicias como las frambuesas o el licor de frambuesa, aceites, dulces y un pan de escándalo (de hecho mucha gente de la comarca sube al pueblo a por el). Pasear por sus calles es un descanso. Con apenas 400 habitantes, su oferta de casas rurales se acerca a la decena. Su piscina natural, El Puente,  cuenta con dos chiringuitos, uno de ellos con una cocina magnífica y unas vistas de escándalo.

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Fin del viaje, La Vera ofrece multitud de posibilidades para caminantes y/o amantes de la naturaleza y el paisaje; esta ruta, que forma parte del antiguo Camino de Castilla, guarda muchos encantos, sorpresas que encuentras en el camino y en la montaña y te llevas en la mochila para el recuerdo.

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Recuerdos que yo vierto en este blog para que quien desee pueda disfrutarlos y, en su caso, hacerlos suyos a través de su propia experiencia. Por no contarlo, que no quede. Yo por mi parte, escojo los lugares altos donde la vista no llega y la mirada se pierde; cuanto más arriba, mas entro en trance, lo hago… Andando Extremadura.-

@vicentepozas2013

 

Ruta Pico Jálama. Sierra de Gata

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 La comarca de Sierra de Gata en el norte de Extremadura, en la provincia de Cáceres, es un rincón lleno de encantos («Travel Republic 2014») desde arquitectura popular hasta piscinas naturales (18 en total). Enclavada en el Sistema Central ofrece muchas alternativas para el senderismo. Como pasa en casi toda Extremadura, su desarrollo turístico invita a disfrutar de ella. Nosotros vamos a hacer una de las rutas duras de la zona, la subida al Pico Jálama, el techo de Sierra de Gata, con 1.492 m de altitud. Son casi 26 kms con mucho desnivel acumulado pero unas vistas magníficas.

Os dejo el track de la ruta realizado por Teófilo Amores, compañero de camino.

 

 Comenzamos recorrido en la localidad sierragateña de Acebo y terminaremos en el Valle de Jálama, Val de Xálima en el habla local, A Fala, que se conserva en tres localidades; en una de ellas, San Martín de Trevejo, tenemos nuestro destino final. Salimos del pueblo camino de la psicina natural, un lugar frecuentado en verano. Frente a nosotros las Cabezadas de La Cervigona por donde pasaremos en un rato.

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Llegamos a la piscina natural de Acebo situada en la rivera del mismo nombre y que recoge las aguas de varios arroyos de nombre singulares: Arraguijo, de la Mujer o de los Hocinos; un rincón fabuloso para los días de calor, arriba La Cervigona y el Cerro de la Pizarra, de algo más de 1.000 metros de altitud, por donde transcurre la ruta, estamos comenzando, ahora iniciamos la subida, lenta y continua.

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Tomamos el camino del Puerto ascendiendo por la Cardilla, en el paisaje son visibles los efectos del fuego que arrasó esta zona hace algunos años cuando todo esto eran bosques de pinos, afortunadamente la tierra se recupera.

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Según vamos subiendo, descubrimos el magnífico pico del Jálama, quedan 18 kms hasta llegar allí y otros 10 de bajada, impone la altura, pero hay que llegar.
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Nuestro primer cerro, el Mirador de La Ventosa, 794 m de altitud, un pequeño alto para tomar algunas fotos y seguir camino; desde aquí se observa parte de la Sierra de Gata, es una delicia, este tramo es fácil y merece la pena subir
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Esta es la prueba, imagen tomada desde el Mirador al fondo, Acebo
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Continuamos por el Camino del Puerto de Castilla que ahora transcurre por el Teso de Santa María, si os fijáis es visible el sendero que nos lleva a la sierra.
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Atravesamos en la zona el pequeño arroyo de la Jara del Rey, salvado por este puente.
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Ascendemos hasta tocar el límite de Extremadura con Castilla León junto al Puerto de Perales, calzadas con historia, muy usadas hace años cuando los caminos eran la única manera de comunicarse.

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Tomamos el cortafuego en el alto de Santa Marta que llevaremos durante varios kilómetros, esta zona de seguridad contra incendios marca el límite entre Extremadura y Castilla y León, entre las provincias de Cáceres y Salamanca.
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Sólo nos desviamos unos metros para llegar hasta el mirador de La Cervigona y descubrir parte de las estribaciones del Sistema Central en esta media montaña que vamos pateando
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Aquí estamos, disfrutando de la altura y el paisaje, vigilados por el Jálama que nos sigue llamando
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Acebo más lejos, ahora vemos la presa que le da agua y la bellísima comarca de la Sierra de Gata.
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Aquí nace la Rivera de Acebo, en La Cervigona, comienza cayendo hasta llegar encajonada al fondo del valle. Es una zona rica en agua donde las fuentes y regatos son habituales, todos acabarán en el río Alagón, muchos kilómetros más abajo.
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No hay mucho tiempo para pararse, continua la ruta, seguimos por el cortafuegos llegando al Cerro del Grillo.
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En algunos momentos estas pistas forestales parecen grandes autopistas rurales por las que caminamos pese a su incomodidad, es tierra removida que las hace muy fastidiosas.
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Termina el cortafuegos e iniciamos, ahora en tierras salmantinas, el ascenso al Jálama; acabamos de entrar en el castellano Espacio Natural del Rebollar continuidad de la comarca cacereña de la Sierra de Gata.

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El Espacio posee características naturales de gran valor, se trata del segmento más oceánico del Sistema Central, tanto desde el punto de vista de la vegetación, la fauna y la geomorfología enriqueciendo y matizando la monotonía de formas que dominan en la Cordillera Central. Y cuenta con miradores que nos permiten disfrutar de su vista

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Al Este, Extremadura, la Sierra de Gata y Las Hurdes, al fondo el embalse de Borbollón que en invierno se convierte en un excelente dormidero de grullas, gracias a su isla central
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Al Oeste, Salamanca y la comarca de El Rebollar y su espacio natural protegido, incluido en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. En esta región ya se han instalado aerogeneradores para la obtención de energía eólica, su impacto es evidente.

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Tras un tramo más complicado y una subida dura retomamos el camino, nuestro siguiente punto antes de subir, el Pozo de Nieve, la temperatura ya a esta altura es bastante más baja.

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Antes de afrontar los últimos metros de subida a la cima, parada para comer algo y reponer fuerzas; no demoramos mucho, quietos hace frío y hay ganas de llegar.

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El Pozo de Nieve se conserva intacto, estas construcciones se usaron hasta hace medio siglo para la fabricación de bloques de hielo que se transportaban en mulas y eran vendidos por toda la zona.

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Y por fin alcanzamos la cima, hemos coronado el Jálama, estamos a 1.492 metros de altura sobre el mar y, desde aquí, las vistas impresionan. Ha costado subir, pero merece la pena. Así se ve el Sistema Central desde una de sus atalayas, al fondo, Gredos aún con nieve.

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Testimonio de que hemos llegado (foto de Teófilo Amores). ahora hay que bajar, aún quedan 10 kms de camino, de descenso, y suele ser más complicado

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Tras caminar por medio de matorrales, retomanos durante un rato el cortafuegos que nos llevará hasta el último tramo del recorrido.

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Los últimos cinco kilómetros discurren por una antigua calzada romana, un camino delicioso pero harto incómodo por las piedras que lo cubren. Les toca trabajar a los tobillos.

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Es la Calzada Romana empedrada o «Caminu du Portu», por donde discurre nuestro último tramo, otrora muy utilizada para la comunicación con pueblos salmantinos como El Payo o Navafrías o portugueses como Aldea du Obispo, a través del Puerto de Santa Clara. Un auténtico corredor cultural y natural.

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Cerca del pueblo cambia el paisaje y los prados para el ganado dejan otros colores

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Así llegamos a San Martín de Trevejo, una de las tres localidades del Valle del Jálama, o Val de Xálima como comenté al principio. Su principal valor es que conserva su propio habla. La fala (A fala) es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, todos ellos en el Valle de Jálama. Es también nombrada de diversas formas, como: Xalimés, Mañegu, A fala de Xálima, A fala d’acá, A nossa fala y chapurráu (en Valverde) sus orígenes aún se discuten pero en la comarca se habla con normalidad y carteles e inidcadores aperecen en castellano y en la lengua local. Una sorpresa para quien no lo conoce.

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San Martín de Trevejo conserva todo su encanto y su historia. Sus casas construidas en el arranque con muros de piedra, sus escalinatas de peldaños de granitos llamados popularmente (Poyos) para acceder a la vivienda, y las vigas de maderas o vuelos de la vivienda que sobresalen a la altura del primer piso en cuyos bordes se decoran con figuras de rostros humanos son características comunes en casi todas las construcciones; constan esta viviendas en su generalidad de tres plantas, la planta baja sirve de Bodega y para el ganado, la primera planta para la vivienda y la segunda planta para desván o almacén.

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Como dicen los lugareños:

DIGNU DE VEL I DISFRUTAL.

Sa Martin de Trevellu, antis chamau “dos Viñus” é un lugal cheu de encantu por mutas radós. As suas serras, aguas abundantis, vegetación rica i variá, fauna silvestri, historia, cultura, “fala” mañega, dan pa disfruti de corpus i almas. Aquí nun se poi vil i dilsi. Hay que paladealo. Visitei a Plaza i callis típicas, vendu as construcciós tradicionais , a Torri, a Iglexa con os cuadrus de Morales; dei un paseu i coñocei o Conventu de San Miguel (XV); subí hasta as Cancheiras ¡que panorámica do lugal i sei valli¡. En baris, restaurantis i boigas, degustei os viñus de “pichorra”, artesanía…

Pues eso brindamos por el lugar y por el esfuerzo. Estas cosas terminan como debe ser… salud

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 Fantástica ruta, siete horas de camino para recorrer casi 26 kilómetros. Por una comarca a la que no le gustan las prisas, los sierragatinos dicen si les metes prisa que «el tiempo lo dan dao», o sea que tranquilos. Nosotros lo estamos después de haber sorteado el Pico del Jálama y haber caminado por tierras extremeñas y castellanoleonesas. Un delicia que hemos disfrutado con la asociación de senderismo La Vereína a la que pertenezco, buenos amigos que se hacen… Andando Extremadura.-

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

 

 

Ruta de Carlos V

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 El 8 de agosto de 1556, el Emperador Carlos V abandona definitivamente Bruselas emprendiendo su viaje de retiro a Yuste. Un largo viaje desde el corazón de Europa a la cacereña comarca de La Vera. El Emperador llegó a Jarandilla de la Vera el 12 de noviembre de 1556. En el castillo de los Condes de Oropesa (actual Parador Nacional) se hospedó hasta que su palacio en Yuste estuvo acabado. Llega a Yuste el 3 de febrero de 1557 tras recorrer 94,8 leguas desde Laredo. Dos años después moriría de paludismo.

Este trocito de la historia es hoy uno de los recorridos senderistas más bellos de Extremadura. Recuerda el viaje real desde el Valle del Jerte, en la localidad de Tornavacas, hasta Jarandilla de la Vera atravesando las cumbres de Gredos en el Sistema Central. Es una ruta dura, de media montaña con 27,6 kms de distancia y un desnivel acumulada de unos 900 metros. La ruta recorre dos de las comarcas más conocidas de Extremadura, dos de los destinos turísticos más demandados. Nosotros la hicimos con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres

El track de la ruta por gentileza de José Luis Cabrera

La ruta comienza en Tornavacas por el camino que nos conduce hasta la Ermita del Humilladero.
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Tras atravesar el río Jerte, continuamos por un camino que discurre paralelo a él y que nos lleva a andar entre huertos de cerezos construidos sobre los típicos bancales del valle.
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Frente a nosotros se muestra la otra cara de Gredos, arriba el Risco de la Campana en la Cuerda de los Asperones, aún con nieve. Debajo bancales y cerezos se repiten.
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Ascendemos despacio, de forma suave mientras caminamos por la zonas de El Lodrero y las Rejoyadas, el paisaje cambia, dejamos las huertas y comienza el bosque.

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Ascendemos por el Monte Reboldo hacia la Cuerda de los Lobos entre robles y castaños. Abajo dejamos el pueblo de Jerte.
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El Monte Reboldo es un monte bravío de castaños de explotación maderera que ocupa la ladera de la umbría del Jerte, tocando por arriba la Cuerda de los Lobos y llegando hasta el campamento del Emperador Carlos V y la zona baja de la Garganta del Infierno. Un lugar que en otoño es una maravilla.

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Bajando por Casa de los Tres Cerros dejamos ya la Garganta de los Infiernos para caminar paralelos al Arroyo de los Tres Cerros en una sucesión de pequeños valles que nos sorprenden, zonas ocultas a la vista desde el valle pero muy bellas

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Nosotros cruzamos por el que llaman Puente Nuevo o Puente de Carlos V en la Garganta de los Asperones. Una de las imágenes más típicas de la ruta.

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Comienza una zona de ascenso más dura por la ladera del Cerro Carretas
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La subida es más dura, el desnivel se nota en las piernas mientras recorremos este paraje conocido como Robledo Hermoso

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A medida que ganamos metros el Valle del Jerte, al fondo, se muestra a nuestros ojos. Para quien recorre este camino por primera vez la sorpresa es comprobar como esta parte de Gredos, la que separa Jerte y La Vera es una zona amplia llena de pequeños valles y sierras recorridas por arroyos que terminan en el río Jerte y que, en muchas ocasiones, producen cascadas de agua bellísimas.

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El camino se suaviza un poco mientras caminamos paralelos a la Garganta del Collado de las Yegüas, estamos en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
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Frente a nosotros se asoman Los Cerrillares bajo el Risco Moreno y La Sierra de Tormantos
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Un pequeño descanso para reponer fuerzas cuando llegamos a otro de los puntos míticos de la ruta, Los Escalerones, en el Collado de la Encinilla
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Los Escalerones es un pequeño balcón natural que nos deja disfrutar de un paisaje fantástico en un una zona en la que la garganta guarda formas singulares de camino a la sierra.
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El Valle del Jerte ya queda más lejano en este vaivén de cerros que separan ambas comarcas.
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Tras caminar rodeando la ladera de Peña Lozana y antes de cruzar la un pequeño puente donde confluyen las gargantas de Las Yegüas y del Hornillo, nos preparamos para el último ascenso.
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Un último esfuerzo para coronar Gredos que nos deja instantáneas como esta de la Dehesa del Hornillo. Es la parte más dura de la subida hasta el puerto de Las Yegüas.

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Por fin coronamos, ahora sí estamos en la Sierra de Tormantos, en el Collado de las Yegüas a 1.475 metros de altitud, aquí es invierno y el frío se deja notar; hay que abrigarse rápido para que el esfuerzo del ascenso no nos deje helados y pase factura. Es un sensación difícil de explicar cuando consigues llegar a la cumbre. Ahora a reponer fuerzas y afrontar la bajada.
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Desde arriba La Vera se ve así de maravillosa, una idea de su grandeza, al fondo el Valle del Tiétar. Casi tocamos las nubes que amenazan agua.
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No nos podemos quedar mucha tiempo arriba, cuando te quedas frío cuesta reiniciar la marcha. La primera bajada es complicada en apenas dos kilómetros bajamos hasta los mil metros, casi 600 metros de desnivel que ponen a prueba las rodillas.

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La bajada nos lleva hasta la Garganta del Yedrón  casi donde nace, un rincón magnífico.
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Hay que seguir bajando, lo hacemos por la Cuerda del Rayo por una zona de monte bajo aún.
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Parece Jarandilla pero en realidad es Aldeanueva de la Vera, aún tenemos bastante que andar. Estamos en Las Majadillas
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Retomamos la zona de bosque, robles centenarios caminando por el paraje de Los Vínculos.
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Es descenso continuo, seguimos ganando metros ahora por el Convento, denso bosque que nos protege del sol que a esta hora de la tarde ya se nota.
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 Tras cruzar la carretera que lleva a Guijo de Santa Bárbara, vamos quemando el camino por el paraje de Parrales Altos

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Estamos abajo, ya cruzamos por fin la Garganta Jaranda por el Puente de Palos
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Nos acercamos a zona urbana y eso se nota en la zona de El Vejero, hay ganas de llegar el camino ha sido largo.
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Menos mal que las cosas terminan como tienen que ser, como sabemos hacerlo. Charla, refrigerio frente al parador de Jarandilla, dejamos al monarca descansando en sus aposentos y nosotros mojamos el gaznate que nos apetece más. Risas, anécdotas y recuerdos. La satisfacción, unida al cansancio, por haber terminado.

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Aquí termina la ruta, disfrutando de la vista del Parador de Jarandilla, en realidad, es el Castillo Palacio de los Condesde Oropesa, donde el Emperador vivió antes de que fuese reformada su residencia en el Monasterio de Yuste.
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 Una experiencia, tenía muchas ganas de realizar la Ruta de Carlos V, uno de los recorridos míticos del senderismo extremeño. Y no defrauda, ni por su dureza en algunos momentos, ni por su belleza. Te quedas con los paisajes tan distintos y con la seguridad de que volveremos a hacerla. Comenzamos en el Jerte y estamos en La Vera, para ello hemos tenido que subir hasta las cumbres del Sistema Central,  a la Sierra de Tormantos, lo hemos hecho, como siempre, Andando Extremadura.

 

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Ruta de Alfonso Onceno

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 El Geoparque Villuercas-Ibores es un paraíso para el senderista: los caminos de peregrinos a Guadalupe, los senderos de la comarca, las rutas con historia como la Isabel la Católica o esta de Alfonso Onceno, que hoy comentamos, dan idea de la belleza de un entorno en el que se suceden valles y sierras tan importantes que, por su alto valor geológico, han sido reconocidos por la UNESCO como Geoparque. Esto significa, además, que Guadalupe y su entorno son hoy destino turístico emergente y sus ofertas para viajeros son cada vez más variadas.

Nosotros hemos hecho el camino que separa la localidad de Navezuelas, junto al Anticlinal del Almonte, hasta la puebla de Guadalupe, lugar de peregrinos; camino que recibe el nombre de Alfonso Onceno debido al rey Alfonso XI, que frecuentaba estos parajes para la caza del oso. Se trata de un camino de herradura que atraviesa el valle del río Viejas con sus huertos y majadas de pintoresca arquitectura popular. 16,4 kms de dificultad media alta por las dos subidas que contiene la ruta.

 El track de la ruta para GPS

 La ruta la organiza la asociación de senderismo Maragatos de las Villuercas que nos recibe en Navezuelas con dulces y consejos. Foto de familia y andando…

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Nada más dejar Navezuelas comienza el ascenso que nos llevará hasta el primer alto, ante nosotros se descubre el valle donde nace el río Almonte, de frente la que aquí llaman Sierra del Local, ahora en lenguaje de Geoparque, el Anticlinal del Almonte.
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Pararse un momento y echar la vista atrás nos da idea del terreno que pisamos, este es el Geoparque un sitio singular, el valle del Almonte y la sierra de la Ortijuela. Seguimos subiendo.
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La ruta discurre por caminos pedregosos, incómodos porque la piedras están sueltas y te obligan a extremar las precauciones.
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Al llegar al Collado de la Pariera, el primer alto de la ruta, la formación geológica que tanto ha llamado la atención de la UNESCO se observa mucho mejor. Según información del geoparque, el Anticlinal del río Almonte se extiende desde la cuenca del Tajo hasta la base septentrional del Risco de La Villuerca. Por su núcleo y en parte de su largo recorrido fluye el propio río Almonte desde su nacimiento en La Villuerca hasta abandonarlo hacia el sinclinal de Santa Lucía buscando las Apreturas del Almonte.

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A 1.212 metros de altura. Impresiona contemplar desde arriba los plegamientos de la tierra ocurridos hace 300 millones de años ¿cuántas generaciones habrán pasado por aquí?
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Desde el Collado de la Pariera ya se nos muestra el Valle del Viejas, toma nombre del río, al fondo el Sistema Central y las sierras de Gredos todavía nevadas.
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Descendemos por la loma de la Sierra de las Acebadillas por un paraje conocido como el Horcajo.
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Así es el Valle del Viejas desde el Collado de los Ajos, la orografía de las Villuercas es un espectáculo a la vista.
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El valle es atravesado por el río Viejas que hace fértiles las tierras más bajas, huertos que son visibles desde la altura.
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Descendemos aprovechando los riscos para contemplar mejor el valle. Encararmarse en lo alto, ofrece esta singular imagen.
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Otra de las sorpresas del Geoparque es que existen importantes yacimientos donde se localizan los fósiles de los primeros metazoos  con esqueleto externo  del género Cloudina y cuyos registros ilustran uno de los principales eventos en la evolución de la vida: el origen y radiación de los primeros animales. Están a los lados del camino y son perfectamente visibles.

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Descendiendo ya hacia el Valle del Viejas por una parte de camino que te obliga a mirar dónde pisas, son las pedreras, lo que en geología conocen como ‘derrubios de ladera’, para andar son bastante incómodos.

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Bosques de robles de formas caprichosas nos acompañan, de repente sorprenden también sotos de castaños.

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Ir acompañado de expertos en botánica y biología aumenta el atractivo del camino, ellos te descubren cosas que, a simple vista, pasan desapercibidas para un lego, nos paramos a admirar un ejemplar de loro que se alza más arriba. Las conversaciones son de nota.

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El río Viejas, estamos en el valle.

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En esta zonas algunos ejemplares de árboles son impresionantes, tanto que caen por su propio peso y por la edad.

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Comienza el ascenso que nos llevará al tercero de los valles que pisaremos en la ruta, un sube y baja que templa las piernas y obliga reservar fuerzas. El camino está señalizado. Estamos el el GR 117. La antigua vía romana denominada VIA XVII, mandada construir por el emperador Augusto, que unía la ciudad portuguesa de BRAGA (Bracara Augusta) con ASTORGA (Asturica Augusta), está reconocida hoy en día como «sendero de Gran Recorrido» con el número común a los dos países (España y Portugal) de «GR 117. Vía Romana XVII»

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A medida que ascendemos dejamos atrás el valle del Viejas y sin saberlo entramos en el Valle del Pozo.

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Coronamos el alto para situarnos en el Collado de la Arena, donde nos espera un pequeño tentempié antes de afrontar la definitiva bajada a Guadalupe, allí nos aguardan algunas sorpresas.

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Aquí está el tercero de los valles, el del río Ibor, en lenguaje Geoparque el Anticlinal del Ibor- Guadalupe. Al fondo el Sinclinal del Guadarranque. Geología en estado puro.

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La fotografía de Villuercas es así, unas tras otra hileras de cerros y sierras en paralelo que confieren a este lugar esa belleza tan particular y la riqueza que ahora se reconoce.

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Descendemos por el que conocen por el Llanillo Hueco entre otro bosque de robles, desnudo de hojas.

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De repente, al llegar a un paraje llamado Arcas de Noé, la vegetación cambia y nos rodea un bosque de pinos.

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Un tramo de la ruta, hasta la ermita del Humilladero, discurre por la carretera que lleva a la base militar, ya abandonada.

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Al llegar a la ermita, el propio rey Alfonso XI sale a recibirnos. Un detalle real.

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Por el Barranco del Barquillo acometemos la última parte de la ruta, queda poco para llegar a la Puebla, fin del camino.

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Guadalupe es inmensa, su Monasterio y la imagen de la patrona de la Hispanidad, también de Extremadura, hace que sea un lugar muy visitado y tremendamente bello. Su arquitectura popular es digna de disfrutar.

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En el barrio de San José Obrero nos espera el rey y su séquito, y con él, recorremos las calles de Guadalupe camino del Monasterio.

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Allí, junto al pórtico, un coro local nos da la bienvenida y hace los honores reales, somo recibidos como peregrinos, y agasajados con dulces típicos.

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Así finalizamos, extasiados ante esta maravilla arquitectónica, plagada de leyendas, y venerada por los creyentes. El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Monasterio fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, es decir, desde los siglos XIII al XVIII.

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Había ganas de recorrer el camino de Alfonso Onceno, este sendero de peregrinos que, desde hace años, es pisado, primero por soldados y comerciantes, luego por reyes y aldeanos y ahora por peregrinos y senderistas. La Ruta del Alfonso Onceno no ha decepcionado, ya me habían avisado que era de las más bonitas rutas de las Villuercas, lo corroboro. El Geoparque gana mucho más cuando te decides a recorrerlo… Andando Extremadura.

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

Ruta del Contrabando (Cedillo-Montalvão)

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 La Ruta del Contrabando se celebra cada año, desde hace catorce, entre las localidades de Cedillo, en España, y Montalvao, en Portugal. Son 20 kms que transcurren por la raya fronteriza, entre los ríos Tajo y Sever, en pleno corazón del Parque Natural del Tajo Internacional, una zona de creciente interés turístico con hoteles. La ruta la organiza INIJOVEM, el instituto de la Juventud de Nisa, localidad a la que pertenece administrativamente Montalvao, con la colaboración de los Ayuntamientos de Cedillo y Montalvao. Una actividad muy organizada que comienza en España y termina en Portugal con una fiesta.

El track para GPS de la Ruta del Contrabando por gentileza de mi amigo Teófilo Amores

 

Cedillo, es el punto de partida, la salida se ha marcado en el edificio El Casón, un centro de interpretación del parque del Tajo Internacional que guarda sorpresas, muy, muy gratas. A la ruta asistimos cerca de 500 personas, muchos de ellos portugueses.

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Es curiosa la historia de Cedillo, todo un pueblo de frontera situado en esa hendidura tan característica que Extremadura clava en Portugal; de hecho su nombre, otorgado a principios del XIX, Cedillo,  procede de “Cedido”, por la cesión que hizo Portugal a España de esta zona para regularizar la frontera. Los primeros asentamientos tienen que ver con el río, un pequeño grupo de pescadores que, con una barca, ayudaban a cruzar el Tajo; más tarde se unieron al poblado numerosos portugueses que huían del reclutamiento militar portugués, muy frecuente por las continuas guerras. Viendo el paisaje que rodea la localidad se entiende perfectamente.

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Cedillo es hoy una pequeña localidad de apenas 500 habitantes que conecta con Portugal a través de la Presa de Cedillo; curiosamente sólo se puede atravesar los fines de semana porque Hidroeléctrica Española, dueña del embalse, la mantiene cerrada los días de diario, ello obliga a sus habitantes, con frecuentes contactos con Portugal, a dar un rodeo de más de 100 kms, cuando entre los dos pueblos hay apenas 20 kms. Es una vieja reivindicación de los pueblos de la frontera, un puente sobre el Tajo, siempre prometida y nunca ejecutada.

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Nosotros dejamos las blancas calles de Cedillo, y a sus habitantes despidiéndonos, para tomar por el Camino de la Carrasquera, buscando acercarnos a las aguas del Tajo.

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El camino es ahora más llano, flanqueados por lo que aquí conocen como Huerto de La Señorita y Huerto de las Parreras, la concentración pone un poquito de color en el paisaje.

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 Entre estos pequeños valles, que forman la sucesión de lomas y sierras, se encajona el Tajo camino de Portugal. Una foto fija del bosque mediterráneo y de la vida agrícola de frontera. Un rincón alejado de todo y muy apetecible.
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La frontera administrativa no afecta a la vista, frente a nosotros está Portugal y el pueblo de Vila Velha de Rodao.

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Una de las mejoras visibles en el Parque Natural del Tajo Internacional es la señalización de las rutas, un trabajo que hace accesibles y cómodas muchas de ellas. Y no han olvidado detalle.
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Descendemos ya por la Carrasquera para atravesar el que llaman Regato del Pueblo.

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Algunos de los tramos de la ruta son una delicia, este que nos eleva hasta la Loma de la Foz, cuenta con una cómoda pasarela en zig-zag.

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La aguas del arroyo evidencian un otoño e invierno generoso en aguas
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El pequeño sendero nos obliga a caminar en fila india, atentos a las indicaciones que enriquecen el camino. Y al barro que se pega a los pies a cada paso.
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Al ascender, el Tajo se muestra en todo su esplendor; frontera natural de Iberia: esta orilla es española, la de allá portuguesa, las aguas aquí, internacionales.
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Pasamos a tierras portuguesas navegando por las aguas del Tajo, desde el embarcadero que se ha construido para dar servicio al barco ‘Balcón del Tajo’ que recorre esta parte del río. Nosotros lo hacemos en pequeñas lanchas.

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La organización ha dispuesto varias barcas que traen y llevan a los senderistas por los apenas 800 metros que nos separan de Portugal, al fondo la presa de Cedillo que recoge las aguas del Tajo y el Sever.

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Superado el tramo navegado, iniciamos la marcha por tierras portuguesas, caminando paralelos al río Tajo, ya convertido en uno. Buscando el Camino del Forno.
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El Tajo estrena, justo aquí, su travesía por tierras portuguesas; después de regar cuatro regiones y seis provincias españolas. 47 kilómetros de frontera natural terminan aquí, ya sólo quedan 145 kilómetros antes de terminar en el Océano Atlántico. En este punto, el río más largo de España, se pasa al lado luso.
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Dejamos a un lado las aguas del Tajo y enfilamos hacia la zona del Monte do Pombo, un pequeño valle en fase de repoblación donde aún quedan muchos eucaliptos de antiguas plantaciones hidrográficas.
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Tras el ascenso al monte Remedios, muchos de los caminos aparecen anegados, hay que buscar pasos alternativos, imposible cruzar por ahí.
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Antes de acometer el último trayecto hacia Montalvao hay prevista una parada para reponer fuerzas
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Aprovechamos para refrescarnos, vino de pitarra de la Sierra de San Pedro para continuar el camino, hasta ahora llevamos 15 kilómetros, aún nos quedan 5 más.
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Portugal, monte bajo en Salmieirinhas
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Última parte de la ruta por un camino vigilado por alcornoques junto al Monte Pombo
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La ruta pasa junto a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios; Portugal se reconoce por sus colores y sus suelos adoquinados, conserva ese aire colonial que mantiene en toda su arquitectura.
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Por la Tapada de Cardeirinha nos vamos acercando a Montalvao, situado sobre el Monte de San Andrés.
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En Montalvao nos reciben a ritmo de tambores, nos espera una buena comida para terminar la ruta.
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La carpa en la que nos refugiamos de la lluvia que, ahora sí, ha hecho presencia, un quinteto de músicos  hace las delicias de todos, pasadobles y fados se mezclan para que los más atrevidos se marquen alguna pieza, después de repuestos con abundante comida, aún quedan fuerzas para bailar un poquito.
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A buscar el autobús de vuelta; debemos atravesar Montalvao, villa portuguesa, un pueblo alentejano de postal: la colina suave y verde, la aldea arriba en lo alto esparciéndose por las faldas del monte San Andrés, esta es la iglesia que le da nombre. Los españoles suelen acudir aquí atraídos por el marisco que se come en sus restaurantes, desde Cedillo se tardan apenas quince minutos, siempre que sea fin de semana.
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Termina la ruta 20 kilómetros después, el día daba agua, aunque la lluvia sólo hizo acto de presencia en un par de ocasiones, la más fuerte justo al terminar la caminata, por suerte. Las huellas de las abundantes precipitaciones quedan patentes en nuestra ropa. Caminos anegados y barro constante han dejado su firma; los pies también lo notan.
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Ha merecido la pena. La ruta prometía y no ha defraudado, el recorrido nos deja la sensación agradable de que La Raya, la frontera hispano-portuguesa, sólo existe en los mapas y que los caminos se comunican sin problemas, desayuno en España, comida en Portugal, un recorrido por el Parque Natural del Tajo Internacional, una esquinita europea que merece la pena ser visitada. La edición número XV, ya está en marcha, habrá que volver.

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

 

Ruta por el parque natural de Las Batuecas GR 10

 

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 El parque natural de Las Batuecas y la Sierra de Francia, Salamanca, ofrece un sinfín de posibilidades para el senderismo, son muchas las rutas que recorren esta fantástica comarca que, por otra parte, es un referente turístico por la variedad de lugares que visitar y por su extensa red de alojamientos. Nosotros hemos recorrido parte del GR 10 (gran recorrido, una de las grandes rutas que atraviesan la península incluido en la Red de Senderos Europeos de Gran Recorrido, el GR 10 comienza en la localidad valenciana de Puzol y termina en Lisboa) en este caso cubrimos la distancia entre Miranda de Castañar y La Alberca. 18 kms de dificultad media que hicimos con el club de senderismo La Vereína. Fue en otoño y el paisaje era toda una paleta de colores.

El track de la ruta es de Juan Antonio Mostazo, en dos partes: track 1 y track 2

Y aquí comenzamos la caminata, en Miranda del Castañar, un pequeño pueblo salmantino apoyado sobre una  loma que lo eleva por encima de valles y sierras del parque natural de Las Batuecas

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El Parque Natural de Las Batuecas forma parte de las estribaciones occidentales de la Cordillera Central. El Parque se establece en la divisoria de dos cuencas hidrográficas: los ríos Alagón, Francia y Batuecas vierten al Tajo, mientras que el Agadón pertenece al Duero. Es un lugar mágico, lo vais a comprobar.
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El pueblo conserva su belleza medieval. Las calles de Miranda del Castañar son de arquitectura tradicional de sierra y encontramos mas de 90 escudos nobiliarios en sus paredes, lo que nos da una idea de la importancia de este pueblo en los siglos XVI – XVIII.
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Salimos del pueblo por el camino de la ermita de la Virgen de la Cuesta, patrona local, por una calzada empedrada, antigua senda para subir a la villa.
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Descendemos por un pequeño bosque de robles y castaños, buscando el curso del río Francia y del arroyo de San Benito
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Algunos metros por una pequeña carretera local, nos indica la distancia y desvela nuestro destino intermedio, Mogarraz y nuestra meta, La Alberca. Frente a nosotros la sierra de Los Callejones
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La vegetación serrana de la zona nos acompaña durante todo el camino, mientras pasamos junto al arroyo de Nuñoperro. El otoño es visible.
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Dejamos la carretera y enfilamos por el Teso del Lego, una pista amplia y cómoda por la que transcurre esta primera parte del camino.
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El colorido que deja el otoño en el camino convierte el paseo en una sorpresa constante. Comenzamos a subir poco a poco.
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Ascendemos hacia el Juanillo, una pequeña sierra que se junta con el paraje de El Varino, un cruce  de caminos muy transitado
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Luego bajamos rápidamente hasta el arroyo Milanos de las Pisneras que cruza un pequeño puente medieval cubierto por las hojas, el Puente del Pontón, aquí el sendero coincide con el denominado Camino del Agua que terminaremos en Monforte de la Sierra
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El arroyo corre generoso y protege una vegetación frondosa que disfrutamos encantados. Justo antes de acometer un ascenso pronunciado y duro por la zona de Los Pontones
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Una subida que nos lleva hasta Mogarraz, justo cuando el bosque se abre, comido ya por pequeños huertos y algún mirador que nos permite coger aire.
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La villa de Mogarraz está declarada bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico en 1998, presentando una estructura urbanística de trama típicamente medieval, con calles estrechas y trazado regular.

Aquí nos encontramos con una sorpresa añadida: la exposición Retrata2-388 Una singular muestra del artista Florencio Maíllo, son 388 retratos realizados en base a las fotografías que en los años 40 mando hacer el alcalde mogarreño a todos los habitantes mayores de edad para el carnet de identidad. Más de medio siglo después esos retratos, hoy cuadros, cuelgan de las fachadas donde viven, o vivieron cada uno de sus protagonistas. Preciosa idea que supone un valor añadido a la visita a la localidad.
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Dejamos Mogarraz, su fachadas y las miradas de sus habitantes inmortalizadas en las paredes del pueblo.

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Salimos de Mogarraz para retomar el Camino del Agua hacia las denominadas Pasaeras del Bocino, un lugar que se hunde, de nuevo, en la sombra de sus bosques.

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Una de las singularidades del Camino del Agua es que está salpicado de obras de arte de jóvenes artistas, esta que veis es de Virginia Calvo y recibe el nombre de Serena, está situada justo al lado del río Bocino

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Esta parte del camino es de las más bonitas de la ruta, transitamos por la zona de la Heredad, imersos en un paraje bellísimo que nos va a llevar hasta el pequeño pueblo de Monforte de la Sierra, al salir comenzará uno de los ascensos más duros de la ruta, son apenas 500 m pero de una pendiente muy elevada que nos conducirá hasta el alto de Los Caños

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Enfilamos por la zona de Las Suertes junto a una pequeña acequia que nos acompañará a lo largo de un par de kilómetros

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Enpequeñecidos por la magia de sus bosques caminamos con destino La Alberca, esperando que la lluvia, que ya amenaza, no haga acto de presencia mientras recorremos Matacabezas y Vaquero, dos parajes bien distintos, sierra y llano

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En la ermita de Majadas Viejas decidimos hacer una pequeña parada para reponer fuerzas, protegidos por su porche que la lluvia nos acompaña desde hace rato

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Por el robledal que aquí conocen como las dos carreteras, la que conduce a Mogarraz y la de Sotoserrano, nos acercamos a La Alberca

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Pasamos cerca del área recreativa de Fuente Castaño, la ruta termina.

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La Alberca nos recibió con una lluvia fuerte que nos obligaba a refugiarnos, esta imagen es de una ruta anterior, era imposible hacer fotos bajo la tromba de agua que se unió al grupo. La Alberca destaca por su arquitectura popular, la historia no aclara si fue una judería o el arrabal de Damasco, hoy es una feria  al servicio de los miles de visitantes que recorren sus calles.

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El parque natural de La Batuecas que comparte algunas esquinas con las Hurdes cacereñas, es un lugar ideal para el senderismo, hay infinidad de caminos muy cuidados. Si venid hasta aquí no dejéis de subir a la Peña de Francia, unos de los rincones más bonitos de la comarca y una de las sierras más altas en muchos kilómetros a la redonda. La ruta termina aquí, algunos, o muchos, seguirán por el GR 10 hasta la Sierra de Gata y Portugal para hacer un camino que acaba en la mágica Lisboa.

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Subida al circo de Hoya Moros. El Calvitero y La Ceja. Gredos

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 La afición al senderismo tiene un paso más: la montaña. Cuando pruebas la experiencia de ascender a la cumbre, por lo general, repites. Coronar una cima de 2.500 metros te da la satisfacción de contemplar un paisaje abrumador. Gredos ofrece múltiples posibilidades para montañeros y senderistas. Es una excelente opción de viaje pues el Sistema Central y la Espacio Natural de Gredos son más que recomendables por paisaje y paisanaje. Esta ruta es una de las clásicas de la zona y una de las más bonitas porque te permite coronar dos cumbres: El Calvitero (2.397 metros) y La Ceja (2.428 metros), el pico más alto de la provincia de Salamanca y descender al circo glacial de Hoya Moros donde nace el río Cuerpo de Hombre que baña el Valle del Ambroz. 14,5 kms de dificultad media-alta y que se tardan casi 7 horas en completar. En la montaña, la distancia no se mide en kilómetros, si no en tiempo.

(Os dejo el Track para GPS realizado por José Luis Cabrera, que organizó la ruta)

El inicio se hace desde el aparcamiento de El Travieso, más arriba de la plataforma de Candelario, a 1.800 metros de altura, la ruta comienza con una visión amplia de la Sierra de Béjar.

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Y ya no te lo piensas, porque en cuanto arrancas a andar, comienza el ascenso y la parte más dura de la ruta con desniveles del 20%, así durante los 2,8 kms primeros.

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A medida que subes el paisaje se engrandece, si vuelves la vista atrás contemplas la sierra de Cabeza Gorda, Peña Caballera y el Picacho y pueblos de la comarca como Nvacarros, Vallejera de Riofrío o Palomares de Béjar

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Pero no te puedes parar, el ascenso lo hacemos entre los parajes de El Travieso y Hoya Mayor camino de la Cuerda del Calvitero

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Y sigues ascendiendo y aparecen Béjar y Candelario, desde aquí el aparcamiento parece muy lejano.

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Alcanzamos la sierra, la Cuerda del Calvitero por El Quemal, estamos a 2.300 metros de altura y, por fin, la pendiente se suaviza.

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Recorremos la cumbre durante un kilómetro buscando el pico más alto, aquí el aire sacude con fuerza, un viento frío, helador

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El paisaje se sigue descubriendo, aparece el embalse de Navamuño, a la izquierda el pico de La Muela y a la derecha Peña Negra

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Arriba aún hay nieve y nada mejor que retratarse con ella, aquí apenas 1 grado de temperatura, en Cáceres capital este día superaban los 20 grados

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Frente a nosotros todo el Parque Regional de la Sierra de Gredos y la Cuerda de los Asperones, debajo Las Lagunas del Trampal.

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Montañeros y senderistas nos rendimos al espectáculo, pasear por la cumbre, sobrecoge.

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Al fin llegamos a la parte más elevada de la cuerda del Calvitero, 2.397 metros, y hasta los cerros y montes se quedan pequeños, enfrente el Valle del Ambroz y la Sierra de Francia.

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Es difícil explicarlo, cuando estás arriba con el viento frío en la cara  y te paras a mirar a tu alrededor, tienes la sensación de ser mucho más pequeño, recorres el paisaje con la vista y disfrutas de un mapa real que te lo enseña todo.

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Es como enorme maqueta que se dibuja, diferente. Esta es una de las razones por las que coronas una montaña, para poder contarlo.

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Nos dirigimos ya al segundo ascenso, hasta el Canchal de la Ceja, a 2.401 metros, la elevación más alta de la provincia de Salamanca, todavía con restos de nieve

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Las elevaciones parecen suaves, es una montaña dentro de la montaña, a medida que te aproximas descubres que aún queda un buen trecho por subir.

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Sorprende lo pequeños que somos en un lugar tan grande, e inhóspito, en invierno estas cumbres deben ser peligrosas.

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Seguimos subiendo por la zona de Las Agujas hacia la cumbre más alta de todas

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 El Canchal de la Ceja, 2.428 metros de altitud, desde aquí la Sierra de Gredos parece un mar de montañas, mires donde mires, la vista se pierde en el horizonte.

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Ahora descenso hacia Hoya Moros por la loma de la Culebrilla, atentos a los pasos, la bajada es complicada.

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Delante de nosotros, Los Hermanitos, antes de descender al circo,

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Queda todo la bajada de la loma para llegar al circo glacial y disfrutar de sus dimensiones y su belleza

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Delante de nosotros, El Calvitero y la zona donde se encuentra la Cueva de Hoya Moros, abajo el Circo

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En la montaña aprendes que las bajadas, los descensos, son mas duros que la subida y en ocasiones más peligrosos, puedes salir rodando sin mucho esfuerzo

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Las dimensiones del Circo de Hoya Moros son inmensas, nosotros al lado de estas rocas de tamaño descomunal, somos apenas un punto

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Aquí en el circo glacial nace el río Cuerpo de Hombre, en estas cumbres comienza el recorrido de un curso que morirá en las aguas del río Alagón y luego en el Tajo.

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Aprovechamos para reponer fuerzas y disfrutar del paisaje magnifico que ofrece El Calvitero

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No se puede parar mucho, luego cuesta arrancar, y hay que hacerlo subiendo… otra vez

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El parque regional de Gredos y sus sierras, un territorio plagado de rutas, senderos y propuestas

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Desandando los pasos por la cuerda del Calvitero

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La parte dura de la ruta es el descenso por el Quemal hasta el punto de salida, 3 kilómetros de bajada

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Las rodillas tienen un duro trabajo por delante, acompañarse de bastón ayuda bastante

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El paisaje vuelve al verde, abandona el tono tierra, los colores helados de las cumbres donde sólo hay roca suelta, piedra rota a causa de los fríos y el viento de la montaña. Nosotros finalizamos la caminata, satisfechos y el recuerdo que te bajas de un camino único

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Gredos es un paraíso para el caminante, una vez que lo has probado quieres volver a pisarlo. La montaña, es el paso siguiente, la aventura de la naturaleza que comienza en senderos y veredas, termina aquí en la cumbre. Y merece la pena.

                                                                                                                ©vicentepozas2013

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Ruta por Carmonita. Sierra de la Lombriz

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Track de la ruta

Esta vez nos trasladamos a la localidad pacense de Carmonita, la ruta de 22 kms, organizada por la Mancomunidad Lácara-Los Baldíos, recibe el nombre de Ruta de los Garbanzos porque termina con una deliciosa garbanzada que ofrece el equipo de Dinamización Deportiva de la Mancomunidad. Carmonita se sitúa en el triángulo entre Cáceres, Badajoz y Mérida, por tanto, es fácil encontrar alojamiento. El camino es precioso, transcurriendo entre dehesas agrestes de alcornoques y encinas, algunos ejemplares impresionantes. Pasamos junto al Dolmen de Carmonita, y seguimos ascendiendo para llegar al primer avituallamiento en la Sierra de la Lombriz, plagada de Jaras y eucaliptos, y disfrutaremos a lo largo de esta travesía de espectaculares vistas del Alcuéscar, Casas de Don Gomez, y todo el Valle del Lácara con los Embalses de Cordobilla de fondo. Así llegaremos al 2º punto de avituallamiento hasta el punto mas alto de la ruta, casi 800 metros, para seguir disfrutando de las vistas y descender finalmente por el balneario del Trampal.

 La ruta se inicia en la pequeña plaza de Carmonita, junto a una carpa instalada para la ocasión en la que somos agasajados con un café caliente y unas migas extremeñas para templar el cuerpo en una fría mañana de otoño.

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La niebla de la mañana quiere retirarse y deja, nada más salir, imágenes maravillosas de esta comarca extremeña, este es el Cerro de Quebrantahuesos, descubriéndose a nosotros.

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Partimos por el Camino de Aldea del Cano, junto al regato de San Blas. Una zona entre sembrados y dehesa; esta es la Dehesa de Carmonita, bellísima y bien conservada.

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Lo primero que nos encontramos en el camino es el Dolmen de Carmonita. Bien como sepulcro colectivo, o incluso posiblemente como marca del territorio donde habitaba un grupo indígena, si no mezcla de ambas funciones, el dolmen de Carmonita es un sencillo, bello y buen ejemplo de esta construcción de tipo megalítico elevada en medio del bosque mediterráneo.

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Junto al Arroyo de la Huerta y en las zonas más bajas, la lluvia caída los días antes ha dejado los caminos anegados y obliga al caminante a buscar el paso alternativo, aunque siempre hay valientes que desafían los charcos, protegidos por el calzado adecuado.

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Atravesando la Huerta del Cortijo del Corral la dehesa se despereza y se libra de la persistente niebla, dejando a nuestra paso una imagen deliciosa del bosque mediterráneo.

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Entre La Sierra y el Cerro de los Albercones persisten las nubes bajas y el frío de la mañana se pega a nosotros para alargar esta gélida mañana otoñal.

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La dehesa ha sido rota por las obras del futuro trazado del AVE que nos vemos obligados a cruzar, una herida en esta zona virgen que nos acompañará durante algunos kilómetros.

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Atravesamos el paraje de El Rosal donde encinas y alcornoques dan paso a algunos rayos de luz que dibujan el camino ancho, amplio y cómodo. No hemos comenzado el ascenso hacia la serranía de San Pedro

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Paseamos junto al Cerro de las Cañas por la Huerta del Rosal antes de iniciar un suave ascenso que se irán endureciendo poco a poco. A esta alturas las piernas ya están calientes y soportan los cambios del terreno. La lluvia de este otoño deja el campo listo para ser disfrutado.

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Estas mañanas de fuertes y sorprendentes contrastes son recomendables para que las fotografías dejen ese halo de misterio que siempre proporciona la niebla.

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El primer avituallamiento se realiza tras el primer ascenso, en la zona conocida como Puerto Viejo a 557 metros de altura, la niebla aquí es más densa, se agarra todavía.

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Ahora sí comienza el desnivel más duro de la ruta, la Sierra de La Lombriz. La organización ha previsto dos trazados, para los más preparados de casi 22 kms. y para quienes ya no quieran continuar la ascensión de 16, así evitarán las últimas pendientes a la zona más alta de la serranía.

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En este bosques de eucaliptos y jaras se cosecha miel, aunque el frío a esta hora mantenga a las obreras aletargadas, por suerte para nosotros.

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Más arriba en el Cerro del Canchal la densa nube nos impide disfrutar de las vistas de la dehesa y su entorno, pero esto tiene su magia, no hay mal que por bien no venga.

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Afortunadamente, y tras un par de kilómetros la niebla comienza a retirarse y nos descubre un paisaje regalado por la altura.

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A veces en el camino hay que sortear imprevistos, la caída de un árbol impide el paso y nos obliga, a los pocos que hemos decidido continuar el ascenso, a remontar el alud de tierra que bloquea el sendero. Nada que no se pueda hacer entre todos.

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Desde el Puerto del Trampal, se observa, o debería, la vecina comarca de Montánchez, hoy la niebla deja sólo esta imagen y entre las nubes sólo asoma la Sierra montanchega y  sus antenas.

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En frente, la niebla se ha retirado y la comarca de Lácara aparece así, a la izquierda el Balneario del Trampal, al fondo Carmonita, punto final de la ruta.

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Lo llaman el Valle Hondo, una zona que muere en las sierras de Aljucén y el Parque de Cornalvo a la izquierda. Extensas dehesas de uso ganadero mantienen el paisaje.

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Comenzamos el descenso por el llamado Puerto de Carmonita en una hondonada por donde corre, cuando hay agua, el río del Trampal de Carmonita.

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El descenso acusado por la ladera de Peña Parda nos adentra, de nuevo, en la dehesa que dejamos al encaramarnos a la sierra.

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De nuevo grandes alcornoques nos salen al paso, caminos anegados, tierra roja, en El Pajonal.

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Así llegamos a uno de los secretos de la zona, el Balneario Fuentes del Trampal, que aunque esté en tierras pacenses pertenece al término municipal de Montánchez, un lugar muy frecuentado por quienes buscan tranquilidad y un poco de reposo

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Por el camino de Alcuéscar, después de dejar pasar muchas fincas y pequeñas explotaciones agrícolas retornamos a Carmonita.

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Tiempo para volver la vista y observar la Sierra de la Lombriz, que ahora se antoja lejana pero que hemos disfrutado hace apenas una hora. Desandamos el camino con la vista.

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Entramos en Carmonita después de 22 kilómetros y cinco horas de camino, la ruta ha merecido la pena….

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… y el premio final también porque nos espera un exquisito plato de garbanzos del que damos cuenta sin demora. Termina la Ruta de los Garbanzos, ha sido la tercera edición. Los dinamizadores deportivos de la comarca Lácara- Los Baldíos trabajan para dar a conocer su territorio a base de rutas de senderismo en un programa que denominan 7 rutas 7 y que se extiende a lo largo del año.

PA200234phUna más, no van pocas pero quedan muchas. Esta vez hemos conocido una comarca, una localidad y sus sierras que siempre nos llaman desde la carretera cuando viajamos de Cáceres a Mérida, o viceversa. Merece la pena venir, otro lugar para recorrer, andando Extremadura.

©vicentepozas2012

Ruta por los Bosques del Ambroz

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Cada otoño el Valle del Ambroz, en el norte de Cáceres, experimenta una transformación que no deja indiferente a nadie, sus bosques de castaños, robles, alisos, chopos, olivos, encinas y alcornoques ofrecen una gama de colores inimaginable. Un espectáculo en las faldas de las montañas de Gredos. Desde hace quince años los habitantes de esta comarca lo han llamado ‘Otoño Mágico en el Valle del Ambroz’ y lo celebran por todo lo alto. Lo pone de manifiesto la oferta turística, sus recursos y sus variadas posibilidades hoteleras, por ello, cada vez más gente disfruta del Valle del Ambroz, también en otoño.

Entre las muchas actividades que incluye el programa están las rutas senderistas, la más conocida es, sin duda, la denominada ‘Los Bosques del Ambroz’, 22 kilómetros de puro placer que comienzan en La Garganta y terminan en Segura de Toro, dos pequeñas localidades de montaña que son un reflejo vivo de que aquí arriba, el otoño es magia pero la vida no es tan bucólica.

Nosotros vamos a recorrer este Sendero Local de la mano del Grupo de senderismo La Vereína un día de primeros de noviembre, una jornada en la que no faltará ni la lluvia, ni la niebla, ni el sol. Arrancamos en La Garganta subiendo el Cerro de Cabezo Grande, en dirección al Cordel del Berrocal.

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El otoño asoma en cuanto las pocas casas del pueblo nos dejan ver el paisaje, se intuye el bosque entre la niebla.

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Ascendemos nada más comenzar, los primeros setecientos metros de camino son de subida, el resto nos llevará hasta la zona más baja del valle.

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La primera visión es la de este bosque de pinos, arboledas destinadas a madera que arropan antiguas costumbres de antaño…
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La primera es este antiguo Pozo de Nieve recuperado para que no se pierda la tradición y el recuerdo de los viejos oficios. La nieve siempre estuvo ahí, pero comienza a valer dinero cuando en el siglo XVI se pone de moda el gusto por los refrescos, los helados y las bebidas frías. Los boleros hacían bolas de nieve que atrevesaban con un palo de roble que dejaban al raso para que se endureciese.
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Las bolas de nieve eran arrojadas al pozo donde se aplastaban y compactaban, eran separadas cada poco con capas de paja para facilitar el corte. La nieve se convertía en hielo, se troceaba y era transportada en mulas hasta pueblos y ciudades, llegaban incluso a Plasencia. Hoy es un lugar de visita.
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Tras caminar unos metros por la carretera local que une Hervás y Candelario, cruzamos el antiguo cordel ganadero del Berrocal y comenzamos el descenso por la zona llamada del castañar
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Robles y castaños dibujados, intuidos, hoy entre la niebla, una humedad de bosque que se manifiesta en colores.

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Se intuye un paisaje formidable, cada oquedad del camino enseña un trocito de otoño. Seguimos bajando, un descenso desde los 1200 metros de altitud hasta los 850 metros.
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Un festival de colores, un cuadro dibujado con infinitas luces, tantas como el día. La bajada nos lleva hasta el río del Valle, entre la Cerrada de Venera y la Cerrada del Santo

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La zona más baja del valle, que llaman de Santihervás, guarda un curioso bosque, el bosque galería, bosque de ribera o soto, de vegetación riparia, es decir, que sobrevive fundamentalmente por la humedad del suelo, ahora una zona inundada por el agua abundante de este otoño
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Una ribera, la del río del Valle que dibuja rincones como este

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Junto al bosque beneficiados por la humedad, verdes prados que parecen postales. Obligados a atravesar uno de ellos porque el camino estaba inundado
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Más postales, más imágenes bucólicas, más otoño… Ambroz

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Nosotros volvemos al bosque galería, sorteando el agua, las ramas y los árboles que caen cada otoño

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Antiguas viviendas, ahora abandonadas, sobreviven a los años, pero nos regalan paisanaje

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A vueltas con el bosque galería, cerca ya de Hervás, donde la humedad es más que palpable, fijaos en los troncos de los árboles, cubiertos de hiedras

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Es un placer caminar por esta pequeña selva fluvial, un rincón de agua, bosque, un sendero atravesado por troncos, agua, y hojas que lo hacen más apetecible

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De repente el paisaje cambia, ahora rodeados de helechos y castaños caminamos por el Llano Velilla, cerca de otra ribera, esta la del río Balozano que atravesamos por el Puente de la Tejea.
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Este río va a morir más adelante a las aguas del río Ambroz que da nombre al valle

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Los puentes y túneles de la antigua Vía de la Plata, el ferrocarril que unía Cáceres con Salamanca, son visibles en el recorrido. Un camino de hierro que dejó de usarse en 1985. Hoy son un valor añadido en el camino

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Y llegamos a Hervás, su barrio judío y el río Ambroz, saludan a la comitiva

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Atravesamos el pueblo por las callejuelas de su barrio judío, con calles asimétricas que evitaban los rigores del viento y el frío del invierno

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Tras dejar la población, tomamos el camino de Gargantilla, la próxima parada, por el impresionante castañar de Hervás donde nos visitará la lluvia
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Este bosque es el señor del Ambroz, el que le da fama, ahora es refugio y deleite de seteros, entre los helechos hay verdaderas joyas gastronómicas, damos fe de ello.
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Antes de la lluvia, pudimos comer en la zona de los Janchales, justo en el camino, que de andarlo, nos llevaría al Camino de la Sierra o Pista Heidi, otras de las rutas más conocidas

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Atravesamos la Garganta de Andrés antes de hundirnos en el Castañar del Duque, al abrigo de la lluvia que se volvía generosa

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Al salir del bosque pisamos un camino vecinal en la zona de los Conejiles que nos lleva hasta Gargantilla, una pequeña localidad que es final, o principio, de la Ruta de las Juderías, uno de los tramos del GR 10.
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A partir de ahora el paisaje es diferente, hemos dejado atrás los grandes bosques de sierra y nos adentramos en la dehesa de Gargantilla.
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Aún sobre la atalaya del camino, el Valle del Ambroz se muestra impresionante en su parte más baja

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Esta es la fotografía del camino ahora, abajo dehesa, arriba bosque, el Castañar del Duque, una joya natural
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Pequeños robledales se alternan con encinas y alcornoques, por un sendero que sigue mostrando los rigores del exceso de agua.

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Bosques mágicos en dehesa, tan atrayentes como las grandes masas de la sierra, con personalidad propia, ya falta poco para finalizar la ruta

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El camino comenzó arriba entre pinos, castaños, bosques y ahora en la dehesa, cuando 20 kilómetros en los pies empiezan a pesar un poquito, rincones como este animan a seguir andando
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A pesar de ello quedan fuerzas para sortear otro nuevo arroyo, hemos perdido la cuenta de todos los que ha habido que cruzar, el siguiente será el de llegada

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Robles y luz, agua en la dehesa del Palancar, nos espera la meta.

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En la falda del Cerro Picute, Segura de Toro saluda al caminante, aquí terminamos

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Disfrutando de un otoño dibujado, de colores; tras las lluvia, los últimos rayos de sol nos enseñan los secretos del valle, el origen de la magia, lo peculiar del otoño, árboles de oro y ocres. Camino agradecido
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En Segura de Toro, descargamos los pies, refrescamos la garganta y hablamos del camino. Cada uno guardará sus propias imágenes en la memoria, pero todos compartimos una parte de la ruta que hemos grabado en los pies. Así se mira el valle, paisaje y paisanaje, otoño iluminado.
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Teníamos ganas de volver al Valle, de oler el Ambroz, hoy lo hemos recorrido con los chicos de La Vereína y todo salió según el guión. Incluida la lluvia. Otoño Mágico, bosque poseído, cada vez que venimos, un trocito de nosotros se queda en el castañar. No sé si al regresar, volvemos a recorgerlos o a dejar un pedacito más. No lo sé, pero el Ambroz, cada año nos llama más fuerte. Otoño merecido. Agua generosa, tierra agradecida. Andando Extremadura.-

                                                                                                            ©vicentepozas2012


Cáceres. Ruta por la Sierrilla y Sierra del Lobo

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Los alrededores de la ciudad de Cáceres son un enjambre de rutas, caminos y senderos; muchos son sendas rurales, otros acceso a fincas, cañadas reales y algunas rutas senderistas por pequeñas veredas que tienen la peculiaridad de ofrecer una vista de la ciudad nada habitual a los ojos. Esta de hoy parte de la popular Sierrilla cacereña y discurre por el cerro del Lobo, tiene apenas diez kilómetros pero podemos alargarla todo lo que queramos enlazándola con otros recorridos. A pesar de su cercanía al núcleo urbano, que cuenta con una variada oferta hotelera, conserva la vegetación dehesa y de bosque mediterráneo. Son caminos muy transitados fáciles de hacer pero vistosos como veréis en las imágenes. Partimos de la sierrilla para tomar la cañada del Casar de Cáceres. Desde aquí los Llanos de Cáceres ofrecen una imagen amplia y tranquila, una alfombra llena de vida
Descendemos por la Sierrilla, hacia el Norte, y enseguida se sitúa a nuestra derecha el Cerro Otero, hay varios caminos, hacia la izquierda podemos llegar hasta el pueblo de Casar de Cáceres, hacia la derecha llegaremos al centro urbano por el barrio de Sanmarquino.
Caminos limpios, muy usados, despejados por el paso de vehículos, bicicletas y personas. Vegetación mediterránea muy abundante.
Pese a la cercanía del bullicio de la urbe quedan restos de la actividad ganadera de antaño. Cabras en primer plano, edificios al fondo.
Nosotros charlamos un rato con Guillermo, uno de los últimos cabreros que quedan en la ciudad. Los animales conocen el camino, aunque no dudan en colarse en algunas fincas en busca de apetitosas flores.
La Universidad Popular de Cáceres señalizó estos caminos hace algunos años en un proyecto para recuperarlos, desafortunadamente la falta de mantenimiento ha terminado con muchas de las señalizaciones, algunas se mantienen en pie
Llano, dehesa, olivares se entremezclan en los límites de esta fronteras de lindes y vallas. Una imagen de uso y abandono de tierras de labranza que la maleza conquista. Esta es la ladera del cerro Otero, frente a nosotros se extiende la penillanuera cacereña.

Dehesas llenas de vida que en primavera ofrecen estampas muy coloridas

Giramos a la derecha, hay un pequeño poste que marca el desvío junto a la linde de una finca, pero hay que estar atentos. El cerro del Lobo muestra su bosque mediterráneo.

El camino se averigua, es fácil seguirlo, no tiene pérdida.

Comenzamos la ascensión a lo alto del cerro, una de estas elevaciones que siempre hemos visto, pero no habíamos coronado. A disfrutar de sus vistas.

A medida que ascendemos, descubrimos los límites de la ciudad, al fondo el Polígono ganadero.

Los Llanos de Cáceres  y Gredos a lo lejos.

Arriba tenemos unas panorámicas de Cáceres poco habituales que cambian el perfil de la ciudad. La torre de la Plaza de Italia, la parte antigua y la sierra de la Mosca detrás.

La Plaza de toros y la Iglesia de Santiago

Cáceres, entre colinas, se ve así desde el cerro del Lobo.

La zona de Mejostilla, una de las grandes expansiones de Cáceres.

Comenzamos el descenso por un pequeño sendero que nos llevará hasta la carretera del Casar de Cáceres y Sanmarquino

Frente a nosotros el Paseo Alto se encara a la vista. Cáceres parece Roma, la ciudad de las siete colinas.

El sendero nos lleva hasta una de las rotondas de la Ronda Norte, mientras bajamos hasta la carretera, la ciudad se alarga con el Parque del Príncipe a la derecha de la imagen
Tomamos un pequeño camino a la derecha que da acceso a las fincas más próximas y que sube hasta la Sierrilla, por el antiguo cordel del Casar de Cáceres y la Vía de la Plata. Aún hay pequeñas explotaciones ganaderas, más testimoniales que prácticas.
La arquitectura rural ofrece estos accesos tan vistosos, en la mayoría de los casos en desuso pero bien conservados, hoy son un valor añadido de la finca

Al ascender por la Sierrilla descubrimos, al fondo, la localidad de Casar de Cáceres

Hoy estas parcelas mantienen su esplendor antiguo, aunque ahora su uso sea más orientado al ocio y segundas viviendas

Desde aquí se observa el cerro del Lobo donde hemos estado

Ya desde la Sierrilla la ciudad parece más lejana pero es solo un efecto óptico, el ruido está apenas a un par de kilómetros.
Así termina esta sencilla ruta, de dificultad baja pero de paisajes  sorprendentes porque rozan una ciudad enclavada en mitad de parajes rurales bien conservados. Está bien adentrarse en estos caminos, atreverse a abandonar las zonas asfaltadas, los carriles trazados por un urbanismo más moderno, más orientados al ocio y el paseo, pero al fin y al cabo,  ordenados por normas; carreteras, paseos ornamentados que hacen olvidar que, justo al lado, el espectáculo te embauca con solo olerlo. Una capital de provincias permite encantos como este.-
Preparados para la próxima ruta.
©vicentepozas2012

Ruta de Isabel la Católica. De Cañamero a Guadalupe

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La ruta de Isabel la Católica es una de las clásicas de la comarca de Las Villuercas. Se trata de un trazado que parte de la localidad de Cañamero y finaliza en la Puebla de Guadalupe. 15 kms de dificultad media cuyo punto más alto se encuentra en el Castaño del Abuelo a 980 metros de altitud. En esta ocasión la organizaba el área de dinamización deportiva de la Mancomunidad Villuercas-Ibores-Jara. Un día soleado nos acompañó durante todo el camino. Iniciamos la marcha en Cañamero, donde la organización ofreció avituallamiento.
Salimos de Cañamero buscando la rivera del río Ruecas por una arboleda que nos protege en los primeros metros
Bordeamos la piscina natural del Ruecas que aquí conocen como el charco de la Nutria buscando la primera de las sorpresas

Se trata de la Cueva de la Chiquita, en la que podemos encontrar pinturas rupestres y abrigos del Neolítico, pinturas rupestres de la Edad del Bronce.

Volvemos sobre nuestros pasos y cruzamos por la presa de la piscina que se cierra en verano para disfrute de bañistas. Es un rincón muy frecuentado y bastante bien preparado.

Dejamos la pequeña depresión del río para iniciar el ascenso por un pequeño cerro de monte bajo hasta llegar al embalse del Cancho del Fresno

La subida nos ofrece una vista global de la Cueva de la Chiquita que acabamos de visitar

Al llegar al borde del embalse nos deleitamos con una panorámica de las Villuercas que nos acompañará durante buena parte de la ruta. Enfrente la Sierra de la Madrastra y la Sierra de Sancho

Tomamos entonces un camino ancho que bordea todo el pantano y que mantendremos durante un par de kilómetros.

No ha sido año de lluvias y eso se aprecia claramente en el nivel del agua. Se trata de un embalse 15 hm3 construido en 1987 usado para abastecimiento y riego.

Paseamos entre pinos bordeando el pantano por la zona del Martinete

Así abandonamos las aguas embalsadas para adentrarnos en el Collado del Ventosillo

Se trata de un paraje de jaras, brezos y monte bajo rodeado de sierras que nos deleita con una visión de 360º de unos de los muchos valles de la comarca de las Villercas.

Las Villuercas tiene esta magia especial, las ondulaciones de la cordillera de los Montes de Toledo que la han convertido en referencia mundial al recibir el título de Geoparque Villuercas Ibores Jara

El Collado del Ventosillo tiene sus propias leyendas como esta de la Cruz de Andrade que recuerda la muerte un caminante a manos de un bandolero en 1844

La Mancomunidad nos deleita en este punto con un suculento aperitivo, un pequeño receso antes de encarar la subida hacia el punto más alto de la ruta.

Toca ascender hasta la Sierra del Águila

Detrás de nosotros la Sierra de la Madrila y el Risco Viejo

Aún podemos ver parte del Embalse del Cancho del Fresno detrás de nosotros

Esta pedriza recibe el nombre del Melonar de los Frailes

Ascendemos por la zona de las Ventosillas entre pinares

El repecho se hace más duro a causa del calor a medida que ascendemos

Casi arriba la zona se despeja en este paraje que conocen como las Alberguillas. La ruta de Isabel La Católica no está homologada todavía, aunque ya está bastante señalizada

El camino se hace más ancho, en zonas despejadas con restos de algunos pinos que sobrevivieron al incendio que arrasó parte de Villuercas hace unos años

Restos de lo que debió ser un enorme y frondoso bosque que no sobrevivió al fuego. Al fondo se vislumbra el paraje que alberga otro de los puntos de interés y la cota más alta de la ruta, 980 m de altitud.

Así entre pinares, cerezos y robles se mantiene, vivo aunque no lo parezca, el Castaño del Abuelo, uno de los árboles singulares de Extremadura.

Cuenta la leyenda que los Reyes Católicos descansaron bajo su sombra tras la conquista de Granada, a duras penas mantiene aquella prestancia de siglos, pero se sostiene en pie a pesar de sus oquedades

Un tupido ejército de robles lo vigila y lo rodea justo en lo alto del Collado de la Era del Pico Agudo que dejaremos a la derecha

La Sierra de Guadalupe se deja ver al fondo antes de iniciar al descenso a la puebla de Guadalupe

Dejamos a nuestra derecha el Pico Agudo, 1092 m, al que en el siglo XIV llamaban Mojón de Maltravieso

Nosotros conducimos nuestros pasos entre una fragosa y tupida vegetación compuesta por robles, castaños y madroños; entre los huecos del bosque se pueden ver los valles del Infierno y Valdegracia, donde se encuentra el Palacio de Mirabel, construido en el s. XV para recreo de priores y monarcas

En el camino encontramos la peonía, la rosa de los montes

Nos sorprende el ruido del nido de un picapinos que descubrimos en el hueco de un árbol

Frente a nosotros el pico Villuercas, 1601 m

El descenso descubre Guadalupe a donde dirigimos nuestros pasos

Justo antes de cruzarnos con la ermita de Santa Catalina, s. XVI, en medio de una explanada que la convierte en un mirador excelente de la comarca de la Villuercas, justo en el cruce del camino de Miramontes

La puebla de Guadalupe y el monasterio ofrecen una panorámica magnifica a medida que nos aproximamos

Termina el descenso, afrontamos la última parte del camino antes de ascender hacia la puebla

La última parte del recorrido discurre por el que llaman camino de Vallehermoso para atravesar el puente de Cañamero y continuar por el antiguo camino de peregrinos

Nuestros pies nos llevan a la Fuente del Piojo, a refrescarnos la garganta antes de entrar en la villa

La silueta del monasterio es visible siempre

Las calles de Guadalupe ya nos protegen y los múltiples vendedores de miel, dulces y aceite se acercan a recibirnos

La ruta ha terminado, lo hacemos con una foto de familia en la Plaza de Santa María de Guadalupe en la escalinata del Monasterio. Quince kilómetros y medio después de salir de Cañamero hemos completado el trayecto.

Otro recuerdo queda frente al castaño del Abuelo ante el que dejamos nuestra imagen

Ha sido una manera de conocer de cerca la belleza de Las Villuercas, son muchos los caminos, de peregrinos o no, que abonan la comarca. Un agradable paseo para descubrir que junto a excelentes compañeros de ruta se descubren muchas más cosas de las que ves; escuchar es una práctica que hacemos pocas veces, pero que enseña bastante más que las guías, los libros o los mapas. La experiencia de quienes conocen el camino te denuestra que nuestra riqueza se revela andando Extremadura.-
©vicentepozas2012

Ruta de Peñas Blancas. La Zarza

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El club de senderismo Peñas Blancas de La Zarza, antes llamada Zarza de Alange, organiza desde hace ocho años la Ruta de Peñas Blancas, un recorrido de 18 kms de dificultad media que nos lleva por unas parajes increibles e inesperados. Las panorámicas que nos ofrece la subida a la Sierra de Peñas Blancas o caminar por el valle de la Osa o Los Valencines son añadidos a una ruta que nos descubre un pequeño valle situado entre sierras, desconocido para muchos pero sorprendente. La ruta, magnificamente organizada, congregó a más de 1.000 personas, y allí estuvimos nosotros.

El día comenzó gris, pero esto no desanimó a nadie, todos esperábamos la salida impacientes


La salida del pueblo de La Zarza y, por tanto, los primeros momentos de ruta concentran a los participantes que irán dispersándose a lo largo del camino


Salimos de La Zarza por el camino de la Cueva de la Calderita recorriendo esta zona que llaman Huerta de San Antonio


El día quiere clarear y comienza a ofrecer imágenes magníficas

Los más rápidos en cabeza ya comienzan a ascender a Peñas Blancas, a La Calderita, la niebla cubre aún la sierra a primeras horas de la mañana

El camino se estrecha en la subida a la sierra y nos abliga a ir en fila de uno, este es el tramo más complicado de la ruta

A mitad de la ladera se encuentra La Cueva de la Calderita, perfectamente señalizada, donde encontramos pinturas rupestres, rastro de la presencia de los primeros pobladores de estas tierras

Al coronar la sierra, el día se abre y nos ofrece una postal de estas tierras de la Vega del Guadiana, en estos parajes, sobre todo, olivos y pastos. Julia, Alicia y Luisa, inmortalizadas arriba, al fondo La Zarza.

Es una paleta de colores que no te cansas de mirar. La imagen de una Extremadura, dedicada a la agricultura, que dibuja un paisaje de labranza. Al fondo Mérida, la urbe romana.

Sólo hay que girar la cabeza en esta cima pra descubrir al otro lado la localidad de Alange, el pantano y su castillo

Dejamos este lugar para continuar por la falda de la Sierra de Las Molineras para coronar el Puerto de Las Hoyas y comenzar a descender por la umbría.

Vamos dejando Peñas Blancas por la Umbría de Soria camino de la Huerta Monje, primer avituallamiento de la ruta

La organización daba la posibilidad de realizar una ruta alternativa sin subir a la sierra, quienes optaron por recorrer el camino más fácil ya se adentran en el Valle de la Osa.

En el avituallamiento nos encontramos con esta particular ambulancia que el club de Zarza lleva a la ruta, ni que decir tiene que fue el que más amigos hizo.


Hemos dejado atrás Peñas Blancas, el camino se suaviza en este valle y ofrece paisajes diferentes, es como si comenzase una nueva ruta.

Desde abajo los olivos se presentan disciplinados, tierras limpias, ciudadas que miman el árbol

Un paisaje de contrastes a medida que vamos andando, aquí cerquita del Arroyo de la Calera

La peculiaridad del Valle de la Osa y Los Valencines es que se encuentran flanqueados por La sierra de Peñas Blancas y esta que ahora nos vigila, La Sierra de Juan Bueno, que recorreremos paralela a la vuelta.

Otra sorpresa de la ruta, el Pinar de los Valencines que atravesamos por el camino de Oliva de Mérida

Es un paisaje que recuerda a zonas del Norte, un valle que guarda sorpresas y muchos matices que vamos disfrutando a medida que hacemos el camino

Una paleta de colores, diversa, pinceladas que siembra el hombre


Vamos moldeando la tierra para nuestro uso; los matices los descubres caminando, pisando, de cerca. Nosotros continuamos hacia el Puerto del Lobo para coger la Sierra de Juan Bueno por la umbría.

Este camino nos muestra, de nuevo, interminables olivares por una zona que conocen como El Castillejo y la Dehesa Zapatera. Tierra roja, de barros


En un momento la sierra se corta y en una hondonada descubrimos la Mina de la Zarza, La Mina de Piedrablanca

Una explotación minera, ya cerrada, a cielo abierto donde se extraía el caolín o la pizarra sericítica que era conocida popularmente como “tierrablanca”.

Precisamente ese color es el que confiere al agua este aspecto que recuerda a los mares del Caribe, el fondo blanco crea este efecto óptico aumentado por el rojizo tono de las paredes


Seguimos adelante ahora por la solana de la sierra que sigue ofreciendo matices nuevos, la ruta es un menú de colores, todos regalados a la vista.

Por el camino de Peñas Blancas comenzamos a descender hacia La Zarza

Tras 18 kilómetros en los pies, llegamos al destino, impresionados con el paisaje y la compañía

Pasamos por San Martin de Tours, Bien de Interés Cultural, para terminar el camino

La organización nos obsequia con una paella y un pequeño regalo como recuerdo de nuestra participación


Yo he disfrutado de la compañía de unos pocos amigos que nos hemos ido haciendo habituales en la costumbre de recorrer caminos, Juan Antonio, Julia (haciendo la foto), Alicia y Luisa.

Y de la gente del club de senderismo Peñas Blancas por su excelente organización y su trato y por regalarnos una de las rutas más bonitas que he hecho este año. Pedro Espinosa atento a todo, no perdió detalle.

Yo recordaba en un artículo, las palabras de San Agustín que afirmaba que una cosa es haber andado más camino y otra, haber caminado más despacio… Cuando entras en la dinámica de marchar a pie, las distancia no las mides en kilómetros, si no en tiempo. El refranero español es rico: ‘Caminos hacen amigos’, ‘Más vale camino viejo que sendero nuevo’ o ‘En camino largo, corto el paso’…


Caminando te encuentras, se hacen amigos, es cierto, pero lo mejor de todo es que descubres paisajes que ni imaginabas, una diversidad que sorprende, que embelesa. Y por añadido descubres que hay estaciones, que hay colores, tonos, olores, momentos e instantes que únicamente duran un minuto. Si quieres ser testigo de ellos, lo mejor es que te coja Andando Extremadura.-

@vicentepozas.abril2012

Ruta de La Garganta a Hervás. El Cordel del Berrocal

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAS SOBRE ELLAS)Tocados por la belleza del Ambroz en otoño hemos realizado otra de las rutas senderistas que el grupo de desarrollo local, DIVA, organiza con motivo del Otoño Mágico en el Valle del Ambroz, arropadas bajo la denominación, acertada, de Paisaje y Paisanaje. Una fiesta que ya es de Interés Turístico Regional. En esta ocasión recorremos el Cordel del Berrocal, una antigua ruta ganadera, y subimos a uno de los miradores naturales del Valle, el Monte del Picuruju (o Picurujo). Apenas 11 kms de deliciosas vistas que nos llevarán desde la localidad de La Garganta hasta Hervás. Y aquí comenzamos, en La Garganta…

Este pequeño pueblo de montaña está metido entre bosques y sus calles se asoman a ellos.

Abandonamos el pueblo andando apenas unos metros por la carretera que lleva hasta Hervás y Candelario.
Y tomamos a la derecha por el que conocen como el camino del Lomo, en un instante el bosque nos rodea


Atrás queda La Garganta nosotros ascendemos despacio buscando el Cordel

El Otoño aquí arriba está lleno de tonos a pesar del día plomizo. Discurrimos por el paraje que se denomina El Molino

Este camino fue, años atrás, el utilizado en el pueblo para bajar hasta Hervás y conectar con la ruta transhumante
Una calzada de piedra, bien conservada, se oyen tus pasos en el silencio del camino

Un paisaje que el hombre ha convertido en paisanaje, salpicándolo de construcciones

Más arriba el bosque de mezcla con el matorral de montaña. Este paraje recibe el nombre de El Lomo
Y por él desembocamos en el Cordel del Berrocal, a la altura de Majalalosa. Esta antigua ruta trashumante de ganado forma parte de lo que llamaban el Camino de los Paporros y que comunicaba con las grandes cañadas reales que atraviesan el Valle

Dirigimos nuestros pasos por el Paraje de las Cabezuelas hacia el Pico del Picuruju, mirador natural del Ambroz.
A medida que ascendemos el Valle descubre su magia, la que le otorga el natural otoño


Los árboles amarillean en noviembre, creando esta imagen tan singular

El camino en desuso ha sido invadido por retamas, hay que sortearlas intentando no perderse
Tocamos apenas el Pico del Picuruju de 1.178 m de altura para disfrutar desde su atalaya


Abajo queda el bosque con su gama de otoños

Asoma Hervás descansando sobre las orillas del Ambroz.

Y Aldeanueva del Camino y el gran valle

Nosotros reagrupamos impresionados contemplando abajo el Embalse de Baños
Siguiendo el Cordel, apenas dibujado ya, descendemos por los parajes del Pucherito y la Pellereja

Hasta tocar la antigua Vía férrea de la Plata que dejó de funcionar en diciembre de 1985 y que arrebató a Extremadura el único transporte público que nos comunicaba con Castilla y el Norte peninsular

El Valle quiere despertar por segundos de este día de otoño

La sierras de Gredos albergan las primeras nieves en este paisaje robado

Nosotros seguimos la vía del tren que facilita el camino
25 años de desuso deterioran la infraestructura que sorprende con sus carteles y construcciones oxidadas

Así llegamos a la curva de Romañazos mientras atravesamos el río del Valle

Los prados aquí abajo componen su propio paisaje, es por esto que el otoño aquí es un reclamo turístico

La imagen estilizada de los chopos que parecen querer saltar del suelo

Luisa, paciente, me espera mientras voy fotografiando la magia del Ambroz que ahora pone ella.

De repente la vía parece terminarse, comida por la vegetación…
…y de repente la descubrimos escondida entre la espesura, dibujada.

A medida que nos acercamos a Hervás la actividad humana se hace patente

Entramos por la zona del Mediano y Hervás ya nos saluda.

Su impresionante Barrio Judío, que forma parte de los Caminos de Sefarad recibe a los caminantes
Hervás dibujada, refugio de conversos, historia recuperada de un pueblo que se escondió en este Valle.

Atravesamos el río Ambroz por este antiguo puente

Y llegamos a Hervás. Fin de la Ruta. Un camino que antes debían hacer hombres y bestias para sobrevivir y que nosotros, de una manera más lúdica, hemos querido recorrer y recoger para que no se pierda.
Caminos, sendas, cordeles que forman parte de la historia y que se recuperan gracias a iniciativas como las propuestas por la fiesta del Otoño Mágico. Una delicia, añadida, recorrerlo con las gentes de aquí que cuentan sus vivencias, exteriorizan sus recuerdos para que la tradición oral las haga suyas y, afortunadamente, no terminen perdidas en el olvido.
Ahora toca disfrutar de una deliciosa comida en Hervás, su amplia oferta gastronómica es una invitación una quedarse, que para eso hemos venido hasta aquí….Andando Extremadura.
©vicentepozas.2012

 

Ruta de las Nogaledas. Navaconcejo

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAS SOBRE ELLAS)

El Valle del Jerte organiza, desde hace unos años, la Otoñada en el Valle del Jerte, entre sus actividades, propone una serie de rutas senderistas por la comarca. Este año me he unido a las propuestas que hacen desde SORPRODEVAJE, la Sociedad para la Promoción del Valle del Jerte, organizadores de la otoñada: La Ruta de las Nogaledas -o Nogaleas como le dicen algunos- en Navaconcejo. Es una ruta circular que parte de las estribaciones del río Jerte, que atraviesa la localidad. Es muy fácil, apenas 5 kms, pero de una belleza increible. Es una de las rutas más bonitas que he recorrido últimamente.

Un día gris de diciembre, amenazando lluvia, estábamos citados en el Puente de la Cruz para comenzar la ruta, unas 40 personas respondimos a la invitación.


Cruzamos el puente y seguimos el curso del río Jerte, junto a la piscina natural, para tomar a la izquierda por un camino señalizado. La ruta está bien marcada y trazada, con pasarelas y escaleras naturales que la hacen muy cómoda.

Nosotros vamos a ascender por esta garganta, la que da nombre a la ruta, se trata de una corriente de agua que procede de la zona alta de Vasequillo y la Cuerda de las Malenas.

Comenzamos las ascensión inmersos en un bosque de robles y castaños que nos acompañará toda la ruta.

La belleza de la ruta estriba en sus cinco saltos de agua, en la parte señalizada, si sigue subiendo, se pueden ver algunos más

Es difícil abstrarse de la belleza de estas cascadas y contemplar las pequeñas balsas que forman. Es una zona de baño para quienes buscan la tranquilidad de este bosque.

La vegetación densa nos acompaña a cada paso, una zona húmeda, de montaña y bien conservada, hemos superado los bancales de cerezos del comienzo, hasta aquí no llega la mano del hombre, todavía, para explotar estas tierras.

Segunda cascada, colosal, parecen paisajes sacados de postales, escenarios de cuento.

La ruta es un ascenso contínuo, bien señalizada y, como veis preparada para facilitar la subida.
En un pequeño claro del bosque los bancales de cerezos del Jerte se asoman con su color de otoño.
Se dibujan en ocres y rojos sobre la niebla de este día de principios de diciembre.

En frente el agua sigue su curso y anuncia una nueva cascada

A esta, tercera que nos encontramos, suben las tomas de agua de Navaconcejo, me decían que hay suministro asegurado todo el año, incluso en verano.

El bosque es un cuento, un lugar de postales con colores y olores de otoño
Este es el salto de agua que aprovechan para el suministro, es visible la estructura

El lugar es una sorpresa constante. Para quedarte aquí otro rato
Una foto real en una paleta de colores que se presenta a la vista, así, sin retoques

Todos los colores del otoño fundidos en este trocito de bosque que recorremos tranquilos.
Abajo Navaconcejo, guardián de Las Nogaledas, se muestra entre la niebla.


Llegamos a otra cascada, cada una supera a la anterior, son como decorados perfectos de un cuento de hadas

La ruta lleva nuestros pasos por pequeños senderos robados al bosque.

Y otra cascada más, se suceden los saltos de agua que surgen escondidos entre la espesura.
Una espesura que descubre un bosque alejado de la actividad diaria, del ajetreo de un valle que vive de las cerezas y que trabaja para ellas.

En este punto podemos seguir subiendo por el curso del río o coger la carretera, a la izquierda, y continuar por ella apenas 500 metros

Es curioso, haber abandonado el bosque, no le resta belleza al lugar.

La carretera nos indica le camino de regreso, por el paraje conocido como Las Mingurras, una zona de bancales de cerezos, que nos llevará hasta Navaconcejo.
Cerezos y castaños que nos salen al paso
Y la lluvia, que nos ha respetado hasta ahora, hace acto de presencia.
Y así volvemos al Jerte, a Navaconcejo, una ruta que me dicen, es igual de bonita en primavera con el cerezo en flor, aunque la garganta lleve menos agua.
Delicioso paseo en este día de otoño. Fantástica la ruta, y la compañía. Otoño en el Valle del Jerte, un descubrimiento. Esa parte del valle menos conocida alejada del río Jerte y de su frenética actividad.
Las Nogaledas, uno de esos rincones que aún quedan y que merece la pena conservar, uno de esos lugares que hacen tan especial nuestra región y que sólo se pueden conocer… Andando Extremadura.
©vicentepozas.2011

Ruta a Cancho Blanco. Zarza de Montánchez

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Zarza de Montánchez, como su apellido indica, se encuentra situada en las inmediaciones de la serranía de Montánchez e intercala paisajes adehesados, tierras de cultivo donde predomina el olivo y zonas de sierra donde se descubren magníficos robledales; nosotros vamos a atravesar el más conocido de la zona, situado en el llamado Cancho Blanco, una sierra de algo más de 900 metros de altura coronada por lo que en el pueblo conocen como ‘La Bola’ una estación de radar para aviones de gran envergadura. Una de las características de esta elevación es que nos permite observar hacia un lado la provincia de Cáceres y hacia el otro parte de la pacense. Esto nos anima a iniciar una ascensión que, por momentos, es de dificultad media.
Zarza de Montánchez no recibe a finales de septiembre, a primera hora la luna todavía es visible en el cielo, tras dejar los coches a la entrada del pueblo, en la carretera que lleva a Robledillo de Trujillo. Zarza es conocida por custodiar la Encina La Terrona, otra ruta muy recomendable que podéis ver en otra entrada del blog: http://andandoextremadura.blogspot.com/2010/04/ruta-de-la-encina-de-la-terrona-zarza.html


Una ruta de unos 16 kilómetros que comenzamos por un camino conocido como El Moralejo, una zona de olivos y pastizales para el ganado, la Ratúa.


Salimos hacia el camino que bordea el Cerro Pozuelo que dejamos a la derecha, el cerro virgen está plagado de matorral entre encinas y alcornoques

La luna nos acompaña aún en estos primeros tramos de camino
Cultivos de olivar en las Alzaplemas, detrás el Cerro del Mesto, con los robles ya amarilleando

Al ir ascendiendo la orografía se descubre, es un día claro para regalar a la vista
Comenzamos las ascensión hacia El Mesto, de algo más de 500 metros

La penillanura cacereña y la Sierra de Montánchez a la izquierda

Los cruces en el sendero son señalizados, el último recoge las indicaciones. Cuando no viene Luisa, Mario es una excelente compañía para hacer el camino conversando

A estas alturas de septiembre no ha llovido aún, pero son varias las fuentes que nos encontraremos en el camino.

Un respiro para mirar hacia atrás y disfrutar del paisaje

Esto es Peña Redonda y ascendemos hacia La Planchuela, estaremos ya a unos 800 metros de altura

A esta la llaman Fuente Carlos, a estas alturas de verano ya está sin agua


Casi arriba, el robledal amarillea anunciando el otoño…

Entre la maleza un pequeño sendero nos abre el paso hacia la sierra

Salimos del bosque ya encarando la cima de Cancho Blanco, un trozo de carretera nos lleva hacia ‘La Bola’, el radar de aviones.


Me contaba un invitado en la radio que los aviones se guían siguiendo puntos situados en tierra; van de uno a otro, por eso en zonas como Cáceres, por donde sobrevuelan, me dijo, unos 125 aviones diarios, siempre corrigen el vuelo. Este es uno de esos radares que ayudan en vuelo. Imagino que ya sabéis porque le llaman la bola


Esta es la recompensa, conquistar esta atalaya y disfrutar de la vista que ofrece, hacía el noroeste toda la llanura cacereña y con prismáticos, Cáceres al fondo.

Debajo de la Sierra de Montánchez, la pequeña localidad de Valdemorales

Encima coronando la sierra, las antenas en Montánchez, a 994 metros, nosotros estamos a 955.


Esto os decía, en primer término Valdefuentes, Torremocha se distingue a la derecha y al fondo, asomada entre sierras, Cáceres.


Foto de familia frente al radar, para dejar constancia de que subimos aquí, como podéis observar hay una carretera que viene hasta aquí, se puede subir en coche y disfrutar de estas magníficas vistas.


Al otro lado de la sierra se asoma la zona de Almoharín, Miajadas y las Vegas del Guadiana, al fondo

Este pequeño monte es el Cerro de San Cristóbal que nos impide ver Almoharín, que queda justo detrás.

Aquí podéis ver, perfectamente marcado el cordel de Mérida a Trujillo utilizado antaño para el ganado transhumante


Desde el cerro, un grupo de buitres nos sobrevuela. Estas carroñeras se han extendido mucho en los últimos años, son el mejor servicio de limpieza de la dehesa extremeña

El pasiaje es espectacular, se mire donde se mire, un mapa real y en relieve de la geografía extremeña, un espectáculo.


Iniciamos el descenso rodeados de un bosque de encimas y alcornoques

El camino se estrecha el bosque se cierra.

Una pequeña atalaya en La Lanchuela


Descendemos por Peña Cuadrada, Zarza de Montánchez, abajo. Si os fijáis, al fondo se puede ver Salvatierra de Santiago


Descendemos el Cerro, desde aquí se observa parte del robledal que hemos atravesado


Desarrollo sostenible en una zona donde la actividad agraria ha descendido, es patente.


En fila y agrupados, nosotros nos quedamos con las magnificas vistas que nos ha ofrecido la altura


Nosotros nos desviamos ahora por la zona de la Zahudadilla


Por un camino de una zona llamada Cabeza Andrés

Donde se sitúa el Embalse de Navarredonda


Y así, por el camino de la Cruz de Retamar, observar como nos acercamos de nuevo a Zarza


Llegamos, así, a nuestro destino y nos encontramos con una grata sorpresa…

…Zarza acoge los actos del día de la Mancomunidad de Montanchez y nosotros damos buena cuenta de ello brindando con buena carne y buenos vinos. La verdad es que fue un remate magnífico. Después de 16 kilómetros y algo de calor, refrescarte en este ambiente fantástico de fiesta. Aunque cualquier día es disculpa para acercarse hasta aquí.

Finaliza la ruta, en nuestro mapa particular señalamos Zarza de Montánchez donde ya habíamos estado para venerar a la señora Terrona, la encima casi milenaria que descansa de sus años apoyada en grandes bastones que le restan belleza, pero no prestancia.
Volveremos a por sus caminos, su pitarra y sus dulces.
©vicentepozas.2011

Ruta Sierra de la Muela, el Pico de los Dos Nombres

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Guiados, un año más, por los amigos del Grupo de Acción Local DIVA, Desarrollo Integral del Valle del Ambroz, Luisa y yo hemos vuelto a participar en el Otoño Mágico del Valle del Ambroz ahora que, en su XIV edición, estrena título de Fiesta de Interés Turístico Regional. Entre sus muchas actividades, a nosotros nos gusta una que ellos denominan «Paisaje y Paisanaje», se trata de pequeña rutas senderistas que enseñan rincones menos conocidos del Valle, recorriendo, cordeles, senderos, vías pecuarias y caminos que te muestran un punto de vista que perdemos en las visitas más convencionales.
Hemos comenzado por acudir al pueblo más alto del Ambroz, La Garganta, un enclave de montaña de calles estrechas y empinadas con una carretera de ascenso que te invita a pararte en cada curva. La ruta no parte del pueblo, sino de un punto en la carretera de Hervás-Candelario, más arriba, concretamente en el Corral de los Lobos, una vez pasado el Pozo de Nieve….
Amanece en el Valle del Ambroz, un día claro de otoño, que promete…

Este es el Corral de los Lobos, una antigua trampa de canes en estas tierras dedicadas al ganado y donde abundaban las manadas de lupus que tenían la comida asegurada. Básicamente era un corral en el que colocaban un animal vivo que atraía a los lobos, entraban sí, pero ya no podían salir. Cuando llegamos nos encontramos con la grata sorpresa de que lo están recuperando para que pueda visitarse y con paneles explicativos para que no se pierda esta parte tan bonita de la historia. A nosotros nos explicaron cómo funcionaba la trampa…


En esta ocasión la ruta propuesta es la denominada «El Pico de los Dos Nombres», se llama así a la Sierra de La Muela que es también conocida como Los Dos Hermanitos, desde aquí disfrutaremos de magnificas vistas del Ambroz.
Iniciamos la ruta con un pequeño ascenso por el Cordel del Berrocal en un tramo que transcurre entre los picos de El Horcajuelo y El Corralejo desde donde disfrutamos de una vista completa del Embalse de Fuente Santa, cuya cola marca el límite entre Extremadura y Castilla y León

Descendemos hasta coger el camino de Las Majadillas que nos ofrece una vista magnífica de este pequeño valle oculto a la vista con Hervás al fondo.

A este hora temprana de la mañana, la luz dibuja el monte y va descubriendo sus riquezas. Estamos en las estribaciones de Gredos.

Vamos recorriendo la Cordillera del Molinillo del Hornillo donde se sitúa el Pico de La Muela, 1626 m, que rodearemos buena parte del camino. Hervás nos acompaña en este tramo.

A medida que ascendemos descubrimos por qué el Otoño es magia en el Ambroz

A nuestra izquierda nos queda este pico, más alto que la muela y que se conoce como La Cruz de Jeromo
Nosotros, de vez en cuando, hacemos una parada que nos reagrupa y que los oriundos aprovechan para relatarnos historias de la zona en la que no faltan lobos, aviones de guerra caídos y tiempos difíciles no tan lejanos.
De camino hacia La Muela, la sierra de Béjar nos enseña secretos como el nacimiento del Río Cuerpo de Hombre que terminará en Hervás juntándose al Ambroz
Abajo, la vida sigue y el ganado disfruta de los primeros pastos de otoño en la zona de La Dehesa
Encima de Hervás, la Sierra del Pinajarro. Lo que tiene subir a lo alto es lo que te enseña; en días claros como este, mucho más…
Aquí los extraños somos nosotros, estas gentes hacen su vida, cuidan de su ganado…
En el Pico de La Muela, una parada para escuchar historias de aquí, que han pasado de abuelos a padres, y de estos a nietos y que nosotros, forasteros, turistas, viajeros o caminantes nos llevamos a otra tierra, casi hurtadas, para contarlas nosotros.
La Muela, rodeada de pinos, enseña su corona de piedras que vigilan el Valle, no es extraño que en otro tiempo estos parajes fuesen refugio de maquis en rincones inaccesibles desde los que se oteaba a cualquiera muchos kilómetros antes de acercarse.
Comenzamos a bajar, enfrente Peña Negra.

Al fondo el sendero que nos trajo hasta la sierra es ahora dibujado por ciclistas. Este es un valle vivo, siempre recorrido.

Mientras descendemos por la falda de la sierra aún descubrimos, a lo lejos La Hurdes y la Peña de Francia en La Alberca salmantina.
Todo es visible, Ambroz, Gata, Hurdes… sierras del norte de Extremadura.
Sierras onduladas, colores de otoño. Peña Negra asoma
La Sierra es bosque, chopos, castaños o pinos como ahora…
Este valle se apoya en la denominada Majada de la Cruz
Enfrente, La Solana conserva el uso ganadero de estos parajes y dibuja esa imagen que todos buscamos capturar.
Retomamos un trozo de la carretera que comunica Hervás y Candelario camino de nuestra meta.
Tras nosotros Gredos enseña la primeras nieves, justo detrás está la Estación de esquí de La Covatilla

El Valle es descanso, un pequeño espacio donde apetece parar el tiempo, quedarse. Hemos llegado al punto de partida.
La ruta ha terminado, apenas 14 kilómetros de fantásticas vistas, postales que van dibujadas en la cámara y que nos llevamos de recuerdo.
Nosotros bajamos a La Garganta porque cada octubre y noviembre, desde hace 14 años, el Valle es una fiesta, hoy con cabezudos y esta divertida capea infantil que hizo las delicias de todos. Actuaciones musicales, migas, calbotes… Y así sigue, ocho pueblos que celebran la magia de lo auténtico, los ocres, dorados y rojizos de un sol otoñal que lo envuelve todo. Bosques que hablan, personas que florecen, frutos que sueñan en estas tierras que han sido a lo largo de los años lugar de paso y descanso. Es un rincón que guarda en su historia recuerdo de todos. Es un homenaje a Extremadura, en el Ambroz, un Valle que lo condesa todo por arte de magia.
Luisa y yo hemos vuelto a compartirlo, andando Extremadura.
©vicentepozas.noviembre2011