La comarca de Sierra de Gata en el norte de Extremadura, en la provincia de Cáceres, es un rincón lleno de encantos («Travel Republic 2014») desde arquitectura popular hasta piscinas naturales (18 en total). Enclavada en el Sistema Central ofrece muchas alternativas para el senderismo. Como pasa en casi toda Extremadura, su desarrollo turístico invita a disfrutar de ella. Nosotros vamos a hacer una de las rutas duras de la zona, la subida al Pico Jálama, el techo de Sierra de Gata, con 1.492 m de altitud. Son casi 26 kms con mucho desnivel acumulado pero unas vistas magníficas.
Os dejo el track de la ruta realizado por Teófilo Amores, compañero de camino.
Comenzamos recorrido en la localidad sierragateña de Acebo y terminaremos en el Valle de Jálama, Val de Xálima en el habla local, A Fala, que se conserva en tres localidades; en una de ellas, San Martín de Trevejo, tenemos nuestro destino final. Salimos del pueblo camino de la psicina natural, un lugar frecuentado en verano. Frente a nosotros las Cabezadas de La Cervigona por donde pasaremos en un rato.
Llegamos a la piscina natural de Acebo situada en la rivera del mismo nombre y que recoge las aguas de varios arroyos de nombre singulares: Arraguijo, de la Mujer o de los Hocinos; un rincón fabuloso para los días de calor, arriba La Cervigona y el Cerro de la Pizarra, de algo más de 1.000 metros de altitud, por donde transcurre la ruta, estamos comenzando, ahora iniciamos la subida, lenta y continua.
Tomamos el camino del Puerto ascendiendo por la Cardilla, en el paisaje son visibles los efectos del fuego que arrasó esta zona hace algunos años cuando todo esto eran bosques de pinos, afortunadamente la tierra se recupera.
Según vamos subiendo, descubrimos el magnífico pico del Jálama, quedan 18 kms hasta llegar allí y otros 10 de bajada, impone la altura, pero hay que llegar.
Nuestro primer cerro, el Mirador de La Ventosa, 794 m de altitud, un pequeño alto para tomar algunas fotos y seguir camino; desde aquí se observa parte de la Sierra de Gata, es una delicia, este tramo es fácil y merece la pena subir
Esta es la prueba, imagen tomada desde el Mirador al fondo, Acebo
Continuamos por el Camino del Puerto de Castilla que ahora transcurre por el Teso de Santa María, si os fijáis es visible el sendero que nos lleva a la sierra.
Atravesamos en la zona el pequeño arroyo de la Jara del Rey, salvado por este puente.
Ascendemos hasta tocar el límite de Extremadura con Castilla León junto al Puerto de Perales, calzadas con historia, muy usadas hace años cuando los caminos eran la única manera de comunicarse.
Tomamos el cortafuego en el alto de Santa Marta que llevaremos durante varios kilómetros, esta zona de seguridad contra incendios marca el límite entre Extremadura y Castilla y León, entre las provincias de Cáceres y Salamanca.
Sólo nos desviamos unos metros para llegar hasta el mirador de La Cervigona y descubrir parte de las estribaciones del Sistema Central en esta media montaña que vamos pateando
Aquí estamos, disfrutando de la altura y el paisaje, vigilados por el Jálama que nos sigue llamando
Acebo más lejos, ahora vemos la presa que le da agua y la bellísima comarca de la Sierra de Gata.
Aquí nace la Rivera de Acebo, en La Cervigona, comienza cayendo hasta llegar encajonada al fondo del valle. Es una zona rica en agua donde las fuentes y regatos son habituales, todos acabarán en el río Alagón, muchos kilómetros más abajo.
No hay mucho tiempo para pararse, continua la ruta, seguimos por el cortafuegos llegando al Cerro del Grillo.
En algunos momentos estas pistas forestales parecen grandes autopistas rurales por las que caminamos pese a su incomodidad, es tierra removida que las hace muy fastidiosas.
Termina el cortafuegos e iniciamos, ahora en tierras salmantinas, el ascenso al Jálama; acabamos de entrar en el castellano Espacio Natural del Rebollar continuidad de la comarca cacereña de la Sierra de Gata.
El Espacio posee características naturales de gran valor, se trata del segmento más oceánico del Sistema Central, tanto desde el punto de vista de la vegetación, la fauna y la geomorfología enriqueciendo y matizando la monotonía de formas que dominan en la Cordillera Central. Y cuenta con miradores que nos permiten disfrutar de su vista
Al Este, Extremadura, la Sierra de Gata y Las Hurdes, al fondo el embalse de Borbollón que en invierno se convierte en un excelente dormidero de grullas, gracias a su isla central
Al Oeste, Salamanca y la comarca de El Rebollar y su espacio natural protegido, incluido en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. En esta región ya se han instalado aerogeneradores para la obtención de energía eólica, su impacto es evidente.
Tras un tramo más complicado y una subida dura retomamos el camino, nuestro siguiente punto antes de subir, el Pozo de Nieve, la temperatura ya a esta altura es bastante más baja.
Antes de afrontar los últimos metros de subida a la cima, parada para comer algo y reponer fuerzas; no demoramos mucho, quietos hace frío y hay ganas de llegar.
El Pozo de Nieve se conserva intacto, estas construcciones se usaron hasta hace medio siglo para la fabricación de bloques de hielo que se transportaban en mulas y eran vendidos por toda la zona.
Y por fin alcanzamos la cima, hemos coronado el Jálama, estamos a 1.492 metros de altura sobre el mar y, desde aquí, las vistas impresionan. Ha costado subir, pero merece la pena. Así se ve el Sistema Central desde una de sus atalayas, al fondo, Gredos aún con nieve.
Testimonio de que hemos llegado (foto de Teófilo Amores). ahora hay que bajar, aún quedan 10 kms de camino, de descenso, y suele ser más complicado
Tras caminar por medio de matorrales, retomanos durante un rato el cortafuegos que nos llevará hasta el último tramo del recorrido.
Los últimos cinco kilómetros discurren por una antigua calzada romana, un camino delicioso pero harto incómodo por las piedras que lo cubren. Les toca trabajar a los tobillos.
Es la Calzada Romana empedrada o «Caminu du Portu», por donde discurre nuestro último tramo, otrora muy utilizada para la comunicación con pueblos salmantinos como El Payo o Navafrías o portugueses como Aldea du Obispo, a través del Puerto de Santa Clara. Un auténtico corredor cultural y natural.
Cerca del pueblo cambia el paisaje y los prados para el ganado dejan otros colores
Así llegamos a San Martín de Trevejo, una de las tres localidades del Valle del Jálama, o Val de Xálima como comenté al principio. Su principal valor es que conserva su propio habla. La fala (A fala) es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, todos ellos en el Valle de Jálama. Es también nombrada de diversas formas, como: Xalimés, Mañegu, A fala de Xálima, A fala d’acá, A nossa fala y chapurráu (en Valverde) sus orígenes aún se discuten pero en la comarca se habla con normalidad y carteles e inidcadores aperecen en castellano y en la lengua local. Una sorpresa para quien no lo conoce.
San Martín de Trevejo conserva todo su encanto y su historia. Sus casas construidas en el arranque con muros de piedra, sus escalinatas de peldaños de granitos llamados popularmente (Poyos) para acceder a la vivienda, y las vigas de maderas o vuelos de la vivienda que sobresalen a la altura del primer piso en cuyos bordes se decoran con figuras de rostros humanos son características comunes en casi todas las construcciones; constan esta viviendas en su generalidad de tres plantas, la planta baja sirve de Bodega y para el ganado, la primera planta para la vivienda y la segunda planta para desván o almacén.
Como dicen los lugareños:
DIGNU DE VEL I DISFRUTAL.
Sa Martin de Trevellu, antis chamau “dos Viñus” é un lugal cheu de encantu por mutas radós. As suas serras, aguas abundantis, vegetación rica i variá, fauna silvestri, historia, cultura, “fala” mañega, dan pa disfruti de corpus i almas. Aquí nun se poi vil i dilsi. Hay que paladealo. Visitei a Plaza i callis típicas, vendu as construcciós tradicionais , a Torri, a Iglexa con os cuadrus de Morales; dei un paseu i coñocei o Conventu de San Miguel (XV); subí hasta as Cancheiras ¡que panorámica do lugal i sei valli¡. En baris, restaurantis i boigas, degustei os viñus de “pichorra”, artesanía…
Pues eso brindamos por el lugar y por el esfuerzo. Estas cosas terminan como debe ser… salud
Fantástica ruta, siete horas de camino para recorrer casi 26 kilómetros. Por una comarca a la que no le gustan las prisas, los sierragatinos dicen si les metes prisa que «el tiempo lo dan dao», o sea que tranquilos. Nosotros lo estamos después de haber sorteado el Pico del Jálama y haber caminado por tierras extremeñas y castellanoleonesas. Un delicia que hemos disfrutado con la asociación de senderismo La Vereína a la que pertenezco, buenos amigos que se hacen… Andando Extremadura.-
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