Ruta por Pedroso de Acim. El Palancar

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Invitados por la empresa Soluciones Wellness, hemos participado en el programa Perdidos por la dehesauna serie de rutas que proponían recorrer los municipios de la Mancomunidad de Monfragüe. En este caso ha sido por el pequeño pueblo de Pedroso de Acim, cuna del convento de El Palancar, rodeado de montes de pinares y robles que ofrecen un paisaje fantástico de la Vega del Alagón y de las estribaciones del Parque Nacional de Monfragüe.Es una ruta sencilla, 10 kms, con subida hasta el Cerro de Pedroso pero de vegetación abundante y variada. La cita en la pequeña plaza de Pedroso de Acim, 92 habitantes.

La pequeña iglesia de Santa Marina, siglo XVI, de la plaza del pueblo es un ejemplo del rico patrimonio de toda la zona. Vámonos de ruta…

Salimos del pueblo por el camino de Portezuelo, junto a la Laguna de San Juan donde observamos algunos  restos de antiguos edificios

Antes de entrar en los primeros bosques nos situamos en una zona de olivos cerca de los Canchos del Machurro.

Para subir a la Sierra de San Juan cruzamos el arroyo de Las Rozas, los pinos comienzan a cambiar el paisaje.

Nos adentramos en este pinar que es el último que sobrevive en la zona tras los incendios que arrasaron  buena parte de ellos; y enormes robledales con muchos años a la espalda, las repoblaciones serán visibles en parte del camino

Nos desviamos del camino de Portezuelo para adentrarnos en el Monte del Berrocal, un pinar que nos llevará hasta unas de las zonas elevadas del recorrido

Por un camino ancho bordeamos la Sierra de San Juan arropados por este pinar utilizado para madera

A medida que ascendemos, el paisaje se presenta ante nosotros, lo primero que aparece al fondo es la pequeña localidad de Grimaldo

Es otoño, los madroños y sus frutos así lo anuncian.

Al dejar la Sierra de San Juan entramos en la de Pedroso y nos encontramos con una de su cimas, la denominada Peña de los Cenizos que da nombre a asociaciones y peñas de la localidad.

Abajo Pedroso, el Valle del Alagón y al fondo, las Sierras de Gredos

Atrás dejamos la Peña de los Cenizos por una pista amplia desde donde se divisan muchos de los pueblos de la comarca. Caminamos hacia la Peña del Águila.

Debajo de nosotros, Pedroso, al fondo, Torrejoncillo

También se ve Holguera, al fondo Gredos

Desde aquí es visible la zona quemada, y ahora repoblada, junto al pinar que aún se conserva

El paisaje nos acompaña, a la derecha la Sierra de Santa Marina, debajo pocos robles perduran de los que fue un bosque magnífico

Al ascender se disfruta de un paisaje amplio, un mapa real de buena parte del territorio, te ayuda a situar localidades o accidente geográficos con mucha facilidad si sabes orientarte, sino, lo mejor es llevarte un mapa y trasladarlo a lo que ves. Esta vista la tenemos desde lo alto de la peña del Águila.

Descendemos por el Berrocal hacia las viñas del Pino. Restos de los incendios junto a repoblaciones. Caminamos hacia Cañaveral, aunque enseguida giraremos a la izquierda.

Esto fue un camino en mitad de un bosque, tardaremos años en volver a sentir su sombra, hoy las protecciones intentan que los plantones tiren hacia adelante y la sierra no quede sin suelo fértil
Esta zona, nos cuentan, era un enorme alcornocal del que se mantienen en pie pocos ejemplares, los restos de algunos de sus troncos secos aún son visibles, la gente del pueblo que nos acompaña lo recuerda con pena
Los que sobrevivieron nos dan idea de cómo debía ser la zona, su porte es inmenso, son árboles centenarios, la mayoría sucumbió al fuego

Descendemos junto al cerro del Tío Mula buscando el camino de Cañaveral,

Este abrevadero es la Fuente de los Cucharros, todo un monumento de cómo el hombre de campo se ha buscado la vida siempre

El chorro de agua está situado en la parte más alta, la caída del terreno asegura que el agua llegue a cada uno de los pilones donde beben los animales

Así llegamos al Convento del Palancar, dicen que es el convento más pequeño del mundo, aquí estuvo San Pedro de Alcántara.

Una de las características de estas rutas organizadas por la Mancomunidad de municipios de Monfragüe es que finaliza con una degustación de jamón y con la siembra de encinas. Y damos buena cuenta de este apetitoso alimento.

Regresamos a Pedroso de Acim por el camin del Berrocal, junto a la charca de la Nava y la sierra, al fondo, vigilante

Entremanos hacia este pequeño núcleo de un centenar de habitantes que vive tranquilo, ajenos al trasiego que llega hasta el Monasterio de El Palancar y su restaurante
En Pedroso de Acim han recuperado vestigios de antiguos oficios y costumbres como este lavadero público que es ahora un valor añadido del pueblo, una razón más para visitarlos.

Es un rincón extremeño en el que pocas veces caemos, un lugar de paso, referente por el Monasterio y la vida de San Pedro de Alcántara, pero en raras ocasiones hemos recorrido sus calles o nos hemos desviado hacia el interior. Merece la pena. Cuando terminamos le comenté a Luisa: este es uno de esos lugares donde sí me compraría una casa. Volveremos.

@vicentepozas2012

Ruta por Santa Marta de Magasca

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En esta ocasión recorremos la penillanura cacereña, nos trasladamos hasta la localidad de Santa Marta Magasca, un pequeño pueblo que marca los límites entre los Llanos de Cáceres y las dehesas de los ríos Tamuja y Magasca que darán paso a los berrocales trujillanos; nos situamos entre ambas ciudades, Cáceres y Trujillo, dos enclaves históricos que nos garantizan amplia cobertura hotelera un paisaje que nos llevará a transitar por una zona en la que son característicos los denominados ‘dientes de lobo’, formaciones graníticas que surgen del suelo semejantes a dentaduras de animal. Es una ruta sencilla, apenas 16 kilómetros pero con enclaves muy diferentes.

La ruta la hicimos con el grupo de senderismo Catelsa Cáceres, auspiciada por el ayuntamiento de Santa Marta que nos recibió con un magnifico desayuno en la Casa Rural Municipal para darnos los buenos días.

Tras el reconfortante café y los dulces del pueblo -margaritas, roscas, coquillos y magdalenas- nos reunimos en la pequeña plaza magasqueña para iniciar el recorrido.

Tras atravesar unas pocas calles, salimos del núcleo urbano por la zona de la Casa de los Hoyos.

Unos pocos metros por una carretera comarcal que abandonaremos de inmediato.

Giramos a la derecha para tomar hacia la Fuente de la Dehesa, una zona en la que se encuentra la dehesa boyal, con mucha ganadería donde se haya la Casa de los Hoyos
Entre pequeños cerros descendemos junto a una pequeña depresión denominada Vertiente de la Quicia que nos lleva hasta el río, zonas por las que, en otoños e inviernos lluviosos, baja el agua abundante. No es el caso.

Así llegamos hasta el río Magasca, domado como casi todos, por las presas que controlan su cauce

En los ríos extremeños los galápagos son los bañistas espontáneos de las rocas de sus orillas. Este fue pillado por sorpresa, no tardó en refugiarse en el agua.

Al dejar el cauce del río observamos el paisaje de dehesa abundante por el que venimos caminando y parte de la carretera que conecta los pueblos de la comarca; muy recomendables para recorrer en coche.

Esta dehesa recibe el nombre de Valdeacebuche porque son muchos lo árboles de este tipo que se mezclan con encinas y alcornoques. Acebuche es el árbol de la primera fotografía.

Estos son llamados dientes de lobo muy comunes en toda esta zona de especial protección de aves

Le dehesa es ganadera, si no no sería dehesa, en compañía del ganado vacuno, el más común en estos parajes atravesamos la zona La linde

Las vacas dejan estas instantáneas cuando pasamos, quien más quien menos se asusta por su cercanía y los mugidos. En realidad están a lo suyo.

Lo mejor del camino es la compañía, los amigos, la charla y lo agradable que es escuchar a la gente del lugar recordadndo sus vivencias

Tierras de labor, huellas de trabajo, de otra vida y otro tiempo, no siempre el campo fue sencillo

Caminamos hacia el cortijo de Valdeacebuche, justo antes de atravesar la carretera comarcal y encarar de nuevo el pueblo de Santa Marta de Magasca.

A lo lejos surge la figura del pueblo, entre él y nosotros queda el curso del río, aunque no lo parezca

Caminamos por la dehesa boyal, por el camino Torrecilla junto al cortijo de Revilla, en paraje castigado donde la dehesa es apenas un suspiro

Las cabañas vacunas son como público a los lados del camino, cualquier depresión donde se acumula la hierba por el agua es aprovechado para alimentarse

Es tiempo de curar las encinas, tiempo de poda, tiempo de leña

De nuevo descendemos buscando la hondonada que protege las aguas del Magasca

Los viejos puentes que unían los pueblos cuando no existían carreteras, y caminos y bestias eran la única manera de llegar a los sitios

Lugar ideal, junto a la orilla, para un pequeño tentempié con el que reponer fuerzas.

Luisa espera al fotógrafo, paciente, acostumbrada a que me pare continuamente a lo largo del camino. Ascendemos.

El arroyo de Pascualete que llena el pantano del que bebe Santa Marta.

Así encaramos la última parte en Cañada Honda antes de encontrarnos con el último cortijo, el de Valdehonduras

Imponente la figura del toro charolé que no pierde ojo a estos extraños que pisan sus dominios

El resto de la familia reposa tranquila cerca del mediodía, algún choto curisoso se atreve a mirarnos, tal vez desafiante, ensayando poses para años de dominio

Nosotros retornamos a la plaza de Santa Marta de Magasca, su empedrado y este pequeño monumento nos reciben tras recorrer unos alrededores llenos de sorpresas

Los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes están declarados zona de especial proteccción de aves (ZEPA), se merecen una distinción que reconocen la riqueza que atesoran, los huecos de dehesa, riveras, llanos y depresiones que guardan entre encinas, alcornoques, acebuches y dientes de lobo. Magia.

Un paseo delicioso en un rincón de leyenda. Santa Marta de Magasca. Nos quedamos el recuerdo

©vicentepozas2012

Cáceres. Ruta por la Sierrilla y Sierra del Lobo

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Los alrededores de la ciudad de Cáceres son un enjambre de rutas, caminos y senderos; muchos son sendas rurales, otros acceso a fincas, cañadas reales y algunas rutas senderistas por pequeñas veredas que tienen la peculiaridad de ofrecer una vista de la ciudad nada habitual a los ojos. Esta de hoy parte de la popular Sierrilla cacereña y discurre por el cerro del Lobo, tiene apenas diez kilómetros pero podemos alargarla todo lo que queramos enlazándola con otros recorridos. A pesar de su cercanía al núcleo urbano, que cuenta con una variada oferta hotelera, conserva la vegetación dehesa y de bosque mediterráneo. Son caminos muy transitados fáciles de hacer pero vistosos como veréis en las imágenes. Partimos de la sierrilla para tomar la cañada del Casar de Cáceres. Desde aquí los Llanos de Cáceres ofrecen una imagen amplia y tranquila, una alfombra llena de vida
Descendemos por la Sierrilla, hacia el Norte, y enseguida se sitúa a nuestra derecha el Cerro Otero, hay varios caminos, hacia la izquierda podemos llegar hasta el pueblo de Casar de Cáceres, hacia la derecha llegaremos al centro urbano por el barrio de Sanmarquino.
Caminos limpios, muy usados, despejados por el paso de vehículos, bicicletas y personas. Vegetación mediterránea muy abundante.
Pese a la cercanía del bullicio de la urbe quedan restos de la actividad ganadera de antaño. Cabras en primer plano, edificios al fondo.
Nosotros charlamos un rato con Guillermo, uno de los últimos cabreros que quedan en la ciudad. Los animales conocen el camino, aunque no dudan en colarse en algunas fincas en busca de apetitosas flores.
La Universidad Popular de Cáceres señalizó estos caminos hace algunos años en un proyecto para recuperarlos, desafortunadamente la falta de mantenimiento ha terminado con muchas de las señalizaciones, algunas se mantienen en pie
Llano, dehesa, olivares se entremezclan en los límites de esta fronteras de lindes y vallas. Una imagen de uso y abandono de tierras de labranza que la maleza conquista. Esta es la ladera del cerro Otero, frente a nosotros se extiende la penillanuera cacereña.

Dehesas llenas de vida que en primavera ofrecen estampas muy coloridas

Giramos a la derecha, hay un pequeño poste que marca el desvío junto a la linde de una finca, pero hay que estar atentos. El cerro del Lobo muestra su bosque mediterráneo.

El camino se averigua, es fácil seguirlo, no tiene pérdida.

Comenzamos la ascensión a lo alto del cerro, una de estas elevaciones que siempre hemos visto, pero no habíamos coronado. A disfrutar de sus vistas.

A medida que ascendemos, descubrimos los límites de la ciudad, al fondo el Polígono ganadero.

Los Llanos de Cáceres  y Gredos a lo lejos.

Arriba tenemos unas panorámicas de Cáceres poco habituales que cambian el perfil de la ciudad. La torre de la Plaza de Italia, la parte antigua y la sierra de la Mosca detrás.

La Plaza de toros y la Iglesia de Santiago

Cáceres, entre colinas, se ve así desde el cerro del Lobo.

La zona de Mejostilla, una de las grandes expansiones de Cáceres.

Comenzamos el descenso por un pequeño sendero que nos llevará hasta la carretera del Casar de Cáceres y Sanmarquino

Frente a nosotros el Paseo Alto se encara a la vista. Cáceres parece Roma, la ciudad de las siete colinas.

El sendero nos lleva hasta una de las rotondas de la Ronda Norte, mientras bajamos hasta la carretera, la ciudad se alarga con el Parque del Príncipe a la derecha de la imagen
Tomamos un pequeño camino a la derecha que da acceso a las fincas más próximas y que sube hasta la Sierrilla, por el antiguo cordel del Casar de Cáceres y la Vía de la Plata. Aún hay pequeñas explotaciones ganaderas, más testimoniales que prácticas.
La arquitectura rural ofrece estos accesos tan vistosos, en la mayoría de los casos en desuso pero bien conservados, hoy son un valor añadido de la finca

Al ascender por la Sierrilla descubrimos, al fondo, la localidad de Casar de Cáceres

Hoy estas parcelas mantienen su esplendor antiguo, aunque ahora su uso sea más orientado al ocio y segundas viviendas

Desde aquí se observa el cerro del Lobo donde hemos estado

Ya desde la Sierrilla la ciudad parece más lejana pero es solo un efecto óptico, el ruido está apenas a un par de kilómetros.
Así termina esta sencilla ruta, de dificultad baja pero de paisajes  sorprendentes porque rozan una ciudad enclavada en mitad de parajes rurales bien conservados. Está bien adentrarse en estos caminos, atreverse a abandonar las zonas asfaltadas, los carriles trazados por un urbanismo más moderno, más orientados al ocio y el paseo, pero al fin y al cabo,  ordenados por normas; carreteras, paseos ornamentados que hacen olvidar que, justo al lado, el espectáculo te embauca con solo olerlo. Una capital de provincias permite encantos como este.-
Preparados para la próxima ruta.
©vicentepozas2012

Ruta Callejas de Valdeobispo

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            Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera
La Ruta por las Callejas de Valdeobispo es un magnifico ejemplo del desarrollo de la arquitectura rural que ha crecido y se ha desarrollado en Extremadura alrededor de la agricultura y la ganadería. Valdeobispo cuenta con una laberíntica red de callejas, callejuelas y vías pecuarias; el paseo por ellas es un verdadero placer. La ruta es muy sencilla, de apenas 10 kilómetros, pero muestra muchas de las esencias del Valle del Alagón, donde se asienta la localidad. Fértiles tierras gracias al río que envuelve el valle y a las muchas presas que riegan las tierras de labor, como el embalse de Valdeobispo de donde partimos. La ruta está señalizada y es fácil seguirla puesto que las callejas, y sus paredes de piedra, nos obligan a seguir el camino.
Partimos de la antigua residencia de que, a los pies del pantano, recibía a los mandos militares que acudían de descanso, desde allí sorteamos la pared de la presa e iniciamos el camino.
La ruta no está homologada, pero sí señalizada y es fácil seguirla. Jaras, retamas y algunas encimas y alcornoques nos acompañan en los primeros kilómetros.
Las callejas delimitan las lindes de piedra de fincas y prados, un laberinto de parcelas cuyo uso ya es testimonial pero que han creado un entramado de senderos que merece la pena visitar.

Nosotros, por el paraje denominado Rincón del Molino, entramos en la que llaman calleja del Barquillo

Eran caminos para que hombres y bestias se moviesen por los alrededores del pueblo a trabajar el campo, la escasa actividad de secano ya, hace que estos senderos sean comidos por la maleza; aunque suelen limpiarse, al menos la zona señalizada como sendero.

Atrás hemos dejado la presa en una tierra adehesada que muestra rubores de primavera por el cerrillo de Cabeza de la Gama

En ocasiones en camino se ensancha rodeado de robles que regalan su sombra

Llegamos al canal de riego, desde allí, ya liberado de la presa, observamos como el río Alagón se dirige a tierras caurienses.

El puente nos sirve para la foto de familia de la mañana, aquí está el grupo de senderismo Catelsa Cáceres. La Ruta está organizada por Guillermo García y terminará con parrillada.

Alguna solitaria explotación porcina hace la delicias de pequeños y grandes. Urbanitas.

Desde el camino que discurre paralelo al canal, se observa parte del Valle del Alagón

Dejamos el canal que cruzamos por una pequeña pasarela…

Así nos sumergimos, de nuevo, en el laberinto de callejuelas, donde la vegetación muestra sin reparos porque la zona es de tanto interés botánico y ornitológico.

Caprichosas formas parecen pavonearse ante la presencia de extraños

El paseo por este sendero de piedra es un regalo de sonidos y olores, sensaciones liberadas que parecen haber quedado petrificadas.

Llegamos a Valdeobispo por la calle de los Pipis. El pueblo data de los siglos XI-XIII durante la época de la repoblación leonesa, luego pasaría al señorío de Galisteo, hoy tiene apenas 700 habitantes.

La vida rural se compone de pequeños detalles, se dibuja con paciencia, es algo personal

Salimos del pueblo recorriendo parte de la Cañada Real Soriana, al fondo Gredos

Entre matorrales volvemos a las callejas en un paraje más despejado, cerrando el recorrido propuesto

Luego vuleve la dehesa, el bosque mediterráneo, restos de viejas glorias agrícolas

Y retornamos al pantano de Valdeobispo acontemplar las aguas mansas del Alagen esta presa que tanta riqueza trajo a las vegas alagonesas

Guillermo García, a la derecha, junto a Roberto, fue el organizador de la ruta por estos parajes que conoce perfectamente. Terminamos, como han de terminar las cosas, frente a unas buenas brasas para asar carne en compañía de los compañeros de ruta

Es un pequeño recorrido pero recomendable, un paseo por parte de esa hsitoria dibujada en paredes de piedras, callejas naturales que en su día fueron arterias principales de la economía local y que ahora quieren enseñar su encanto como senderos, recorridos rurales que, tras el paso de los años, han adquirido un valor cada más reconocible.-
©vicentepozas2012

Ruta de Isabel la Católica. De Cañamero a Guadalupe

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La ruta de Isabel la Católica es una de las clásicas de la comarca de Las Villuercas. Se trata de un trazado que parte de la localidad de Cañamero y finaliza en la Puebla de Guadalupe. 15 kms de dificultad media cuyo punto más alto se encuentra en el Castaño del Abuelo a 980 metros de altitud. En esta ocasión la organizaba el área de dinamización deportiva de la Mancomunidad Villuercas-Ibores-Jara. Un día soleado nos acompañó durante todo el camino. Iniciamos la marcha en Cañamero, donde la organización ofreció avituallamiento.
Salimos de Cañamero buscando la rivera del río Ruecas por una arboleda que nos protege en los primeros metros
Bordeamos la piscina natural del Ruecas que aquí conocen como el charco de la Nutria buscando la primera de las sorpresas

Se trata de la Cueva de la Chiquita, en la que podemos encontrar pinturas rupestres y abrigos del Neolítico, pinturas rupestres de la Edad del Bronce.

Volvemos sobre nuestros pasos y cruzamos por la presa de la piscina que se cierra en verano para disfrute de bañistas. Es un rincón muy frecuentado y bastante bien preparado.

Dejamos la pequeña depresión del río para iniciar el ascenso por un pequeño cerro de monte bajo hasta llegar al embalse del Cancho del Fresno

La subida nos ofrece una vista global de la Cueva de la Chiquita que acabamos de visitar

Al llegar al borde del embalse nos deleitamos con una panorámica de las Villuercas que nos acompañará durante buena parte de la ruta. Enfrente la Sierra de la Madrastra y la Sierra de Sancho

Tomamos entonces un camino ancho que bordea todo el pantano y que mantendremos durante un par de kilómetros.

No ha sido año de lluvias y eso se aprecia claramente en el nivel del agua. Se trata de un embalse 15 hm3 construido en 1987 usado para abastecimiento y riego.

Paseamos entre pinos bordeando el pantano por la zona del Martinete

Así abandonamos las aguas embalsadas para adentrarnos en el Collado del Ventosillo

Se trata de un paraje de jaras, brezos y monte bajo rodeado de sierras que nos deleita con una visión de 360º de unos de los muchos valles de la comarca de las Villercas.

Las Villuercas tiene esta magia especial, las ondulaciones de la cordillera de los Montes de Toledo que la han convertido en referencia mundial al recibir el título de Geoparque Villuercas Ibores Jara

El Collado del Ventosillo tiene sus propias leyendas como esta de la Cruz de Andrade que recuerda la muerte un caminante a manos de un bandolero en 1844

La Mancomunidad nos deleita en este punto con un suculento aperitivo, un pequeño receso antes de encarar la subida hacia el punto más alto de la ruta.

Toca ascender hasta la Sierra del Águila

Detrás de nosotros la Sierra de la Madrila y el Risco Viejo

Aún podemos ver parte del Embalse del Cancho del Fresno detrás de nosotros

Esta pedriza recibe el nombre del Melonar de los Frailes

Ascendemos por la zona de las Ventosillas entre pinares

El repecho se hace más duro a causa del calor a medida que ascendemos

Casi arriba la zona se despeja en este paraje que conocen como las Alberguillas. La ruta de Isabel La Católica no está homologada todavía, aunque ya está bastante señalizada

El camino se hace más ancho, en zonas despejadas con restos de algunos pinos que sobrevivieron al incendio que arrasó parte de Villuercas hace unos años

Restos de lo que debió ser un enorme y frondoso bosque que no sobrevivió al fuego. Al fondo se vislumbra el paraje que alberga otro de los puntos de interés y la cota más alta de la ruta, 980 m de altitud.

Así entre pinares, cerezos y robles se mantiene, vivo aunque no lo parezca, el Castaño del Abuelo, uno de los árboles singulares de Extremadura.

Cuenta la leyenda que los Reyes Católicos descansaron bajo su sombra tras la conquista de Granada, a duras penas mantiene aquella prestancia de siglos, pero se sostiene en pie a pesar de sus oquedades

Un tupido ejército de robles lo vigila y lo rodea justo en lo alto del Collado de la Era del Pico Agudo que dejaremos a la derecha

La Sierra de Guadalupe se deja ver al fondo antes de iniciar al descenso a la puebla de Guadalupe

Dejamos a nuestra derecha el Pico Agudo, 1092 m, al que en el siglo XIV llamaban Mojón de Maltravieso

Nosotros conducimos nuestros pasos entre una fragosa y tupida vegetación compuesta por robles, castaños y madroños; entre los huecos del bosque se pueden ver los valles del Infierno y Valdegracia, donde se encuentra el Palacio de Mirabel, construido en el s. XV para recreo de priores y monarcas

En el camino encontramos la peonía, la rosa de los montes

Nos sorprende el ruido del nido de un picapinos que descubrimos en el hueco de un árbol

Frente a nosotros el pico Villuercas, 1601 m

El descenso descubre Guadalupe a donde dirigimos nuestros pasos

Justo antes de cruzarnos con la ermita de Santa Catalina, s. XVI, en medio de una explanada que la convierte en un mirador excelente de la comarca de la Villuercas, justo en el cruce del camino de Miramontes

La puebla de Guadalupe y el monasterio ofrecen una panorámica magnifica a medida que nos aproximamos

Termina el descenso, afrontamos la última parte del camino antes de ascender hacia la puebla

La última parte del recorrido discurre por el que llaman camino de Vallehermoso para atravesar el puente de Cañamero y continuar por el antiguo camino de peregrinos

Nuestros pies nos llevan a la Fuente del Piojo, a refrescarnos la garganta antes de entrar en la villa

La silueta del monasterio es visible siempre

Las calles de Guadalupe ya nos protegen y los múltiples vendedores de miel, dulces y aceite se acercan a recibirnos

La ruta ha terminado, lo hacemos con una foto de familia en la Plaza de Santa María de Guadalupe en la escalinata del Monasterio. Quince kilómetros y medio después de salir de Cañamero hemos completado el trayecto.

Otro recuerdo queda frente al castaño del Abuelo ante el que dejamos nuestra imagen

Ha sido una manera de conocer de cerca la belleza de Las Villuercas, son muchos los caminos, de peregrinos o no, que abonan la comarca. Un agradable paseo para descubrir que junto a excelentes compañeros de ruta se descubren muchas más cosas de las que ves; escuchar es una práctica que hacemos pocas veces, pero que enseña bastante más que las guías, los libros o los mapas. La experiencia de quienes conocen el camino te denuestra que nuestra riqueza se revela andando Extremadura.-
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Ruta de los Ingleses. Casas de Miravete a Romangordo

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Cada año, desde hace ocho, los Ayuntamientos de Casas de Miravete y Romangordo organizan la Ruta de los Ingleses, con la intención de dar a conocer la batalla de la Guerra de la Independencia que tuvo lugar el 19 de mayo de 1812, en la que los franceses fueron derrotados por tropas inglesas en Lugar Nuevo (Romangordo). La ruta no es difícil, recorre parajes muy diferentes: sierra, monte, dehesa. La Ruta está muy organizada y cuenta con todo tipo de detalles, incluída la recreación histórica de esta batalla. Para los dos pueblos es una fiesta y se prepara con mucho mimo. Un paseo por la sierra de Miravete y las estribaciones de Monfragüe que nos descubre rincones de gran belleza. Volveremos.
La cita es en Casas de Miravete donde la organización te reconforta con un desayuno, camiseta de recuerdo, y carnet de senderista, para llevarnos en autobús hasta el punto de partida, cerca del Túnel de Miravete.

En Casas de Miravete el saludo de la organización y el descubrimiento de una pequeña placa dan comienzo a los actos.

La idea, además de andar por los parajes de ambos pueblos, es realizar una ambientación del acontecimiento mediante una recreación completa de la batalla. De hecho, a lo largo del camino conoceremos parte de la historia a través de las narraciones y representaciones que ofrecen diversos personajes caracterizados de la época. Tras la foto de rigor, por supuesto…

La ruta consta de 16 kilómetros que corresponden al último tramo del recorrido que realizaron 3.500 soldados comandados por el general Hill desde la vertiente sur de la sierra de Miravete hasta el Fuerte de Napoleón de Lugar Nuevo, pasando por el collado de los Ingleses y Romangordo. La primera de la recreaciones tiene lugar antes de comenzar a andar.

La salida la iniciamos con los participantes pasando bajo los soldados que hacen los honores precisos tras las salvas.
Nosotros comenzamos la marcha dejando a un lado el Arroyo de La Mina que cruzaremos más tarde, y nos disponemos a recorrer la Dehesa de la Sierra del Frontal.
Recorremos los primeros metros agrupados convertidos en una lína multicolor, al fondo las estribaciones de Miravete.

Entramos en la la zona de La Lanchuela antes de acometer la subida a Miravete.

Coronamos la Sierra, apenas 738 metros que nos sitúan en el Collado de los Ingleses. Como relatan las crónicas: «Ingleses y portugueses, dirigidos por el General Hill, el 19 de mayo de 1812, atravesando la sierra de Miravete por el collado de los Ingleses y pasando por Romangordo llegaron a Lugar Nuevo, conquistaron esta posición y, como no querían mantenerse en ella, destrozaron todas sus instalaciones para que no pudieran ser nuevamente utilizadas por los franceses».

La Sierra muestra sus encantos, escondidos a la visión habitual que ofrece la carretera, descubrimos el Canchal de la Cierva
Descendemos para recorrer La Piñuela, situada en la zona más baja, atrás queda la Sierra de Miravete.
Transitamos por la Dehesa Boyal, entre callejuelas de piedra que conforman las lindes de las fincas

Miravete enseña sus roquedos, estamos en Monfragüe y queda constancia de ello

Atravesamos la autovía donde la organización ha situado un pequeño avituallamiento

Mientras buscamos el cauce del arroyo, transitamos por una zona de jaras, retamas y eucaliptos situada en un lugar llamado Calvario de la Piñuela
Es habitual en todo el recorrido, señalizado a conciencia, encontrar pequeños carteles que relatan parte de la historia y que recuerdan a los protagonistas de aquella hazaña que ahora recordamos andando por los escenarios de la misma, con propósitos bien diferentes, eso sí.

Antes de subir cruzamos la Garganta de la Canaleja y afrontamos el ascenso por una de las faldas de la Sierra de la Caldilla

Tomamos, al fin, el camino de la Canaleja que nos llevará hasta Romangordo, una subida suave y poco pronunciada
Desde el alto de Puertezuela, Casas de Miravete aparece dibujada, señalada por los pocos rayos de sol que se escapa en este día gris y lluvioso.

A lo largo del camino siguen apareciendo referencias a la historia en un día de paraguas abiertos

El camino tiene rincones bellos entre alcornoques, chopos y helechos que soportan la umbría de la sierra

Desde aquí se atisban las inmediaciones del Parque Nacional de Monfragüe, la dehesa extremeña, la diversidad de un paisaje a camino entre un lugar y otro
Así llegamos a la Aliseda antes de ser testigos de la primera de las recreaciones históricas
Es un camino tranquilo, que se hace en compañía, Luisa y Julia no desaprovechan su comodidad para charlar durante la ruta

Hasta que asomamos en Romangordo…

La primavera tardía de la dehesa se dibuja perfecta desde el Cerro de la Fuente.

Al llegar al pueblo nos topamos con el pilón, con la fuente y el abrevadero del ganado

Hasta los guardias que regulan los cruces de la carretera van ataviados para la ocasión, es curioso observar como los dos pueblos se implican en los actos.

En la plaza de Romangordo, se ha celebrado parada militar, una pequeña escaramuza
de soldados por las calles y los discursos de rigor. Un pequeño mercado medieval y el refrigerio para los senderistas nos ayudarán a afrontar los últimos kilómetros de la zona hasta Lugar Nuevo, donde se libró la batalla.
Abandonamos el pueblo de Romangordo que conserva parte de su encanto en un pueblo casi de sierra, casi de llano

La última etapa del camino se inicia en las afueras del pueblo… dejando atrás la cruz de las eras

Romangordo señaliza sus pertenencias para que el viajero las conozca

Y la ruta va siendo contada en estos pequeños paneles que nos acompañan desde el inicio, vamos a por el último tramo…

Esta tramo nos lleva por el camino que llaman Calleja de la Cumbre

La parada de Romangordo ha vuelto a agruparnos, camino del fuerte donde se librará la batalla

La dehesa de Macinto dibuja estampas muy extremeñas…

Prados escondidos por este paraje al que hay que llegar andando, puro Mediterráneo

Una alfombra de flores en el paraje de la Cagalana

Hasta que arriba en el fuerte se recuerda la historia de hace 200 años. Lugar Nuevo era un pequeño núcleo urbano con cuatro o cinco casas dedicado a la hostelería desde la segunda mitad del siglo XVIII en el término municipal de Romangordo, a orillas del Tajo y de la carretera nacional de Madrid a Lisboa.

Los franceses ocuparon esa posición durante la guerra de la Independencia y construyeron en dicha zona los Fuertes de Napoleón y Ragusa y un puente de barcas sobre el río Tajo en sustitución del destruido puente de piedra de Albalat.

El ejército inglés destrozó el fuerte para que aquí no quedase nadie tras conquistar este pequeño cerro

Esta es la historia que se recrea cada año para rememorar una batalla que cambió la historia, una representación que recorre el camino que llevó a las tropas hasta aquí.
Como consecuencia de esta brillante y audaz operación quedaron aislados los dos grandes ejércitos franceses, el del norte, dirigido por el mariscal Marmont, duque de Ragusa, y el del sur, comandado por el mariscal Soult y por este aislamiento de las fuerzas francesas, Wellington pudo plantear con éxito la batalla de Arapiles y acelerar la derrota definitiva de los franceses, primero en España y después en Europa mediante la célebre batalla de Waterloo.
Este es la historia relatada, es parte de la leyenda que hemos recorrido andando para rememorar lo sucedido en este rinconcito de la geografía extremeña, habilmente recordado por sus gentes que organizan una travesía maravillosa para que no olvidemos que nuestra historia está escrita a base de hechos aislados, pequeñas batallas que dan pie a grandes triunfos. Ahora el triunfo es de quienes recuperan la memoria de los hechos
La Ruta de los Ingleses termina con una paellada en un pequeño parque periurbano, una convivencia entre soldados, senderistas y vecinos para festejar el triunfo. Aunque en esta ocasión, y como dijo Felipe II, no mandé a mis naves a luchar contra los elementos; la lluvia silente del día se hizo intensa, atronadora y nos privó de la compañía de los habitantes de Romangordo y Casas de Miravete. Otra año será.
Porque Julia, Luisa, Juan Antonio y yo, hemos prometido volver a recordar el Camino de los Ingleses, el próximo año cuando se acerque el tiempo de la batalla, el humo de las bayonetas y el sonido de los tambores y cañones, volveremos a pisarlo…andando Extremadura.-
©vicentepozas2012

Ruta Dehesa de los Mogollones. Ermita de San Jorge. Cáceres

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De las muchas rutas que se pueden hacer por los alrededores de la ciudad de Cáceres, destaca una que, por su riqueza patrimonial y natural, es de las más completas y bonitas. La ruta de la Dehesa de los Mogollones, que nos llevará hasta el castillo fortaleza del mismo nombre, la ermita de San Jorge, un ejemplo del despropósito y abandono de nuestro rico patrimonio cultural, hasta el dolmen de la Hijadilla y finalmente hasta el río Salor y su puente y molino medievales. 12 kilómetros por una dehesa maravillosa, un paseo a través de la historia de Cáceres, la más desconocida.
La ruta se inicia a doce kilómetros de Cáceres, en la carretera de Badajoz, justo después de pasar el castillo de Las Seguras encontramos un desvío hacia el ecoparque, allí parte la vía pecuaria que seguiremos y que nos puede llevar, si nos apetece, hasta Los Barruecos en Malpartida de Cáceres. Dejamos el coche al pie de la carretera y la primera sorpresa no se hace esperar…
Una bandada de buitres leonados se alimenta cerca de allí y nos regalan su vuelo
Su silueta es reconocible desde lejos, son esquivos pero no parece inquietarles nuestra presencia
Las explotaciones ganaderas de la dehesa siempre dejan algún premio para estas aves carroñeras
Su olfato puede atraerlos desde kilómetros de distancia, no son los únicos, ni será la última vez que los veamos esta mañana.
Nos adentramos por este camino carretero, transitado por su cercanía a la ciudad de Cáceres, una paisaje de encinas jóvenes.
Desaparecen las encinas de repente y la silueta de la torre se dibuja rompiendo la línea del horizonte.
Este castillo, que vivió lances antiguos, apenas es una sombre de los que fue
El torreón de los Mogollones es lo único que resta de aquellos años de conquista, hoy soporta una gran colonia de aves diferentes
Según Publio Hurtado, en sus orígenes perteneció al viejo linaje de los Mogollones, una de aquellas familias con más raigambre en Cáceres y que también participaría en la reconquista de la ciudad en 1223.
El castillo, posiblemente de los siglos XIV y XV, dio nombre a la dehesa que perteneció al citado linaje y más tarde pasó a otras familias de la nobleza cacereña.
En la actualidad, la fortificación sobrevive milagrosamente; se halla en ruinas y no es sino un mínimo reflejo de la esbeltez, la belleza y la majestuosidad de una fortificación extraordinaria que raramente conserva algunas almenas y matacanes, un escudo postizo, gruesos muros y otros elementos constructivos que presagian la ruina total junta a un establo.

Es fácil imaginar lances y escaramuzas en esta fortaleza que se desmorona ante la desidia y el abandono…

 

…y que conserva detalles de un pasado más glorioso.
Justo enfrente descubres los restos de la ermita de San Jorge, estamos a punto de comprobar que no siempre el patrimonio y la historia se encuentran a buen recaudo. Lo que van a ver se encuentra al aire libre, lo que han hecho a esta obra sólo puede ser el resultado de la ignorancia y la estupidez.
Los restos de esta ermita se mantienen a duras penas, se cree que su fundación y culto fue de origen privado y debió estar dedicada a San Jorge; sus orígenes datan de los S.XIV y XV, aunque su construcción se culminó en siglos posteriores.
Su estado actual es lamentable y se levanta frente a un pequeño estanque que parece ser artificial y posterior a la construcción de la ermita.
                    
Se conservan relativamente cubiertos lo que fueron el coro, la capilla y la sacristía.
Merece la pena observar las pinturas murales conservadas milagrosamente en su interior que cubren la casi totalidad de los muros. Son de temática religiosa, sin gran calidad técnica, pero si de bello colorido, y representan escenas bíblicas y de la vida de Cristo
Fueron pintadas por un tal Juan de Rivera en 1565, como consta en una inscripción del mural.
El evidente deterioro duele tanto que te gustaría llevártela y protegerla de inclemencias e ignorantes
Es imposible entender que los responsables del patrimonio, capaces de ponerte mil trabas, ante cualquier reforma, construcción o mejora sean capaces de mirar para otro lado ante esta muestra de arte religioso
Nos alejamos de este cojunto arqueológico, monumental, que dan idea de que ese Cáceres señorial, de grandes familias, no se limitaba a las murallas de su ciudad, una historia dañada que a nadie parece importar

Continuamos por una calleja que desemboca en el caserío de Mudaelpelo, cuya actividad ganadera es evidente.

Los ganaderos se afanan en agrupar al ganado que ha pasado la mañana en la dehesa

La dehesa se hace más densa y esconde otro tesoro. El Dolmen de la Hijadilla. Es un monumento megalítico destinado a enterramientos colectivos.

Está constituido por una cámara funeraria casi circular construida con grandes piedras dispuestas verticalmente (ortostatos) que soportan losas horizontales, que le sirven de cubierta, y un pasillo de acceso o corredor, levantado también con lajas de granito, que desemboca en la cámara. En su origen todo el monumento estaba cubierto con tierra formando un túmulo. Pueda datar desde finales del Neolítico (IV milenio) a la Edad del Bronce (II milenio).

Atrás dejamos la prehistoria, encima la actividad de los buitres es más que evidente

La dehesa limpia se dibuja ante nosotros, el camino está señalizado desde el inicio

Majestuosa figura, vuelo perfecto, más de dos metros de envergadura que hacen que busque las corrientes térmicas para facilitar el ascenso. Sus alas parecen tener dedos.

Llegamos a los restos de un molino medieval junto al río Salor.

El puente, el molino y el azud, de época medieval, han sido reconstruidos varias veces como consecuencia de las riadas.

Es este río se observan muy bien las rocas que constituyen el sustrato de la zona: pizarras oscuras, cristalinas y muy duras, originadas por un metamorfismo de contacto (gran calentamiento) debido a la intrusión del magma que originó los granitos de los alrededores.

Se conserva una inscripción en la pared del molino dónde consta la fecha de la última restauración (1862), siendo apoderado D. José Calzado Pedrilla.

Una pequeña presa hace que el Salor recupere algo de su figura, más abajo su caudal es casi testimonial

En los márgenes existen árboles tópicos del bosque de ribera como fresnos, chopos, sauces y mimbreras.

Volvemos sobre nuestros pasos, siguiendo las señales que nos han guiado

La eterna cigüeña se ha apoderado de todo, vive en esta dehesa, a sus anchas.

El castillo nos ha esperado mientras el cielo se cierra por momentos, amenaza con mojarnos

Las nubes dibujan luces y sombras, un escenario de colores que nos recuredan lo que hemos visto

Paleta de colores, tierra, dehesa, armonía, compañía, viento y despedida

Nosotros nos marchamos, Luisa inmortalizó el momento que demuestra que para obtener la foto que buscas, vale todo. Es apenas un momento, pero la imagen es inmortal. San Jorge, patrón de la dehesa, nos despide desde la Torre de los Mogollones

Las rutas desde Cáceres, incluida esta, os las podéis descargar aquí:
Nosotros volveremos sobre nuestrs pasos, andando Extremadura.
©vicentepozas2012

Chorro de Las Batuecas. Salamanca

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Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres hemos atravesado las fronteras de la región extremeña por Las Hurdes y hemos entrado en el Parque Natural de Las Batuecas en la Sierra de Francia para hacer una ruta conocida, la que nos llevará hasta el Chorro de Las Batuecas, apenas 13 kilómetros bellísismos, con un primer tramo muy turístico y otro más aconsejado para caminates habituales y de dificultad media. Sea como fuere, el Valle de Las Batuecas, es un pequeño paraíso y recorrerlo un placer. Nosotros no comenzamos, como es habitual, en el Monasterio de Las Batuecas si no en las nuevas zonas habilitadas que se han instalado un kilómetro más abajo. Frente al panel informativo, iniciamos en el camino…
El valle de las Batuecas tiene un microclima mediterráneo, por lo que encontramos alcornoques, encinas, madroños, brezos y jaras. Una pequeña vereda nos lleva a un segundo aparcamiento donde comienza una zona accesible de visita
 
 
En el inicio de la ruta se ha construido una pasarela de madera, accesible como digo, que cruza el río Batuecas y que nos lleva paralelo a él.
 
 
La pasarela recorre el pequeño bosque que se encuentra a ambas orillas y enseña buena parte de la vegetación natural de la comarca que es zona de especial protección de aves (ZEPA)
 
En el tramo se han señalizado algunas especies de árboles y sus representantes más curiosos, algunos de muchos años o de gran envergadura, un pequeño paseo por el campo que no presagia la dificultad de la última parte de la ruta.
 
Abandonas esta tarima de madera para llegar al Monasterio del Santo Desierto y encarar una pequeña senda a orillas del Batuecas entre las raíces de los chopos y robles que tocan la orilla del agua.
 
En las traseras del convento un Tejo centenario vigila el camino.
 
En las paredes monacales un texto de San Juan de la Cruz acompaña al caminante «Buscando mis amores iré por esos montes y riberas…»
 
Salimos de tierras de rezo atravesando un pequeño puente de piedra…
 
Traspasamos la puerta que nos inicia en la ruta que nos conducirá hasta el chorro.
 
Al sendero, ya de por sí muy bello y mientras caminamos entre alcornoques, robles, madroños y algunos castaños, se han añadido curiosidades etnográficas como esta carbonera
 
Siguiendo el sendero junto al río llegaremos a los distintos canchales con pinturas rupestres. El canchal del Zarzalón es el más cercano y el más curioso.
 
Desde allí ya se averiguan muchas de las maravillas de la ruta y el paisaje que nos acompañará el resto del camino. Yo inmortalizo el momento
 
 
La zona está bien señalizada, y protegida, imagino que por los abusos que se hayan cometido
 
 
El conjunto de pinturas Prehistóricas Esquemáticas, de gran importancia, se localizan diseminadas entre abrigos de cuarcitas que configuran el valle y a lo largo del curso del río. Las pinturas son visibles sin probelmas
 
Descendemos hacia el camino buscando las segundas pinturas en el llamado Canchal de la Umbría del Cristo
 
Guiado por la señales y protegidos por la vegetación del sotobosque camino del Canchal, andamos ligeros
 
Aquí nuevas pinturas rupestres y sobre todo una visión amplia del  pequeño valle donde nos encontramos, hacen que la parada sea merecida, unos minutos tan sólo para disfrutar del paisaje.
 
 
Un pequeño valle de escarpadas laderas y abundante vegetación…
 
Con roquedos que asoman entre bosque y matorral, dijujando caprichosas formas.
 
Seguimos el camino por la umbría del Canchal descendiendo, de nuevo, hacia el río…
 
 
Cruzamos el río Batuecas otra vez e iniciamos el ascenso hacia el paraje de Las Torres, justo antes de acompañar al arroyo del Chorro, hasta la misma caída de agua
 
Desde lo alto de Las Torres, la vista vuelve a ser un regalo, hemos dejado atrás el ascenso más complicado
 
La mano del hombre llega hasta aquí, en busca del preciado corcho de los alcornoques, ahora un pequeño ascenso, por una estrecha vereda nos conduce hasta el mismo Chorro de Las Batuecas.
 
 
La primera vista, impresiona, el desnivel que provoca la caída de agua se impone ante nosotros
 
La pena es que este año seco no deja ver la belleza de la zona y el agua es, apenas, testimonial pero los suficiente para refrescarse los pies en este día caluroso
 
Un hilillo de agua se averigua desde arriba, consecuencia de la falta de lluvias en un invierno fatalmente seco. Al menos, hemos llegado hasta aquí, e imagino que con la idea de volver cuando el agua sea más abundante y generosa
 
 
Marcha atrás, retomamos los pasos andados ya para disfrutar de otra luz en el mismo paisaje
 
Ahora un cielo azul siluetea las estribaciones de la Sierra de Francia que con tanto afán ocultan
 
Hay que bajar despacio para no perder el paso, abrumados aún por el entorno
 
Un paisaje oculto, silencioso; nos imaginamos vigilados por cabras montesas, ciervos y pequeñas aves que observarán esta alteración en su rutina a pesar de que procuramos no molestar en exceso.
 
Terminamos en la entrada del valle, en el Convento del Desierto, construido como lugar de vida retirada y eremítica a finales del siglo XV, junto a numerosas ermitas ubicadas dentro y fuera del recinto conventual. Estas ermitas se encuentran diseminadas en su mayoría por los riscos circundantes. Actualmente se conservan las ruinas.
 
Encaramos el último tramo, sencillo, casi un paseo, más concurrido por familias que aprovechan la belleza de la zona
 
Volvemos a la pasarela, camino del inicio, a una hora propicia para aprovechar el día de visita por la comarca
 
Viaje obligado al pueblo de La Alberca, un decorado vivo hecho para turistas y curisosos, donde todo se vende, todo se oferta, conjunto arquitectónico y etnográfico, un espacio casi sin parangón dentro de toda Castilla y León.
 
Y terminar, arriba, en la Peña de Francia donde la cabra montesa está en su hábitat vigilando el horizonte
 
Una montaña que se alza a 1.727 m de altura. Conocida por su   Virgen Negra y su grandísimo santuario, es prácticamente inaccesible en invierno por la nieve. Tiene gran afluencia de turistas durante los meses de verano. Se divisa toda la llanura del Campo Charro hacia el norte, la Sierra de Tamames hacia el este, y el pantano de Gabriel y Galán hacia el sur, aparte del resto del macizo montañoso.
 
La Peña de Francia se levanta casi de súbito sobre la llanura, al sur de la provincia de Salamanca, en el límite con la de Cáceres. Desde arriba todo es dominio, admiración, fortaleza; debe ser por eso que los monjes domincos que lo cuidan, anuncian en sus salmos: «El dolor es tan profundo en estos casos que quizás lo más adecuado es guardar un respetuoso y cariñoso silencio»
 
 
Eso hacemos. Abrumados por tantas vivencias regresamos a casa. Volveremos, nos ha quedado la pena de no poder disfrutar de toda la balleza del Chorro de Batuecas lanzando el agua muchos metros adelante; ya conocemos el camino y como hemos dejado parte de nuestra alma en este viaje, tendremos que volver a recogerla.-
 
 ©vicentepozas2012

Ruta de Peñas Blancas. La Zarza

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El club de senderismo Peñas Blancas de La Zarza, antes llamada Zarza de Alange, organiza desde hace ocho años la Ruta de Peñas Blancas, un recorrido de 18 kms de dificultad media que nos lleva por unas parajes increibles e inesperados. Las panorámicas que nos ofrece la subida a la Sierra de Peñas Blancas o caminar por el valle de la Osa o Los Valencines son añadidos a una ruta que nos descubre un pequeño valle situado entre sierras, desconocido para muchos pero sorprendente. La ruta, magnificamente organizada, congregó a más de 1.000 personas, y allí estuvimos nosotros.

El día comenzó gris, pero esto no desanimó a nadie, todos esperábamos la salida impacientes


La salida del pueblo de La Zarza y, por tanto, los primeros momentos de ruta concentran a los participantes que irán dispersándose a lo largo del camino


Salimos de La Zarza por el camino de la Cueva de la Calderita recorriendo esta zona que llaman Huerta de San Antonio


El día quiere clarear y comienza a ofrecer imágenes magníficas

Los más rápidos en cabeza ya comienzan a ascender a Peñas Blancas, a La Calderita, la niebla cubre aún la sierra a primeras horas de la mañana

El camino se estrecha en la subida a la sierra y nos abliga a ir en fila de uno, este es el tramo más complicado de la ruta

A mitad de la ladera se encuentra La Cueva de la Calderita, perfectamente señalizada, donde encontramos pinturas rupestres, rastro de la presencia de los primeros pobladores de estas tierras

Al coronar la sierra, el día se abre y nos ofrece una postal de estas tierras de la Vega del Guadiana, en estos parajes, sobre todo, olivos y pastos. Julia, Alicia y Luisa, inmortalizadas arriba, al fondo La Zarza.

Es una paleta de colores que no te cansas de mirar. La imagen de una Extremadura, dedicada a la agricultura, que dibuja un paisaje de labranza. Al fondo Mérida, la urbe romana.

Sólo hay que girar la cabeza en esta cima pra descubrir al otro lado la localidad de Alange, el pantano y su castillo

Dejamos este lugar para continuar por la falda de la Sierra de Las Molineras para coronar el Puerto de Las Hoyas y comenzar a descender por la umbría.

Vamos dejando Peñas Blancas por la Umbría de Soria camino de la Huerta Monje, primer avituallamiento de la ruta

La organización daba la posibilidad de realizar una ruta alternativa sin subir a la sierra, quienes optaron por recorrer el camino más fácil ya se adentran en el Valle de la Osa.

En el avituallamiento nos encontramos con esta particular ambulancia que el club de Zarza lleva a la ruta, ni que decir tiene que fue el que más amigos hizo.


Hemos dejado atrás Peñas Blancas, el camino se suaviza en este valle y ofrece paisajes diferentes, es como si comenzase una nueva ruta.

Desde abajo los olivos se presentan disciplinados, tierras limpias, ciudadas que miman el árbol

Un paisaje de contrastes a medida que vamos andando, aquí cerquita del Arroyo de la Calera

La peculiaridad del Valle de la Osa y Los Valencines es que se encuentran flanqueados por La sierra de Peñas Blancas y esta que ahora nos vigila, La Sierra de Juan Bueno, que recorreremos paralela a la vuelta.

Otra sorpresa de la ruta, el Pinar de los Valencines que atravesamos por el camino de Oliva de Mérida

Es un paisaje que recuerda a zonas del Norte, un valle que guarda sorpresas y muchos matices que vamos disfrutando a medida que hacemos el camino

Una paleta de colores, diversa, pinceladas que siembra el hombre


Vamos moldeando la tierra para nuestro uso; los matices los descubres caminando, pisando, de cerca. Nosotros continuamos hacia el Puerto del Lobo para coger la Sierra de Juan Bueno por la umbría.

Este camino nos muestra, de nuevo, interminables olivares por una zona que conocen como El Castillejo y la Dehesa Zapatera. Tierra roja, de barros


En un momento la sierra se corta y en una hondonada descubrimos la Mina de la Zarza, La Mina de Piedrablanca

Una explotación minera, ya cerrada, a cielo abierto donde se extraía el caolín o la pizarra sericítica que era conocida popularmente como “tierrablanca”.

Precisamente ese color es el que confiere al agua este aspecto que recuerda a los mares del Caribe, el fondo blanco crea este efecto óptico aumentado por el rojizo tono de las paredes


Seguimos adelante ahora por la solana de la sierra que sigue ofreciendo matices nuevos, la ruta es un menú de colores, todos regalados a la vista.

Por el camino de Peñas Blancas comenzamos a descender hacia La Zarza

Tras 18 kilómetros en los pies, llegamos al destino, impresionados con el paisaje y la compañía

Pasamos por San Martin de Tours, Bien de Interés Cultural, para terminar el camino

La organización nos obsequia con una paella y un pequeño regalo como recuerdo de nuestra participación


Yo he disfrutado de la compañía de unos pocos amigos que nos hemos ido haciendo habituales en la costumbre de recorrer caminos, Juan Antonio, Julia (haciendo la foto), Alicia y Luisa.

Y de la gente del club de senderismo Peñas Blancas por su excelente organización y su trato y por regalarnos una de las rutas más bonitas que he hecho este año. Pedro Espinosa atento a todo, no perdió detalle.

Yo recordaba en un artículo, las palabras de San Agustín que afirmaba que una cosa es haber andado más camino y otra, haber caminado más despacio… Cuando entras en la dinámica de marchar a pie, las distancia no las mides en kilómetros, si no en tiempo. El refranero español es rico: ‘Caminos hacen amigos’, ‘Más vale camino viejo que sendero nuevo’ o ‘En camino largo, corto el paso’…


Caminando te encuentras, se hacen amigos, es cierto, pero lo mejor de todo es que descubres paisajes que ni imaginabas, una diversidad que sorprende, que embelesa. Y por añadido descubres que hay estaciones, que hay colores, tonos, olores, momentos e instantes que únicamente duran un minuto. Si quieres ser testigo de ellos, lo mejor es que te coja Andando Extremadura.-

@vicentepozas.abril2012

Ruta por la Dehesa de Talaván. Río Tajo

              (SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)                        Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Con el Club de Senderismo Catelsa recorremos una de las dehesas más bonitas de Extremadura «La Dehesa de las Quebradas» en Talaván, un trayecto que nos llevará hasta las estribaciones del Tajo. Dice el refrán que «en Talaván, si barruntas bulla, o talavaniegos o grullas», pues son muchas las que eligen estas dehesas para alimentarse en otoño e invierno. Talaván es una de las cuatro localidades que forman parte de los denominados Cuatro Lugares, junto Monroy, Hinojal y Santiago del Campo. 16 kms de dificultad baja pero de paisajes amplios y singulares.
La ruta comienza con un desayuno en la casa de Dioni, la madre de nuestra compañera Alicia, que tuvo la deferencia de agasajarnos con los dulces que ella mismo prepara, un excelente tentempié para coger fuerzas.

Nuestro recorrido se inicia a dos kilómetros escasos de Talaván en el Cerro de Las Arenosas

Cruzamos la carretera para coger la llamada Colada de Torrejón el Rubio, un sendero amplio y muy transitado.

Tomamos a la izquierda el Camino de la Breña para bordear la finca en la que se plantan especies autóctonas, en una zona que llaman Quiebracántaros, una elevación desde donde las vistas de la enorme dehesa de Talavan son un regalo, al fondo Casas de Millán.

Desde esta pequeña elevación en la zona de Vajundillo se contempla toda la Dehesa de Las Quebradas, más humanizada al comienzo, bosque mediterráneo más allá donde oculta el río Tajo. Al fondo se dibujan Cañaveral, a la izquierda y Casas de Millán a la derecha.


Descendemos hacia la dehesa y nos disponemos a tomar el Camino de Torrejón

En este sendero, usado para acceder a fincas y parcelas, la mano humana está presente en los campos.

Un camino rural que conserva su estructura original flanqueado por paredes de piedra que le dan un regusto especial

La dehesa tiene vida propia, ajena a nuestra presencia.

Y llegamos a Talaván por la parte este para continuar camino sin entrar en el pueblo

Dejamos Talaván por el camino de la Barca que en la época medieval fue muy importante y está ligado a la antigua Ermita de Nuestra Señora del Río, patrona de Talaván, que quedó anegada por el pantano de Alcántara a finales de los 60. Su historia es singular pues al situarse en la margen derecha del Tajo y carecer de puentes, se estableció un pequeño embarcadero para cruzar el río; barcas y barqueros propiedad del Obispo de Plasencia. De ahí el nombre del camino, y era harto rentable pues hacía posible la ruta de la Vereda Real de Castilla, en el tramo Cáceres-Plasencia. La nueva ermita se construyó a orillas del Tajo en 1971.

Dejamos el Camino de la Barca para entrar en la Era del Campillo.

Cruzamos sin dificultad este pequeño arroyo dentro de la finca Gorrones Blancos

Y nos dirijimos por la dehesa a rozar el pueblo por su parte sur.

A nuestro lado la actividad ganadera continua con normalidad.

Nosotros seguimos camino, a mitad de la ruta la dehesa se va cerrando y su uso como coto de caza es evidente

Por los Cerros de La Pedrera nos vamos acercando al río Tajo.

Definitivamente la dehesa es ya bosque mediterráneo y las jaras y el sotobosque hacen de esta zona un lugar idóneo para jabalíes y ciervos

Esta dehesa fantástica e inmensa es la zona del preparque de Monfragüe, de hecho al fondo se sitúa el Salto del Gitano, en primer plano la cuenca del Tajo con el nivel de agua muy bajo

El Tajo embalsado por el Pantano de Alcántara llega hasta aquí, casi a noventa kilómetros de la presa.

Es una zona áspera, pizarrosa, nos llevará hasta el río recorriendo en parte el que llaman Camino de la Aceña

Así llegamos a las estribaciones del río, un Tajo manso y domado desde que, a finales de los sesenta, Jose María Oriol contruyese el Embalse de Alcántara para dar electricidad a ciudades como Madrid o parte de Portugal.

Tras un pequeño descanso y un refrigerio volvemos sobre nuestros pies buscando el pueblo de Talaván.

Tras de nosotros queda el Tajo que trae sus aguas de Monfragüe, oculto por jaras, brezos y retamas

Vuelta hacia la dehesa, paisaje extremeño al que se acostumbran nuestros ojos, encinas que hacen esquinas en caminos bien dibujados

Poco a poco nos acercamos a Talaván, la ruta está finalizando, aunque nosotros debemos volver a donde partimos

Encaramos la subida al Cerro del Calvario, donde está la Ermita de la Soledad

Es la parte más dura de la ruta, se hace más dificil a esta hora del mediodía y tras 14 kms en los pies, pero es corta… y no hay prisa

Desde arriba, en la parte alta del Cerro, el zoom de la cámara nos permite ver el Salto del Gitano en pleno Parque de Monfragüe

Abajo Talaván, guardián de la Dehesa, tranquilo y soleado

Nosotros salimos de la parte nueva de localidad hacia el Cerro de Las Arenosas, de nuevo.

El camino de la Lucía mos avisa del fin de la Ruta

Justo al dejarlo a la izquierda entramos en este cerro donde la casa de Dioni nos espera, ella ha hecho la ruta con nosotros…

Pero unos cuantos disfrutamos, de nuevo, de su hospitalidad y comentamos el camino en la comodidad de este porche y de su compañía. 16,5 kms marcaban los GPS. Un día que amaneció frío y terminó templado.
Ha sido una ruta fantástica que comenzó por la mañana observando bandadas de grullas que se apostaban en la dehesa, alrededor de charcas y encinas. Talaván guarda una dehesa que merece ser conocida, pero esto es sólo posible si se hace… Andando Extremadura

©vicentepozas.Marzo2012

Ruta Puente romano de Alcántara

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)Vamos a hacer una ruta clásica, la del Puente romano de Alcántara, que comienza y finaliza en este coloso romano, todavía en uso y que nos llevará por algunos pasajes fronterizos de gran belleza y comprobable diversidad. 17 kms con algunos desniveles no muy pronunciados y con algunas sorpresas, como la compañía de buen número de ponis que recuerdan a los asturcones del norte. La Ruta, desde que se constituyó el Parque Natural del Tajo Internacional, está muy bien señalizada, y permite conectar con otras o visitar menhires y canteras. Como es habitual con el grupo de senderismo de Catelsa Cáceres. Iniciamos la caminata, saludando de mañana al Covento de las Comendadoras, en fase de reconstrucción.
Salimos de Alcántara, Conjunto histórico Artístico, por una de las puertas de la ciudad pisando parte de la antigua calzada romana.

Mientras descendemos hacia las aguas del Tajo, el Puente de Alcántara avisa de su presencia


Pasamos por el templo romano que vigila el Puente, un lugar de ofrendas en tiempos de dioses y supersticiones que hoy no es más que un monumento junto a otro mayor. Cruzamos el puente camino del comienzo de la ruta

Un panel informa del recorrido y nos avanza aquellos lugares que pisaremos antes de regresar al mismo lugar, 17 kilómetros más tarde


Comenzamos por la senda que hay junto al río, donde la actividad humana es todavía patente

Paralelos al cauce del Tajo nos vamos encontrando con restos de antiguos embarcaderos, fuentes, como la de Los Perros o Fuente Santa justo en la orilla de enfrente

El cauce del río discurre ahora más libre hasta que se tope con la presa de Cedillo y vierta sus aguas a Portugal. Justo en el lugar donde el Tajo se convierte en frontera natural, la raya del agua entre Extremadura y el Alentejo. Esta zona es conocida como El Muelle.


Dejamos el río a la espalda para encaminar nuestros pasos hacia la Vereda de la Loba, mientras buscamos el Regato de los Remolinos

Aquí comienzan a aparecer los primeros grupos de ponis que deambulan libremente por estas sierras

Ascendemos por estos parajes pizarrosos del Ejido del Vicario, una zona recuperada con puentes y pasarelas

Ascendemos cerca de la Fuente del Tío Melitón y la altura nos permite descrubrirnos en el paisaje


A lo lejos, Alcántara, esperará paciente nuestro regreso.

Así llegamos a estas lomas onduladas que llaman la Cerca de la Liebre, al fondo la Casa del Vicario


Entramos en la Cerca del Chaparral y sustituimos las zonas más abiertas por la dehesa

Por esta vereda ya vemos Estorninos, el que durante muchos años fue un pueblo y que ahora es un barrio de Alcántara, un refugio fronterizo en tiempos de contrabando

Aquí las gentes se aprestan a iniciar la conversación y explicarte el camino. No hay prisas, nosotros caminantes nos convertimos en minutos de compañía que les sacan de la rutina, queda inmortalizado el instante.

En Estorninos la señalización, situada en los cruces, ayuda a no perderse

En Estorninos hacemos una pequeña parada para reporner fuerzas, damos cuenta de nuestras viandas junto a la Iglesia de Santiago


Seguimos avanzando guiados por los postes que marcan el sendero, mientras caminamos junto a las ruinas de la ermita del Humilladero y por la ruta del Menhir del Cabezo, junto a la cerca del Tío Benigno

Tras dejar atrás la Cañada del Cabezo transitamos por un tramo de la ruta que transcurre por la Cañada Real de Gata

Así regresamos al lugar de partida, desembocando en la EX 207, la carretera que lleva a tierras portuguesas. El puente de Alcántara vuelve a saludarnos

Así esta obra magnifica de seis arcos reconstruida en diferentes momentos de la historia debido a las guerras, ha grabado en piedra parte de su biografía, como la de su maestro: «Yo, Cayo Julio Lacer, maestro constructor de lo que hoy llamáis, el Puente de Alcántara, y en el que mis cenizas, esperando que la tierra me fuera leve, fueron entregadas al Templo que hice construir para el culto y veneración de los dioses y del César» y en el que su Emperador Trajano órdenó grabar también: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo.

Ascendemos de nuevo hacia la muralla alcantarina, embaucados y sobrecogidos por la historia.


Yo, encantado, porque algunos compañeros de viaje se dan la vuelta y deciden inmortalizarme, esta foto es de Juan Antonio.

Guardando la entrada, los más pequeños nos esperan, ahí donde los véis también han completado la ruta. Entramos en Alcántara

Nosotros terminamos aquí, dentro de la localidad, al abrigo de esta pequeña iglesia, la de San Pedro. Satisfechos porque merece la pena este camino lleno de historia y de historias.

Se pueden hacer muchas rutas y visitas en la comarca, aquí encontraréis un ramillete de ellas: http://rutastajointernacional.com/ en esta lanza con la que Extremadura hunde el costado luso; ahora, afortunadamente, compartimos un territorio único, bello, desconocido y emocionante. Una tierra elegida por el hombre desde los albores de la historia, que buscaban el favor de un río sagrado que, aunque nos pese, separa a españoles y portugués, hoy, es verdad, el parque es bandera, nexo de unión en la soñada Iberia de Saramago, un lugar donde, qué paradoja, el Tajo/tejo, es la última frontera natural de Europa.

Un lugar que nosotros disfrutamos… Andando Extremadura.-

©vicentepozas.febrero2012

Ruta de las Juderías. Del Jerte al Ambroz

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Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Hoy nuestros pies nos llevan a hacer la Ruta de las Juderías con el grupo de senderismo Catelsa Cáceres.
El Puerto de Honduras siempre ha sido eso, un lugar de tránsito, un punto intermedio que unía los pueblos, que facilitaba el movimiento de mercancías, en tiempos, no tan lejanos no crean, en los que la palabra carretera no figuraba en el diccionario. Bestias y caminos eran moneda de cambio, y las cosas había que llevarlas; las distancias, esto es un axioma en la montaña, no se medían en kilómetros sino en tiempo. Hoy estos caminos se han recuperado para un uso deportivo, de ocio y se han integrado a las redes de Senderos Locales, o Grandes Rutas y quienes los recorren son, simplemente, caminantes, senderistas o montañeros. Y este camino, denominado Ruta de las Juderías o de los Carboneros es un recorrido con historia, un trayecto de media montaña que hoy se patea por placer, pero que hace no tantos años era una cuestión de supervivencia.

La Ruta de las Juderías es un sendero que une la localidad jerteña de Cabezuela del Valle con la de Gargantilla en el Ambroz atravesando la sierra de Gredos por el Puerto de Honduras. Un cordel que aúna tres culturas: la judía, visible en Cabezuela y en Hervás, en sus recuperados barrios judíos, y puesto que los judíos fueron un pueblo dedicado al comercio, potenciaron esta ruta arriera; la cultura árabe, patente en la agricultura de bancales, terrazas visibles en las laderas del Jerte y la cristiana, que hizo suyo lo mejor de cada una de ellas.

La Ruta de las Juderías coincide al comienzo con el sendero local llamado CC 22 y en su totalidad con parte del GR 10, uno de los grandes recorridos nacionales y europeos que conectan el Mediterráneo con el Atlántico, la localidad valenciana de Puzol con Lisboa y que atraviesa dos países.

Nuestro tramo comienza en Cabezuela del Valle, en el camino de los Callejones, por una zona de huertas en bancales plagadas de cerezos.

Un camino que nos irá enseñando el Valle del Jerte a medida que vayamos ascendiendo.

Un valle del Jerte que cuida sus bancales de cerezos que serán una fiesta en primavera

El desnivel es de algo más de 900 metros, pues comenzaremos a unos 550 m de altitud a los pies del Jerte, para ascender a los 1.430 en lo alto de los Montes de Traslasierra.

Así nos adentramos por parajes como el de Las Tejás

O Las Majadillas

Quenos llevan hasta una pista forestal que recorreremos unos metros

La abandonamos para empezar a subir junto a la garganta de Honduras, por un camino con fuerte pendiente.

Un sendero que nos adentra en el bosque

Y que nos muestra arriba la cascada de Honduras, el Chorro

Un sendero que se hace duro por momentos y que de repente da un respiro para que podamos coger fuerzas, estamos en el alto de San Salvador

Se suaviza la pendiente bajando hacia otra garganta…

…el agua nos avisa

Mientras vamos encaminando nuestros pasos entre robles

Hasta que llegamos hasta el puente de Gargantahonda en la Garganta de Tejada

Comenzamos a ganar altura a la sombra de grandes robles y alisos.

Y nos acercamos de nuevo a las aguas de la garganta en una zona rica y húmeda

Descubres su riqueza, cuando casi la pisas, como este ejemplar de amanita muscaria

Buscamos el lugar más idóneo para atravesar las aguas de Gargantahonda

Ascendemos antes de alcanzar lo que llaman el Chorro

El Jerte ahora desde Gargantahonda

El Chorro cayendo al vació nos sirve para coger fuerzas de nuevo, aún quedan kilómetros de ascenso

Un pequeño descanso que nos permite contemplar la belleza de las laderas jerteñas

Y encaramos el último ascenso, las fuerzas más mermadas y la parada hacen que esta última parte sea interminable

Al llegar a lo alto de la pequeña loma y después de cruzar el valle de Gargantahonda, divisaremos las ruinas de la casa de la fuente del espino. Pasaremos por delante de la casa del espino.

Así por este paisaje de montaña terminamos las ascensión

Hemos llegado al Puerto de Honduras. Hasta aquí hemos recorrido unos 9 kms, al abrigo del refugio encontramos un lugar para el descanso y para contemplar los valles del Jerte y del Ambroz

El Puerto de Honduras es uno de esos lugares al que nos acabamos familiarizando a fuerza de oírlo repetido en los informativos de la televisión, es junto, con el Puerto de Piornal, un punto cerrado al tránsito de vehículos en cuanto la nieve hace acto de presencia en las cumbres de Gredos. Y ahí está el Puerto de Honduras, nexo de unión de dos valles, el Jerte y el Ambroz, a 1.430 metros de altura, coronado por un pequeño refugio, ahora restaurado, un lugar para mirar, no para quedarse, porque en esta cresta, cuando no sopla viento del oeste, lo hace del norte.

En días despejados, mirando hacia el Ambroz, podemos divisar la sierra de las Batuecas en Salamanca, donde sobresale la peña de Francia (1.723 m), antes se dibujan las Hurdes, Gata, el embalse de Gabriel y Galán, y muchos de los pueblos del Ambroz, Gargantilla, nuestro destino, se contempla en primer plano y tras ella, Aldeanueva del Camino y Abadía.

Recuperadas las fuerzas comenzaremos la bajada en zig zag por calzadas de piedra hasta el viejo camino de los carboneros, en referencia a que fue utilizado para traer carbón vegetal a las tierras del Ambroz desde las del Jerte.

Se descubren Gargantilla y Aldanueva del Camino y el inmenso Ambroz

Seguimos bajando por la garganta de Honduras o de la Buitrera, por un camino muy cortado, el de los carboneros

Atravesamos la Garganta, no muy brava, casi no ha llovido

Pero no por eso menos bella, embaucadora

Guillermo, alegría del grupo, demuestra sus dotes, salió seco.

Vamos bajando por un camino difícil que se va poblando de árboles

Llegamos al paraje de Las Quebradas, la tierra ya se llena de cerezos, muy comunes en esta zona
Entramos a Gargantilla por fincas de cerezos muy habituales en este lado de Gredos, aunque la Denominación de Origen y por tanto la fama, la tenga el Valle del Jerte; accedemos por una magnífica piscina natural que recoge el agua de las tres gargantas que irán a parar al río Ambroz, después de atravesar la localidad. Gargantilla tiene rincones de preciosa arquitectura popular, como el barrio Perché con sus balcones salientes de madera y paredes recubiertas de tejas para protegerlas de las abundantes lluvias de un pueblo pegado a la montaña.

Sorprenden muchas cosas en este corto viaje, ante todo la dureza de un trayecto que debió utilizarse con mucha frecuencia para evitar el aislamiento de pueblos y comarcas; la osadía de quienes debían recorrerlo cargados de carbón, alimentos, prendas o enseres necesarios. Recuerda que la vida rural que ahora se nos antoja tan bucólica a nosotros, urbanitas que nos regodeamos en conocer sus senderos, era supervivencia, ingenio, tesón, astucia y obligación sin remedio.

Hoy toda esta historia, esta particular forma de vida es un reclamo: lo duros otoños ya son mágicos y visitables, la recolección de los cerezos es una fiesta y los caminos, una atracción para el viajero que busca, en la rutina de la ruralidad, una vía de escape a la presión del asfalto, de la aglomeración y del ruido, a la obsesión de la ciudad. Andar, como todo, es fácil, es cuestión de ponerse. Nosotros volveremos a hacerlo, Andando Extremadura.
©vicentepozas.febrero2012

I Ruta Solidaria. Cáceres

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El Club de Senderismo La Vereína de Cáceres, organizó la I Ruta Solidaria por los alrededores de la Sierra de la Mosca en la capital cacereña, se trata de un recorrido circular que comienza en la solana de La Montaña y que termina por la umbría y las Minas de Valdeflores, unos 11 kms. Es una ruta que ya he contado en este blog y que podéis ver en este enlace:

http://andandoextremadura.blogspot.com/2011/06/ruta-por-los-alrededores-de-caceres-la.html

Aún así, la propuesta merecía la pena y nos animamos a acompañar a La Vereína, ellos sólo pedían una pequeña cuota de inscripción que se destinaría, íntegramente, a ONGs y grupos que ayudan a colectivos necesitados. Además, recién comenzado enero, era una tentación para quienes llevábamos más de 15 días sin andar y habíamos soportado las fiestas navideñas.

Más de 400 personas respondieron a la llamada de este grupo de senderismo y así, tras un desayuno de bienvenida, iniciamos la marcha por la Charca del Marco camino del Portanchito

Es un camino que discurre por la Solana Baja de La Montaña y que asciende poco a poco dejando ver la ciudad al fondo


Un sendero que ha sido cementado en muchos tramos para facilitar el acceso a las múltiples casas de recreo que salpican la zona, aunque nos hayan dicho que se trata de facilitar la entrada de vehículos de servicio, como los bomberos.

Para quien no conoce la zona, sorprende que, muy cerquita de la ciudad, hay zonas de bosque mediterráneo casi en estado puro, son dehesas abandonadas y pobladas ya de matorral

La ruta estaba bastante bien organizada y tras el tramo de subida al Portanchito estaba Cruz Roja por si alguno necesitaba ayuda; no hizo falta, todo el mundo disfrutaba del paseo y el tramo más duro ya estaba superado

Hasta aquí alcanza la vista del Cerro del Milano y sus alrededores

Es el momento para el refrigerio que la organización ofreció a los participantes en las ruinas del antiguo hospital de tuberculosos

Tras reponer fuerzas encaramos la umbría de la sierra y nos dirigimos hacia las Minas de Valdeflores

Ya todo es bajada hasta entrar en Cáceres por la zona de Fuente Rocha y la Calle de la Concordia.

En fin, un apetecible paseo para una mañana de sábado, la propuesta solidaria del Club de Senderismo La Vereína fue más que agradable. Imagino que, tras el éxito de convocatoria, se verán obligados a organizar la segunda edición.
©vicentepozas.enero2012

Ruta de La Garganta a Hervás. El Cordel del Berrocal

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAS SOBRE ELLAS)Tocados por la belleza del Ambroz en otoño hemos realizado otra de las rutas senderistas que el grupo de desarrollo local, DIVA, organiza con motivo del Otoño Mágico en el Valle del Ambroz, arropadas bajo la denominación, acertada, de Paisaje y Paisanaje. Una fiesta que ya es de Interés Turístico Regional. En esta ocasión recorremos el Cordel del Berrocal, una antigua ruta ganadera, y subimos a uno de los miradores naturales del Valle, el Monte del Picuruju (o Picurujo). Apenas 11 kms de deliciosas vistas que nos llevarán desde la localidad de La Garganta hasta Hervás. Y aquí comenzamos, en La Garganta…

Este pequeño pueblo de montaña está metido entre bosques y sus calles se asoman a ellos.

Abandonamos el pueblo andando apenas unos metros por la carretera que lleva hasta Hervás y Candelario.
Y tomamos a la derecha por el que conocen como el camino del Lomo, en un instante el bosque nos rodea


Atrás queda La Garganta nosotros ascendemos despacio buscando el Cordel

El Otoño aquí arriba está lleno de tonos a pesar del día plomizo. Discurrimos por el paraje que se denomina El Molino

Este camino fue, años atrás, el utilizado en el pueblo para bajar hasta Hervás y conectar con la ruta transhumante
Una calzada de piedra, bien conservada, se oyen tus pasos en el silencio del camino

Un paisaje que el hombre ha convertido en paisanaje, salpicándolo de construcciones

Más arriba el bosque de mezcla con el matorral de montaña. Este paraje recibe el nombre de El Lomo
Y por él desembocamos en el Cordel del Berrocal, a la altura de Majalalosa. Esta antigua ruta trashumante de ganado forma parte de lo que llamaban el Camino de los Paporros y que comunicaba con las grandes cañadas reales que atraviesan el Valle

Dirigimos nuestros pasos por el Paraje de las Cabezuelas hacia el Pico del Picuruju, mirador natural del Ambroz.
A medida que ascendemos el Valle descubre su magia, la que le otorga el natural otoño


Los árboles amarillean en noviembre, creando esta imagen tan singular

El camino en desuso ha sido invadido por retamas, hay que sortearlas intentando no perderse
Tocamos apenas el Pico del Picuruju de 1.178 m de altura para disfrutar desde su atalaya


Abajo queda el bosque con su gama de otoños

Asoma Hervás descansando sobre las orillas del Ambroz.

Y Aldeanueva del Camino y el gran valle

Nosotros reagrupamos impresionados contemplando abajo el Embalse de Baños
Siguiendo el Cordel, apenas dibujado ya, descendemos por los parajes del Pucherito y la Pellereja

Hasta tocar la antigua Vía férrea de la Plata que dejó de funcionar en diciembre de 1985 y que arrebató a Extremadura el único transporte público que nos comunicaba con Castilla y el Norte peninsular

El Valle quiere despertar por segundos de este día de otoño

La sierras de Gredos albergan las primeras nieves en este paisaje robado

Nosotros seguimos la vía del tren que facilita el camino
25 años de desuso deterioran la infraestructura que sorprende con sus carteles y construcciones oxidadas

Así llegamos a la curva de Romañazos mientras atravesamos el río del Valle

Los prados aquí abajo componen su propio paisaje, es por esto que el otoño aquí es un reclamo turístico

La imagen estilizada de los chopos que parecen querer saltar del suelo

Luisa, paciente, me espera mientras voy fotografiando la magia del Ambroz que ahora pone ella.

De repente la vía parece terminarse, comida por la vegetación…
…y de repente la descubrimos escondida entre la espesura, dibujada.

A medida que nos acercamos a Hervás la actividad humana se hace patente

Entramos por la zona del Mediano y Hervás ya nos saluda.

Su impresionante Barrio Judío, que forma parte de los Caminos de Sefarad recibe a los caminantes
Hervás dibujada, refugio de conversos, historia recuperada de un pueblo que se escondió en este Valle.

Atravesamos el río Ambroz por este antiguo puente

Y llegamos a Hervás. Fin de la Ruta. Un camino que antes debían hacer hombres y bestias para sobrevivir y que nosotros, de una manera más lúdica, hemos querido recorrer y recoger para que no se pierda.
Caminos, sendas, cordeles que forman parte de la historia y que se recuperan gracias a iniciativas como las propuestas por la fiesta del Otoño Mágico. Una delicia, añadida, recorrerlo con las gentes de aquí que cuentan sus vivencias, exteriorizan sus recuerdos para que la tradición oral las haga suyas y, afortunadamente, no terminen perdidas en el olvido.
Ahora toca disfrutar de una deliciosa comida en Hervás, su amplia oferta gastronómica es una invitación una quedarse, que para eso hemos venido hasta aquí….Andando Extremadura.
©vicentepozas.2012

 

Ruta de las Nogaledas. Navaconcejo

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El Valle del Jerte organiza, desde hace unos años, la Otoñada en el Valle del Jerte, entre sus actividades, propone una serie de rutas senderistas por la comarca. Este año me he unido a las propuestas que hacen desde SORPRODEVAJE, la Sociedad para la Promoción del Valle del Jerte, organizadores de la otoñada: La Ruta de las Nogaledas -o Nogaleas como le dicen algunos- en Navaconcejo. Es una ruta circular que parte de las estribaciones del río Jerte, que atraviesa la localidad. Es muy fácil, apenas 5 kms, pero de una belleza increible. Es una de las rutas más bonitas que he recorrido últimamente.

Un día gris de diciembre, amenazando lluvia, estábamos citados en el Puente de la Cruz para comenzar la ruta, unas 40 personas respondimos a la invitación.


Cruzamos el puente y seguimos el curso del río Jerte, junto a la piscina natural, para tomar a la izquierda por un camino señalizado. La ruta está bien marcada y trazada, con pasarelas y escaleras naturales que la hacen muy cómoda.

Nosotros vamos a ascender por esta garganta, la que da nombre a la ruta, se trata de una corriente de agua que procede de la zona alta de Vasequillo y la Cuerda de las Malenas.

Comenzamos las ascensión inmersos en un bosque de robles y castaños que nos acompañará toda la ruta.

La belleza de la ruta estriba en sus cinco saltos de agua, en la parte señalizada, si sigue subiendo, se pueden ver algunos más

Es difícil abstrarse de la belleza de estas cascadas y contemplar las pequeñas balsas que forman. Es una zona de baño para quienes buscan la tranquilidad de este bosque.

La vegetación densa nos acompaña a cada paso, una zona húmeda, de montaña y bien conservada, hemos superado los bancales de cerezos del comienzo, hasta aquí no llega la mano del hombre, todavía, para explotar estas tierras.

Segunda cascada, colosal, parecen paisajes sacados de postales, escenarios de cuento.

La ruta es un ascenso contínuo, bien señalizada y, como veis preparada para facilitar la subida.
En un pequeño claro del bosque los bancales de cerezos del Jerte se asoman con su color de otoño.
Se dibujan en ocres y rojos sobre la niebla de este día de principios de diciembre.

En frente el agua sigue su curso y anuncia una nueva cascada

A esta, tercera que nos encontramos, suben las tomas de agua de Navaconcejo, me decían que hay suministro asegurado todo el año, incluso en verano.

El bosque es un cuento, un lugar de postales con colores y olores de otoño
Este es el salto de agua que aprovechan para el suministro, es visible la estructura

El lugar es una sorpresa constante. Para quedarte aquí otro rato
Una foto real en una paleta de colores que se presenta a la vista, así, sin retoques

Todos los colores del otoño fundidos en este trocito de bosque que recorremos tranquilos.
Abajo Navaconcejo, guardián de Las Nogaledas, se muestra entre la niebla.


Llegamos a otra cascada, cada una supera a la anterior, son como decorados perfectos de un cuento de hadas

La ruta lleva nuestros pasos por pequeños senderos robados al bosque.

Y otra cascada más, se suceden los saltos de agua que surgen escondidos entre la espesura.
Una espesura que descubre un bosque alejado de la actividad diaria, del ajetreo de un valle que vive de las cerezas y que trabaja para ellas.

En este punto podemos seguir subiendo por el curso del río o coger la carretera, a la izquierda, y continuar por ella apenas 500 metros

Es curioso, haber abandonado el bosque, no le resta belleza al lugar.

La carretera nos indica le camino de regreso, por el paraje conocido como Las Mingurras, una zona de bancales de cerezos, que nos llevará hasta Navaconcejo.
Cerezos y castaños que nos salen al paso
Y la lluvia, que nos ha respetado hasta ahora, hace acto de presencia.
Y así volvemos al Jerte, a Navaconcejo, una ruta que me dicen, es igual de bonita en primavera con el cerezo en flor, aunque la garganta lleve menos agua.
Delicioso paseo en este día de otoño. Fantástica la ruta, y la compañía. Otoño en el Valle del Jerte, un descubrimiento. Esa parte del valle menos conocida alejada del río Jerte y de su frenética actividad.
Las Nogaledas, uno de esos rincones que aún quedan y que merece la pena conservar, uno de esos lugares que hacen tan especial nuestra región y que sólo se pueden conocer… Andando Extremadura.
©vicentepozas.2011

Ruta a Cancho Blanco. Zarza de Montánchez

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Zarza de Montánchez, como su apellido indica, se encuentra situada en las inmediaciones de la serranía de Montánchez e intercala paisajes adehesados, tierras de cultivo donde predomina el olivo y zonas de sierra donde se descubren magníficos robledales; nosotros vamos a atravesar el más conocido de la zona, situado en el llamado Cancho Blanco, una sierra de algo más de 900 metros de altura coronada por lo que en el pueblo conocen como ‘La Bola’ una estación de radar para aviones de gran envergadura. Una de las características de esta elevación es que nos permite observar hacia un lado la provincia de Cáceres y hacia el otro parte de la pacense. Esto nos anima a iniciar una ascensión que, por momentos, es de dificultad media.
Zarza de Montánchez no recibe a finales de septiembre, a primera hora la luna todavía es visible en el cielo, tras dejar los coches a la entrada del pueblo, en la carretera que lleva a Robledillo de Trujillo. Zarza es conocida por custodiar la Encina La Terrona, otra ruta muy recomendable que podéis ver en otra entrada del blog: http://andandoextremadura.blogspot.com/2010/04/ruta-de-la-encina-de-la-terrona-zarza.html


Una ruta de unos 16 kilómetros que comenzamos por un camino conocido como El Moralejo, una zona de olivos y pastizales para el ganado, la Ratúa.


Salimos hacia el camino que bordea el Cerro Pozuelo que dejamos a la derecha, el cerro virgen está plagado de matorral entre encinas y alcornoques

La luna nos acompaña aún en estos primeros tramos de camino
Cultivos de olivar en las Alzaplemas, detrás el Cerro del Mesto, con los robles ya amarilleando

Al ir ascendiendo la orografía se descubre, es un día claro para regalar a la vista
Comenzamos las ascensión hacia El Mesto, de algo más de 500 metros

La penillanura cacereña y la Sierra de Montánchez a la izquierda

Los cruces en el sendero son señalizados, el último recoge las indicaciones. Cuando no viene Luisa, Mario es una excelente compañía para hacer el camino conversando

A estas alturas de septiembre no ha llovido aún, pero son varias las fuentes que nos encontraremos en el camino.

Un respiro para mirar hacia atrás y disfrutar del paisaje

Esto es Peña Redonda y ascendemos hacia La Planchuela, estaremos ya a unos 800 metros de altura

A esta la llaman Fuente Carlos, a estas alturas de verano ya está sin agua


Casi arriba, el robledal amarillea anunciando el otoño…

Entre la maleza un pequeño sendero nos abre el paso hacia la sierra

Salimos del bosque ya encarando la cima de Cancho Blanco, un trozo de carretera nos lleva hacia ‘La Bola’, el radar de aviones.


Me contaba un invitado en la radio que los aviones se guían siguiendo puntos situados en tierra; van de uno a otro, por eso en zonas como Cáceres, por donde sobrevuelan, me dijo, unos 125 aviones diarios, siempre corrigen el vuelo. Este es uno de esos radares que ayudan en vuelo. Imagino que ya sabéis porque le llaman la bola


Esta es la recompensa, conquistar esta atalaya y disfrutar de la vista que ofrece, hacía el noroeste toda la llanura cacereña y con prismáticos, Cáceres al fondo.

Debajo de la Sierra de Montánchez, la pequeña localidad de Valdemorales

Encima coronando la sierra, las antenas en Montánchez, a 994 metros, nosotros estamos a 955.


Esto os decía, en primer término Valdefuentes, Torremocha se distingue a la derecha y al fondo, asomada entre sierras, Cáceres.


Foto de familia frente al radar, para dejar constancia de que subimos aquí, como podéis observar hay una carretera que viene hasta aquí, se puede subir en coche y disfrutar de estas magníficas vistas.


Al otro lado de la sierra se asoma la zona de Almoharín, Miajadas y las Vegas del Guadiana, al fondo

Este pequeño monte es el Cerro de San Cristóbal que nos impide ver Almoharín, que queda justo detrás.

Aquí podéis ver, perfectamente marcado el cordel de Mérida a Trujillo utilizado antaño para el ganado transhumante


Desde el cerro, un grupo de buitres nos sobrevuela. Estas carroñeras se han extendido mucho en los últimos años, son el mejor servicio de limpieza de la dehesa extremeña

El pasiaje es espectacular, se mire donde se mire, un mapa real y en relieve de la geografía extremeña, un espectáculo.


Iniciamos el descenso rodeados de un bosque de encimas y alcornoques

El camino se estrecha el bosque se cierra.

Una pequeña atalaya en La Lanchuela


Descendemos por Peña Cuadrada, Zarza de Montánchez, abajo. Si os fijáis, al fondo se puede ver Salvatierra de Santiago


Descendemos el Cerro, desde aquí se observa parte del robledal que hemos atravesado


Desarrollo sostenible en una zona donde la actividad agraria ha descendido, es patente.


En fila y agrupados, nosotros nos quedamos con las magnificas vistas que nos ha ofrecido la altura


Nosotros nos desviamos ahora por la zona de la Zahudadilla


Por un camino de una zona llamada Cabeza Andrés

Donde se sitúa el Embalse de Navarredonda


Y así, por el camino de la Cruz de Retamar, observar como nos acercamos de nuevo a Zarza


Llegamos, así, a nuestro destino y nos encontramos con una grata sorpresa…

…Zarza acoge los actos del día de la Mancomunidad de Montanchez y nosotros damos buena cuenta de ello brindando con buena carne y buenos vinos. La verdad es que fue un remate magnífico. Después de 16 kilómetros y algo de calor, refrescarte en este ambiente fantástico de fiesta. Aunque cualquier día es disculpa para acercarse hasta aquí.

Finaliza la ruta, en nuestro mapa particular señalamos Zarza de Montánchez donde ya habíamos estado para venerar a la señora Terrona, la encima casi milenaria que descansa de sus años apoyada en grandes bastones que le restan belleza, pero no prestancia.
Volveremos a por sus caminos, su pitarra y sus dulces.
©vicentepozas.2011

Ruta Sierra de la Muela, el Pico de los Dos Nombres

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Guiados, un año más, por los amigos del Grupo de Acción Local DIVA, Desarrollo Integral del Valle del Ambroz, Luisa y yo hemos vuelto a participar en el Otoño Mágico del Valle del Ambroz ahora que, en su XIV edición, estrena título de Fiesta de Interés Turístico Regional. Entre sus muchas actividades, a nosotros nos gusta una que ellos denominan «Paisaje y Paisanaje», se trata de pequeña rutas senderistas que enseñan rincones menos conocidos del Valle, recorriendo, cordeles, senderos, vías pecuarias y caminos que te muestran un punto de vista que perdemos en las visitas más convencionales.
Hemos comenzado por acudir al pueblo más alto del Ambroz, La Garganta, un enclave de montaña de calles estrechas y empinadas con una carretera de ascenso que te invita a pararte en cada curva. La ruta no parte del pueblo, sino de un punto en la carretera de Hervás-Candelario, más arriba, concretamente en el Corral de los Lobos, una vez pasado el Pozo de Nieve….
Amanece en el Valle del Ambroz, un día claro de otoño, que promete…

Este es el Corral de los Lobos, una antigua trampa de canes en estas tierras dedicadas al ganado y donde abundaban las manadas de lupus que tenían la comida asegurada. Básicamente era un corral en el que colocaban un animal vivo que atraía a los lobos, entraban sí, pero ya no podían salir. Cuando llegamos nos encontramos con la grata sorpresa de que lo están recuperando para que pueda visitarse y con paneles explicativos para que no se pierda esta parte tan bonita de la historia. A nosotros nos explicaron cómo funcionaba la trampa…


En esta ocasión la ruta propuesta es la denominada «El Pico de los Dos Nombres», se llama así a la Sierra de La Muela que es también conocida como Los Dos Hermanitos, desde aquí disfrutaremos de magnificas vistas del Ambroz.
Iniciamos la ruta con un pequeño ascenso por el Cordel del Berrocal en un tramo que transcurre entre los picos de El Horcajuelo y El Corralejo desde donde disfrutamos de una vista completa del Embalse de Fuente Santa, cuya cola marca el límite entre Extremadura y Castilla y León

Descendemos hasta coger el camino de Las Majadillas que nos ofrece una vista magnífica de este pequeño valle oculto a la vista con Hervás al fondo.

A este hora temprana de la mañana, la luz dibuja el monte y va descubriendo sus riquezas. Estamos en las estribaciones de Gredos.

Vamos recorriendo la Cordillera del Molinillo del Hornillo donde se sitúa el Pico de La Muela, 1626 m, que rodearemos buena parte del camino. Hervás nos acompaña en este tramo.

A medida que ascendemos descubrimos por qué el Otoño es magia en el Ambroz

A nuestra izquierda nos queda este pico, más alto que la muela y que se conoce como La Cruz de Jeromo
Nosotros, de vez en cuando, hacemos una parada que nos reagrupa y que los oriundos aprovechan para relatarnos historias de la zona en la que no faltan lobos, aviones de guerra caídos y tiempos difíciles no tan lejanos.
De camino hacia La Muela, la sierra de Béjar nos enseña secretos como el nacimiento del Río Cuerpo de Hombre que terminará en Hervás juntándose al Ambroz
Abajo, la vida sigue y el ganado disfruta de los primeros pastos de otoño en la zona de La Dehesa
Encima de Hervás, la Sierra del Pinajarro. Lo que tiene subir a lo alto es lo que te enseña; en días claros como este, mucho más…
Aquí los extraños somos nosotros, estas gentes hacen su vida, cuidan de su ganado…
En el Pico de La Muela, una parada para escuchar historias de aquí, que han pasado de abuelos a padres, y de estos a nietos y que nosotros, forasteros, turistas, viajeros o caminantes nos llevamos a otra tierra, casi hurtadas, para contarlas nosotros.
La Muela, rodeada de pinos, enseña su corona de piedras que vigilan el Valle, no es extraño que en otro tiempo estos parajes fuesen refugio de maquis en rincones inaccesibles desde los que se oteaba a cualquiera muchos kilómetros antes de acercarse.
Comenzamos a bajar, enfrente Peña Negra.

Al fondo el sendero que nos trajo hasta la sierra es ahora dibujado por ciclistas. Este es un valle vivo, siempre recorrido.

Mientras descendemos por la falda de la sierra aún descubrimos, a lo lejos La Hurdes y la Peña de Francia en La Alberca salmantina.
Todo es visible, Ambroz, Gata, Hurdes… sierras del norte de Extremadura.
Sierras onduladas, colores de otoño. Peña Negra asoma
La Sierra es bosque, chopos, castaños o pinos como ahora…
Este valle se apoya en la denominada Majada de la Cruz
Enfrente, La Solana conserva el uso ganadero de estos parajes y dibuja esa imagen que todos buscamos capturar.
Retomamos un trozo de la carretera que comunica Hervás y Candelario camino de nuestra meta.
Tras nosotros Gredos enseña la primeras nieves, justo detrás está la Estación de esquí de La Covatilla

El Valle es descanso, un pequeño espacio donde apetece parar el tiempo, quedarse. Hemos llegado al punto de partida.
La ruta ha terminado, apenas 14 kilómetros de fantásticas vistas, postales que van dibujadas en la cámara y que nos llevamos de recuerdo.
Nosotros bajamos a La Garganta porque cada octubre y noviembre, desde hace 14 años, el Valle es una fiesta, hoy con cabezudos y esta divertida capea infantil que hizo las delicias de todos. Actuaciones musicales, migas, calbotes… Y así sigue, ocho pueblos que celebran la magia de lo auténtico, los ocres, dorados y rojizos de un sol otoñal que lo envuelve todo. Bosques que hablan, personas que florecen, frutos que sueñan en estas tierras que han sido a lo largo de los años lugar de paso y descanso. Es un rincón que guarda en su historia recuerdo de todos. Es un homenaje a Extremadura, en el Ambroz, un Valle que lo condesa todo por arte de magia.
Luisa y yo hemos vuelto a compartirlo, andando Extremadura.
©vicentepozas.noviembre2011

 

Sierra de Gredos. Subida al Pico del Morezón

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De nuevo hemos elegido las cumbres de Gredos, la montaña parece que te llama cuando las has probado. En esta ocasión desde el Club de Senderismo Catelsa Cáceres han organizado la Subida al Pico del Morezón, 2.393 metros, una de las cumbres que rodean la Laguna Grande. Comenzamos en Hoyos del Espino, localidad desde la que subiremos hasta la Plataforma de Gredos. Una mañana de nieblas en Gredos

Primera hora de la mañana y ya hay bastantes coches, los hay que han comenzado antes que nosotros. A pesar del calor de septiembre, la temperatura aquí no supera los 9 grados. Hay que abrigarse.


Dejamos atrás la Plataforma de Hoyos del Espino y la ruta nos saluda con un repecho pronunciado y de piedra, para ir haciendo piernas.

Estamos todavía en un tramo de camino que coincide con el sendero que conduce a la Laguna Grande y al refugio

Pronto hemos de dejarlo para atravesar un terreno más denso y encaminarnos hacia los prados de la montaña

Los que hacemos la ruta somos nosotros, las vacas están pastando

Un paisaje de sierra, duro y bello. En invierno a esta altura será imposible estar.

Este es el denominado Prado Pozas, que atraviesa el arroyo que lleva su nombre

Si consigues fijarte, te das cuenta de que es tierra virgen, donde la cabra montesa campea a sus anchas arriba en los picos
Animales salvajes que conviven con los domésticos que suben hasta aquí en busca de pastos frescos a finales del verano
Vamos dejando el prado tras atravesar el arroyo, ya muy seco a estas alturas de verano

Ascendiendo, Gredos comienza a descubrirse. Marchamos hacia el Puerto de Candeleda
Y entre los piornos descubrimos tranquilas a otra pareja de cabras montesas
Desde el puerto, Jose Luis (organizador de la Ruta como buen conocedor de Gredos) contempla Los Galayos
Por la trocha real subimos ahora hacia el refugio del Rey, se lo construyeron a Alfonos XIII para sus jornadas de caza en estas tierras riquísimas hoy protegidas bajo el paraguas de Parque Nacional
A medidas que ganamos metros sobre el nivel del mar, la vista alcanza más lejos todavía
Atrás dejamos el maltrecho refugio real para ascender hacia el Cerro de la Cagarruta
Parece que terminas de subir, que has llegado, pero la montaña está llena de sorpresas.
De repente, vuelves la vista y comprendes la altura.
Es sólo un pequeño descanso para continuar con un ascenso que se antoja infinito
Desde lo alto del Cerro, comprendes que Gredos es otro mundo.
Un territorio roto por el hielo y la nieve, inviernos que aquí en la cumbre, deben ser infernales.
Dejamos el cerro, un pequeño descenso para encarar la última subida hacia el pico del Morezón, la altura ya se nota
Pequeños valle entre montañas,Navasomera, aún no hemos terminado de subir.
Tras la sierra veremos por fin las más conocidas sierras del Sistema Central y la Laguna Grande
Dejamos Navasomera y encaramos los Altos del Morezón para coronar el pico a casi 2.400 metros
Ya ascendemos hasta lo más alto, un terreno difícil con demasiadas piedras sueltas que lo hacen, si cabe, más complicado.
Al fondo Peña Rayo, de 2.082 metros
Y de repente descubrimos el Risco Negro y el Cerro de los Huertos
A la izquierda el Morezón, a la derecha el Pico del Almanzor, en medio la Laguna Grande
Y por fin, coronamos la montaña, hemos conseguido ascender a 2.393 metros de altura, el aire y el frío aquí son más que notables
Al fondo el Valle del Tietar y el Risco del Fraile

Y ahí tenéis, abajo la Laguna Grande y el Refugio Elola. La Laguna muy baja, estamos a finales de septiembre. Encima el Pico de La Galana
Frente a nosotros el Pico de Tres Hermanos y el Almanzor
Abajo el Valle del Tietar en tierras extremeñas, se vislumbra el Embalse de Rosarito
Si os hablan de remanso y paz, ¡mentira!, arriba el pico del Morezón es una fiesta, nos hemos juntado, por lo menos, tres grupos (ya lo dije yo, ¡si subo bebidas me forro!)
Culaquier cosa, pero desde aquí la vista es impresionante
Iniciamos el descenso, tan complicado como la subida por Los altos del Morezon para encarar el cordel de Los Barrerones
Y es cierto, la montaña tiene vida
Por Los Barrerones no nos queda más remedio que atravesar por medio de los piornos que te destrozan las piernas. Este es el Morezón Bajero
Mires hacia donde mires, todo es inmenso, la altura es un regalo.
La bajada hay que hacerla con ciudado, demasiadas piedras sueltas hacen que el camino se haga despacio. Esta zona es la de Cuenco Alto
Al llegar al camino que conduce a La Laguna Grande, muy transitado, hacemos un alto en la Fuente de los Barrerones. El agua no necesita hielo, lo aseguro.
Este tramo del camino está muy señalizado, en invierno se cubre de nieve

Un pequeño Puente para atravesar el Arroyo de Las Pozas

Aún trae agua de la Sierra, a pesar de estar a finales del verano.

Nosotros lo hemos conseguido y para dar testimonio de ello, nos hacemos la foto de grupo para poder decir, estuvimos aquí.
Han sido seis horas de camino, 13 kilómetros, porque en la Montaña, me decían, la distancia se mide en horas no en metros.
Es la segunda vez que subo a las cumbres de Gredos, dije la vez anterior que la montaña te llama, y es cierto, según te vas alejando en el coche, notas como tira.
Volveré, volveremos.

©vicentepozas.ocubre2011

Ruta por la Dehesa de Arroyo de la Luz

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Terminado el verano, septiembre nos reune, de nuevo,al grupo de senderismo para hacer caminos. Iniciamos temporada en Arroyo de la Luz, cerca de Cáceres, a patear sus dehesas. Dejamos los coches y atravesamos la zona norte de este pueblo, rico y singular, cuya vida es espectacular.


Dejamos las callejuelas arroyanas y antes de cruzar uno de sus muchos charcos, nos hacemos la foto de rigor, queda constancia, pues que sí estuvimos
Antiguos molinos dan fe del uso agrícola y ganadero de estos embalses de agua, que hoy hacen la delicia de los pescadores (y de las aves)


Dejamos a un lado el Embalse del Molano, del que bebe la localidad, convertido en un privilegiado lugar de observación de aves y peces. Iniciamos el camino orientados hacia la Sierra de San Pedro.

Esta zona dedicada al cultivo de pastos y cereales, aparece en septiembre como un enorme manto amarillento, después de la siega y antes de la siembra, ofrece un color especial.

Ponemos color a paisajes que parecen no tener fin, caminos que no llevan, conducen.


Zigzagean delante de nosotros, se dibujan en tonos cálidos
El campo descansa,antes de su próxima siembra. Al fondo las estribaciones de la Sierra de San Pedro.

Arroyo de la Luz es tierra de caballos, el Día de la Luz, Lunes de Pascua, fiesta de los caballos, es de Interés Regional. Es difícil perderse, no hay más caminos.

Nosotros nos desviamos camino de la Ermita de la Luz, rodeados de ganado ovino.


Nuestra presencia no les inquieta en su recorrido por estas tierras yermas, a la espera de las aguas de otoño

En esa transición entre siembra y dehesa, aparecen las primeras fotografías. Imágenes de tierras ganadas al bosque mediterráneo

Así se dibuja el campo en Arroyo de la Luz. Explotaciones que pasan de agrícolas a ganaderas.


Encinas que vigilan los caminos y que permiten el paso, vigilantes.

Tierra ganadera donde antaño se sobrevivía, puesto que vivir era un lujo, hoy visitamos estos parajes, ajenos a su dureza de años.


Grandes latifundios donde los animales eran más importantes que las personas


La dehesa se hace uso, una tierra aprovechada al máximo, donde cada gota de agua, es oro.

Andando la ermita de la patrona se cruza en el camino y exige una parada


Momento para reponer fuerzas en torno a la ermita, un paisaje muy visitado por los oriundos de Arroyo.

Dejamos la ermita y conducimos nuestros pasos de nuevo hacia el pueblo

Al instante dehesa, al regreso más calor, un otoño veraniego hace más dura la ruta.
Tierra de caballos, los hay por todas partes
La tertulia hace kilómetros, nosotros afrontamos los últimos antes de finalizar la ruta.
Cuando se tala la dehesa, queda esto…

Amistad equina. Dóciles animales.

Atravesaremos Arroyo de la Luz, la ruta termina

Las calles del pueblo nos miran pasar, el calor y el polvo, ya pegados, hacen mella en este bochornoso septiembre

Lo mejor de todo es volver al camino. Septiembre largo nos ha saludado por las dehesas del Salor. Ahora buscaremos cualquier taberna, en Arroyo se piden morcillas. Así bridamos por la vuelta.

 

©vicentepozas.septiembre2011

Amanecer en el Pantano de Valdesalor


Primeros domingos de septiembre, aprovechando que Guillermo participa, por primera vez, en un concurso de pesca, disfruto de los colores del amanecer de finales de verano en este pantano cercano a la ciudad de Cáceres. Pantano de Valdesalor, en el río Salor. Comienza el día, todo preparado.

Las luces de la mañana ayudan a que algunos contrastes den más fuerza a la imagen


Despierta Valdesalor, en silencio absoluto, la cercanía al agua hace que la mañana sea fresca

Tonos suaves que van desde el azul al naranja, pasando por toda una gama de lilas

Pareciera que la mañana dibuja el cielo, es un cuadro efímero, apenas un parpadeo

Te das la vuelta y ya es otro, otro día, otro cielo, otro cuadro

La luz descubre la actividad del pantano. Pacientes, los pescadores preparan los aperos

El cielo quiere cubrirse, a ratos, y ahora las nubes dibujan la distancia

El primer sol se cuela entre los eucaliptos y los descubre a la vista

Ganan las nubes y al sol le cuesta asomarse. Pero todo el tiempo es un instante

Y un momento después han vuelto los árboles

Otro segundo, y se atenúa la mañana, parece que quiere ocultarse el sol de septiembre

Pero el sol de verano es riguroso en Extremadura y consigue, por momentos, deshacer la barrera

Como el azúcar, se van diluyendo las nubes que ahora enseñan los caminos de la batalla. A poco que te descuides no quedará ni rastro, como cualquier otro domingo de septiembre

vicentepozas.septiembrelargo.2011