Nuestro recorrido se inicia a dos kilómetros escasos de Talaván en el Cerro de Las Arenosas
Cruzamos la carretera para coger la llamada Colada de Torrejón el Rubio, un sendero amplio y muy transitado.
Tomamos a la izquierda el Camino de la Breña para bordear la finca en la que se plantan especies autóctonas, en una zona que llaman Quiebracántaros, una elevación desde donde las vistas de la enorme dehesa de Talavan son un regalo, al fondo Casas de Millán.
Descendemos hacia la dehesa y nos disponemos a tomar el Camino de Torrejón
En este sendero, usado para acceder a fincas y parcelas, la mano humana está presente en los campos.
Un camino rural que conserva su estructura original flanqueado por paredes de piedra que le dan un regusto especial
La dehesa tiene vida propia, ajena a nuestra presencia.
Y llegamos a Talaván por la parte este para continuar camino sin entrar en el pueblo
Dejamos Talaván por el camino de la Barca que en la época medieval fue muy importante y está ligado a la antigua Ermita de Nuestra Señora del Río, patrona de Talaván, que quedó anegada por el pantano de Alcántara a finales de los 60. Su historia es singular pues al situarse en la margen derecha del Tajo y carecer de puentes, se estableció un pequeño embarcadero para cruzar el río; barcas y barqueros propiedad del Obispo de Plasencia. De ahí el nombre del camino, y era harto rentable pues hacía posible la ruta de la Vereda Real de Castilla, en el tramo Cáceres-Plasencia. La nueva ermita se construyó a orillas del Tajo en 1971.
Y nos dirijimos por la dehesa a rozar el pueblo por su parte sur.
A nuestro lado la actividad ganadera continua con normalidad.
Nosotros seguimos camino, a mitad de la ruta la dehesa se va cerrando y su uso como coto de caza es evidente
Por los Cerros de La Pedrera nos vamos acercando al río Tajo.
El Tajo embalsado por el Pantano de Alcántara llega hasta aquí, casi a noventa kilómetros de la presa.
Es una zona áspera, pizarrosa, nos llevará hasta el río recorriendo en parte el que llaman Camino de la Aceña
Así llegamos a las estribaciones del río, un Tajo manso y domado desde que, a finales de los sesenta, Jose María Oriol contruyese el Embalse de Alcántara para dar electricidad a ciudades como Madrid o parte de Portugal.
Tras un pequeño descanso y un refrigerio volvemos sobre nuestros pies buscando el pueblo de Talaván.
Vuelta hacia la dehesa, paisaje extremeño al que se acostumbran nuestros ojos, encinas que hacen esquinas en caminos bien dibujados
Poco a poco nos acercamos a Talaván, la ruta está finalizando, aunque nosotros debemos volver a donde partimos
Encaramos la subida al Cerro del Calvario, donde está la Ermita de la Soledad
Es la parte más dura de la ruta, se hace más dificil a esta hora del mediodía y tras 14 kms en los pies, pero es corta… y no hay prisa
Desde arriba, en la parte alta del Cerro, el zoom de la cámara nos permite ver el Salto del Gitano en pleno Parque de Monfragüe
Abajo Talaván, guardián de la Dehesa, tranquilo y soleado
Nosotros salimos de la parte nueva de localidad hacia el Cerro de Las Arenosas, de nuevo.
El camino de la Lucía mos avisa del fin de la Ruta
Justo al dejarlo a la izquierda entramos en este cerro donde la casa de Dioni nos espera, ella ha hecho la ruta con nosotros…
Pero unos cuantos disfrutamos, de nuevo, de su hospitalidad y comentamos el camino en la comodidad de este porche y de su compañía. 16,5 kms marcaban los GPS. Un día que amaneció frío y terminó templado.
Ha sido una ruta fantástica que comenzó por la mañana observando bandadas de grullas que se apostaban en la dehesa, alrededor de charcas y encinas. Talaván guarda una dehesa que merece ser conocida, pero esto es sólo posible si se hace… Andando Extremadura
©vicentepozas.Marzo2012