Caminos tradicionales de la Sierra de Gata. Gata-Torre de Don Miguel- Santibáñez el Alto

Ahora que nos hemos acostumbrado a ellas parece que las carreteras siempre estuvieron ahí. Pero no siempre fue así. Los caminos fueron, durante siglos, la única manera de llegar de un lugar a otro, de un pueblo a otro, de una comarca a otra, de un prado a una finca, de la montaña a la ciudad. Las bestias eran la manera de traer y llevar aquello que no producía la tierra y los viajes, un esfuerzo necesario para poder vender aquello que no se consumía, o se podía cambiar por alguna herramienta o un enser doméstico, o un simple trozo de tela para un vestido nuevo. Esta ruta nos lleva desde el pueblo de Gata hasta el de Santibáñez el Alto, pasando por Torre de Don Miguel, recorriendo esos viejos caminos para cruzarte con cruces, bellas fuentes, molinos, riveras o antiguos pajares. Arquitectura vernácula al lado del caminante, en un paseo entre valles y sierras que invita a conocer parte de la comarca cacereña de la Sierra de Gata.

18,5 kms de dificultad baja, os dejo el track para GPS

Comenzamos en Gata, una bellísima localidad que os aconsejo visitar si vais con tiempo (y si no, tendréis que volver). Y lo hacemos junto al impresionante Cedro que domina el pueblo, situado junto a la carretera, es uno de los árboles más conocidos de la comarca, con una altura de 30 metros y un perímetro de tronco de hasta 5 metros y una edad que supera los 200 años. Este gigante nos bendice al iniciar el camino.

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Nada mas dejar atrás el cedro nos sale a la derecha un camino descendente que nos lleva hasta el río. Es fácilmente reconocible porque veremos un panel informativo y enfrente la ermita del Humilladero del siglo XVI. Aquí empieza el recorrido.

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Enseguida nos topamos con la Rivera de Gata, crecida porque acaba de darle sus aguas el arroyo del Concejo. La Sierra de Gata es tierra de olivos y los viejos molinos son una constante en cada cauce de agua.

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No tiene pérdida el camino porque aquí conserva el viejo empedrado medieval con fuentes como la del Chorrito y que en este tramo coincide con el trazado del  sendero internacional GR 10.

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Más arriba la piedra se pierde oculta por el cemento que tapa la belleza de estos viejos itinerarios. Aún quedan algunos pinos de la masacre que el fuego viene haciendo en estas sierras, con la ayuda de la mano del hombre, desafortunadamente.

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Desde el puerto de la Cruz de Piedra, Gata se ve así de hermosa. Junto a esta portilla entre las sierras del Salido y Las Jañonas, junto a la cruz de piedra que le da nombre, iniciamos el descenso a Torre de Don Miguel por un camino, junto al arroyo Hondo, que antes era vereda, y que las máquinas han convertido en pista.

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Y llegamos a Torre de  Don Miguel, otra deliciosa localidad sierragatina que conserva sus construcciones originales, pasadizos de madera y adobe, callejuelas angostas e imposibles que se funden con casas señoriales. En su plaza aún queda el recuerdo de otro árbol mítico de la Sierra de Gata: el álamo negro que presidió el ágora de Torre durante años y que fue imagen de la comarca.

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Los urbanitas (ya seamos senderistas, viajeros, curiosos, comerciantes o almas perdidas) pasamos demasiado deprisa por los pueblos. Desentonamos en la paz que ofrecen, y despreciamos ese abrazo que trata de de imbuirnos en una filosofía de vida que tiene como protagonista al tiempo, porque en la Sierra de Gata no hay prisa, ellos dicen que el tiempo lo dan ‘dao’.

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Pero nuestros pies están de paso y se topan, apenas el instante que duran unos pasos, con joyas como la ermita del Cristo de la Misericordia con esa  portada del s. XVI, dicen que de Pedro de Ibarra, que nos recuerda a la arquitectura de las sinagogas judías.

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Cogemos por los Cascajales el camino donde se unirán los arroyos del Grueso, el de San Juan y el del Perico en la Ruta de los Molinos.

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Este parque arqueológico muestra varias almazaras recuperadas. Molinos de aceite que movía el agua como este de Los Blancos, rehabilitado en parte.

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El oleturismo, o turismo de aceituna, es una realidad que se impone en otros territorios, pero que en Extremadura aún no sabemos aprovechar. Esta ruta es una buen muestra de nuestro potencial.

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La ruta continúa  cruzando una pasarela que conduce a la margen izquierda del arroyo de San Juan, donde se alzan las ruinas del molino del Tío Perfecto.

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El Molino del Tío Perfecto -cómo eran los pueblos para nombrar a sus paisanos- conserva los viejos engranajes que movía el agua, las viejas piedras de molino, fabricadas en piedra y que durarán eternamente.

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Viejas ruedas que habrán dado vueltas y vueltas sin fin, movidas por los arroyos amansados, la fuerza de la corriente convertida en energía hidráulica, para dar vida a una aceituna exclusiva, convertida en aceite único, oro verde de la sierra: la Manzanilla Cacereña. El olor de las viejas cocinas que aún recuerdo de esos años de infancia rural, y afortunada.

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Sobre el azud, junto a su canal, una tercera pasarela comunica con los restos del Molino del Tío Domingo, donde se encuentra una coqueta y magnífica piscina natural con todos los servicios necesarios.

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Y frente a la piscina, El molino de Los Lucas, un edificio rehabilitado que mantiene en su diseño toda la magia de su uso original y toda la belleza de estos edificios a los que, en algún caso, se les quiere buscar un uso turístico; una idea que espero se lleve a cabo más temprano que tarde antes de que el abandono dé con sus muros en el suelo.

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Tal es la simbiosis de esta gente con el aceite que Torre de Don Miguel vive una de las fiestas más arcaica que se conservan en toda Extremadura. Un tesoro etnológico que deberías conocer: la fiesta del Capazo. Esas antiguas ruedas de esparto en las que se colocaba la aceituna para que la piedra del molino extrajese el zumo. Y que esa noche arden a ritmo de tamboriles y vino en las muchas bodegas del pueblo.

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Sigue el arroyo de San Juan cerca de nosotros, mientras caminamos por el paraje de la Rapaza; las viejas construcciones molineras aún son visibles.

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Rodeados de olivos, cerezos, pinos o viejos robles, cruzamos el arroyo para encarar enseguida la subida a la atalaya de Santibáñez el Alto.

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Este viejo camino conserva parte de su belleza, de su abrupto trazado, gracias a que el hombre no encontró manera de domar estos bancales de piedra que miran al norte.

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Un inmenso robledal, paredes de piedra y  el viejo camino nos acogen en la subida a Santibáñez el Alto por este paraje denominado Hondón de los Olivares.

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Joyas como este abrevadero de piedra, dejan constancia de que por los caminos, además, se movían los animales, el verdadero tesoro de los habitantes de la sierra.

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Callejas anchas, delimitadas por muros de piedra por donde corre el agua estos días de abundante lluvia. La subida a Santibáñez no es muy dura. El pueblo, construido sobre la Sierra Martín, se encuentra a 685 metros de altitud. La calleja nos lleva directamente a sus calles.

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Santibáñez el Alto es de los pueblos menos conocidos de la Sierra de Gata, porque aquí hay que venir. Pero su situación es estratégica. Es un mirador de 360º de la Sierra y de las tierras del Alagón.

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Hay excelentes balcones para disfrutar de fotografías como esta: el pantano de Borbollón a tus pies, rodeado de dehesas. En otoño, desde aquí, las bandadas de grullas son un espectáculo.

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Santibáñez el Alto, antes llamado San Juan de Máscoras, que era el nombre de la fortaleza que corona el pueblo, y el origen de él. La Fortaleza de San Juan de Máscoras fue una de las joyas de la corona de la Orden de Alcántara y durante años se derramaron ríos de sangre, tanto cristiana como islámica, para controlar  una de las puertas de entrada de la transierra extremeña.

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Mientras ascendemos al castillo nos topamos con la iglesia de San Pedro con su curiosa torre-fachada.

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Es la mayor fortificación de toda la Sierra de Gata, ya está muy deteriorada, desafortunadamente. Eso sí, su recinto amurallado se conserva prácticamente íntegro; aunque buena parte de él se ha convertido en el muro de muchas de las casas que se han construido a sus pies; incluso la plaza de toros aprovecha parte de esta muralla.

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Hoy el interior del castillo es el camposanto de la localidad, y han cometido la aberración de instalar un repetidor de TV y teléfono en lo alto. Pero os invito a encontrar entre sus muros las marcas que los canteros dejaron en los sillares que laboriosamente labraron durante siglos para levantar esta majestuosa construcción militar.

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Solo hay dos bares, magníficamente situados y juntos, en el pueblo que ofrecen vistas magníficas y que se alegraron mucho de vernos, pues aprovechamos para comer y hacer gasto en los pueblos, como tiene que ser.

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Dejamos las tierras del Temple por el viejo camino de subida al castillo, descendemos de este pedacito de historia fronteriza, que guarda los secretos de las muchas desavenencias hispano lusas sucedidas a lo largo de la historia.

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La Sierra de Gata es rica en agua, prueba de ello son las muchas fuentes que hay en toda la comarca; esta sierra además, es como un enorme pozo subterráneo del que mana agua por todas partes. Esta es la fuente del Pilar.

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Al descender de Santibáñez nos topamos con uno de esos tesoros de la ruralidad extremeña. Justo en la parte baja de la sierra, cuando comienza la dehesa nos encontramos con el Barrio de la Calzada, o Los Pajares que, como cuenta mi buen amigo Víctor Manuel Pizarro, se trata de un interesante barrio ganadero, «uno de los poquísimos conjuntos arquitectónicos populares de carácter agrícola y ganadero que se conservan de manera íntegra hoy día en Extremadura. Declarado Bien de Interés Cultural en octubre de 2010, con la categoría de Lugar de Interés Etnológico»

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Se trata de conjunto de más de cien construcciones de granito, la mayoría abandonadas, dedicadas a establos, cuartos de aperos y pajares.

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Ocupan una superficie de unas 27 hectáreas en mitad de un paisaje afable, rico en manantiales, fuentes y abrevaderos, sobre un suelo fértil de dehesas, prados y acebuches centenarios donde pastan vacas y caballos.

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Afortunadamente, muchas de estas construcciones se están recuperando para deleite de todo aquel que las visita, y merece la pena.

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Los Pajares  fue el primer Bien de Interés Cultural como Lugar de Interés Etnológico, declarado por la Junta de Extremadura en 2010. El resultado de una vida práctica, de como los ganaderos evitaban los roquedos de la sierra y buscaban los pastos y la comodidad del llano.

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Nosotros caminamos ahora por la dehesa boyal de Santibáñez, sin árboles, que deja que veamos frente a nosotros la sierra de Dios Padre y Villanueva de la Sierra a sus pies.

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Por los huertos del rincón y el Mermejal nos acercamos a la piscina natural de Santibáñez, junto a la carretera local CC-115, que aquí llaman la carretera de Montehermoso, final del trayecto.

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El río Árrago, protegido por su hermosa vegetación de ribera, rodeado de olivares, castaños, alcornoques y extensos viñedos, hace quiebro en este punto, antes de juntarse con el río Tralgas y llenar el embalse de Borbollón, tierra de grullas; hace un quiebro, digo, para facilitar el baño en esta deliciosa y tranquila piscina natural que cuenta todo tipo de servicios.

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Fin de trayecto. Para el recuerdo queda esta imagen de grupo que nos hicimos delante de la rueda del molino de Los Blanco, aunque no olvidaremos el viaje que, antaño, realizaban estas gentes muy a menudo y no con el carácter lúdico y deportivo que nos ha movido a nosotros.

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La Sierra de Gata es una comarca diversa, amplia y deliciosa. Tierra de vinos y aceite. De castillos, de habla propia; una tierra de fronteras donde el otoño se inunda de matices y el verano te invita a bañarte en cualquiera de sus diecisiete piscinas naturales. Pueblos y aldeas que conservan la arquitectura rural y serrana, plagada de viejos caminos medievales de piedra que se conservan en algunos tramos, tan bellos, que tus mismos pasos te retrotraen a aquellos años en los que vivir aquí no resultaba tan idílico. Hoy este paisaje entre montañas es un paraíso para el viajero, la mejor manera de conocerla es hacerlo Andando Extremadura.-

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Ruta Meandro Melero. De Arrolobos a Riomalo de Abajo

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La comarca de las Hurdes tiene muchas imágenes  que la identifican, pero hay una por encima de todas ellas que se repite una y otra vez: el Meandro Melero; esa isla que forma el río Alagón en la zona embalsada del pantano de Gabriel y Galán, aguas abajo, situado en la vecina Tierras de Granadilla. Curiosamente la isla es tierra castellana porque el río Alagón marca la frontera entre Extremadura y Castilla-León, pero no importa porque la imagen sólo se disfruta desde aquí.

Nosotros hicimos la ruta que une la alquería de Arrolobos y la de Riomalo de Abajo, pasando por el Meandro, 22 kms. de pista con escasos desniveles y que discurre entre la Sierra de Valhondo y la del Helechoso y bosques de pinos que nos acompañaron todo el trayecto

Hay otra ruta, circular, de apenas 6 kms. que parte y llega a Riomalo de Abajo que se conoce como Verea de los Pescadores, os dejo los dos tracks por si alguien le apetece dar un pequeño paseo por la zona

Track para GPS Arrolobos- Riomalo de 22 kms.

Track para GPS Verea de los Pescadores 6 kms.

Después de pasar Vegas de Coria en la carretera autonómica EX-204, la carretera principal de la comarca, nos encontramos un desvío a la derecha que lleva a la alquería de Arrolobos, apenas a dos kilómetros más abajo. La carretera acaba aquí, como veis en la fotografía, justo de donde sale la pista que nos llevará hacia el Meandro Melero.

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Cuentan que Arrolobos siempre ha sido considerado como un pueblo de pescadores que realizaban sus faenas en los ríos de la Mancomunidad y después iban por las alquerías vendiendo la pesca.

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No es de extrañar, Arrolobos se sitúa junto al río Hurdano en este bonito meandro convertido en zona de ocio. En fin no hay mas que seguir la pista de tierra e iremos bordeando el curso del agua.

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Arrolobos con la Sierra de Riscales al fondo y el pequeño monte de Las Cortas a la izquierda. Las Hurdes es tierra de huertos, olivos y cada vez más cerezos por su rentabilidad.

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Caminamos por el Cotorro de las Pineras, iremos todo el trayecto bordeando las sierras de Valhondo y del Helechoso, rodeados de pinos

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En ocasiones el bosque es más cerrado y el paisaje se limita al arbolado que nos rodea mientras recorremos la pista.

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En otras ocasiones el bosque se abre y disfrutas del paisaje y entonces eres consciente del terreno que te rodea y vuelves a disfrutar del río Hurdano al que le seguimos el curso antes de que acabe, como nosotros, en el río Alagón

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Los incendios dejan su huella, aunque se vaya borrando, las zonas despejadas de árboles muestran las heridas del fuego que jaras y retamas se encargan de tapar

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Llegamos a la Collada del Helechoso a algo más de 500 metros de altitud, un cruce de caminos con diferentes pistas, algunas señalizadas, nosotros venimos de Arrolobos

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Ondulaciones de los nervios de la sierra que creando una sensación de que caminas por un sembrado de sierras y montes que se van sucediendo y que parecen no terminar nunca, pero detrás de esas últimas elevaciones están las Tierras de Granadilla y al fondo el Valle del Ambroz y la Sierra de Gredos.

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La ruta es sencilla sin fuertes desniveles, aunque puede resultar algo monótona porque discurre siempre por pistas amplias que zigzaguean continuamente.

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Pequeñas construcciones y muros de pizarra nos recuerdan que estamos en Las Hurdes. Es primavera y se nota.

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Hay veces que ves el camino a lo lejos y sigues la traza de la pista que ahora salva el Arroyo Hormigas, estamos más cerca del Alagón y por tanto del Meandro

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El día nos regala algunas nubes para que las imágenes ganen algo más en belleza y mitiguen el calor que a esta hora, cerca del mediodía, pesa un poquito.

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Aquí termina su vida el río Hurdano, ahogado en las aguas del Alagón que la enorme presa de Gabriel y Galán embalsa sin miramientos durante kilómetros y kilómetros. El río Hurdano que nace más arriba, en Las Hurdes Altas, donde las Apreturas de la Majá Robledo, en la Sierra de la Canchera, justo a los pies del Pico Solombrero. El río Hurdano de curvas imposibles, de imágenes únicas que presta sus aguas a las alquerías y pueblos de La Huetre, Casarrubia, Casares de Hurdes, Asegur, para beberse, a la altura de Cerezal, al río Malvellido e ir más crecido, aguas abajo, hacia Nuñomoral o Rubiaco y atravesar la carretera en Vegas de Coria, donde lo encontramos para guiarnos a Arrolobos y no perderle la pista hasta ahora que lo despedimos en las tranquilas y domadas aguas del Alagón.

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Encaramos la frontera entre Extremadura y Castilla-León, con el río de por medio; frente a nosotros el Parque Natural de Las Batuecas- Sierra de Francia con el pico de Robledo a la derecha.

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Y llegamos al Meandro Melero, a la Isla, que desde el Mirador de la Antigua ofrece esta imagen tan conocida, con las nieves de la Sierra de Gredos al fondo. Este lado es Extremadura, el de la Isla está en territorio castellano-leonés.

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Definido por muchas revistas especializadas en turismo como uno de los lugares más bellos e impactantes de la geografía española, este meandro que dibuja el curso del río Alagón en sus proximidades a la localidad de Riomalo de Abajo, llega en las épocas en que mayor volumen de agua se acumula en el Pantano Gabriel y Galán a formar casi un islote.

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A partir de aquí tenéis dos opciones, o seguir la pista que lleva hasta Riomalo desde el mirador, que es tranquila, pero en la que os podéis encontrar coches subiendo y bajando, sobre todo en fin de semana; o bien quitaros un ratito de pista por la Verea de los Pescadores que ofrece también unas bonitas imágenes del meandro, la vereda enlaza un poco más adelante con la pista como podéis ver en el track.

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Casi abajo, cuando terminan los bosques, comienzan las huertas y los cerezos florecidos te salen al paso. Riomalo de Abajo también tiene río, en su topónimo y en su término, el río Ladrillar se despide aquí antes de entregarse, como el Hurdano, a las aguas del Alagón. Curiosamente el Ladrillar también es frontera, como Riomalo de Abajo, que saluda a los viajeros que llegan a Extremadura y despide a los que marchan a Castilla-León

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Las Hurdes es un paseo de olores, colores, miradas, sabores, una fotografía que guardas, maravilla rural en 2014; conserva ese halo de tierra maltratada, de belleza robada, en Las Hurdes hay algo diferente y no sabes qué es.

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Terminamos en casa de Jesús, en el Restaurante Riomalo, junto a su Complejo Turístico, disfrutando de la compañía de toda la gente que pasa de una región a otra, esta es parada de moteros y senderistas. Las Hurdes tiene mil caminos, mil meandros, mil postales…  porque lo dijo Unamuno, es el único lugar del mundo donde la tierra es hija de los hombres.-

©vicentepozas2017

Ruta de la Rosa de Alejandría. Olivenza

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La peonía, rosa de Alejandría o rosa de los montes, es una flor que apenas dura un suspiro; en su versión silvestre aparece en muchas zonas de Extremadura en primavera y su floración es visible unos pocos días. Le gustan los montes y pedregales, y está protegida. Es más común al sur de Extremadura pero yo las he visto hasta en la sierras de Villuercas, es decir, las hay por toda la región. Cierto que en algunas zonas tiene una concentración superior y su floración convierte estos rincones en un jardín colorido durante una semana. Es lo que ocurre en la Sierra de Alor, al sur de Extremadura en la comarca de Olivenza, lindando con Portugal. Y por eso los amigos del Club Senderista Prisiñas de Olivenza organizan cada año la Ruta de la Rosa de Alejandría, uno de esos espectáculos que ofrece la dehesa y que te aconsejo que conozcas.

Es una ruta fácil con un pequeño desnivel pero que tiene muchos añadidos además de la floración de las peonías: dehesas, fuentes de los primeros pobladores, cuevas de bandoleros o antiguos chozos de pastores.

Os dejo el track para GPS del club Prisiñas

Comenzamos en Olivenza aprovechando las primeras luces de la mañana. Olivenza ya de por sí merece una visita larga, es una simbiosis perfecta de España y Portugal.

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Aunque nosotros arrancamos en la Charca de Ramapallas, el track que os dejo inicia la ruta en el centro de Olivenza, nuestro desvío se incorpora enseguida al trazado original que nos lleva a los pies de la Sierra de Alor

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La comarca de Olivenza tiene varios paisajes muy definidos. Sus tierras conforman un bello mosaico de ecosistemas, ya que si bien la dehesa de encinas y alcornoques es el hábitat que la caracteriza, también pueden surcarse paisajes de ribera en torno a los numerosos cursos de agua, llanuras cerealistas, y en las sierras de Alor, Monsalud y María Andrés grandes extensiones de bosque mediterráneo.

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Caminamos por esta zona de hectáreas y hectáreas de cereales, Los Labaros, donde se cruzan varios caminos: el de Barcarrota, el de Perrera, el de Santa Lucía o el de San Jorge de Alor.

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En el Cortijo del Caño dejamos la zona más baja y entramos en las estribaciones de la sierra. El paisaje se transforma de inmediato.

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Olivos centenarios conviven con el bosque mediterráneo y la vegetación es diferente. La Sierra de Alor tiene forma de gigante tridente, entre uno de sus huecos nos adentramos en ella.

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En esta tierra roja donde los olivos saben más de historia y de años que nosotros, las primeras peonías se colocan al abrigo de su copa. Los que venimos por primera vez nos tiramos a fotografiarlos al momento, quienes conocen la zona nos aconsejan que tengamos paciencia, el espectáculo no ha llegado todavía.

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La ruta tiene muchas variantes, la indicada en el cartel es una de ellas, comenzamos junto a San Jorge de Alor y terminamos al comienzo del camino que da acceso a la Sierra, es un lugar muy visitado por la gente de aquí.

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Y de repente entre encinas y jaras, como convocadas por algún embrujo polinizador comienzan a asomarse las flores de la Rosa de Aljandría.

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La peonía de aquí  –Paeonia broteri- tiene flores hermafroditas grandes, solitarias, de 5 sépalos y de 5 a 10 pétalos, de color rojo, con numerosos estambres y anteras amarillas, carpelos lanosos. Fruto en folículos cubiertos con pelos blanquecinos que contienen semillas que cuando maduran son negras.

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En el habitat de esta flor encontramos joyas como esta, la fuente de Val do Gral que servía, y sirve para dar de beber a las cabras y sus cabreros, antaño venían hasta aquí las gentes del cortijo de Pedra Furada que transportaban el agua en cántaros.

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Piedra caliza, tierra roja en la que el bosque mediterraneo se encuentra cómodo y donde la primavera es un espectáculo.

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Y como tamizadas por la sierra aparecen plantas de peonía por todas partes, cada planta es como un ramo, de una misma raiz salen varias flores. Técnicamente, los botánicos, la describen así: Es una planta de hasta 70 cm con vistosas flores rojas. Tiene hojas simples divididas (uniternadas o biternadas) a veces aovadas u oval-lanceoladas de color verde brillante por el haz y glabras por el envés, sésiles o subsesiles, de ápice agudo, de 16 a 19 foliolos de 3 a 4 cm de ancho. Tallo glabro de 50 cm de altura, en cuya base hay unas hojas de color rojo.

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En castellano la conocemos por muchos nombres: albardera, bolas de peonia, cebolla chilre, cebolla churri, cuernos, duelecabezas, empaine, empaines, empeine, empeines, escaramondamanos, escaramón, flor de la epilepsia, flor de la maldita, flor de lagarto, flor de lobo, flor de rejalgar, flor del diablo, flor maldita, hierba de la almorrana, hinchagüez, hinchamanos, lirio montés, lirios, matagallina, matagallinas, paeonia, pata de gallina, pata de gallo, pedonia, peonia, peonia real, peonía, peonía macho y hembra, peronía, perruna, pionea, pionia, pionía, pionía de los matorrales, polonias, ponea, quemaojos, rejalgar…

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…rosa, rosa albardera, rosa cagalerosa, rosa de Alejandría, rosa de Santa Clara, rosa de Santa María, rosa de lagarto, rosa de lobo, rosa de monte, rosa de rejalgar, rosa de sarna, rosa del diablo, rosa del monte, rosa macho y hembra, rosa maldita, rosa marchita, rosa mojosa, rosa montesa, rosa montesina, rosa montés, rosa peonía, rosa perruna, rosa puposa, rosa silvestre, rosas del diablo, rosón, rosón del diablo, saltaojos, tamo real, tufona, yerba baaras, yerba casta, yerba de Santa Rosa.

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Hemos venido en el momento cumbre de la floración y disfrutamos de un entorno mágico, como si cientos de enanitos del bosque las hubiesen sembrado la noche antes para nosotros, una alfombra natural que convierte a la Sierra de Alor en Lugar de Interés Comunitario, LIC, formando parte de la Red Europea de Espacios Protegidos Natura 2000.

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Os decía que entre las sorpresas que ofrece la sierra se encuentran los majanos de piedra, estos chozos pastoriles que aún se conservan en pie.

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Alguno restaurado para que la historia se pueda seguir estudiando y admirando. Pero en el paseo observaréis explotaciones ganaderas, las majás, hornos de cal e incluso restos de un poblado de la Edad del Hierro.

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El espectáculo va más allá, cuando llegas a la parte más alta de la sierra, al Pico Alor, 611 metros, descubres las dehesas inmensas que han convertido a Olivenza en tierra de toros; cortijos repartidos entre extensiones de encinas en el Valle de Táliga, cortijos con nombres, como ya habréis notado, que ponen de manifiesto que estamos en la frontera con Portugal y que Olivenza perteneció al país luso: cortijo del Freixo (del torero El Juli), de los Manantíos, del Guisarral, del Paxariño, del Azoche, de la Cristina, de Monte Alto o de Cascaiciños.

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Arriba en la sierra el punto geodésico se ha convertido en un bello mirador que ofrece un paisaje en 360º, el mapa real de esta frontera mágica que es Olivenza y su entorno.

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Desde aquí se observa la sierra de Montelongo, otro delicioso lugar, debajo, el Cortijo de los Morines y el de Playas Altas.

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Te das la vuelta y Olivenza y el llano se sitúan hacia el norte, detrás el fronterizo río Guadiana y los restos del Puente de Ajuda que unía los municipios de Olivenza y Elvas. Construido por el rey portugués Manuel I en 1509. Durante la Guerra de Sucesión Española fue parcialmente derribado por los españoles en 1709. Imagino que nos hemos arrepentido de aquello muchas veces, pero tampoco hemos sido capaces de construir uno nuevo.

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Pero el verdadero espectáculo durante unos días sigue estando abajo, entre las oquedades calerizas, encinas, olivos y jaras, donde se dibujan las rosas de monte, rosa que destaca sobre mil tonos de verdes.

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Damos marcha atrás y descendemos de la sierra buscando otra refencia más que la Sierra de Alor esconde.

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Se trata del refugio del bandolero Diego Barrantes, un héroe popular del siglo XVIII que en tiempos de contrabando, cuando Olivenza pertenecía a Portugal, robaba caballos en España y los vendía aquí, como todos los bandoleros, alrededor de su historia existe una leyenda inflada que convierte al personaje en un mito.

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Abajo, ya entre sierras, el llano labra la tierra roja y olivos y ovejas se funden en lo cotidiano, la belleza de arriba, para quienes no vivimos aquí, es rutina para los oriundos.

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Tomamos el camino que nos lleva hacia la Quinta de San Juan donde dejamos las elevaciones del Alor y entramos en un mar de cereales.

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Desde estos llanos domados la sierra se dibuja al fondo, las extensiones de cereales nada se parecen a las dehesas pero no podrían vivir sin ellas. Son tantos paisajes y son uno solo los que la comarca oliventina ofrece a quienes, visitantes de frontera, venimos a disfrutarlos.

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Las rosas han quedado arriba, su belleza compartida en mil fotografías y otras tantas admiraciones las vuelven inmortales, pero se marchitarán apenas en un suspiro. La buena noticia es que todo es temporal y el ciclo de la vida volverá a conseguir el milagro, y el próximo año, allá por abril o mayo todos sabremos que las peonías han florecido y acudiremos solícitos a su encuentro. y así un año, y otro, y otro…

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Olivenza, Oliventia, no puede negar que siempre fue portuguesa, guarda su alma lusa, su saudade, en edificios, portadas y ermitas. La parsimonia de sus gentes, como si tuviesen una hora más para todo, es contagiosa, vienes y suspiras. El equilibrio es norma, Olivenza es perfecta, un goce, una invitación tan dulce como su técula, brava como su afición, rayana; alma ibérica que aquí borra la frontera para reclamar la unión aún sin puente, a pesar de que la todopoderosa Agencia Central de Inteligencia estadounidense, la CIA, siga convencida de que el pequeño municipio extremeño de Olivenza es una zona de conflicto internacional. Cosas de americanos. Olivenza es así.-

                                                                                                                                              @vicentepozas2015

Ruta Laguna del Barco. Gredos

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 Entre Extremadura y Castilla León se sitúa el Sistema Central, una frontera natural. Modelada Por la erosión en épocas glaciares, la Sierra de Gredos, es una espectacular sucesión de lagunas, circos, gargantas, cuchillares, riscos, galayos y depósitos morrénicos. Es un paraíso turístico, lleno de posibilidades. La Cordillera Central se presenta como una alargada cadena montañosa que se levanta en el centro de la Península Ibérica y que sirve de separación a las cuencas y mesetas de los ríos Duero y Tajo. Son multitud los senderos que la atraviesan, muchas las rutas, refugios, lagunas y recorridos de los que difrutan senderistas y montañeros. Sus lagunas son míticas. Hoy vamos hasta una de ellas, la Laguna del Barco. Es una ruta de montaña, como todas las de Gredos con fuertes desniveles acumulados. 21,5 kms que iniciamos en la Nava del Barco y terminaremos en Puerto Castilla en la comarca de Aravalle.

Os dejo el track para GPS del club La Vereína con la que hice la ruta.

Empezamos la caminata en la Nava del Barco, al norte del Macizo Occidental de Gredos, junto a la garganta de Galingómez, que baja de la laguna del Barco y vierte sus aguas en el Tormes. Con apenas un centenar de habitantes, este típico rincón de sierra, está acostumbrado a la presencia de senderistas y montañeros; desde aquí se accede a algunas de las rutas más transitadas: La Laguna de la Nava o la del Barco.

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Conserva, casi intactas, casas con fachadas bien conformadas de mampostería de piedra berroqueña, recercado de huecos con grandes sillares y algún balcón sobre potentes ménsulas de granito.

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 La ruta coincide, en su inicio, con la de La Nava, justo hasta el Puente de la Yunta en la Garganta de Galíngomez donde nos desviaremos hasta nuestro destino: la Laguna del Barco. Tanto la Del Barco como la de la Nava están alteradas, recrecidas por el hombre para garantizar el agua para el ganado; en cambio la de los Caballeros es un circo glaciar original; aunque la tres son de una belleza que sobrecoge.

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 Como en casi todas las rutas de la comarca, estaremos rodeados de prados, montes, pinares de repoblación y vegetación de ribera en gargantas y arroyos, todos los encantos de un valle escondido en la Sierra de Gredos.

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Rodeamos el Cerro del Comocho entre pinares, de momento por un camino cómodo que perderemos enseguida para hacer el resto de la ruta entre prados y roca.

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 Acaba el camino y comienzan los prados tan habituales en Gredos, son lomas regadas de manera natural a base de canalizar el agua de la nieve que mantiene la hierba fresca para el ganado que vendrá en verano huyendo del calor y buscando pastos frescos. A esta zona la conocen como Robles Amarillos, frente a nosotros Peñas de la Cumbre.

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Atrás vamos dejando el pequeño valle que guía la garganta de  Galíngomez – o Galín Gómez, ambas acepciones aparecen- detrás el Pico de la Mora y los Collaítos, entre otros.

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Entramos en la montaña más pura, algunos neveros aún aguantan, enfrente, el Pico de los Trampales 1.563 m

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 El día se pone feo por momentos, aquí arriba el aire sopla fuerte y frío, a pesar de la cercanía del verano, nos vemos obligados a abrigarnos; a algo más de 1.600 m de altitud aún hay nieve, es el Alto de la Dehesa.

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Por Las Taheñas en este momento cruzaremos la Garganta de la Vega para caminar por la parte baja de la Cuerda del Risco del Águila, estamos a una altitud de 1.500 metros.

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Ascendemos un poco la falda del Risco donde la garganta se vuelve más brava.

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Algún pequeño charco nos da la sorpresa, agua limpia y trasparente apenas contaminada por la mano del hombre, una foto idílica de este paisaje agreste y duro.

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Cruzamos un pequeño arroyo sorteando piedras a medida que continuamos el ascenso hacia la laguna.

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El agua dibuja caídas caprichosas, recovecos para huir de la montaña, nosotros ascendemos mientras ella desciende, admirados por cada rincón que descubrimos en el camino a la cumbre.

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En la montaña, volver la vista atrás es una delicia, en la distancia los espacios son otros; es admirable el camino, aún más reconocerlo cuando ya lleva tus pasos, es un poco tuyo, o así lo sientes.

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Reaparece el camino, trazado de piedra, iniciamos ruta por las Escaleruelas, piedra montesa, como sus cabras

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 La mano del hombre crea estas veredas en la montaña. Piedra inamovible, inalterable, compacta, traza con belleza el camino, dibuja más bien, la guía que hoy utilizamos caminantes y, mañana, ganado y ganaderos.

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 Aquí arriba, a 1.700 metros, el día se va cerrando y amenaza lluvia, sigue el ascenso, suave, pero constante.

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 Si la montaña es inmensa, nuestra pequeñez la hace todavía mas grande. Arriba eres más paisaje, como si fueras parte de él, es admirable la altura y su diseño, no es extraño que quienes suben a 4.000 u 8.000 metros de altura quieran volver a hacerlo.

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Piedra pura, agua de nieve. Nosotros y la cabra hispánica que nos acompaña en el camino.

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Dejamos el refugio de montaña al que volveremos para comer y afrontamos la última parte hacia la Laguna del Barco.

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Bordeando el Risco del Águila la última subida, el esfuerzo final en un día frío, de viento. Hay ganas de conocer la laguna.

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Cruzamos la garganta otra vez, en este zig zag que dibuja el trazado sorteando las zonas inundadas. A 1.800 metros de altitud el aire frío y fuerte nos da tiempo al descanso, es imposible pararse aquí, no hya donde esconderse.

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 LLegamos al pequeño valle glaciar que sujeta la laguna, rodeada por picos de más de 2.000 metros de altura y con una curiosidad, en la falda de una de ellas se esconde otra pequeña laguna, la Laguna Cuadrada, protegida por el Collado de la Portilla.

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Y aquí está. La Laguna de Galín Gómez, más conocida como Laguna del Barco, se asienta a los pies de un bonito circo de origen glaciar situado en la vertiente norte de la Sierra de Gredos.

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 La laguna del Barco es una laguna glacial situada en la sierra de Gredos, en el término municipal de Puerto Castilla, cerca de El Barco de Ávila. El lago está situado a una altitud de 1790 m en un extenso valle glaciar, uno de los tres emplazados en la cara norte de La Covacha, con una altura de 2399 m, el punto más alto del sector occidental de Gredos. El punto de desagüe natural de la laguna ha sido represado para aumentar su capacidad de almacenamiento. La laguna es usada como embalse. Son admirables estos lugares que se formaron miles de años atrás y que hoy siguen atrayendo tanto.

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 Volvemos sobre nuestros pies hasta el refugio de montaña que hay un poco más abajo, donde nos protegeremos del frío y el viento para comer un poco y descansar. Así es el pequeño valle que protege la laguna. Gredos es una delicia, con frío o sin el.

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Después de una merecida parada en el refugio, llamado Chozo de Anselmo, nos desviamos hacia la Cuerda del Risco del Águila para llegar a la comarca de Aravalle

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Desde el risco, a 1.800 metros de altitud, Gredos se ve así de impresionante, una sucesión de picos, sierras y valles que hacen de la provincia de Ávila un lugar único.

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Detrás dejamos la montaña, el sistema central y sus paisajes. Es lo que nos ha traído hasta aquí, la belleza.

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La vista no se cansa, se pierde, un juego de luces y sombras que embelesa. Una foto merecida.

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 Al otro lado, la montaña da paso al valle, la comarca del Aravalle. Aunque dentro del conocido Parque Regional de la Sierra de Gredos, la Comarca del Aravalle es una zona de alto valor natural que aún no ha sido invadida por el gran público, y mantiene así su sabor rural y la calma que pocos lugares pueden ofrecer durante la época estival. Es la continuidad del Valle del Jerte en Cáceres

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 Este trozo de camino, andando por la cuerda del risco del Águila, es fantástico, llano pero demoledor, un gran balcón con vistas que se disfruta casi en éxtasis, fuera de la influencia de la sierra más profunda, la temperatura empieza a cambiar.

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Paisaje tras paisaje, sorpresa tras sorpresa, disfrute absoluto, gozo. Nosotros dejamos el camino en Los Vinagrales para descender al valle, terminaremos en la localidad de Puerto Castilla.

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 En lo que llaman el Alto de la Dehesa, atravesamos una zona inundada de agua, una sensación extraña, es como caminar sobre flotadores que se mueven, hay que tener cuidado dónde se pisa, más de uno nos mojamos.

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 Aravalle, refleja en su paisaje la dureza de los pueblos que al paso de los siglos han ido modelando de forma armoniosa la naturaleza que generosamente les mantenía. Silencioso, poco poblado, pese a la cercanía del bullicioso Valle del Jerte, aquí el ritmo de vida es otro, pequeños pueblos situados en la umbría y la solana de la sierra.

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Pequeño descanso para admirar el entorno, queda menos para el final de la ruta.

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Descendemos ya hacia el valle, hemos dejado atrás un pequeño pinar. Buscando información de la  zona, leo que en la comarca ya hay tres pueblos abandonados. Lo curiosos es que se ofrezca como reclamo turístico.

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El Valle es una delicia, dedicado a la agricultura y la ganadería. Bajamos por el paraje de El Pardo buscando nuestra meta después de casi 22 kms.

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El agua es constante. Esta es la garganta del Cardiel.

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Llegamos a Puerto Castilla. Final de ruta. Comenzamos con calor, hemos pasado frío, nos ha llovido y ahora vuelve el sol y se nota.

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 Puerto Castilla, apenas 150 habitantes repartidos entre el pueblo y sus dos pedanías. Situado al suroeste de la provincia de Ávila, dentro del partido judicial de Piedrahita, se encuentra a 94 kms. de la capital Abulense. Lo componen las localidades de Puerto Castilla y las pedanías de Santiago de Aravalle y Ventorro Zamarro. Asentada entre las Sierras de Gredos y Béjar, es la última población de la Meseta Castellana dirección al Valle del Jerte.

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 Leo que su gente se dedica a la agricultura, producción de judías con la «Denominación de Origen de El Barco de Ávila», patatas, manzanas y ganadería, ovino, caprino y exencialmente Bovino de la raza Avileña. Os decía antes lo de los pueblos abandonados, aquí hace años se cerro la escuela, por lo que los escolares se desplazan a El Barco de Ávila.

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 Gredos es… la tentación de vivir en la naturaleza, el placer de sentir el frío. Gredos es una oportunidad para recobrar la capacidad de sorprendernos por la inteligencia y el ingenio de los hombres, los modos de adaptarse al medio natural a lo largo de la historia, la belleza de las cosas sencillas, el encanto de los pueblos construidos en las laderas. Queda la imagen de que estuvimos allí, en la Laguna de Galín Gómez.

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 Hoy rescato unas palabras de Unamuno: «Gredos es un lugar para perderse y encontrarse a sí mismo, para acercarse a sus lagunas, para trepar a sus cumbres, para templar el alma. He estado hace pocos días en los altos de la Sierra de Gredos, espinazo de Castilla, y traigo el alma lleno de la visión de las cimas, de silencio de paz y de olvido…; el alma también se limpia y restaura con el silencio de las cumbres…»

La montaña una vez pisada, no se olvida, se queda con tus pasos y te llama de vez en cuando. Es difícil no oirla, pasa cada año cuando las nieves despejan el camino y las huellas salen a flote para emerger de la memoria, es una convocatoria a volver, una provocación, una obsesión, una señal, casi un ultimátum que sólo curaremos Andando Extremadura.-

                                                                                                                                            ©vicentepozas2014

Ruta por la Sierra de Gata. De Ovejuela a Perales del Puerto.

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Vamos a recorrer la comarca cacereña de la Sierra de Gata, desde el límite de Hurdes hasta la zona más cercana al Valle del Alagón, una  distancia total de 45 kilómetros que nos llevará desde Ovejuela hasta Perales del Puerto, que discurre por el GR 10, y que haremos en dos jornadas, dentro de una actividad solidaria: La II Ruta Solidaria contra el Cáncer que organiza el club deportivo La Vereína. El primer día cubriremos la distancia entre Ovejuela, en las Hurdes, y Torre de Don Miguel; la segunda jornada irá desde Torre hasta Perales del Puerto, un día especial, el segundo, porque nos acompañarán más de 500 personas. Fue un llamamiento solidario con mucho éxito.

Os dejo el track para GPS de La Vereína

La Sierra de Gata ocupa el rincón más noroccidental de Extremadura con paisajes de belleza sobrecogedora del olivar que produce un extraordinario aceite, al viñedo con su excelente vino, a los bosques autóctonos en las cabeceras de los valles (abedul ibérico, acebo, enebro, encina rupícola y roble melojo), contrastan con laderas de pinares y con las encinas y alcornoques de tierras bajas.

 La Sierra de Gata, haconsolidado su infraestructura turística, sobre todo los hoteles, y hoy nos invita a conocerla a través de la huella de los antiguos caminos empedrados, cañadas y cordeles que recorren valles o laderas, ascendiendo a lo alto de los puertos permitiendo conocer su paisaje y emblemáticos parajes, observar especies animales y vegetales.

 PRIMERA JORNADA

 Aunque la ruta transcurre por la Sierra de Gata comenzamos en Las Hurdes, en Ovejuela, una pequeña alquería dependiente de Pinofranqueado situada al borde de la sierra que delimita ambas comarcas. Ovejuela es un pequeño rincón idílico que traviesa el río que le da nombre, uno de esos paraísos de los que está salpicada la comarca hurdana. Y arrancamos, quedan 26 kilómetros por delante.

 

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El río Ovejuela nos deparará la primera de las delicias de la ruta: El Chorrituelo, un salto de agua espectacular. El pueblo, a pesar de ser pequeño cuenta con un pisicina natural fantástica.

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Las sierras donde se encaja el río crean un pequeño valle de jaras, brezos y pinos, los que aún no se han quemado en estos años. El sendero es amplio y cómodo, por ahora.

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Porque para llegar a la caída de agua hay que atravesar el río varias veces – menos mal que en el club La Vereína funciona la sección Pontoneros-

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Y otra vez haciendo el cabra… y todos los que tenemos cámara al quite por si captamos algún baño no previsto. Y no será la última.

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El Chorrituelo. Es octubre y, a pesar de haber pasado un verano seco, el río sigue llevando agua y el chorro ofrece esta imagen. El Chorrituelo es visitado por mucha gente, no es difícil llegar, está bien señalizado. En esta tierra pizarrosa el río Ovejuela supera el desnivel con esta vistosa casacada en el regato de la Zarruela que vierte sus aguas al río Ovejuela que acabará su recorrido en el río de los Ángeles.

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Comenzamos la ascensión por la falda de la Sierra, camino del pico de la Hiedra Mayor, 1.096 m, para cruzar a la Sierra de Gata

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A medida que asciendes descubres el paisaje, La Hurdes es un rincón que nadie debería perderse si quiere, de verdad, hablar sobre ellas.

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Subiendo entre helechos, castaños y robles. Delicioso.

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Y llegamos arriba. ahora tomamos durante un rato el cortafuego entre Hurdes y Gata en la Sierra de la Bolla, desde aquí nos quedan a la vista ambas comarcas.

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A nuestra derecha la comarca de Hurdes que despedimos aquí.

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A la izquierda la comarca de Sierra de Gata. Hacía ella nos dirijimos.

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Y ahora a bajar. Primer destino Robledillo de Gata. Es como un decorado de cine. 116 habitantes y siete casas rurales, piscina natural y el entorno que veis. En toda la coamrca de Gata se ha señalizado perfectamente el GR 10 señalando origen y destino del tramo, nos iremos encontrando estas señales.

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Tras los primeros metros, el camino discurre por un bosque de pinos y helechos. Es  un paraje conocido como Los Montes.

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Y en un claro descubres que Robledillo de Gata se encuentra a tiro de piedra. Estamos en el paraje de El Concejo.

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Es octubre y hace calor. Buscamos donde refrescarnos mientras reagrupamos. Y a seguir…

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Robledillo de Gata, un ejemplo fantástico del milagro del turismo rural. Este pueblo estaba condenado a desaparecer debido al envejecimiento, hoy es un destino turístico de primer orden en la Sierra de Gata

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Y se han cuidado todos los detalles.

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Salimos de Robledillo por el camino de la ermita del Humilladero buscando nuestro destino: Descargamaría

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Llegamos a Descargamaría por el Berrocal y cruzamos el río Árrago

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Es hora de hacer una pequeña parada para reponer fuerzas en un pequeño rincón junto al río.

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El camino continúa por el pequeño valle que crea el río rodea de pequeñas sierras que aún conservan sus pinares intactos.

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En el paraje de Vegas Pedrosas, junto al arroyo Noblea se encuentra uno de los campamentos de verano más conocidos de Cáceres. El del Padre Pacífico.

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Este es el paraje de La Mancha, pinos y robles a los bordes de un camino muy cómodo.

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Rodeados de una vegetación densa que se mezcla con huertos de olivos nos vamos acercando al siguiente pueblo gateño.

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La sorpresa viene cuando nos vemos obligados a cruzar el GR-10 sobre el río Árrago. Hay que descalzarse y cruzar el cauce si queremos continuar.

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La rivera del Árrago deja postales fantásticas mientras continúa su camino hacia el embalse del Borbollón en busca del río Alagón

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Alrededor de nosotros el paisaje de la Sierra de Gata se descubre, la sierra de las Jañonas y las ruinas del Castillo de Almenara nos anuncian que nuestro destino está más cerca.

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Un tramo del camino discurre por la carretera local que une los pueblos de la comarca por los que venimos andando. Estamos llegando a Cadalso de Gata

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Cadalso, medio millar de habitantes en una pequeña localidad que vive rodeada de olivos. De hecho la sierra de Gata, junto con Las Hurdes, sustentan la Denominación de Origen Protegida de aceite Gata-Hurdes, conocida como ‘manzanilla cacereña’, una zona de olivos plantados en bancales que hay que recoger de forma manual. Nosotros salimos por el camino de la ermita de Bienvenida

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Y llegamos a Torre de don Miguel, otra localidad gateña que sobrevive con medio millar de habitantes,donde haremos noche. Esta hermosa localidad se encuentra anclada en un maravilloso valle cerrado por las sierras de la Almenara y del Salio.

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Un laberinto de callejuelas, subidas, bajadas, escalones, habitaciones sobre las calles formando túneles y pasadizos…Torre de D. Miguel es un retroceso en el tiempo, un lugar donde se mezclan culturas árabes, cristianas, judías…Un lugar mágico indignamente desconocido. Una de las joyas de Sierra de Gata.

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Hora de intercambio de pareceres. Hay que preparar la jornada de mañana. A la segunda edición de la Ruta Solidaria contra el cáncer han respondido medio millar de personas y no se puede escapar ningún detalle.

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Mañana será una jornada complicada con 19 kilómetros de camino, desde Cáceres llegarán ocho autobuses y se tienen que ir con un grato recuerdo.

A descansar.

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SEGUNDA JORNADA

Amanece en la Sierra de Gata, hoy se celebra la II Ruta Solidaria contra el Cáncer, un día memorable que empieza en Torre de Don Miguel y terminará, 19 kilómetros después, en Perales del Puerto.

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Hoy el grupo de senderismo La Vereína tendrá que ocuparse de la intendencia, reparto de material, cruces, apoyo a los senderistas. Salimos del albergue de Torre de Don Miguel

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Hay que preparar el desayuno para quinientas personas.

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El Hogar de Mayores de la localidad nos presta la logística para atender a todos los participantes.

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Hay que recibir a los participantes y llevarlos hasta la plaza.

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Aquí comienza la ruta. Tras un desayuno suave arrancaremos camino de Gata, por el sendero del GR 10

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Salimos de Torre de Don Miguel buscando el sendero que discurre por la falda de la Sierra del Salido

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Por el paraje de la Raya vamos descubiendo el paisaje gateño, al fondo la pequeña sierra de El Rollo.

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Cruzamos el Puerto de la Cruz de Piedra antes de iniciar el descenso hacia la localidad de Gata.

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Bajamos por el paraje del Castaño buscando el valle del arroyo de Gata, frente a nosotros la Sierra del Fortín

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Andando por este tramo de calzada romana, conocida como Vía Dalmacia, la vida en la sierra sigue, su actividad agrícola hace las delicias de todos los caminantes.

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LLegamos a Gata, durante la ocupación de Lusitania por los romanos,  fue denominada Catóbriga y por ella pasaba parte de la Vía Dalmacia, existente aún en un tramo de varios kilómetros en lo que se conoce por el puerto de Castilla. Esta calzada comunicaba Caurium, (Coria), con Miróbriga, (Ciudad Rodrigo).

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Recibimos a los participantes obsequiándoles con una pequeña bolsa con avituallamiento y algunos regalos.

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El conjunto urbano de Gata es, sencillamente delicioso, auténtico, de hecho está declarado Conjunto Histórico de Interés Cultural, su patrimonio es muy variado, es una de las joyas de la Sierra de Gata sin ninguna duda.

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Salimos por la zona de El Prado para afrontar la subida a la Sierra del Salido.

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Cruzamos la rivera de Gata entre bancales de olivos, constantes en toda la comarca.

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Por la zona de las Gomanas el bosque de pinos se mezcla con las tierras de labor, en esta parte de la sierra los incendios han hecho estragos como iremos viendo en los próximos kilómetros.

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Este tramo del GR 10 está magníficamente señalizado en toda la comarca, y es bastante cómodo, estos kilómetros transcurrían hace unos años por un enorme pinar en un entorno magnífico…

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…hoy la herida es visible, da mucha pena caminar por aquí. Pero está bien que seamos conscientes del daño que hace el fuego y de los intereses que esconde.

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Cada verano esta comarca sufre los devastadores efectos del fuego, siempre provocado, siempre intencionado. Intereses económicos, locuras, envidia, es difícil, de saber y de entender, pero el resultado es desolador.

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Seguimos por la zona de La Cumbre buscando el alto de la Sierra

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La tierra agradecida se abre paso tras el fuego y se torna otra vez verde

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Atrás hemos dejado Gata, la ruta se estira, cada uno viene a su paso, no hay prisa.

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Alcanzamos el puerto de la Cumbre de Arriba, en la Sierra del Salido, 669 metros y cruzamos a otro de las valles de la Sierra de Gata este es conocido como La Vega

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Descenso ahora por la zona de Las Vueltas buscando la zona más baja antes dar con los pies en Villasbuenas de Gata.

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Debíamos estar caminado por un bosque, pero la sierra vacía es una herida abierta que puede acabar con esta tierra rica en nutrientes.

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A esta imagen ponedle pinos por todas partes… es la diferencia

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La zona más baja se ha librado del fuego, este rincón que llaman La Hormigosa.

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Prueba de que después del fuego hay que trabajar rápido es la huella que dejan las máquinas en el camino.

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Donde no llegó el fuego el paisaje es otro. En La Sierra de Gata la señalización es constante, se agradece.

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Llegamos a Villasbuenas de Gata, el ayuntamiento nos recibe con una degustación de productos de la zona; aceite de oliva virgen extra, vino blanco, muy apreciado y conocido, aceitunas, la verde cacereña y la negra. Un refigrerio antes de afrontar los seis últimos kilómetros de la ruta

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Salimos de Villasbuenas por el camino de Perales del Puerto. Queda menos, el calor aprieta.

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Un tramo del trazado discurre ahora por una pequeña carretera local

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Hasta que nos desviamos por un pequeño robledal en el paraje de Las Lavillas

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Cobijados por este pequeño bosque antes de atravesar la rivera de Gata

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Último esfuerzo y en Perales del Puerto a la espera del recibimiento, la marcha se estira.

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Perales del Puerto espera a los caminantes en el salón social donde el ayuntamiento nos obsequia con una merienda. 19 kilómetros después hemos llegado, satisfechos y agradecidos por los detalles de toda la gente de la comarca. Fin de la ruta, ya somos un poco más de la Sierra de Gata.

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Ha sido un placer, los que trabajamos para hacer posible la ruta, descansamos tras el esfuerzo por muchas razones: la respuesta de la gente, el compromiso y la disposición de la Mancomunidad  Municipios de la Sierra de Gata, sobre todo el equipo de Dinamización Deportiva, y el agradecimiento sincero de la Asociación Española Contra el Cáncer -AECC- y la entrega de los miembros del Club La Vereína que se desvivieron porque todo saliese a la perfección. Los comentarios de quienes participaron en la ruta son el mejor testimonio de que mereció la pena el esfuerzo.

                                                                                                                                            @vicentepozas2013

Ruta Refugio de las Nieves y el Trabuquete

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Gredos es siempre una delicia, ya sea arriba en las cumbres o en las estribaciones del Sistema Central. Esta vez hemos elegido la ascensión al  Refugio de las Nieves situado en la Cuerda de los Infiernillos por donde discurre la Garganta Jaranda. La comarca de La Vera tiene muchos encantos, entre ellos, sus inumerables senderos, un lugar recomendado y avalado por una excelente oferta de servicios. La ruta parte de Guijo de Santa Bárbara en la comarca de la Vera; este recorrido tiene un añadido más que apetecible: el charco del Trabuquete donde disfrutaremos de un baño reparador. Una ruta de 16 kms de dificultad media con un desnivel de 900 metros y que hemos hecho con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres.

Os dejo el track de la ruta para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

 

Salimos de Guijo de Santa Bárbara una localidad que conserva muestras de arquitectura popular situada en las estribaciones de Gredos y que es uno de los cuatro Guijos de la provincia de Cáceres: Guijo de Coria, Guijo de Galisteo, Guijo de Granadilla y el nuestro. El pueblo es todo cuesta y todo piedra. Aquí, según cuentan, nació Viriato, caudillo lusitano que tanto luchó contra Roma, de hecho en mayo celebran las fiestas de Viriato, en recuerdo al personaje.

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Esta es una ruta conocida, incluiso a comienzos de agosto en Guijo celebran la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves y los aldeanos suben al refugio que está en la sierra y terminan dándose un bañito en el Trabuquete. pero vamos por partes…

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El pueblo ya está a una altura considerable, 900 metros, cuando comienzas a ascender la comarca de la Vera se va descubriendo por si sola.
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La portilla de Jaranda en la sierra de Tormantos será nuestro paisaje.
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La ruta discurre por caminos amplios en algunos momentos, pequeñas veredas, aún la zona más baja los bosques de robles nos protegen del sol, no por mucho tiempo.
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Por ahora aprovechamos el pequeño refugio que nos dan los árboles antes de comenzar a caminar por la parte alta de la sierra donde la vegetación es más baja.
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De momento los prados más verdes en la zona de Los Escalerones nos enseñan La Vera más agrícola y dejan esta fotografía relajante. A este pequeño rincón le llaman El Hueco
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Así seguimos ascendiendo hacia el Collado del Mielcro
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Abandonamos el camino y por pequeñas veredas seguimos la subida, el paisaje ya es otro.
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La ruta discurre por la Cuerda del Moro, es la primera elevación del camino a 1.209 metros de altura.
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Al llegar arriba disfrutamos contemplando La Vera, Campo Arañuelo y Las Villuercas al fondo
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Divisamos parte del camino que hemos traído, y las localidades de Aldeanueva de la Vera, Cuacos de Yuste y Jaraiz de la Vera
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Es gratificante mirar hacia atrás, pero hay que continuar, frente a nosotros la Loma del Hornillo en la Sierra de Tormantos. El paisaje ha cambiado, la vegetación es casi residual a medida que ascendemos.

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Curiosa forma la de esta piedra, parece vigilar el camino. No muerde.
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Seguimos por la cuerda, un pequeño sendero nos lleva hasta el refugio que ya atisbamos al fondo
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Y llegamos. Esta es la Capilla Refugio de la Virgen de las Nieves. Fue construida en los años 60 del siglo pasado en el paraje de Collado Alto situado a unos 1.500 metros de altitud, en este edificio se encuentran dos habitaciones, una de ellas dispone de cocina, para el refugio de montañeros y pastores. El 5 de agosto aprovechando la festividad de la Virgen de las Nieves se celebra una romería al Refugio.

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Descansamos un poco disfrutando de la información que ofrece los paneles instalados. No olvidemos que Guijo de Santa Bárbara presenta unos notables valores ecológicos, la mayor parte de su término está declarado como Espacio Natural Protegido, por el LIC (Lugar de Interés Comunitario) «Sierra de Gredos y Valle del Jerte»  perteneciente a la Red Natura 2000, la red de espacios naturales de Europa.
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Ahora a reponer fuerzas en el pequeño merendero que tiene el Refugio, no podemos parar demasiado, aquí arriba el aire es frío; no falta tampoco el agua en un par de fuentes que corren si problema. Merendar en un paraje así es un privilegio.

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Queda esta imagen para el recuerdo. Además del agua, la Loma de Piemesado en primer término y la Portilla de Jaranda al fondo
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Maravilloso, y duro, el Sistema Central, la serranía de Gredos, en invierno este paisaje suele estar cubierto de nieve, es junio y el calor empieza a notarse, aunque aquí arriba la temperatura es mucho más suave.

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Iniciamos el descenso hasta la Garganta del Campanario, el desnivel es importante hay que andar con cuidado.
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A esta zona, El Campanario, se la conoce así por estas curiosas piedras que se alzan como campanarios de iglesias
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Atravesamos la garganta que también es conocida como del Hocino antes de desembocar en un paraje singular, con algunos recursos interesantes. El Pontón del Campanario

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Las viejas chozas de pastores, ahora recuperadas, pueden usarse. Nosotros continuamos.
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En la zona quedan restos de este pequeño asentamiento de pastores, al menos eso parece, que lleva el nombre de la garganta: El Campanario.
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Cruzamos ahora el pontón de Regajoluengo camino de la garganta Jaranda, última parte de la ruta
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Esta parte del camino, bastante transitada, esta preparada para facilitar el recorrido. Estamos en la garganta Jaranda que después de pasar por Guijo baja hasta Jarandilla de la Vera, que yo recuerde, al menos, hay tres piscinas naturales en su cauce; charcos muchos, y magníficos.

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Ya digo, antes había que andar como cabras cruzando la garganta, ahora han puesto las cosas bastantes sencillas.

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Antes comentaba que había muchos charcos en la garganta, este es mítico, el Trabuquete, sólo se puede subir andando, unos 45 minutos, pero merece la pena.
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El Trabuquete, un rinconcito magnífico, no le falta de nada, siempre que nos guste el agua muy fría.

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Después del baño, recuperados de la caminata -con pérdida incluida- descendemos hacia Guijo para dar por finalizada la ruta.

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Cruzamos por última vez las aguas de Jaranda e iniciamos una pequeña subida al pueblo

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 En Guijo de Santa Bárbara nos esperan, además del agua, delicias como las frambuesas o el licor de frambuesa, aceites, dulces y un pan de escándalo (de hecho mucha gente de la comarca sube al pueblo a por el). Pasear por sus calles es un descanso. Con apenas 400 habitantes, su oferta de casas rurales se acerca a la decena. Su piscina natural, El Puente,  cuenta con dos chiringuitos, uno de ellos con una cocina magnífica y unas vistas de escándalo.

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Fin del viaje, La Vera ofrece multitud de posibilidades para caminantes y/o amantes de la naturaleza y el paisaje; esta ruta, que forma parte del antiguo Camino de Castilla, guarda muchos encantos, sorpresas que encuentras en el camino y en la montaña y te llevas en la mochila para el recuerdo.

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Recuerdos que yo vierto en este blog para que quien desee pueda disfrutarlos y, en su caso, hacerlos suyos a través de su propia experiencia. Por no contarlo, que no quede. Yo por mi parte, escojo los lugares altos donde la vista no llega y la mirada se pierde; cuanto más arriba, mas entro en trance, lo hago… Andando Extremadura.-

@vicentepozas2013

 

Ruta Pico Jálama. Sierra de Gata

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 La comarca de Sierra de Gata en el norte de Extremadura, en la provincia de Cáceres, es un rincón lleno de encantos («Travel Republic 2014») desde arquitectura popular hasta piscinas naturales (18 en total). Enclavada en el Sistema Central ofrece muchas alternativas para el senderismo. Como pasa en casi toda Extremadura, su desarrollo turístico invita a disfrutar de ella. Nosotros vamos a hacer una de las rutas duras de la zona, la subida al Pico Jálama, el techo de Sierra de Gata, con 1.492 m de altitud. Son casi 26 kms con mucho desnivel acumulado pero unas vistas magníficas.

Os dejo el track de la ruta realizado por Teófilo Amores, compañero de camino.

 

 Comenzamos recorrido en la localidad sierragateña de Acebo y terminaremos en el Valle de Jálama, Val de Xálima en el habla local, A Fala, que se conserva en tres localidades; en una de ellas, San Martín de Trevejo, tenemos nuestro destino final. Salimos del pueblo camino de la psicina natural, un lugar frecuentado en verano. Frente a nosotros las Cabezadas de La Cervigona por donde pasaremos en un rato.

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Llegamos a la piscina natural de Acebo situada en la rivera del mismo nombre y que recoge las aguas de varios arroyos de nombre singulares: Arraguijo, de la Mujer o de los Hocinos; un rincón fabuloso para los días de calor, arriba La Cervigona y el Cerro de la Pizarra, de algo más de 1.000 metros de altitud, por donde transcurre la ruta, estamos comenzando, ahora iniciamos la subida, lenta y continua.

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Tomamos el camino del Puerto ascendiendo por la Cardilla, en el paisaje son visibles los efectos del fuego que arrasó esta zona hace algunos años cuando todo esto eran bosques de pinos, afortunadamente la tierra se recupera.

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Según vamos subiendo, descubrimos el magnífico pico del Jálama, quedan 18 kms hasta llegar allí y otros 10 de bajada, impone la altura, pero hay que llegar.
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Nuestro primer cerro, el Mirador de La Ventosa, 794 m de altitud, un pequeño alto para tomar algunas fotos y seguir camino; desde aquí se observa parte de la Sierra de Gata, es una delicia, este tramo es fácil y merece la pena subir
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Esta es la prueba, imagen tomada desde el Mirador al fondo, Acebo
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Continuamos por el Camino del Puerto de Castilla que ahora transcurre por el Teso de Santa María, si os fijáis es visible el sendero que nos lleva a la sierra.
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Atravesamos en la zona el pequeño arroyo de la Jara del Rey, salvado por este puente.
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Ascendemos hasta tocar el límite de Extremadura con Castilla León junto al Puerto de Perales, calzadas con historia, muy usadas hace años cuando los caminos eran la única manera de comunicarse.

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Tomamos el cortafuego en el alto de Santa Marta que llevaremos durante varios kilómetros, esta zona de seguridad contra incendios marca el límite entre Extremadura y Castilla y León, entre las provincias de Cáceres y Salamanca.
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Sólo nos desviamos unos metros para llegar hasta el mirador de La Cervigona y descubrir parte de las estribaciones del Sistema Central en esta media montaña que vamos pateando
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Aquí estamos, disfrutando de la altura y el paisaje, vigilados por el Jálama que nos sigue llamando
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Acebo más lejos, ahora vemos la presa que le da agua y la bellísima comarca de la Sierra de Gata.
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Aquí nace la Rivera de Acebo, en La Cervigona, comienza cayendo hasta llegar encajonada al fondo del valle. Es una zona rica en agua donde las fuentes y regatos son habituales, todos acabarán en el río Alagón, muchos kilómetros más abajo.
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No hay mucho tiempo para pararse, continua la ruta, seguimos por el cortafuegos llegando al Cerro del Grillo.
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En algunos momentos estas pistas forestales parecen grandes autopistas rurales por las que caminamos pese a su incomodidad, es tierra removida que las hace muy fastidiosas.
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Termina el cortafuegos e iniciamos, ahora en tierras salmantinas, el ascenso al Jálama; acabamos de entrar en el castellano Espacio Natural del Rebollar continuidad de la comarca cacereña de la Sierra de Gata.

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El Espacio posee características naturales de gran valor, se trata del segmento más oceánico del Sistema Central, tanto desde el punto de vista de la vegetación, la fauna y la geomorfología enriqueciendo y matizando la monotonía de formas que dominan en la Cordillera Central. Y cuenta con miradores que nos permiten disfrutar de su vista

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Al Este, Extremadura, la Sierra de Gata y Las Hurdes, al fondo el embalse de Borbollón que en invierno se convierte en un excelente dormidero de grullas, gracias a su isla central
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Al Oeste, Salamanca y la comarca de El Rebollar y su espacio natural protegido, incluido en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. En esta región ya se han instalado aerogeneradores para la obtención de energía eólica, su impacto es evidente.

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Tras un tramo más complicado y una subida dura retomamos el camino, nuestro siguiente punto antes de subir, el Pozo de Nieve, la temperatura ya a esta altura es bastante más baja.

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Antes de afrontar los últimos metros de subida a la cima, parada para comer algo y reponer fuerzas; no demoramos mucho, quietos hace frío y hay ganas de llegar.

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El Pozo de Nieve se conserva intacto, estas construcciones se usaron hasta hace medio siglo para la fabricación de bloques de hielo que se transportaban en mulas y eran vendidos por toda la zona.

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Y por fin alcanzamos la cima, hemos coronado el Jálama, estamos a 1.492 metros de altura sobre el mar y, desde aquí, las vistas impresionan. Ha costado subir, pero merece la pena. Así se ve el Sistema Central desde una de sus atalayas, al fondo, Gredos aún con nieve.

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Testimonio de que hemos llegado (foto de Teófilo Amores). ahora hay que bajar, aún quedan 10 kms de camino, de descenso, y suele ser más complicado

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Tras caminar por medio de matorrales, retomanos durante un rato el cortafuegos que nos llevará hasta el último tramo del recorrido.

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Los últimos cinco kilómetros discurren por una antigua calzada romana, un camino delicioso pero harto incómodo por las piedras que lo cubren. Les toca trabajar a los tobillos.

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Es la Calzada Romana empedrada o «Caminu du Portu», por donde discurre nuestro último tramo, otrora muy utilizada para la comunicación con pueblos salmantinos como El Payo o Navafrías o portugueses como Aldea du Obispo, a través del Puerto de Santa Clara. Un auténtico corredor cultural y natural.

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Cerca del pueblo cambia el paisaje y los prados para el ganado dejan otros colores

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Así llegamos a San Martín de Trevejo, una de las tres localidades del Valle del Jálama, o Val de Xálima como comenté al principio. Su principal valor es que conserva su propio habla. La fala (A fala) es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, todos ellos en el Valle de Jálama. Es también nombrada de diversas formas, como: Xalimés, Mañegu, A fala de Xálima, A fala d’acá, A nossa fala y chapurráu (en Valverde) sus orígenes aún se discuten pero en la comarca se habla con normalidad y carteles e inidcadores aperecen en castellano y en la lengua local. Una sorpresa para quien no lo conoce.

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San Martín de Trevejo conserva todo su encanto y su historia. Sus casas construidas en el arranque con muros de piedra, sus escalinatas de peldaños de granitos llamados popularmente (Poyos) para acceder a la vivienda, y las vigas de maderas o vuelos de la vivienda que sobresalen a la altura del primer piso en cuyos bordes se decoran con figuras de rostros humanos son características comunes en casi todas las construcciones; constan esta viviendas en su generalidad de tres plantas, la planta baja sirve de Bodega y para el ganado, la primera planta para la vivienda y la segunda planta para desván o almacén.

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Como dicen los lugareños:

DIGNU DE VEL I DISFRUTAL.

Sa Martin de Trevellu, antis chamau “dos Viñus” é un lugal cheu de encantu por mutas radós. As suas serras, aguas abundantis, vegetación rica i variá, fauna silvestri, historia, cultura, “fala” mañega, dan pa disfruti de corpus i almas. Aquí nun se poi vil i dilsi. Hay que paladealo. Visitei a Plaza i callis típicas, vendu as construcciós tradicionais , a Torri, a Iglexa con os cuadrus de Morales; dei un paseu i coñocei o Conventu de San Miguel (XV); subí hasta as Cancheiras ¡que panorámica do lugal i sei valli¡. En baris, restaurantis i boigas, degustei os viñus de “pichorra”, artesanía…

Pues eso brindamos por el lugar y por el esfuerzo. Estas cosas terminan como debe ser… salud

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 Fantástica ruta, siete horas de camino para recorrer casi 26 kilómetros. Por una comarca a la que no le gustan las prisas, los sierragatinos dicen si les metes prisa que «el tiempo lo dan dao», o sea que tranquilos. Nosotros lo estamos después de haber sorteado el Pico del Jálama y haber caminado por tierras extremeñas y castellanoleonesas. Un delicia que hemos disfrutado con la asociación de senderismo La Vereína a la que pertenezco, buenos amigos que se hacen… Andando Extremadura.-

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

 

 

Ruta de Alfonso Onceno

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 El Geoparque Villuercas-Ibores es un paraíso para el senderista: los caminos de peregrinos a Guadalupe, los senderos de la comarca, las rutas con historia como la Isabel la Católica o esta de Alfonso Onceno, que hoy comentamos, dan idea de la belleza de un entorno en el que se suceden valles y sierras tan importantes que, por su alto valor geológico, han sido reconocidos por la UNESCO como Geoparque. Esto significa, además, que Guadalupe y su entorno son hoy destino turístico emergente y sus ofertas para viajeros son cada vez más variadas.

Nosotros hemos hecho el camino que separa la localidad de Navezuelas, junto al Anticlinal del Almonte, hasta la puebla de Guadalupe, lugar de peregrinos; camino que recibe el nombre de Alfonso Onceno debido al rey Alfonso XI, que frecuentaba estos parajes para la caza del oso. Se trata de un camino de herradura que atraviesa el valle del río Viejas con sus huertos y majadas de pintoresca arquitectura popular. 16,4 kms de dificultad media alta por las dos subidas que contiene la ruta.

 El track de la ruta para GPS

 La ruta la organiza la asociación de senderismo Maragatos de las Villuercas que nos recibe en Navezuelas con dulces y consejos. Foto de familia y andando…

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Nada más dejar Navezuelas comienza el ascenso que nos llevará hasta el primer alto, ante nosotros se descubre el valle donde nace el río Almonte, de frente la que aquí llaman Sierra del Local, ahora en lenguaje de Geoparque, el Anticlinal del Almonte.
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Pararse un momento y echar la vista atrás nos da idea del terreno que pisamos, este es el Geoparque un sitio singular, el valle del Almonte y la sierra de la Ortijuela. Seguimos subiendo.
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La ruta discurre por caminos pedregosos, incómodos porque la piedras están sueltas y te obligan a extremar las precauciones.
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Al llegar al Collado de la Pariera, el primer alto de la ruta, la formación geológica que tanto ha llamado la atención de la UNESCO se observa mucho mejor. Según información del geoparque, el Anticlinal del río Almonte se extiende desde la cuenca del Tajo hasta la base septentrional del Risco de La Villuerca. Por su núcleo y en parte de su largo recorrido fluye el propio río Almonte desde su nacimiento en La Villuerca hasta abandonarlo hacia el sinclinal de Santa Lucía buscando las Apreturas del Almonte.

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A 1.212 metros de altura. Impresiona contemplar desde arriba los plegamientos de la tierra ocurridos hace 300 millones de años ¿cuántas generaciones habrán pasado por aquí?
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Desde el Collado de la Pariera ya se nos muestra el Valle del Viejas, toma nombre del río, al fondo el Sistema Central y las sierras de Gredos todavía nevadas.
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Descendemos por la loma de la Sierra de las Acebadillas por un paraje conocido como el Horcajo.
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Así es el Valle del Viejas desde el Collado de los Ajos, la orografía de las Villuercas es un espectáculo a la vista.
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El valle es atravesado por el río Viejas que hace fértiles las tierras más bajas, huertos que son visibles desde la altura.
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Descendemos aprovechando los riscos para contemplar mejor el valle. Encararmarse en lo alto, ofrece esta singular imagen.
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Otra de las sorpresas del Geoparque es que existen importantes yacimientos donde se localizan los fósiles de los primeros metazoos  con esqueleto externo  del género Cloudina y cuyos registros ilustran uno de los principales eventos en la evolución de la vida: el origen y radiación de los primeros animales. Están a los lados del camino y son perfectamente visibles.

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Descendiendo ya hacia el Valle del Viejas por una parte de camino que te obliga a mirar dónde pisas, son las pedreras, lo que en geología conocen como ‘derrubios de ladera’, para andar son bastante incómodos.

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Bosques de robles de formas caprichosas nos acompañan, de repente sorprenden también sotos de castaños.

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Ir acompañado de expertos en botánica y biología aumenta el atractivo del camino, ellos te descubren cosas que, a simple vista, pasan desapercibidas para un lego, nos paramos a admirar un ejemplar de loro que se alza más arriba. Las conversaciones son de nota.

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El río Viejas, estamos en el valle.

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En esta zonas algunos ejemplares de árboles son impresionantes, tanto que caen por su propio peso y por la edad.

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Comienza el ascenso que nos llevará al tercero de los valles que pisaremos en la ruta, un sube y baja que templa las piernas y obliga reservar fuerzas. El camino está señalizado. Estamos el el GR 117. La antigua vía romana denominada VIA XVII, mandada construir por el emperador Augusto, que unía la ciudad portuguesa de BRAGA (Bracara Augusta) con ASTORGA (Asturica Augusta), está reconocida hoy en día como «sendero de Gran Recorrido» con el número común a los dos países (España y Portugal) de «GR 117. Vía Romana XVII»

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A medida que ascendemos dejamos atrás el valle del Viejas y sin saberlo entramos en el Valle del Pozo.

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Coronamos el alto para situarnos en el Collado de la Arena, donde nos espera un pequeño tentempié antes de afrontar la definitiva bajada a Guadalupe, allí nos aguardan algunas sorpresas.

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Aquí está el tercero de los valles, el del río Ibor, en lenguaje Geoparque el Anticlinal del Ibor- Guadalupe. Al fondo el Sinclinal del Guadarranque. Geología en estado puro.

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La fotografía de Villuercas es así, unas tras otra hileras de cerros y sierras en paralelo que confieren a este lugar esa belleza tan particular y la riqueza que ahora se reconoce.

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Descendemos por el que conocen por el Llanillo Hueco entre otro bosque de robles, desnudo de hojas.

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De repente, al llegar a un paraje llamado Arcas de Noé, la vegetación cambia y nos rodea un bosque de pinos.

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Un tramo de la ruta, hasta la ermita del Humilladero, discurre por la carretera que lleva a la base militar, ya abandonada.

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Al llegar a la ermita, el propio rey Alfonso XI sale a recibirnos. Un detalle real.

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Por el Barranco del Barquillo acometemos la última parte de la ruta, queda poco para llegar a la Puebla, fin del camino.

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Guadalupe es inmensa, su Monasterio y la imagen de la patrona de la Hispanidad, también de Extremadura, hace que sea un lugar muy visitado y tremendamente bello. Su arquitectura popular es digna de disfrutar.

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En el barrio de San José Obrero nos espera el rey y su séquito, y con él, recorremos las calles de Guadalupe camino del Monasterio.

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Allí, junto al pórtico, un coro local nos da la bienvenida y hace los honores reales, somo recibidos como peregrinos, y agasajados con dulces típicos.

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Así finalizamos, extasiados ante esta maravilla arquitectónica, plagada de leyendas, y venerada por los creyentes. El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Monasterio fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, es decir, desde los siglos XIII al XVIII.

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Había ganas de recorrer el camino de Alfonso Onceno, este sendero de peregrinos que, desde hace años, es pisado, primero por soldados y comerciantes, luego por reyes y aldeanos y ahora por peregrinos y senderistas. La Ruta del Alfonso Onceno no ha decepcionado, ya me habían avisado que era de las más bonitas rutas de las Villuercas, lo corroboro. El Geoparque gana mucho más cuando te decides a recorrerlo… Andando Extremadura.

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

Ruta del Contrabando (Cedillo-Montalvão)

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 La Ruta del Contrabando se celebra cada año, desde hace catorce, entre las localidades de Cedillo, en España, y Montalvao, en Portugal. Son 20 kms que transcurren por la raya fronteriza, entre los ríos Tajo y Sever, en pleno corazón del Parque Natural del Tajo Internacional, una zona de creciente interés turístico con hoteles. La ruta la organiza INIJOVEM, el instituto de la Juventud de Nisa, localidad a la que pertenece administrativamente Montalvao, con la colaboración de los Ayuntamientos de Cedillo y Montalvao. Una actividad muy organizada que comienza en España y termina en Portugal con una fiesta.

El track para GPS de la Ruta del Contrabando por gentileza de mi amigo Teófilo Amores

 

Cedillo, es el punto de partida, la salida se ha marcado en el edificio El Casón, un centro de interpretación del parque del Tajo Internacional que guarda sorpresas, muy, muy gratas. A la ruta asistimos cerca de 500 personas, muchos de ellos portugueses.

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Es curiosa la historia de Cedillo, todo un pueblo de frontera situado en esa hendidura tan característica que Extremadura clava en Portugal; de hecho su nombre, otorgado a principios del XIX, Cedillo,  procede de “Cedido”, por la cesión que hizo Portugal a España de esta zona para regularizar la frontera. Los primeros asentamientos tienen que ver con el río, un pequeño grupo de pescadores que, con una barca, ayudaban a cruzar el Tajo; más tarde se unieron al poblado numerosos portugueses que huían del reclutamiento militar portugués, muy frecuente por las continuas guerras. Viendo el paisaje que rodea la localidad se entiende perfectamente.

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Cedillo es hoy una pequeña localidad de apenas 500 habitantes que conecta con Portugal a través de la Presa de Cedillo; curiosamente sólo se puede atravesar los fines de semana porque Hidroeléctrica Española, dueña del embalse, la mantiene cerrada los días de diario, ello obliga a sus habitantes, con frecuentes contactos con Portugal, a dar un rodeo de más de 100 kms, cuando entre los dos pueblos hay apenas 20 kms. Es una vieja reivindicación de los pueblos de la frontera, un puente sobre el Tajo, siempre prometida y nunca ejecutada.

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Nosotros dejamos las blancas calles de Cedillo, y a sus habitantes despidiéndonos, para tomar por el Camino de la Carrasquera, buscando acercarnos a las aguas del Tajo.

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El camino es ahora más llano, flanqueados por lo que aquí conocen como Huerto de La Señorita y Huerto de las Parreras, la concentración pone un poquito de color en el paisaje.

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 Entre estos pequeños valles, que forman la sucesión de lomas y sierras, se encajona el Tajo camino de Portugal. Una foto fija del bosque mediterráneo y de la vida agrícola de frontera. Un rincón alejado de todo y muy apetecible.
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La frontera administrativa no afecta a la vista, frente a nosotros está Portugal y el pueblo de Vila Velha de Rodao.

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Una de las mejoras visibles en el Parque Natural del Tajo Internacional es la señalización de las rutas, un trabajo que hace accesibles y cómodas muchas de ellas. Y no han olvidado detalle.
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Descendemos ya por la Carrasquera para atravesar el que llaman Regato del Pueblo.

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Algunos de los tramos de la ruta son una delicia, este que nos eleva hasta la Loma de la Foz, cuenta con una cómoda pasarela en zig-zag.

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La aguas del arroyo evidencian un otoño e invierno generoso en aguas
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El pequeño sendero nos obliga a caminar en fila india, atentos a las indicaciones que enriquecen el camino. Y al barro que se pega a los pies a cada paso.
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Al ascender, el Tajo se muestra en todo su esplendor; frontera natural de Iberia: esta orilla es española, la de allá portuguesa, las aguas aquí, internacionales.
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Pasamos a tierras portuguesas navegando por las aguas del Tajo, desde el embarcadero que se ha construido para dar servicio al barco ‘Balcón del Tajo’ que recorre esta parte del río. Nosotros lo hacemos en pequeñas lanchas.

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La organización ha dispuesto varias barcas que traen y llevan a los senderistas por los apenas 800 metros que nos separan de Portugal, al fondo la presa de Cedillo que recoge las aguas del Tajo y el Sever.

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Superado el tramo navegado, iniciamos la marcha por tierras portuguesas, caminando paralelos al río Tajo, ya convertido en uno. Buscando el Camino del Forno.
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El Tajo estrena, justo aquí, su travesía por tierras portuguesas; después de regar cuatro regiones y seis provincias españolas. 47 kilómetros de frontera natural terminan aquí, ya sólo quedan 145 kilómetros antes de terminar en el Océano Atlántico. En este punto, el río más largo de España, se pasa al lado luso.
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Dejamos a un lado las aguas del Tajo y enfilamos hacia la zona del Monte do Pombo, un pequeño valle en fase de repoblación donde aún quedan muchos eucaliptos de antiguas plantaciones hidrográficas.
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Tras el ascenso al monte Remedios, muchos de los caminos aparecen anegados, hay que buscar pasos alternativos, imposible cruzar por ahí.
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Antes de acometer el último trayecto hacia Montalvao hay prevista una parada para reponer fuerzas
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Aprovechamos para refrescarnos, vino de pitarra de la Sierra de San Pedro para continuar el camino, hasta ahora llevamos 15 kilómetros, aún nos quedan 5 más.
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Portugal, monte bajo en Salmieirinhas
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Última parte de la ruta por un camino vigilado por alcornoques junto al Monte Pombo
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La ruta pasa junto a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios; Portugal se reconoce por sus colores y sus suelos adoquinados, conserva ese aire colonial que mantiene en toda su arquitectura.
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Por la Tapada de Cardeirinha nos vamos acercando a Montalvao, situado sobre el Monte de San Andrés.
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En Montalvao nos reciben a ritmo de tambores, nos espera una buena comida para terminar la ruta.
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La carpa en la que nos refugiamos de la lluvia que, ahora sí, ha hecho presencia, un quinteto de músicos  hace las delicias de todos, pasadobles y fados se mezclan para que los más atrevidos se marquen alguna pieza, después de repuestos con abundante comida, aún quedan fuerzas para bailar un poquito.
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A buscar el autobús de vuelta; debemos atravesar Montalvao, villa portuguesa, un pueblo alentejano de postal: la colina suave y verde, la aldea arriba en lo alto esparciéndose por las faldas del monte San Andrés, esta es la iglesia que le da nombre. Los españoles suelen acudir aquí atraídos por el marisco que se come en sus restaurantes, desde Cedillo se tardan apenas quince minutos, siempre que sea fin de semana.
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Termina la ruta 20 kilómetros después, el día daba agua, aunque la lluvia sólo hizo acto de presencia en un par de ocasiones, la más fuerte justo al terminar la caminata, por suerte. Las huellas de las abundantes precipitaciones quedan patentes en nuestra ropa. Caminos anegados y barro constante han dejado su firma; los pies también lo notan.
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Ha merecido la pena. La ruta prometía y no ha defraudado, el recorrido nos deja la sensación agradable de que La Raya, la frontera hispano-portuguesa, sólo existe en los mapas y que los caminos se comunican sin problemas, desayuno en España, comida en Portugal, un recorrido por el Parque Natural del Tajo Internacional, una esquinita europea que merece la pena ser visitada. La edición número XV, ya está en marcha, habrá que volver.

                                                                                                                                             ©vicentepozas2013

 

Ruta por el parque natural de Las Batuecas GR 10

 

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 El parque natural de Las Batuecas y la Sierra de Francia, Salamanca, ofrece un sinfín de posibilidades para el senderismo, son muchas las rutas que recorren esta fantástica comarca que, por otra parte, es un referente turístico por la variedad de lugares que visitar y por su extensa red de alojamientos. Nosotros hemos recorrido parte del GR 10 (gran recorrido, una de las grandes rutas que atraviesan la península incluido en la Red de Senderos Europeos de Gran Recorrido, el GR 10 comienza en la localidad valenciana de Puzol y termina en Lisboa) en este caso cubrimos la distancia entre Miranda de Castañar y La Alberca. 18 kms de dificultad media que hicimos con el club de senderismo La Vereína. Fue en otoño y el paisaje era toda una paleta de colores.

El track de la ruta es de Juan Antonio Mostazo, en dos partes: track 1 y track 2

Y aquí comenzamos la caminata, en Miranda del Castañar, un pequeño pueblo salmantino apoyado sobre una  loma que lo eleva por encima de valles y sierras del parque natural de Las Batuecas

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El Parque Natural de Las Batuecas forma parte de las estribaciones occidentales de la Cordillera Central. El Parque se establece en la divisoria de dos cuencas hidrográficas: los ríos Alagón, Francia y Batuecas vierten al Tajo, mientras que el Agadón pertenece al Duero. Es un lugar mágico, lo vais a comprobar.
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El pueblo conserva su belleza medieval. Las calles de Miranda del Castañar son de arquitectura tradicional de sierra y encontramos mas de 90 escudos nobiliarios en sus paredes, lo que nos da una idea de la importancia de este pueblo en los siglos XVI – XVIII.
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Salimos del pueblo por el camino de la ermita de la Virgen de la Cuesta, patrona local, por una calzada empedrada, antigua senda para subir a la villa.
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Descendemos por un pequeño bosque de robles y castaños, buscando el curso del río Francia y del arroyo de San Benito
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Algunos metros por una pequeña carretera local, nos indica la distancia y desvela nuestro destino intermedio, Mogarraz y nuestra meta, La Alberca. Frente a nosotros la sierra de Los Callejones
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La vegetación serrana de la zona nos acompaña durante todo el camino, mientras pasamos junto al arroyo de Nuñoperro. El otoño es visible.
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Dejamos la carretera y enfilamos por el Teso del Lego, una pista amplia y cómoda por la que transcurre esta primera parte del camino.
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El colorido que deja el otoño en el camino convierte el paseo en una sorpresa constante. Comenzamos a subir poco a poco.
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Ascendemos hacia el Juanillo, una pequeña sierra que se junta con el paraje de El Varino, un cruce  de caminos muy transitado
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Luego bajamos rápidamente hasta el arroyo Milanos de las Pisneras que cruza un pequeño puente medieval cubierto por las hojas, el Puente del Pontón, aquí el sendero coincide con el denominado Camino del Agua que terminaremos en Monforte de la Sierra
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El arroyo corre generoso y protege una vegetación frondosa que disfrutamos encantados. Justo antes de acometer un ascenso pronunciado y duro por la zona de Los Pontones
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Una subida que nos lleva hasta Mogarraz, justo cuando el bosque se abre, comido ya por pequeños huertos y algún mirador que nos permite coger aire.
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La villa de Mogarraz está declarada bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico en 1998, presentando una estructura urbanística de trama típicamente medieval, con calles estrechas y trazado regular.

Aquí nos encontramos con una sorpresa añadida: la exposición Retrata2-388 Una singular muestra del artista Florencio Maíllo, son 388 retratos realizados en base a las fotografías que en los años 40 mando hacer el alcalde mogarreño a todos los habitantes mayores de edad para el carnet de identidad. Más de medio siglo después esos retratos, hoy cuadros, cuelgan de las fachadas donde viven, o vivieron cada uno de sus protagonistas. Preciosa idea que supone un valor añadido a la visita a la localidad.
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Dejamos Mogarraz, su fachadas y las miradas de sus habitantes inmortalizadas en las paredes del pueblo.

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Salimos de Mogarraz para retomar el Camino del Agua hacia las denominadas Pasaeras del Bocino, un lugar que se hunde, de nuevo, en la sombra de sus bosques.

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Una de las singularidades del Camino del Agua es que está salpicado de obras de arte de jóvenes artistas, esta que veis es de Virginia Calvo y recibe el nombre de Serena, está situada justo al lado del río Bocino

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Esta parte del camino es de las más bonitas de la ruta, transitamos por la zona de la Heredad, imersos en un paraje bellísimo que nos va a llevar hasta el pequeño pueblo de Monforte de la Sierra, al salir comenzará uno de los ascensos más duros de la ruta, son apenas 500 m pero de una pendiente muy elevada que nos conducirá hasta el alto de Los Caños

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Enfilamos por la zona de Las Suertes junto a una pequeña acequia que nos acompañará a lo largo de un par de kilómetros

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Enpequeñecidos por la magia de sus bosques caminamos con destino La Alberca, esperando que la lluvia, que ya amenaza, no haga acto de presencia mientras recorremos Matacabezas y Vaquero, dos parajes bien distintos, sierra y llano

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En la ermita de Majadas Viejas decidimos hacer una pequeña parada para reponer fuerzas, protegidos por su porche que la lluvia nos acompaña desde hace rato

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Por el robledal que aquí conocen como las dos carreteras, la que conduce a Mogarraz y la de Sotoserrano, nos acercamos a La Alberca

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Pasamos cerca del área recreativa de Fuente Castaño, la ruta termina.

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La Alberca nos recibió con una lluvia fuerte que nos obligaba a refugiarnos, esta imagen es de una ruta anterior, era imposible hacer fotos bajo la tromba de agua que se unió al grupo. La Alberca destaca por su arquitectura popular, la historia no aclara si fue una judería o el arrabal de Damasco, hoy es una feria  al servicio de los miles de visitantes que recorren sus calles.

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El parque natural de La Batuecas que comparte algunas esquinas con las Hurdes cacereñas, es un lugar ideal para el senderismo, hay infinidad de caminos muy cuidados. Si venid hasta aquí no dejéis de subir a la Peña de Francia, unos de los rincones más bonitos de la comarca y una de las sierras más altas en muchos kilómetros a la redonda. La ruta termina aquí, algunos, o muchos, seguirán por el GR 10 hasta la Sierra de Gata y Portugal para hacer un camino que acaba en la mágica Lisboa.

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Chorro de Las Batuecas. Salamanca

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres hemos atravesado las fronteras de la región extremeña por Las Hurdes y hemos entrado en el Parque Natural de Las Batuecas en la Sierra de Francia para hacer una ruta conocida, la que nos llevará hasta el Chorro de Las Batuecas, apenas 13 kilómetros bellísismos, con un primer tramo muy turístico y otro más aconsejado para caminates habituales y de dificultad media. Sea como fuere, el Valle de Las Batuecas, es un pequeño paraíso y recorrerlo un placer. Nosotros no comenzamos, como es habitual, en el Monasterio de Las Batuecas si no en las nuevas zonas habilitadas que se han instalado un kilómetro más abajo. Frente al panel informativo, iniciamos en el camino…
El valle de las Batuecas tiene un microclima mediterráneo, por lo que encontramos alcornoques, encinas, madroños, brezos y jaras. Una pequeña vereda nos lleva a un segundo aparcamiento donde comienza una zona accesible de visita
 
 
En el inicio de la ruta se ha construido una pasarela de madera, accesible como digo, que cruza el río Batuecas y que nos lleva paralelo a él.
 
 
La pasarela recorre el pequeño bosque que se encuentra a ambas orillas y enseña buena parte de la vegetación natural de la comarca que es zona de especial protección de aves (ZEPA)
 
En el tramo se han señalizado algunas especies de árboles y sus representantes más curiosos, algunos de muchos años o de gran envergadura, un pequeño paseo por el campo que no presagia la dificultad de la última parte de la ruta.
 
Abandonas esta tarima de madera para llegar al Monasterio del Santo Desierto y encarar una pequeña senda a orillas del Batuecas entre las raíces de los chopos y robles que tocan la orilla del agua.
 
En las traseras del convento un Tejo centenario vigila el camino.
 
En las paredes monacales un texto de San Juan de la Cruz acompaña al caminante «Buscando mis amores iré por esos montes y riberas…»
 
Salimos de tierras de rezo atravesando un pequeño puente de piedra…
 
Traspasamos la puerta que nos inicia en la ruta que nos conducirá hasta el chorro.
 
Al sendero, ya de por sí muy bello y mientras caminamos entre alcornoques, robles, madroños y algunos castaños, se han añadido curiosidades etnográficas como esta carbonera
 
Siguiendo el sendero junto al río llegaremos a los distintos canchales con pinturas rupestres. El canchal del Zarzalón es el más cercano y el más curioso.
 
Desde allí ya se averiguan muchas de las maravillas de la ruta y el paisaje que nos acompañará el resto del camino. Yo inmortalizo el momento
 
 
La zona está bien señalizada, y protegida, imagino que por los abusos que se hayan cometido
 
 
El conjunto de pinturas Prehistóricas Esquemáticas, de gran importancia, se localizan diseminadas entre abrigos de cuarcitas que configuran el valle y a lo largo del curso del río. Las pinturas son visibles sin probelmas
 
Descendemos hacia el camino buscando las segundas pinturas en el llamado Canchal de la Umbría del Cristo
 
Guiado por la señales y protegidos por la vegetación del sotobosque camino del Canchal, andamos ligeros
 
Aquí nuevas pinturas rupestres y sobre todo una visión amplia del  pequeño valle donde nos encontramos, hacen que la parada sea merecida, unos minutos tan sólo para disfrutar del paisaje.
 
 
Un pequeño valle de escarpadas laderas y abundante vegetación…
 
Con roquedos que asoman entre bosque y matorral, dijujando caprichosas formas.
 
Seguimos el camino por la umbría del Canchal descendiendo, de nuevo, hacia el río…
 
 
Cruzamos el río Batuecas otra vez e iniciamos el ascenso hacia el paraje de Las Torres, justo antes de acompañar al arroyo del Chorro, hasta la misma caída de agua
 
Desde lo alto de Las Torres, la vista vuelve a ser un regalo, hemos dejado atrás el ascenso más complicado
 
La mano del hombre llega hasta aquí, en busca del preciado corcho de los alcornoques, ahora un pequeño ascenso, por una estrecha vereda nos conduce hasta el mismo Chorro de Las Batuecas.
 
 
La primera vista, impresiona, el desnivel que provoca la caída de agua se impone ante nosotros
 
La pena es que este año seco no deja ver la belleza de la zona y el agua es, apenas, testimonial pero los suficiente para refrescarse los pies en este día caluroso
 
Un hilillo de agua se averigua desde arriba, consecuencia de la falta de lluvias en un invierno fatalmente seco. Al menos, hemos llegado hasta aquí, e imagino que con la idea de volver cuando el agua sea más abundante y generosa
 
 
Marcha atrás, retomamos los pasos andados ya para disfrutar de otra luz en el mismo paisaje
 
Ahora un cielo azul siluetea las estribaciones de la Sierra de Francia que con tanto afán ocultan
 
Hay que bajar despacio para no perder el paso, abrumados aún por el entorno
 
Un paisaje oculto, silencioso; nos imaginamos vigilados por cabras montesas, ciervos y pequeñas aves que observarán esta alteración en su rutina a pesar de que procuramos no molestar en exceso.
 
Terminamos en la entrada del valle, en el Convento del Desierto, construido como lugar de vida retirada y eremítica a finales del siglo XV, junto a numerosas ermitas ubicadas dentro y fuera del recinto conventual. Estas ermitas se encuentran diseminadas en su mayoría por los riscos circundantes. Actualmente se conservan las ruinas.
 
Encaramos el último tramo, sencillo, casi un paseo, más concurrido por familias que aprovechan la belleza de la zona
 
Volvemos a la pasarela, camino del inicio, a una hora propicia para aprovechar el día de visita por la comarca
 
Viaje obligado al pueblo de La Alberca, un decorado vivo hecho para turistas y curisosos, donde todo se vende, todo se oferta, conjunto arquitectónico y etnográfico, un espacio casi sin parangón dentro de toda Castilla y León.
 
Y terminar, arriba, en la Peña de Francia donde la cabra montesa está en su hábitat vigilando el horizonte
 
Una montaña que se alza a 1.727 m de altura. Conocida por su   Virgen Negra y su grandísimo santuario, es prácticamente inaccesible en invierno por la nieve. Tiene gran afluencia de turistas durante los meses de verano. Se divisa toda la llanura del Campo Charro hacia el norte, la Sierra de Tamames hacia el este, y el pantano de Gabriel y Galán hacia el sur, aparte del resto del macizo montañoso.
 
La Peña de Francia se levanta casi de súbito sobre la llanura, al sur de la provincia de Salamanca, en el límite con la de Cáceres. Desde arriba todo es dominio, admiración, fortaleza; debe ser por eso que los monjes domincos que lo cuidan, anuncian en sus salmos: «El dolor es tan profundo en estos casos que quizás lo más adecuado es guardar un respetuoso y cariñoso silencio»
 
 
Eso hacemos. Abrumados por tantas vivencias regresamos a casa. Volveremos, nos ha quedado la pena de no poder disfrutar de toda la balleza del Chorro de Batuecas lanzando el agua muchos metros adelante; ya conocemos el camino y como hemos dejado parte de nuestra alma en este viaje, tendremos que volver a recogerla.-
 
 ©vicentepozas2012

Ruta Puente romano de Alcántara

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)Vamos a hacer una ruta clásica, la del Puente romano de Alcántara, que comienza y finaliza en este coloso romano, todavía en uso y que nos llevará por algunos pasajes fronterizos de gran belleza y comprobable diversidad. 17 kms con algunos desniveles no muy pronunciados y con algunas sorpresas, como la compañía de buen número de ponis que recuerdan a los asturcones del norte. La Ruta, desde que se constituyó el Parque Natural del Tajo Internacional, está muy bien señalizada, y permite conectar con otras o visitar menhires y canteras. Como es habitual con el grupo de senderismo de Catelsa Cáceres. Iniciamos la caminata, saludando de mañana al Covento de las Comendadoras, en fase de reconstrucción.
Salimos de Alcántara, Conjunto histórico Artístico, por una de las puertas de la ciudad pisando parte de la antigua calzada romana.

Mientras descendemos hacia las aguas del Tajo, el Puente de Alcántara avisa de su presencia


Pasamos por el templo romano que vigila el Puente, un lugar de ofrendas en tiempos de dioses y supersticiones que hoy no es más que un monumento junto a otro mayor. Cruzamos el puente camino del comienzo de la ruta

Un panel informa del recorrido y nos avanza aquellos lugares que pisaremos antes de regresar al mismo lugar, 17 kilómetros más tarde


Comenzamos por la senda que hay junto al río, donde la actividad humana es todavía patente

Paralelos al cauce del Tajo nos vamos encontrando con restos de antiguos embarcaderos, fuentes, como la de Los Perros o Fuente Santa justo en la orilla de enfrente

El cauce del río discurre ahora más libre hasta que se tope con la presa de Cedillo y vierta sus aguas a Portugal. Justo en el lugar donde el Tajo se convierte en frontera natural, la raya del agua entre Extremadura y el Alentejo. Esta zona es conocida como El Muelle.


Dejamos el río a la espalda para encaminar nuestros pasos hacia la Vereda de la Loba, mientras buscamos el Regato de los Remolinos

Aquí comienzan a aparecer los primeros grupos de ponis que deambulan libremente por estas sierras

Ascendemos por estos parajes pizarrosos del Ejido del Vicario, una zona recuperada con puentes y pasarelas

Ascendemos cerca de la Fuente del Tío Melitón y la altura nos permite descrubrirnos en el paisaje


A lo lejos, Alcántara, esperará paciente nuestro regreso.

Así llegamos a estas lomas onduladas que llaman la Cerca de la Liebre, al fondo la Casa del Vicario


Entramos en la Cerca del Chaparral y sustituimos las zonas más abiertas por la dehesa

Por esta vereda ya vemos Estorninos, el que durante muchos años fue un pueblo y que ahora es un barrio de Alcántara, un refugio fronterizo en tiempos de contrabando

Aquí las gentes se aprestan a iniciar la conversación y explicarte el camino. No hay prisas, nosotros caminantes nos convertimos en minutos de compañía que les sacan de la rutina, queda inmortalizado el instante.

En Estorninos la señalización, situada en los cruces, ayuda a no perderse

En Estorninos hacemos una pequeña parada para reporner fuerzas, damos cuenta de nuestras viandas junto a la Iglesia de Santiago


Seguimos avanzando guiados por los postes que marcan el sendero, mientras caminamos junto a las ruinas de la ermita del Humilladero y por la ruta del Menhir del Cabezo, junto a la cerca del Tío Benigno

Tras dejar atrás la Cañada del Cabezo transitamos por un tramo de la ruta que transcurre por la Cañada Real de Gata

Así regresamos al lugar de partida, desembocando en la EX 207, la carretera que lleva a tierras portuguesas. El puente de Alcántara vuelve a saludarnos

Así esta obra magnifica de seis arcos reconstruida en diferentes momentos de la historia debido a las guerras, ha grabado en piedra parte de su biografía, como la de su maestro: «Yo, Cayo Julio Lacer, maestro constructor de lo que hoy llamáis, el Puente de Alcántara, y en el que mis cenizas, esperando que la tierra me fuera leve, fueron entregadas al Templo que hice construir para el culto y veneración de los dioses y del César» y en el que su Emperador Trajano órdenó grabar también: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo.

Ascendemos de nuevo hacia la muralla alcantarina, embaucados y sobrecogidos por la historia.


Yo, encantado, porque algunos compañeros de viaje se dan la vuelta y deciden inmortalizarme, esta foto es de Juan Antonio.

Guardando la entrada, los más pequeños nos esperan, ahí donde los véis también han completado la ruta. Entramos en Alcántara

Nosotros terminamos aquí, dentro de la localidad, al abrigo de esta pequeña iglesia, la de San Pedro. Satisfechos porque merece la pena este camino lleno de historia y de historias.

Se pueden hacer muchas rutas y visitas en la comarca, aquí encontraréis un ramillete de ellas: http://rutastajointernacional.com/ en esta lanza con la que Extremadura hunde el costado luso; ahora, afortunadamente, compartimos un territorio único, bello, desconocido y emocionante. Una tierra elegida por el hombre desde los albores de la historia, que buscaban el favor de un río sagrado que, aunque nos pese, separa a españoles y portugués, hoy, es verdad, el parque es bandera, nexo de unión en la soñada Iberia de Saramago, un lugar donde, qué paradoja, el Tajo/tejo, es la última frontera natural de Europa.

Un lugar que nosotros disfrutamos… Andando Extremadura.-

©vicentepozas.febrero2012