Ruta de Carlos V

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 El 8 de agosto de 1556, el Emperador Carlos V abandona definitivamente Bruselas emprendiendo su viaje de retiro a Yuste. Un largo viaje desde el corazón de Europa a la cacereña comarca de La Vera. El Emperador llegó a Jarandilla de la Vera el 12 de noviembre de 1556. En el castillo de los Condes de Oropesa (actual Parador Nacional) se hospedó hasta que su palacio en Yuste estuvo acabado. Llega a Yuste el 3 de febrero de 1557 tras recorrer 94,8 leguas desde Laredo. Dos años después moriría de paludismo.

Este trocito de la historia es hoy uno de los recorridos senderistas más bellos de Extremadura. Recuerda el viaje real desde el Valle del Jerte, en la localidad de Tornavacas, hasta Jarandilla de la Vera atravesando las cumbres de Gredos en el Sistema Central. Es una ruta dura, de media montaña con 27,6 kms de distancia y un desnivel acumulada de unos 900 metros. La ruta recorre dos de las comarcas más conocidas de Extremadura, dos de los destinos turísticos más demandados. Nosotros la hicimos con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres

El track de la ruta por gentileza de José Luis Cabrera

La ruta comienza en Tornavacas por el camino que nos conduce hasta la Ermita del Humilladero.
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Tras atravesar el río Jerte, continuamos por un camino que discurre paralelo a él y que nos lleva a andar entre huertos de cerezos construidos sobre los típicos bancales del valle.
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Frente a nosotros se muestra la otra cara de Gredos, arriba el Risco de la Campana en la Cuerda de los Asperones, aún con nieve. Debajo bancales y cerezos se repiten.
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Ascendemos despacio, de forma suave mientras caminamos por la zonas de El Lodrero y las Rejoyadas, el paisaje cambia, dejamos las huertas y comienza el bosque.

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Ascendemos por el Monte Reboldo hacia la Cuerda de los Lobos entre robles y castaños. Abajo dejamos el pueblo de Jerte.
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El Monte Reboldo es un monte bravío de castaños de explotación maderera que ocupa la ladera de la umbría del Jerte, tocando por arriba la Cuerda de los Lobos y llegando hasta el campamento del Emperador Carlos V y la zona baja de la Garganta del Infierno. Un lugar que en otoño es una maravilla.

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Bajando por Casa de los Tres Cerros dejamos ya la Garganta de los Infiernos para caminar paralelos al Arroyo de los Tres Cerros en una sucesión de pequeños valles que nos sorprenden, zonas ocultas a la vista desde el valle pero muy bellas

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Nosotros cruzamos por el que llaman Puente Nuevo o Puente de Carlos V en la Garganta de los Asperones. Una de las imágenes más típicas de la ruta.

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Comienza una zona de ascenso más dura por la ladera del Cerro Carretas
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La subida es más dura, el desnivel se nota en las piernas mientras recorremos este paraje conocido como Robledo Hermoso

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A medida que ganamos metros el Valle del Jerte, al fondo, se muestra a nuestros ojos. Para quien recorre este camino por primera vez la sorpresa es comprobar como esta parte de Gredos, la que separa Jerte y La Vera es una zona amplia llena de pequeños valles y sierras recorridas por arroyos que terminan en el río Jerte y que, en muchas ocasiones, producen cascadas de agua bellísimas.

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El camino se suaviza un poco mientras caminamos paralelos a la Garganta del Collado de las Yegüas, estamos en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
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Frente a nosotros se asoman Los Cerrillares bajo el Risco Moreno y La Sierra de Tormantos
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Un pequeño descanso para reponer fuerzas cuando llegamos a otro de los puntos míticos de la ruta, Los Escalerones, en el Collado de la Encinilla
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Los Escalerones es un pequeño balcón natural que nos deja disfrutar de un paisaje fantástico en un una zona en la que la garganta guarda formas singulares de camino a la sierra.
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El Valle del Jerte ya queda más lejano en este vaivén de cerros que separan ambas comarcas.
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Tras caminar rodeando la ladera de Peña Lozana y antes de cruzar la un pequeño puente donde confluyen las gargantas de Las Yegüas y del Hornillo, nos preparamos para el último ascenso.
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Un último esfuerzo para coronar Gredos que nos deja instantáneas como esta de la Dehesa del Hornillo. Es la parte más dura de la subida hasta el puerto de Las Yegüas.

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Por fin coronamos, ahora sí estamos en la Sierra de Tormantos, en el Collado de las Yegüas a 1.475 metros de altitud, aquí es invierno y el frío se deja notar; hay que abrigarse rápido para que el esfuerzo del ascenso no nos deje helados y pase factura. Es un sensación difícil de explicar cuando consigues llegar a la cumbre. Ahora a reponer fuerzas y afrontar la bajada.
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Desde arriba La Vera se ve así de maravillosa, una idea de su grandeza, al fondo el Valle del Tiétar. Casi tocamos las nubes que amenazan agua.
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No nos podemos quedar mucha tiempo arriba, cuando te quedas frío cuesta reiniciar la marcha. La primera bajada es complicada en apenas dos kilómetros bajamos hasta los mil metros, casi 600 metros de desnivel que ponen a prueba las rodillas.

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La bajada nos lleva hasta la Garganta del Yedrón  casi donde nace, un rincón magnífico.
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Hay que seguir bajando, lo hacemos por la Cuerda del Rayo por una zona de monte bajo aún.
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Parece Jarandilla pero en realidad es Aldeanueva de la Vera, aún tenemos bastante que andar. Estamos en Las Majadillas
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Retomamos la zona de bosque, robles centenarios caminando por el paraje de Los Vínculos.
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Es descenso continuo, seguimos ganando metros ahora por el Convento, denso bosque que nos protege del sol que a esta hora de la tarde ya se nota.
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 Tras cruzar la carretera que lleva a Guijo de Santa Bárbara, vamos quemando el camino por el paraje de Parrales Altos

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Estamos abajo, ya cruzamos por fin la Garganta Jaranda por el Puente de Palos
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Nos acercamos a zona urbana y eso se nota en la zona de El Vejero, hay ganas de llegar el camino ha sido largo.
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Menos mal que las cosas terminan como tienen que ser, como sabemos hacerlo. Charla, refrigerio frente al parador de Jarandilla, dejamos al monarca descansando en sus aposentos y nosotros mojamos el gaznate que nos apetece más. Risas, anécdotas y recuerdos. La satisfacción, unida al cansancio, por haber terminado.

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Aquí termina la ruta, disfrutando de la vista del Parador de Jarandilla, en realidad, es el Castillo Palacio de los Condesde Oropesa, donde el Emperador vivió antes de que fuese reformada su residencia en el Monasterio de Yuste.
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 Una experiencia, tenía muchas ganas de realizar la Ruta de Carlos V, uno de los recorridos míticos del senderismo extremeño. Y no defrauda, ni por su dureza en algunos momentos, ni por su belleza. Te quedas con los paisajes tan distintos y con la seguridad de que volveremos a hacerla. Comenzamos en el Jerte y estamos en La Vera, para ello hemos tenido que subir hasta las cumbres del Sistema Central,  a la Sierra de Tormantos, lo hemos hecho, como siempre, Andando Extremadura.

 

©vicentepozas2013

Ruta de Alfonso Onceno

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 El Geoparque Villuercas-Ibores es un paraíso para el senderista: los caminos de peregrinos a Guadalupe, los senderos de la comarca, las rutas con historia como la Isabel la Católica o esta de Alfonso Onceno, que hoy comentamos, dan idea de la belleza de un entorno en el que se suceden valles y sierras tan importantes que, por su alto valor geológico, han sido reconocidos por la UNESCO como Geoparque. Esto significa, además, que Guadalupe y su entorno son hoy destino turístico emergente y sus ofertas para viajeros son cada vez más variadas.

Nosotros hemos hecho el camino que separa la localidad de Navezuelas, junto al Anticlinal del Almonte, hasta la puebla de Guadalupe, lugar de peregrinos; camino que recibe el nombre de Alfonso Onceno debido al rey Alfonso XI, que frecuentaba estos parajes para la caza del oso. Se trata de un camino de herradura que atraviesa el valle del río Viejas con sus huertos y majadas de pintoresca arquitectura popular. 16,4 kms de dificultad media alta por las dos subidas que contiene la ruta.

 El track de la ruta para GPS

 La ruta la organiza la asociación de senderismo Maragatos de las Villuercas que nos recibe en Navezuelas con dulces y consejos. Foto de familia y andando…

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Nada más dejar Navezuelas comienza el ascenso que nos llevará hasta el primer alto, ante nosotros se descubre el valle donde nace el río Almonte, de frente la que aquí llaman Sierra del Local, ahora en lenguaje de Geoparque, el Anticlinal del Almonte.
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Pararse un momento y echar la vista atrás nos da idea del terreno que pisamos, este es el Geoparque un sitio singular, el valle del Almonte y la sierra de la Ortijuela. Seguimos subiendo.
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La ruta discurre por caminos pedregosos, incómodos porque la piedras están sueltas y te obligan a extremar las precauciones.
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Al llegar al Collado de la Pariera, el primer alto de la ruta, la formación geológica que tanto ha llamado la atención de la UNESCO se observa mucho mejor. Según información del geoparque, el Anticlinal del río Almonte se extiende desde la cuenca del Tajo hasta la base septentrional del Risco de La Villuerca. Por su núcleo y en parte de su largo recorrido fluye el propio río Almonte desde su nacimiento en La Villuerca hasta abandonarlo hacia el sinclinal de Santa Lucía buscando las Apreturas del Almonte.

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A 1.212 metros de altura. Impresiona contemplar desde arriba los plegamientos de la tierra ocurridos hace 300 millones de años ¿cuántas generaciones habrán pasado por aquí?
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Desde el Collado de la Pariera ya se nos muestra el Valle del Viejas, toma nombre del río, al fondo el Sistema Central y las sierras de Gredos todavía nevadas.
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Descendemos por la loma de la Sierra de las Acebadillas por un paraje conocido como el Horcajo.
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Así es el Valle del Viejas desde el Collado de los Ajos, la orografía de las Villuercas es un espectáculo a la vista.
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El valle es atravesado por el río Viejas que hace fértiles las tierras más bajas, huertos que son visibles desde la altura.
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Descendemos aprovechando los riscos para contemplar mejor el valle. Encararmarse en lo alto, ofrece esta singular imagen.
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Otra de las sorpresas del Geoparque es que existen importantes yacimientos donde se localizan los fósiles de los primeros metazoos  con esqueleto externo  del género Cloudina y cuyos registros ilustran uno de los principales eventos en la evolución de la vida: el origen y radiación de los primeros animales. Están a los lados del camino y son perfectamente visibles.

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Descendiendo ya hacia el Valle del Viejas por una parte de camino que te obliga a mirar dónde pisas, son las pedreras, lo que en geología conocen como ‘derrubios de ladera’, para andar son bastante incómodos.

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Bosques de robles de formas caprichosas nos acompañan, de repente sorprenden también sotos de castaños.

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Ir acompañado de expertos en botánica y biología aumenta el atractivo del camino, ellos te descubren cosas que, a simple vista, pasan desapercibidas para un lego, nos paramos a admirar un ejemplar de loro que se alza más arriba. Las conversaciones son de nota.

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El río Viejas, estamos en el valle.

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En esta zonas algunos ejemplares de árboles son impresionantes, tanto que caen por su propio peso y por la edad.

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Comienza el ascenso que nos llevará al tercero de los valles que pisaremos en la ruta, un sube y baja que templa las piernas y obliga reservar fuerzas. El camino está señalizado. Estamos el el GR 117. La antigua vía romana denominada VIA XVII, mandada construir por el emperador Augusto, que unía la ciudad portuguesa de BRAGA (Bracara Augusta) con ASTORGA (Asturica Augusta), está reconocida hoy en día como «sendero de Gran Recorrido» con el número común a los dos países (España y Portugal) de «GR 117. Vía Romana XVII»

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A medida que ascendemos dejamos atrás el valle del Viejas y sin saberlo entramos en el Valle del Pozo.

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Coronamos el alto para situarnos en el Collado de la Arena, donde nos espera un pequeño tentempié antes de afrontar la definitiva bajada a Guadalupe, allí nos aguardan algunas sorpresas.

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Aquí está el tercero de los valles, el del río Ibor, en lenguaje Geoparque el Anticlinal del Ibor- Guadalupe. Al fondo el Sinclinal del Guadarranque. Geología en estado puro.

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La fotografía de Villuercas es así, unas tras otra hileras de cerros y sierras en paralelo que confieren a este lugar esa belleza tan particular y la riqueza que ahora se reconoce.

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Descendemos por el que conocen por el Llanillo Hueco entre otro bosque de robles, desnudo de hojas.

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De repente, al llegar a un paraje llamado Arcas de Noé, la vegetación cambia y nos rodea un bosque de pinos.

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Un tramo de la ruta, hasta la ermita del Humilladero, discurre por la carretera que lleva a la base militar, ya abandonada.

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Al llegar a la ermita, el propio rey Alfonso XI sale a recibirnos. Un detalle real.

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Por el Barranco del Barquillo acometemos la última parte de la ruta, queda poco para llegar a la Puebla, fin del camino.

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Guadalupe es inmensa, su Monasterio y la imagen de la patrona de la Hispanidad, también de Extremadura, hace que sea un lugar muy visitado y tremendamente bello. Su arquitectura popular es digna de disfrutar.

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En el barrio de San José Obrero nos espera el rey y su séquito, y con él, recorremos las calles de Guadalupe camino del Monasterio.

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Allí, junto al pórtico, un coro local nos da la bienvenida y hace los honores reales, somo recibidos como peregrinos, y agasajados con dulces típicos.

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Así finalizamos, extasiados ante esta maravilla arquitectónica, plagada de leyendas, y venerada por los creyentes. El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Monasterio fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, es decir, desde los siglos XIII al XVIII.

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Había ganas de recorrer el camino de Alfonso Onceno, este sendero de peregrinos que, desde hace años, es pisado, primero por soldados y comerciantes, luego por reyes y aldeanos y ahora por peregrinos y senderistas. La Ruta del Alfonso Onceno no ha decepcionado, ya me habían avisado que era de las más bonitas rutas de las Villuercas, lo corroboro. El Geoparque gana mucho más cuando te decides a recorrerlo… Andando Extremadura.

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Ruta por el parque natural de Las Batuecas GR 10

 

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 El parque natural de Las Batuecas y la Sierra de Francia, Salamanca, ofrece un sinfín de posibilidades para el senderismo, son muchas las rutas que recorren esta fantástica comarca que, por otra parte, es un referente turístico por la variedad de lugares que visitar y por su extensa red de alojamientos. Nosotros hemos recorrido parte del GR 10 (gran recorrido, una de las grandes rutas que atraviesan la península incluido en la Red de Senderos Europeos de Gran Recorrido, el GR 10 comienza en la localidad valenciana de Puzol y termina en Lisboa) en este caso cubrimos la distancia entre Miranda de Castañar y La Alberca. 18 kms de dificultad media que hicimos con el club de senderismo La Vereína. Fue en otoño y el paisaje era toda una paleta de colores.

El track de la ruta es de Juan Antonio Mostazo, en dos partes: track 1 y track 2

Y aquí comenzamos la caminata, en Miranda del Castañar, un pequeño pueblo salmantino apoyado sobre una  loma que lo eleva por encima de valles y sierras del parque natural de Las Batuecas

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El Parque Natural de Las Batuecas forma parte de las estribaciones occidentales de la Cordillera Central. El Parque se establece en la divisoria de dos cuencas hidrográficas: los ríos Alagón, Francia y Batuecas vierten al Tajo, mientras que el Agadón pertenece al Duero. Es un lugar mágico, lo vais a comprobar.
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El pueblo conserva su belleza medieval. Las calles de Miranda del Castañar son de arquitectura tradicional de sierra y encontramos mas de 90 escudos nobiliarios en sus paredes, lo que nos da una idea de la importancia de este pueblo en los siglos XVI – XVIII.
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Salimos del pueblo por el camino de la ermita de la Virgen de la Cuesta, patrona local, por una calzada empedrada, antigua senda para subir a la villa.
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Descendemos por un pequeño bosque de robles y castaños, buscando el curso del río Francia y del arroyo de San Benito
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Algunos metros por una pequeña carretera local, nos indica la distancia y desvela nuestro destino intermedio, Mogarraz y nuestra meta, La Alberca. Frente a nosotros la sierra de Los Callejones
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La vegetación serrana de la zona nos acompaña durante todo el camino, mientras pasamos junto al arroyo de Nuñoperro. El otoño es visible.
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Dejamos la carretera y enfilamos por el Teso del Lego, una pista amplia y cómoda por la que transcurre esta primera parte del camino.
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El colorido que deja el otoño en el camino convierte el paseo en una sorpresa constante. Comenzamos a subir poco a poco.
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Ascendemos hacia el Juanillo, una pequeña sierra que se junta con el paraje de El Varino, un cruce  de caminos muy transitado
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Luego bajamos rápidamente hasta el arroyo Milanos de las Pisneras que cruza un pequeño puente medieval cubierto por las hojas, el Puente del Pontón, aquí el sendero coincide con el denominado Camino del Agua que terminaremos en Monforte de la Sierra
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El arroyo corre generoso y protege una vegetación frondosa que disfrutamos encantados. Justo antes de acometer un ascenso pronunciado y duro por la zona de Los Pontones
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Una subida que nos lleva hasta Mogarraz, justo cuando el bosque se abre, comido ya por pequeños huertos y algún mirador que nos permite coger aire.
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La villa de Mogarraz está declarada bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico en 1998, presentando una estructura urbanística de trama típicamente medieval, con calles estrechas y trazado regular.

Aquí nos encontramos con una sorpresa añadida: la exposición Retrata2-388 Una singular muestra del artista Florencio Maíllo, son 388 retratos realizados en base a las fotografías que en los años 40 mando hacer el alcalde mogarreño a todos los habitantes mayores de edad para el carnet de identidad. Más de medio siglo después esos retratos, hoy cuadros, cuelgan de las fachadas donde viven, o vivieron cada uno de sus protagonistas. Preciosa idea que supone un valor añadido a la visita a la localidad.
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Dejamos Mogarraz, su fachadas y las miradas de sus habitantes inmortalizadas en las paredes del pueblo.

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Salimos de Mogarraz para retomar el Camino del Agua hacia las denominadas Pasaeras del Bocino, un lugar que se hunde, de nuevo, en la sombra de sus bosques.

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Una de las singularidades del Camino del Agua es que está salpicado de obras de arte de jóvenes artistas, esta que veis es de Virginia Calvo y recibe el nombre de Serena, está situada justo al lado del río Bocino

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Esta parte del camino es de las más bonitas de la ruta, transitamos por la zona de la Heredad, imersos en un paraje bellísimo que nos va a llevar hasta el pequeño pueblo de Monforte de la Sierra, al salir comenzará uno de los ascensos más duros de la ruta, son apenas 500 m pero de una pendiente muy elevada que nos conducirá hasta el alto de Los Caños

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Enfilamos por la zona de Las Suertes junto a una pequeña acequia que nos acompañará a lo largo de un par de kilómetros

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Enpequeñecidos por la magia de sus bosques caminamos con destino La Alberca, esperando que la lluvia, que ya amenaza, no haga acto de presencia mientras recorremos Matacabezas y Vaquero, dos parajes bien distintos, sierra y llano

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En la ermita de Majadas Viejas decidimos hacer una pequeña parada para reponer fuerzas, protegidos por su porche que la lluvia nos acompaña desde hace rato

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Por el robledal que aquí conocen como las dos carreteras, la que conduce a Mogarraz y la de Sotoserrano, nos acercamos a La Alberca

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Pasamos cerca del área recreativa de Fuente Castaño, la ruta termina.

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La Alberca nos recibió con una lluvia fuerte que nos obligaba a refugiarnos, esta imagen es de una ruta anterior, era imposible hacer fotos bajo la tromba de agua que se unió al grupo. La Alberca destaca por su arquitectura popular, la historia no aclara si fue una judería o el arrabal de Damasco, hoy es una feria  al servicio de los miles de visitantes que recorren sus calles.

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El parque natural de La Batuecas que comparte algunas esquinas con las Hurdes cacereñas, es un lugar ideal para el senderismo, hay infinidad de caminos muy cuidados. Si venid hasta aquí no dejéis de subir a la Peña de Francia, unos de los rincones más bonitos de la comarca y una de las sierras más altas en muchos kilómetros a la redonda. La ruta termina aquí, algunos, o muchos, seguirán por el GR 10 hasta la Sierra de Gata y Portugal para hacer un camino que acaba en la mágica Lisboa.

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Ruta por Carmonita. Sierra de la Lombriz

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(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Track de la ruta

Esta vez nos trasladamos a la localidad pacense de Carmonita, la ruta de 22 kms, organizada por la Mancomunidad Lácara-Los Baldíos, recibe el nombre de Ruta de los Garbanzos porque termina con una deliciosa garbanzada que ofrece el equipo de Dinamización Deportiva de la Mancomunidad. Carmonita se sitúa en el triángulo entre Cáceres, Badajoz y Mérida, por tanto, es fácil encontrar alojamiento. El camino es precioso, transcurriendo entre dehesas agrestes de alcornoques y encinas, algunos ejemplares impresionantes. Pasamos junto al Dolmen de Carmonita, y seguimos ascendiendo para llegar al primer avituallamiento en la Sierra de la Lombriz, plagada de Jaras y eucaliptos, y disfrutaremos a lo largo de esta travesía de espectaculares vistas del Alcuéscar, Casas de Don Gomez, y todo el Valle del Lácara con los Embalses de Cordobilla de fondo. Así llegaremos al 2º punto de avituallamiento hasta el punto mas alto de la ruta, casi 800 metros, para seguir disfrutando de las vistas y descender finalmente por el balneario del Trampal.

 La ruta se inicia en la pequeña plaza de Carmonita, junto a una carpa instalada para la ocasión en la que somos agasajados con un café caliente y unas migas extremeñas para templar el cuerpo en una fría mañana de otoño.

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La niebla de la mañana quiere retirarse y deja, nada más salir, imágenes maravillosas de esta comarca extremeña, este es el Cerro de Quebrantahuesos, descubriéndose a nosotros.

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Partimos por el Camino de Aldea del Cano, junto al regato de San Blas. Una zona entre sembrados y dehesa; esta es la Dehesa de Carmonita, bellísima y bien conservada.

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Lo primero que nos encontramos en el camino es el Dolmen de Carmonita. Bien como sepulcro colectivo, o incluso posiblemente como marca del territorio donde habitaba un grupo indígena, si no mezcla de ambas funciones, el dolmen de Carmonita es un sencillo, bello y buen ejemplo de esta construcción de tipo megalítico elevada en medio del bosque mediterráneo.

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Junto al Arroyo de la Huerta y en las zonas más bajas, la lluvia caída los días antes ha dejado los caminos anegados y obliga al caminante a buscar el paso alternativo, aunque siempre hay valientes que desafían los charcos, protegidos por el calzado adecuado.

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Atravesando la Huerta del Cortijo del Corral la dehesa se despereza y se libra de la persistente niebla, dejando a nuestra paso una imagen deliciosa del bosque mediterráneo.

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Entre La Sierra y el Cerro de los Albercones persisten las nubes bajas y el frío de la mañana se pega a nosotros para alargar esta gélida mañana otoñal.

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La dehesa ha sido rota por las obras del futuro trazado del AVE que nos vemos obligados a cruzar, una herida en esta zona virgen que nos acompañará durante algunos kilómetros.

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Atravesamos el paraje de El Rosal donde encinas y alcornoques dan paso a algunos rayos de luz que dibujan el camino ancho, amplio y cómodo. No hemos comenzado el ascenso hacia la serranía de San Pedro

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Paseamos junto al Cerro de las Cañas por la Huerta del Rosal antes de iniciar un suave ascenso que se irán endureciendo poco a poco. A esta alturas las piernas ya están calientes y soportan los cambios del terreno. La lluvia de este otoño deja el campo listo para ser disfrutado.

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Estas mañanas de fuertes y sorprendentes contrastes son recomendables para que las fotografías dejen ese halo de misterio que siempre proporciona la niebla.

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El primer avituallamiento se realiza tras el primer ascenso, en la zona conocida como Puerto Viejo a 557 metros de altura, la niebla aquí es más densa, se agarra todavía.

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Ahora sí comienza el desnivel más duro de la ruta, la Sierra de La Lombriz. La organización ha previsto dos trazados, para los más preparados de casi 22 kms. y para quienes ya no quieran continuar la ascensión de 16, así evitarán las últimas pendientes a la zona más alta de la serranía.

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En este bosques de eucaliptos y jaras se cosecha miel, aunque el frío a esta hora mantenga a las obreras aletargadas, por suerte para nosotros.

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Más arriba en el Cerro del Canchal la densa nube nos impide disfrutar de las vistas de la dehesa y su entorno, pero esto tiene su magia, no hay mal que por bien no venga.

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Afortunadamente, y tras un par de kilómetros la niebla comienza a retirarse y nos descubre un paisaje regalado por la altura.

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A veces en el camino hay que sortear imprevistos, la caída de un árbol impide el paso y nos obliga, a los pocos que hemos decidido continuar el ascenso, a remontar el alud de tierra que bloquea el sendero. Nada que no se pueda hacer entre todos.

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Desde el Puerto del Trampal, se observa, o debería, la vecina comarca de Montánchez, hoy la niebla deja sólo esta imagen y entre las nubes sólo asoma la Sierra montanchega y  sus antenas.

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En frente, la niebla se ha retirado y la comarca de Lácara aparece así, a la izquierda el Balneario del Trampal, al fondo Carmonita, punto final de la ruta.

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Lo llaman el Valle Hondo, una zona que muere en las sierras de Aljucén y el Parque de Cornalvo a la izquierda. Extensas dehesas de uso ganadero mantienen el paisaje.

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Comenzamos el descenso por el llamado Puerto de Carmonita en una hondonada por donde corre, cuando hay agua, el río del Trampal de Carmonita.

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El descenso acusado por la ladera de Peña Parda nos adentra, de nuevo, en la dehesa que dejamos al encaramarnos a la sierra.

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De nuevo grandes alcornoques nos salen al paso, caminos anegados, tierra roja, en El Pajonal.

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Así llegamos a uno de los secretos de la zona, el Balneario Fuentes del Trampal, que aunque esté en tierras pacenses pertenece al término municipal de Montánchez, un lugar muy frecuentado por quienes buscan tranquilidad y un poco de reposo

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Por el camino de Alcuéscar, después de dejar pasar muchas fincas y pequeñas explotaciones agrícolas retornamos a Carmonita.

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Tiempo para volver la vista y observar la Sierra de la Lombriz, que ahora se antoja lejana pero que hemos disfrutado hace apenas una hora. Desandamos el camino con la vista.

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Entramos en Carmonita después de 22 kilómetros y cinco horas de camino, la ruta ha merecido la pena….

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… y el premio final también porque nos espera un exquisito plato de garbanzos del que damos cuenta sin demora. Termina la Ruta de los Garbanzos, ha sido la tercera edición. Los dinamizadores deportivos de la comarca Lácara- Los Baldíos trabajan para dar a conocer su territorio a base de rutas de senderismo en un programa que denominan 7 rutas 7 y que se extiende a lo largo del año.

PA200234phUna más, no van pocas pero quedan muchas. Esta vez hemos conocido una comarca, una localidad y sus sierras que siempre nos llaman desde la carretera cuando viajamos de Cáceres a Mérida, o viceversa. Merece la pena venir, otro lugar para recorrer, andando Extremadura.

©vicentepozas2012

Ruta por Pedroso de Acim. El Palancar

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Invitados por la empresa Soluciones Wellness, hemos participado en el programa Perdidos por la dehesauna serie de rutas que proponían recorrer los municipios de la Mancomunidad de Monfragüe. En este caso ha sido por el pequeño pueblo de Pedroso de Acim, cuna del convento de El Palancar, rodeado de montes de pinares y robles que ofrecen un paisaje fantástico de la Vega del Alagón y de las estribaciones del Parque Nacional de Monfragüe.Es una ruta sencilla, 10 kms, con subida hasta el Cerro de Pedroso pero de vegetación abundante y variada. La cita en la pequeña plaza de Pedroso de Acim, 92 habitantes.

La pequeña iglesia de Santa Marina, siglo XVI, de la plaza del pueblo es un ejemplo del rico patrimonio de toda la zona. Vámonos de ruta…

Salimos del pueblo por el camino de Portezuelo, junto a la Laguna de San Juan donde observamos algunos  restos de antiguos edificios

Antes de entrar en los primeros bosques nos situamos en una zona de olivos cerca de los Canchos del Machurro.

Para subir a la Sierra de San Juan cruzamos el arroyo de Las Rozas, los pinos comienzan a cambiar el paisaje.

Nos adentramos en este pinar que es el último que sobrevive en la zona tras los incendios que arrasaron  buena parte de ellos; y enormes robledales con muchos años a la espalda, las repoblaciones serán visibles en parte del camino

Nos desviamos del camino de Portezuelo para adentrarnos en el Monte del Berrocal, un pinar que nos llevará hasta unas de las zonas elevadas del recorrido

Por un camino ancho bordeamos la Sierra de San Juan arropados por este pinar utilizado para madera

A medida que ascendemos, el paisaje se presenta ante nosotros, lo primero que aparece al fondo es la pequeña localidad de Grimaldo

Es otoño, los madroños y sus frutos así lo anuncian.

Al dejar la Sierra de San Juan entramos en la de Pedroso y nos encontramos con una de su cimas, la denominada Peña de los Cenizos que da nombre a asociaciones y peñas de la localidad.

Abajo Pedroso, el Valle del Alagón y al fondo, las Sierras de Gredos

Atrás dejamos la Peña de los Cenizos por una pista amplia desde donde se divisan muchos de los pueblos de la comarca. Caminamos hacia la Peña del Águila.

Debajo de nosotros, Pedroso, al fondo, Torrejoncillo

También se ve Holguera, al fondo Gredos

Desde aquí es visible la zona quemada, y ahora repoblada, junto al pinar que aún se conserva

El paisaje nos acompaña, a la derecha la Sierra de Santa Marina, debajo pocos robles perduran de los que fue un bosque magnífico

Al ascender se disfruta de un paisaje amplio, un mapa real de buena parte del territorio, te ayuda a situar localidades o accidente geográficos con mucha facilidad si sabes orientarte, sino, lo mejor es llevarte un mapa y trasladarlo a lo que ves. Esta vista la tenemos desde lo alto de la peña del Águila.

Descendemos por el Berrocal hacia las viñas del Pino. Restos de los incendios junto a repoblaciones. Caminamos hacia Cañaveral, aunque enseguida giraremos a la izquierda.

Esto fue un camino en mitad de un bosque, tardaremos años en volver a sentir su sombra, hoy las protecciones intentan que los plantones tiren hacia adelante y la sierra no quede sin suelo fértil
Esta zona, nos cuentan, era un enorme alcornocal del que se mantienen en pie pocos ejemplares, los restos de algunos de sus troncos secos aún son visibles, la gente del pueblo que nos acompaña lo recuerda con pena
Los que sobrevivieron nos dan idea de cómo debía ser la zona, su porte es inmenso, son árboles centenarios, la mayoría sucumbió al fuego

Descendemos junto al cerro del Tío Mula buscando el camino de Cañaveral,

Este abrevadero es la Fuente de los Cucharros, todo un monumento de cómo el hombre de campo se ha buscado la vida siempre

El chorro de agua está situado en la parte más alta, la caída del terreno asegura que el agua llegue a cada uno de los pilones donde beben los animales

Así llegamos al Convento del Palancar, dicen que es el convento más pequeño del mundo, aquí estuvo San Pedro de Alcántara.

Una de las características de estas rutas organizadas por la Mancomunidad de municipios de Monfragüe es que finaliza con una degustación de jamón y con la siembra de encinas. Y damos buena cuenta de este apetitoso alimento.

Regresamos a Pedroso de Acim por el camin del Berrocal, junto a la charca de la Nava y la sierra, al fondo, vigilante

Entremanos hacia este pequeño núcleo de un centenar de habitantes que vive tranquilo, ajenos al trasiego que llega hasta el Monasterio de El Palancar y su restaurante
En Pedroso de Acim han recuperado vestigios de antiguos oficios y costumbres como este lavadero público que es ahora un valor añadido del pueblo, una razón más para visitarlos.

Es un rincón extremeño en el que pocas veces caemos, un lugar de paso, referente por el Monasterio y la vida de San Pedro de Alcántara, pero en raras ocasiones hemos recorrido sus calles o nos hemos desviado hacia el interior. Merece la pena. Cuando terminamos le comenté a Luisa: este es uno de esos lugares donde sí me compraría una casa. Volveremos.

@vicentepozas2012

Ruta por Santa Marta de Magasca

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En esta ocasión recorremos la penillanura cacereña, nos trasladamos hasta la localidad de Santa Marta Magasca, un pequeño pueblo que marca los límites entre los Llanos de Cáceres y las dehesas de los ríos Tamuja y Magasca que darán paso a los berrocales trujillanos; nos situamos entre ambas ciudades, Cáceres y Trujillo, dos enclaves históricos que nos garantizan amplia cobertura hotelera un paisaje que nos llevará a transitar por una zona en la que son característicos los denominados ‘dientes de lobo’, formaciones graníticas que surgen del suelo semejantes a dentaduras de animal. Es una ruta sencilla, apenas 16 kilómetros pero con enclaves muy diferentes.

La ruta la hicimos con el grupo de senderismo Catelsa Cáceres, auspiciada por el ayuntamiento de Santa Marta que nos recibió con un magnifico desayuno en la Casa Rural Municipal para darnos los buenos días.

Tras el reconfortante café y los dulces del pueblo -margaritas, roscas, coquillos y magdalenas- nos reunimos en la pequeña plaza magasqueña para iniciar el recorrido.

Tras atravesar unas pocas calles, salimos del núcleo urbano por la zona de la Casa de los Hoyos.

Unos pocos metros por una carretera comarcal que abandonaremos de inmediato.

Giramos a la derecha para tomar hacia la Fuente de la Dehesa, una zona en la que se encuentra la dehesa boyal, con mucha ganadería donde se haya la Casa de los Hoyos
Entre pequeños cerros descendemos junto a una pequeña depresión denominada Vertiente de la Quicia que nos lleva hasta el río, zonas por las que, en otoños e inviernos lluviosos, baja el agua abundante. No es el caso.

Así llegamos hasta el río Magasca, domado como casi todos, por las presas que controlan su cauce

En los ríos extremeños los galápagos son los bañistas espontáneos de las rocas de sus orillas. Este fue pillado por sorpresa, no tardó en refugiarse en el agua.

Al dejar el cauce del río observamos el paisaje de dehesa abundante por el que venimos caminando y parte de la carretera que conecta los pueblos de la comarca; muy recomendables para recorrer en coche.

Esta dehesa recibe el nombre de Valdeacebuche porque son muchos lo árboles de este tipo que se mezclan con encinas y alcornoques. Acebuche es el árbol de la primera fotografía.

Estos son llamados dientes de lobo muy comunes en toda esta zona de especial protección de aves

Le dehesa es ganadera, si no no sería dehesa, en compañía del ganado vacuno, el más común en estos parajes atravesamos la zona La linde

Las vacas dejan estas instantáneas cuando pasamos, quien más quien menos se asusta por su cercanía y los mugidos. En realidad están a lo suyo.

Lo mejor del camino es la compañía, los amigos, la charla y lo agradable que es escuchar a la gente del lugar recordadndo sus vivencias

Tierras de labor, huellas de trabajo, de otra vida y otro tiempo, no siempre el campo fue sencillo

Caminamos hacia el cortijo de Valdeacebuche, justo antes de atravesar la carretera comarcal y encarar de nuevo el pueblo de Santa Marta de Magasca.

A lo lejos surge la figura del pueblo, entre él y nosotros queda el curso del río, aunque no lo parezca

Caminamos por la dehesa boyal, por el camino Torrecilla junto al cortijo de Revilla, en paraje castigado donde la dehesa es apenas un suspiro

Las cabañas vacunas son como público a los lados del camino, cualquier depresión donde se acumula la hierba por el agua es aprovechado para alimentarse

Es tiempo de curar las encinas, tiempo de poda, tiempo de leña

De nuevo descendemos buscando la hondonada que protege las aguas del Magasca

Los viejos puentes que unían los pueblos cuando no existían carreteras, y caminos y bestias eran la única manera de llegar a los sitios

Lugar ideal, junto a la orilla, para un pequeño tentempié con el que reponer fuerzas.

Luisa espera al fotógrafo, paciente, acostumbrada a que me pare continuamente a lo largo del camino. Ascendemos.

El arroyo de Pascualete que llena el pantano del que bebe Santa Marta.

Así encaramos la última parte en Cañada Honda antes de encontrarnos con el último cortijo, el de Valdehonduras

Imponente la figura del toro charolé que no pierde ojo a estos extraños que pisan sus dominios

El resto de la familia reposa tranquila cerca del mediodía, algún choto curisoso se atreve a mirarnos, tal vez desafiante, ensayando poses para años de dominio

Nosotros retornamos a la plaza de Santa Marta de Magasca, su empedrado y este pequeño monumento nos reciben tras recorrer unos alrededores llenos de sorpresas

Los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes están declarados zona de especial proteccción de aves (ZEPA), se merecen una distinción que reconocen la riqueza que atesoran, los huecos de dehesa, riveras, llanos y depresiones que guardan entre encinas, alcornoques, acebuches y dientes de lobo. Magia.

Un paseo delicioso en un rincón de leyenda. Santa Marta de Magasca. Nos quedamos el recuerdo

©vicentepozas2012

Ruta de Peñas Blancas. La Zarza

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El club de senderismo Peñas Blancas de La Zarza, antes llamada Zarza de Alange, organiza desde hace ocho años la Ruta de Peñas Blancas, un recorrido de 18 kms de dificultad media que nos lleva por unas parajes increibles e inesperados. Las panorámicas que nos ofrece la subida a la Sierra de Peñas Blancas o caminar por el valle de la Osa o Los Valencines son añadidos a una ruta que nos descubre un pequeño valle situado entre sierras, desconocido para muchos pero sorprendente. La ruta, magnificamente organizada, congregó a más de 1.000 personas, y allí estuvimos nosotros.

El día comenzó gris, pero esto no desanimó a nadie, todos esperábamos la salida impacientes


La salida del pueblo de La Zarza y, por tanto, los primeros momentos de ruta concentran a los participantes que irán dispersándose a lo largo del camino


Salimos de La Zarza por el camino de la Cueva de la Calderita recorriendo esta zona que llaman Huerta de San Antonio


El día quiere clarear y comienza a ofrecer imágenes magníficas

Los más rápidos en cabeza ya comienzan a ascender a Peñas Blancas, a La Calderita, la niebla cubre aún la sierra a primeras horas de la mañana

El camino se estrecha en la subida a la sierra y nos abliga a ir en fila de uno, este es el tramo más complicado de la ruta

A mitad de la ladera se encuentra La Cueva de la Calderita, perfectamente señalizada, donde encontramos pinturas rupestres, rastro de la presencia de los primeros pobladores de estas tierras

Al coronar la sierra, el día se abre y nos ofrece una postal de estas tierras de la Vega del Guadiana, en estos parajes, sobre todo, olivos y pastos. Julia, Alicia y Luisa, inmortalizadas arriba, al fondo La Zarza.

Es una paleta de colores que no te cansas de mirar. La imagen de una Extremadura, dedicada a la agricultura, que dibuja un paisaje de labranza. Al fondo Mérida, la urbe romana.

Sólo hay que girar la cabeza en esta cima pra descubrir al otro lado la localidad de Alange, el pantano y su castillo

Dejamos este lugar para continuar por la falda de la Sierra de Las Molineras para coronar el Puerto de Las Hoyas y comenzar a descender por la umbría.

Vamos dejando Peñas Blancas por la Umbría de Soria camino de la Huerta Monje, primer avituallamiento de la ruta

La organización daba la posibilidad de realizar una ruta alternativa sin subir a la sierra, quienes optaron por recorrer el camino más fácil ya se adentran en el Valle de la Osa.

En el avituallamiento nos encontramos con esta particular ambulancia que el club de Zarza lleva a la ruta, ni que decir tiene que fue el que más amigos hizo.


Hemos dejado atrás Peñas Blancas, el camino se suaviza en este valle y ofrece paisajes diferentes, es como si comenzase una nueva ruta.

Desde abajo los olivos se presentan disciplinados, tierras limpias, ciudadas que miman el árbol

Un paisaje de contrastes a medida que vamos andando, aquí cerquita del Arroyo de la Calera

La peculiaridad del Valle de la Osa y Los Valencines es que se encuentran flanqueados por La sierra de Peñas Blancas y esta que ahora nos vigila, La Sierra de Juan Bueno, que recorreremos paralela a la vuelta.

Otra sorpresa de la ruta, el Pinar de los Valencines que atravesamos por el camino de Oliva de Mérida

Es un paisaje que recuerda a zonas del Norte, un valle que guarda sorpresas y muchos matices que vamos disfrutando a medida que hacemos el camino

Una paleta de colores, diversa, pinceladas que siembra el hombre


Vamos moldeando la tierra para nuestro uso; los matices los descubres caminando, pisando, de cerca. Nosotros continuamos hacia el Puerto del Lobo para coger la Sierra de Juan Bueno por la umbría.

Este camino nos muestra, de nuevo, interminables olivares por una zona que conocen como El Castillejo y la Dehesa Zapatera. Tierra roja, de barros


En un momento la sierra se corta y en una hondonada descubrimos la Mina de la Zarza, La Mina de Piedrablanca

Una explotación minera, ya cerrada, a cielo abierto donde se extraía el caolín o la pizarra sericítica que era conocida popularmente como “tierrablanca”.

Precisamente ese color es el que confiere al agua este aspecto que recuerda a los mares del Caribe, el fondo blanco crea este efecto óptico aumentado por el rojizo tono de las paredes


Seguimos adelante ahora por la solana de la sierra que sigue ofreciendo matices nuevos, la ruta es un menú de colores, todos regalados a la vista.

Por el camino de Peñas Blancas comenzamos a descender hacia La Zarza

Tras 18 kilómetros en los pies, llegamos al destino, impresionados con el paisaje y la compañía

Pasamos por San Martin de Tours, Bien de Interés Cultural, para terminar el camino

La organización nos obsequia con una paella y un pequeño regalo como recuerdo de nuestra participación


Yo he disfrutado de la compañía de unos pocos amigos que nos hemos ido haciendo habituales en la costumbre de recorrer caminos, Juan Antonio, Julia (haciendo la foto), Alicia y Luisa.

Y de la gente del club de senderismo Peñas Blancas por su excelente organización y su trato y por regalarnos una de las rutas más bonitas que he hecho este año. Pedro Espinosa atento a todo, no perdió detalle.

Yo recordaba en un artículo, las palabras de San Agustín que afirmaba que una cosa es haber andado más camino y otra, haber caminado más despacio… Cuando entras en la dinámica de marchar a pie, las distancia no las mides en kilómetros, si no en tiempo. El refranero español es rico: ‘Caminos hacen amigos’, ‘Más vale camino viejo que sendero nuevo’ o ‘En camino largo, corto el paso’…


Caminando te encuentras, se hacen amigos, es cierto, pero lo mejor de todo es que descubres paisajes que ni imaginabas, una diversidad que sorprende, que embelesa. Y por añadido descubres que hay estaciones, que hay colores, tonos, olores, momentos e instantes que únicamente duran un minuto. Si quieres ser testigo de ellos, lo mejor es que te coja Andando Extremadura.-

@vicentepozas.abril2012