Ruta Dehesa de los Mogollones. Ermita de San Jorge. Cáceres

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De las muchas rutas que se pueden hacer por los alrededores de la ciudad de Cáceres, destaca una que, por su riqueza patrimonial y natural, es de las más completas y bonitas. La ruta de la Dehesa de los Mogollones, que nos llevará hasta el castillo fortaleza del mismo nombre, la ermita de San Jorge, un ejemplo del despropósito y abandono de nuestro rico patrimonio cultural, hasta el dolmen de la Hijadilla y finalmente hasta el río Salor y su puente y molino medievales. 12 kilómetros por una dehesa maravillosa, un paseo a través de la historia de Cáceres, la más desconocida.
La ruta se inicia a doce kilómetros de Cáceres, en la carretera de Badajoz, justo después de pasar el castillo de Las Seguras encontramos un desvío hacia el ecoparque, allí parte la vía pecuaria que seguiremos y que nos puede llevar, si nos apetece, hasta Los Barruecos en Malpartida de Cáceres. Dejamos el coche al pie de la carretera y la primera sorpresa no se hace esperar…
Una bandada de buitres leonados se alimenta cerca de allí y nos regalan su vuelo
Su silueta es reconocible desde lejos, son esquivos pero no parece inquietarles nuestra presencia
Las explotaciones ganaderas de la dehesa siempre dejan algún premio para estas aves carroñeras
Su olfato puede atraerlos desde kilómetros de distancia, no son los únicos, ni será la última vez que los veamos esta mañana.
Nos adentramos por este camino carretero, transitado por su cercanía a la ciudad de Cáceres, una paisaje de encinas jóvenes.
Desaparecen las encinas de repente y la silueta de la torre se dibuja rompiendo la línea del horizonte.
Este castillo, que vivió lances antiguos, apenas es una sombre de los que fue
El torreón de los Mogollones es lo único que resta de aquellos años de conquista, hoy soporta una gran colonia de aves diferentes
Según Publio Hurtado, en sus orígenes perteneció al viejo linaje de los Mogollones, una de aquellas familias con más raigambre en Cáceres y que también participaría en la reconquista de la ciudad en 1223.
El castillo, posiblemente de los siglos XIV y XV, dio nombre a la dehesa que perteneció al citado linaje y más tarde pasó a otras familias de la nobleza cacereña.
En la actualidad, la fortificación sobrevive milagrosamente; se halla en ruinas y no es sino un mínimo reflejo de la esbeltez, la belleza y la majestuosidad de una fortificación extraordinaria que raramente conserva algunas almenas y matacanes, un escudo postizo, gruesos muros y otros elementos constructivos que presagian la ruina total junta a un establo.

Es fácil imaginar lances y escaramuzas en esta fortaleza que se desmorona ante la desidia y el abandono…

 

…y que conserva detalles de un pasado más glorioso.
Justo enfrente descubres los restos de la ermita de San Jorge, estamos a punto de comprobar que no siempre el patrimonio y la historia se encuentran a buen recaudo. Lo que van a ver se encuentra al aire libre, lo que han hecho a esta obra sólo puede ser el resultado de la ignorancia y la estupidez.
Los restos de esta ermita se mantienen a duras penas, se cree que su fundación y culto fue de origen privado y debió estar dedicada a San Jorge; sus orígenes datan de los S.XIV y XV, aunque su construcción se culminó en siglos posteriores.
Su estado actual es lamentable y se levanta frente a un pequeño estanque que parece ser artificial y posterior a la construcción de la ermita.
                    
Se conservan relativamente cubiertos lo que fueron el coro, la capilla y la sacristía.
Merece la pena observar las pinturas murales conservadas milagrosamente en su interior que cubren la casi totalidad de los muros. Son de temática religiosa, sin gran calidad técnica, pero si de bello colorido, y representan escenas bíblicas y de la vida de Cristo
Fueron pintadas por un tal Juan de Rivera en 1565, como consta en una inscripción del mural.
El evidente deterioro duele tanto que te gustaría llevártela y protegerla de inclemencias e ignorantes
Es imposible entender que los responsables del patrimonio, capaces de ponerte mil trabas, ante cualquier reforma, construcción o mejora sean capaces de mirar para otro lado ante esta muestra de arte religioso
Nos alejamos de este cojunto arqueológico, monumental, que dan idea de que ese Cáceres señorial, de grandes familias, no se limitaba a las murallas de su ciudad, una historia dañada que a nadie parece importar

Continuamos por una calleja que desemboca en el caserío de Mudaelpelo, cuya actividad ganadera es evidente.

Los ganaderos se afanan en agrupar al ganado que ha pasado la mañana en la dehesa

La dehesa se hace más densa y esconde otro tesoro. El Dolmen de la Hijadilla. Es un monumento megalítico destinado a enterramientos colectivos.

Está constituido por una cámara funeraria casi circular construida con grandes piedras dispuestas verticalmente (ortostatos) que soportan losas horizontales, que le sirven de cubierta, y un pasillo de acceso o corredor, levantado también con lajas de granito, que desemboca en la cámara. En su origen todo el monumento estaba cubierto con tierra formando un túmulo. Pueda datar desde finales del Neolítico (IV milenio) a la Edad del Bronce (II milenio).

Atrás dejamos la prehistoria, encima la actividad de los buitres es más que evidente

La dehesa limpia se dibuja ante nosotros, el camino está señalizado desde el inicio

Majestuosa figura, vuelo perfecto, más de dos metros de envergadura que hacen que busque las corrientes térmicas para facilitar el ascenso. Sus alas parecen tener dedos.

Llegamos a los restos de un molino medieval junto al río Salor.

El puente, el molino y el azud, de época medieval, han sido reconstruidos varias veces como consecuencia de las riadas.

Es este río se observan muy bien las rocas que constituyen el sustrato de la zona: pizarras oscuras, cristalinas y muy duras, originadas por un metamorfismo de contacto (gran calentamiento) debido a la intrusión del magma que originó los granitos de los alrededores.

Se conserva una inscripción en la pared del molino dónde consta la fecha de la última restauración (1862), siendo apoderado D. José Calzado Pedrilla.

Una pequeña presa hace que el Salor recupere algo de su figura, más abajo su caudal es casi testimonial

En los márgenes existen árboles tópicos del bosque de ribera como fresnos, chopos, sauces y mimbreras.

Volvemos sobre nuestros pasos, siguiendo las señales que nos han guiado

La eterna cigüeña se ha apoderado de todo, vive en esta dehesa, a sus anchas.

El castillo nos ha esperado mientras el cielo se cierra por momentos, amenaza con mojarnos

Las nubes dibujan luces y sombras, un escenario de colores que nos recuredan lo que hemos visto

Paleta de colores, tierra, dehesa, armonía, compañía, viento y despedida

Nosotros nos marchamos, Luisa inmortalizó el momento que demuestra que para obtener la foto que buscas, vale todo. Es apenas un momento, pero la imagen es inmortal. San Jorge, patrón de la dehesa, nos despide desde la Torre de los Mogollones

Las rutas desde Cáceres, incluida esta, os las podéis descargar aquí:
Nosotros volveremos sobre nuestrs pasos, andando Extremadura.
©vicentepozas2012

Chorro de Las Batuecas. Salamanca

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Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Con el Club de Senderismo Catelsa Cáceres hemos atravesado las fronteras de la región extremeña por Las Hurdes y hemos entrado en el Parque Natural de Las Batuecas en la Sierra de Francia para hacer una ruta conocida, la que nos llevará hasta el Chorro de Las Batuecas, apenas 13 kilómetros bellísismos, con un primer tramo muy turístico y otro más aconsejado para caminates habituales y de dificultad media. Sea como fuere, el Valle de Las Batuecas, es un pequeño paraíso y recorrerlo un placer. Nosotros no comenzamos, como es habitual, en el Monasterio de Las Batuecas si no en las nuevas zonas habilitadas que se han instalado un kilómetro más abajo. Frente al panel informativo, iniciamos en el camino…
El valle de las Batuecas tiene un microclima mediterráneo, por lo que encontramos alcornoques, encinas, madroños, brezos y jaras. Una pequeña vereda nos lleva a un segundo aparcamiento donde comienza una zona accesible de visita
 
 
En el inicio de la ruta se ha construido una pasarela de madera, accesible como digo, que cruza el río Batuecas y que nos lleva paralelo a él.
 
 
La pasarela recorre el pequeño bosque que se encuentra a ambas orillas y enseña buena parte de la vegetación natural de la comarca que es zona de especial protección de aves (ZEPA)
 
En el tramo se han señalizado algunas especies de árboles y sus representantes más curiosos, algunos de muchos años o de gran envergadura, un pequeño paseo por el campo que no presagia la dificultad de la última parte de la ruta.
 
Abandonas esta tarima de madera para llegar al Monasterio del Santo Desierto y encarar una pequeña senda a orillas del Batuecas entre las raíces de los chopos y robles que tocan la orilla del agua.
 
En las traseras del convento un Tejo centenario vigila el camino.
 
En las paredes monacales un texto de San Juan de la Cruz acompaña al caminante «Buscando mis amores iré por esos montes y riberas…»
 
Salimos de tierras de rezo atravesando un pequeño puente de piedra…
 
Traspasamos la puerta que nos inicia en la ruta que nos conducirá hasta el chorro.
 
Al sendero, ya de por sí muy bello y mientras caminamos entre alcornoques, robles, madroños y algunos castaños, se han añadido curiosidades etnográficas como esta carbonera
 
Siguiendo el sendero junto al río llegaremos a los distintos canchales con pinturas rupestres. El canchal del Zarzalón es el más cercano y el más curioso.
 
Desde allí ya se averiguan muchas de las maravillas de la ruta y el paisaje que nos acompañará el resto del camino. Yo inmortalizo el momento
 
 
La zona está bien señalizada, y protegida, imagino que por los abusos que se hayan cometido
 
 
El conjunto de pinturas Prehistóricas Esquemáticas, de gran importancia, se localizan diseminadas entre abrigos de cuarcitas que configuran el valle y a lo largo del curso del río. Las pinturas son visibles sin probelmas
 
Descendemos hacia el camino buscando las segundas pinturas en el llamado Canchal de la Umbría del Cristo
 
Guiado por la señales y protegidos por la vegetación del sotobosque camino del Canchal, andamos ligeros
 
Aquí nuevas pinturas rupestres y sobre todo una visión amplia del  pequeño valle donde nos encontramos, hacen que la parada sea merecida, unos minutos tan sólo para disfrutar del paisaje.
 
 
Un pequeño valle de escarpadas laderas y abundante vegetación…
 
Con roquedos que asoman entre bosque y matorral, dijujando caprichosas formas.
 
Seguimos el camino por la umbría del Canchal descendiendo, de nuevo, hacia el río…
 
 
Cruzamos el río Batuecas otra vez e iniciamos el ascenso hacia el paraje de Las Torres, justo antes de acompañar al arroyo del Chorro, hasta la misma caída de agua
 
Desde lo alto de Las Torres, la vista vuelve a ser un regalo, hemos dejado atrás el ascenso más complicado
 
La mano del hombre llega hasta aquí, en busca del preciado corcho de los alcornoques, ahora un pequeño ascenso, por una estrecha vereda nos conduce hasta el mismo Chorro de Las Batuecas.
 
 
La primera vista, impresiona, el desnivel que provoca la caída de agua se impone ante nosotros
 
La pena es que este año seco no deja ver la belleza de la zona y el agua es, apenas, testimonial pero los suficiente para refrescarse los pies en este día caluroso
 
Un hilillo de agua se averigua desde arriba, consecuencia de la falta de lluvias en un invierno fatalmente seco. Al menos, hemos llegado hasta aquí, e imagino que con la idea de volver cuando el agua sea más abundante y generosa
 
 
Marcha atrás, retomamos los pasos andados ya para disfrutar de otra luz en el mismo paisaje
 
Ahora un cielo azul siluetea las estribaciones de la Sierra de Francia que con tanto afán ocultan
 
Hay que bajar despacio para no perder el paso, abrumados aún por el entorno
 
Un paisaje oculto, silencioso; nos imaginamos vigilados por cabras montesas, ciervos y pequeñas aves que observarán esta alteración en su rutina a pesar de que procuramos no molestar en exceso.
 
Terminamos en la entrada del valle, en el Convento del Desierto, construido como lugar de vida retirada y eremítica a finales del siglo XV, junto a numerosas ermitas ubicadas dentro y fuera del recinto conventual. Estas ermitas se encuentran diseminadas en su mayoría por los riscos circundantes. Actualmente se conservan las ruinas.
 
Encaramos el último tramo, sencillo, casi un paseo, más concurrido por familias que aprovechan la belleza de la zona
 
Volvemos a la pasarela, camino del inicio, a una hora propicia para aprovechar el día de visita por la comarca
 
Viaje obligado al pueblo de La Alberca, un decorado vivo hecho para turistas y curisosos, donde todo se vende, todo se oferta, conjunto arquitectónico y etnográfico, un espacio casi sin parangón dentro de toda Castilla y León.
 
Y terminar, arriba, en la Peña de Francia donde la cabra montesa está en su hábitat vigilando el horizonte
 
Una montaña que se alza a 1.727 m de altura. Conocida por su   Virgen Negra y su grandísimo santuario, es prácticamente inaccesible en invierno por la nieve. Tiene gran afluencia de turistas durante los meses de verano. Se divisa toda la llanura del Campo Charro hacia el norte, la Sierra de Tamames hacia el este, y el pantano de Gabriel y Galán hacia el sur, aparte del resto del macizo montañoso.
 
La Peña de Francia se levanta casi de súbito sobre la llanura, al sur de la provincia de Salamanca, en el límite con la de Cáceres. Desde arriba todo es dominio, admiración, fortaleza; debe ser por eso que los monjes domincos que lo cuidan, anuncian en sus salmos: «El dolor es tan profundo en estos casos que quizás lo más adecuado es guardar un respetuoso y cariñoso silencio»
 
 
Eso hacemos. Abrumados por tantas vivencias regresamos a casa. Volveremos, nos ha quedado la pena de no poder disfrutar de toda la balleza del Chorro de Batuecas lanzando el agua muchos metros adelante; ya conocemos el camino y como hemos dejado parte de nuestra alma en este viaje, tendremos que volver a recogerla.-
 
 ©vicentepozas2012

Ruta por la Dehesa de Talaván. Río Tajo

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Con el Club de Senderismo Catelsa recorremos una de las dehesas más bonitas de Extremadura «La Dehesa de las Quebradas» en Talaván, un trayecto que nos llevará hasta las estribaciones del Tajo. Dice el refrán que «en Talaván, si barruntas bulla, o talavaniegos o grullas», pues son muchas las que eligen estas dehesas para alimentarse en otoño e invierno. Talaván es una de las cuatro localidades que forman parte de los denominados Cuatro Lugares, junto Monroy, Hinojal y Santiago del Campo. 16 kms de dificultad baja pero de paisajes amplios y singulares.
La ruta comienza con un desayuno en la casa de Dioni, la madre de nuestra compañera Alicia, que tuvo la deferencia de agasajarnos con los dulces que ella mismo prepara, un excelente tentempié para coger fuerzas.

Nuestro recorrido se inicia a dos kilómetros escasos de Talaván en el Cerro de Las Arenosas

Cruzamos la carretera para coger la llamada Colada de Torrejón el Rubio, un sendero amplio y muy transitado.

Tomamos a la izquierda el Camino de la Breña para bordear la finca en la que se plantan especies autóctonas, en una zona que llaman Quiebracántaros, una elevación desde donde las vistas de la enorme dehesa de Talavan son un regalo, al fondo Casas de Millán.

Desde esta pequeña elevación en la zona de Vajundillo se contempla toda la Dehesa de Las Quebradas, más humanizada al comienzo, bosque mediterráneo más allá donde oculta el río Tajo. Al fondo se dibujan Cañaveral, a la izquierda y Casas de Millán a la derecha.


Descendemos hacia la dehesa y nos disponemos a tomar el Camino de Torrejón

En este sendero, usado para acceder a fincas y parcelas, la mano humana está presente en los campos.

Un camino rural que conserva su estructura original flanqueado por paredes de piedra que le dan un regusto especial

La dehesa tiene vida propia, ajena a nuestra presencia.

Y llegamos a Talaván por la parte este para continuar camino sin entrar en el pueblo

Dejamos Talaván por el camino de la Barca que en la época medieval fue muy importante y está ligado a la antigua Ermita de Nuestra Señora del Río, patrona de Talaván, que quedó anegada por el pantano de Alcántara a finales de los 60. Su historia es singular pues al situarse en la margen derecha del Tajo y carecer de puentes, se estableció un pequeño embarcadero para cruzar el río; barcas y barqueros propiedad del Obispo de Plasencia. De ahí el nombre del camino, y era harto rentable pues hacía posible la ruta de la Vereda Real de Castilla, en el tramo Cáceres-Plasencia. La nueva ermita se construyó a orillas del Tajo en 1971.

Dejamos el Camino de la Barca para entrar en la Era del Campillo.

Cruzamos sin dificultad este pequeño arroyo dentro de la finca Gorrones Blancos

Y nos dirijimos por la dehesa a rozar el pueblo por su parte sur.

A nuestro lado la actividad ganadera continua con normalidad.

Nosotros seguimos camino, a mitad de la ruta la dehesa se va cerrando y su uso como coto de caza es evidente

Por los Cerros de La Pedrera nos vamos acercando al río Tajo.

Definitivamente la dehesa es ya bosque mediterráneo y las jaras y el sotobosque hacen de esta zona un lugar idóneo para jabalíes y ciervos

Esta dehesa fantástica e inmensa es la zona del preparque de Monfragüe, de hecho al fondo se sitúa el Salto del Gitano, en primer plano la cuenca del Tajo con el nivel de agua muy bajo

El Tajo embalsado por el Pantano de Alcántara llega hasta aquí, casi a noventa kilómetros de la presa.

Es una zona áspera, pizarrosa, nos llevará hasta el río recorriendo en parte el que llaman Camino de la Aceña

Así llegamos a las estribaciones del río, un Tajo manso y domado desde que, a finales de los sesenta, Jose María Oriol contruyese el Embalse de Alcántara para dar electricidad a ciudades como Madrid o parte de Portugal.

Tras un pequeño descanso y un refrigerio volvemos sobre nuestros pies buscando el pueblo de Talaván.

Tras de nosotros queda el Tajo que trae sus aguas de Monfragüe, oculto por jaras, brezos y retamas

Vuelta hacia la dehesa, paisaje extremeño al que se acostumbran nuestros ojos, encinas que hacen esquinas en caminos bien dibujados

Poco a poco nos acercamos a Talaván, la ruta está finalizando, aunque nosotros debemos volver a donde partimos

Encaramos la subida al Cerro del Calvario, donde está la Ermita de la Soledad

Es la parte más dura de la ruta, se hace más dificil a esta hora del mediodía y tras 14 kms en los pies, pero es corta… y no hay prisa

Desde arriba, en la parte alta del Cerro, el zoom de la cámara nos permite ver el Salto del Gitano en pleno Parque de Monfragüe

Abajo Talaván, guardián de la Dehesa, tranquilo y soleado

Nosotros salimos de la parte nueva de localidad hacia el Cerro de Las Arenosas, de nuevo.

El camino de la Lucía mos avisa del fin de la Ruta

Justo al dejarlo a la izquierda entramos en este cerro donde la casa de Dioni nos espera, ella ha hecho la ruta con nosotros…

Pero unos cuantos disfrutamos, de nuevo, de su hospitalidad y comentamos el camino en la comodidad de este porche y de su compañía. 16,5 kms marcaban los GPS. Un día que amaneció frío y terminó templado.
Ha sido una ruta fantástica que comenzó por la mañana observando bandadas de grullas que se apostaban en la dehesa, alrededor de charcas y encinas. Talaván guarda una dehesa que merece ser conocida, pero esto es sólo posible si se hace… Andando Extremadura

©vicentepozas.Marzo2012

Ruta Puente romano de Alcántara

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)Vamos a hacer una ruta clásica, la del Puente romano de Alcántara, que comienza y finaliza en este coloso romano, todavía en uso y que nos llevará por algunos pasajes fronterizos de gran belleza y comprobable diversidad. 17 kms con algunos desniveles no muy pronunciados y con algunas sorpresas, como la compañía de buen número de ponis que recuerdan a los asturcones del norte. La Ruta, desde que se constituyó el Parque Natural del Tajo Internacional, está muy bien señalizada, y permite conectar con otras o visitar menhires y canteras. Como es habitual con el grupo de senderismo de Catelsa Cáceres. Iniciamos la caminata, saludando de mañana al Covento de las Comendadoras, en fase de reconstrucción.
Salimos de Alcántara, Conjunto histórico Artístico, por una de las puertas de la ciudad pisando parte de la antigua calzada romana.

Mientras descendemos hacia las aguas del Tajo, el Puente de Alcántara avisa de su presencia


Pasamos por el templo romano que vigila el Puente, un lugar de ofrendas en tiempos de dioses y supersticiones que hoy no es más que un monumento junto a otro mayor. Cruzamos el puente camino del comienzo de la ruta

Un panel informa del recorrido y nos avanza aquellos lugares que pisaremos antes de regresar al mismo lugar, 17 kilómetros más tarde


Comenzamos por la senda que hay junto al río, donde la actividad humana es todavía patente

Paralelos al cauce del Tajo nos vamos encontrando con restos de antiguos embarcaderos, fuentes, como la de Los Perros o Fuente Santa justo en la orilla de enfrente

El cauce del río discurre ahora más libre hasta que se tope con la presa de Cedillo y vierta sus aguas a Portugal. Justo en el lugar donde el Tajo se convierte en frontera natural, la raya del agua entre Extremadura y el Alentejo. Esta zona es conocida como El Muelle.


Dejamos el río a la espalda para encaminar nuestros pasos hacia la Vereda de la Loba, mientras buscamos el Regato de los Remolinos

Aquí comienzan a aparecer los primeros grupos de ponis que deambulan libremente por estas sierras

Ascendemos por estos parajes pizarrosos del Ejido del Vicario, una zona recuperada con puentes y pasarelas

Ascendemos cerca de la Fuente del Tío Melitón y la altura nos permite descrubrirnos en el paisaje


A lo lejos, Alcántara, esperará paciente nuestro regreso.

Así llegamos a estas lomas onduladas que llaman la Cerca de la Liebre, al fondo la Casa del Vicario


Entramos en la Cerca del Chaparral y sustituimos las zonas más abiertas por la dehesa

Por esta vereda ya vemos Estorninos, el que durante muchos años fue un pueblo y que ahora es un barrio de Alcántara, un refugio fronterizo en tiempos de contrabando

Aquí las gentes se aprestan a iniciar la conversación y explicarte el camino. No hay prisas, nosotros caminantes nos convertimos en minutos de compañía que les sacan de la rutina, queda inmortalizado el instante.

En Estorninos la señalización, situada en los cruces, ayuda a no perderse

En Estorninos hacemos una pequeña parada para reporner fuerzas, damos cuenta de nuestras viandas junto a la Iglesia de Santiago


Seguimos avanzando guiados por los postes que marcan el sendero, mientras caminamos junto a las ruinas de la ermita del Humilladero y por la ruta del Menhir del Cabezo, junto a la cerca del Tío Benigno

Tras dejar atrás la Cañada del Cabezo transitamos por un tramo de la ruta que transcurre por la Cañada Real de Gata

Así regresamos al lugar de partida, desembocando en la EX 207, la carretera que lleva a tierras portuguesas. El puente de Alcántara vuelve a saludarnos

Así esta obra magnifica de seis arcos reconstruida en diferentes momentos de la historia debido a las guerras, ha grabado en piedra parte de su biografía, como la de su maestro: «Yo, Cayo Julio Lacer, maestro constructor de lo que hoy llamáis, el Puente de Alcántara, y en el que mis cenizas, esperando que la tierra me fuera leve, fueron entregadas al Templo que hice construir para el culto y veneración de los dioses y del César» y en el que su Emperador Trajano órdenó grabar también: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo.

Ascendemos de nuevo hacia la muralla alcantarina, embaucados y sobrecogidos por la historia.


Yo, encantado, porque algunos compañeros de viaje se dan la vuelta y deciden inmortalizarme, esta foto es de Juan Antonio.

Guardando la entrada, los más pequeños nos esperan, ahí donde los véis también han completado la ruta. Entramos en Alcántara

Nosotros terminamos aquí, dentro de la localidad, al abrigo de esta pequeña iglesia, la de San Pedro. Satisfechos porque merece la pena este camino lleno de historia y de historias.

Se pueden hacer muchas rutas y visitas en la comarca, aquí encontraréis un ramillete de ellas: http://rutastajointernacional.com/ en esta lanza con la que Extremadura hunde el costado luso; ahora, afortunadamente, compartimos un territorio único, bello, desconocido y emocionante. Una tierra elegida por el hombre desde los albores de la historia, que buscaban el favor de un río sagrado que, aunque nos pese, separa a españoles y portugués, hoy, es verdad, el parque es bandera, nexo de unión en la soñada Iberia de Saramago, un lugar donde, qué paradoja, el Tajo/tejo, es la última frontera natural de Europa.

Un lugar que nosotros disfrutamos… Andando Extremadura.-

©vicentepozas.febrero2012

Ruta de La Garganta a Hervás. El Cordel del Berrocal

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAS SOBRE ELLAS)Tocados por la belleza del Ambroz en otoño hemos realizado otra de las rutas senderistas que el grupo de desarrollo local, DIVA, organiza con motivo del Otoño Mágico en el Valle del Ambroz, arropadas bajo la denominación, acertada, de Paisaje y Paisanaje. Una fiesta que ya es de Interés Turístico Regional. En esta ocasión recorremos el Cordel del Berrocal, una antigua ruta ganadera, y subimos a uno de los miradores naturales del Valle, el Monte del Picuruju (o Picurujo). Apenas 11 kms de deliciosas vistas que nos llevarán desde la localidad de La Garganta hasta Hervás. Y aquí comenzamos, en La Garganta…

Este pequeño pueblo de montaña está metido entre bosques y sus calles se asoman a ellos.

Abandonamos el pueblo andando apenas unos metros por la carretera que lleva hasta Hervás y Candelario.
Y tomamos a la derecha por el que conocen como el camino del Lomo, en un instante el bosque nos rodea


Atrás queda La Garganta nosotros ascendemos despacio buscando el Cordel

El Otoño aquí arriba está lleno de tonos a pesar del día plomizo. Discurrimos por el paraje que se denomina El Molino

Este camino fue, años atrás, el utilizado en el pueblo para bajar hasta Hervás y conectar con la ruta transhumante
Una calzada de piedra, bien conservada, se oyen tus pasos en el silencio del camino

Un paisaje que el hombre ha convertido en paisanaje, salpicándolo de construcciones

Más arriba el bosque de mezcla con el matorral de montaña. Este paraje recibe el nombre de El Lomo
Y por él desembocamos en el Cordel del Berrocal, a la altura de Majalalosa. Esta antigua ruta trashumante de ganado forma parte de lo que llamaban el Camino de los Paporros y que comunicaba con las grandes cañadas reales que atraviesan el Valle

Dirigimos nuestros pasos por el Paraje de las Cabezuelas hacia el Pico del Picuruju, mirador natural del Ambroz.
A medida que ascendemos el Valle descubre su magia, la que le otorga el natural otoño


Los árboles amarillean en noviembre, creando esta imagen tan singular

El camino en desuso ha sido invadido por retamas, hay que sortearlas intentando no perderse
Tocamos apenas el Pico del Picuruju de 1.178 m de altura para disfrutar desde su atalaya


Abajo queda el bosque con su gama de otoños

Asoma Hervás descansando sobre las orillas del Ambroz.

Y Aldeanueva del Camino y el gran valle

Nosotros reagrupamos impresionados contemplando abajo el Embalse de Baños
Siguiendo el Cordel, apenas dibujado ya, descendemos por los parajes del Pucherito y la Pellereja

Hasta tocar la antigua Vía férrea de la Plata que dejó de funcionar en diciembre de 1985 y que arrebató a Extremadura el único transporte público que nos comunicaba con Castilla y el Norte peninsular

El Valle quiere despertar por segundos de este día de otoño

La sierras de Gredos albergan las primeras nieves en este paisaje robado

Nosotros seguimos la vía del tren que facilita el camino
25 años de desuso deterioran la infraestructura que sorprende con sus carteles y construcciones oxidadas

Así llegamos a la curva de Romañazos mientras atravesamos el río del Valle

Los prados aquí abajo componen su propio paisaje, es por esto que el otoño aquí es un reclamo turístico

La imagen estilizada de los chopos que parecen querer saltar del suelo

Luisa, paciente, me espera mientras voy fotografiando la magia del Ambroz que ahora pone ella.

De repente la vía parece terminarse, comida por la vegetación…
…y de repente la descubrimos escondida entre la espesura, dibujada.

A medida que nos acercamos a Hervás la actividad humana se hace patente

Entramos por la zona del Mediano y Hervás ya nos saluda.

Su impresionante Barrio Judío, que forma parte de los Caminos de Sefarad recibe a los caminantes
Hervás dibujada, refugio de conversos, historia recuperada de un pueblo que se escondió en este Valle.

Atravesamos el río Ambroz por este antiguo puente

Y llegamos a Hervás. Fin de la Ruta. Un camino que antes debían hacer hombres y bestias para sobrevivir y que nosotros, de una manera más lúdica, hemos querido recorrer y recoger para que no se pierda.
Caminos, sendas, cordeles que forman parte de la historia y que se recuperan gracias a iniciativas como las propuestas por la fiesta del Otoño Mágico. Una delicia, añadida, recorrerlo con las gentes de aquí que cuentan sus vivencias, exteriorizan sus recuerdos para que la tradición oral las haga suyas y, afortunadamente, no terminen perdidas en el olvido.
Ahora toca disfrutar de una deliciosa comida en Hervás, su amplia oferta gastronómica es una invitación una quedarse, que para eso hemos venido hasta aquí….Andando Extremadura.
©vicentepozas.2012

 

Ruta de las Nogaledas. Navaconcejo

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El Valle del Jerte organiza, desde hace unos años, la Otoñada en el Valle del Jerte, entre sus actividades, propone una serie de rutas senderistas por la comarca. Este año me he unido a las propuestas que hacen desde SORPRODEVAJE, la Sociedad para la Promoción del Valle del Jerte, organizadores de la otoñada: La Ruta de las Nogaledas -o Nogaleas como le dicen algunos- en Navaconcejo. Es una ruta circular que parte de las estribaciones del río Jerte, que atraviesa la localidad. Es muy fácil, apenas 5 kms, pero de una belleza increible. Es una de las rutas más bonitas que he recorrido últimamente.

Un día gris de diciembre, amenazando lluvia, estábamos citados en el Puente de la Cruz para comenzar la ruta, unas 40 personas respondimos a la invitación.


Cruzamos el puente y seguimos el curso del río Jerte, junto a la piscina natural, para tomar a la izquierda por un camino señalizado. La ruta está bien marcada y trazada, con pasarelas y escaleras naturales que la hacen muy cómoda.

Nosotros vamos a ascender por esta garganta, la que da nombre a la ruta, se trata de una corriente de agua que procede de la zona alta de Vasequillo y la Cuerda de las Malenas.

Comenzamos las ascensión inmersos en un bosque de robles y castaños que nos acompañará toda la ruta.

La belleza de la ruta estriba en sus cinco saltos de agua, en la parte señalizada, si sigue subiendo, se pueden ver algunos más

Es difícil abstrarse de la belleza de estas cascadas y contemplar las pequeñas balsas que forman. Es una zona de baño para quienes buscan la tranquilidad de este bosque.

La vegetación densa nos acompaña a cada paso, una zona húmeda, de montaña y bien conservada, hemos superado los bancales de cerezos del comienzo, hasta aquí no llega la mano del hombre, todavía, para explotar estas tierras.

Segunda cascada, colosal, parecen paisajes sacados de postales, escenarios de cuento.

La ruta es un ascenso contínuo, bien señalizada y, como veis preparada para facilitar la subida.
En un pequeño claro del bosque los bancales de cerezos del Jerte se asoman con su color de otoño.
Se dibujan en ocres y rojos sobre la niebla de este día de principios de diciembre.

En frente el agua sigue su curso y anuncia una nueva cascada

A esta, tercera que nos encontramos, suben las tomas de agua de Navaconcejo, me decían que hay suministro asegurado todo el año, incluso en verano.

El bosque es un cuento, un lugar de postales con colores y olores de otoño
Este es el salto de agua que aprovechan para el suministro, es visible la estructura

El lugar es una sorpresa constante. Para quedarte aquí otro rato
Una foto real en una paleta de colores que se presenta a la vista, así, sin retoques

Todos los colores del otoño fundidos en este trocito de bosque que recorremos tranquilos.
Abajo Navaconcejo, guardián de Las Nogaledas, se muestra entre la niebla.


Llegamos a otra cascada, cada una supera a la anterior, son como decorados perfectos de un cuento de hadas

La ruta lleva nuestros pasos por pequeños senderos robados al bosque.

Y otra cascada más, se suceden los saltos de agua que surgen escondidos entre la espesura.
Una espesura que descubre un bosque alejado de la actividad diaria, del ajetreo de un valle que vive de las cerezas y que trabaja para ellas.

En este punto podemos seguir subiendo por el curso del río o coger la carretera, a la izquierda, y continuar por ella apenas 500 metros

Es curioso, haber abandonado el bosque, no le resta belleza al lugar.

La carretera nos indica le camino de regreso, por el paraje conocido como Las Mingurras, una zona de bancales de cerezos, que nos llevará hasta Navaconcejo.
Cerezos y castaños que nos salen al paso
Y la lluvia, que nos ha respetado hasta ahora, hace acto de presencia.
Y así volvemos al Jerte, a Navaconcejo, una ruta que me dicen, es igual de bonita en primavera con el cerezo en flor, aunque la garganta lleve menos agua.
Delicioso paseo en este día de otoño. Fantástica la ruta, y la compañía. Otoño en el Valle del Jerte, un descubrimiento. Esa parte del valle menos conocida alejada del río Jerte y de su frenética actividad.
Las Nogaledas, uno de esos rincones que aún quedan y que merece la pena conservar, uno de esos lugares que hacen tan especial nuestra región y que sólo se pueden conocer… Andando Extremadura.
©vicentepozas.2011

Ruta Sierra de la Muela, el Pico de los Dos Nombres

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Guiados, un año más, por los amigos del Grupo de Acción Local DIVA, Desarrollo Integral del Valle del Ambroz, Luisa y yo hemos vuelto a participar en el Otoño Mágico del Valle del Ambroz ahora que, en su XIV edición, estrena título de Fiesta de Interés Turístico Regional. Entre sus muchas actividades, a nosotros nos gusta una que ellos denominan «Paisaje y Paisanaje», se trata de pequeña rutas senderistas que enseñan rincones menos conocidos del Valle, recorriendo, cordeles, senderos, vías pecuarias y caminos que te muestran un punto de vista que perdemos en las visitas más convencionales.
Hemos comenzado por acudir al pueblo más alto del Ambroz, La Garganta, un enclave de montaña de calles estrechas y empinadas con una carretera de ascenso que te invita a pararte en cada curva. La ruta no parte del pueblo, sino de un punto en la carretera de Hervás-Candelario, más arriba, concretamente en el Corral de los Lobos, una vez pasado el Pozo de Nieve….
Amanece en el Valle del Ambroz, un día claro de otoño, que promete…

Este es el Corral de los Lobos, una antigua trampa de canes en estas tierras dedicadas al ganado y donde abundaban las manadas de lupus que tenían la comida asegurada. Básicamente era un corral en el que colocaban un animal vivo que atraía a los lobos, entraban sí, pero ya no podían salir. Cuando llegamos nos encontramos con la grata sorpresa de que lo están recuperando para que pueda visitarse y con paneles explicativos para que no se pierda esta parte tan bonita de la historia. A nosotros nos explicaron cómo funcionaba la trampa…


En esta ocasión la ruta propuesta es la denominada «El Pico de los Dos Nombres», se llama así a la Sierra de La Muela que es también conocida como Los Dos Hermanitos, desde aquí disfrutaremos de magnificas vistas del Ambroz.
Iniciamos la ruta con un pequeño ascenso por el Cordel del Berrocal en un tramo que transcurre entre los picos de El Horcajuelo y El Corralejo desde donde disfrutamos de una vista completa del Embalse de Fuente Santa, cuya cola marca el límite entre Extremadura y Castilla y León

Descendemos hasta coger el camino de Las Majadillas que nos ofrece una vista magnífica de este pequeño valle oculto a la vista con Hervás al fondo.

A este hora temprana de la mañana, la luz dibuja el monte y va descubriendo sus riquezas. Estamos en las estribaciones de Gredos.

Vamos recorriendo la Cordillera del Molinillo del Hornillo donde se sitúa el Pico de La Muela, 1626 m, que rodearemos buena parte del camino. Hervás nos acompaña en este tramo.

A medida que ascendemos descubrimos por qué el Otoño es magia en el Ambroz

A nuestra izquierda nos queda este pico, más alto que la muela y que se conoce como La Cruz de Jeromo
Nosotros, de vez en cuando, hacemos una parada que nos reagrupa y que los oriundos aprovechan para relatarnos historias de la zona en la que no faltan lobos, aviones de guerra caídos y tiempos difíciles no tan lejanos.
De camino hacia La Muela, la sierra de Béjar nos enseña secretos como el nacimiento del Río Cuerpo de Hombre que terminará en Hervás juntándose al Ambroz
Abajo, la vida sigue y el ganado disfruta de los primeros pastos de otoño en la zona de La Dehesa
Encima de Hervás, la Sierra del Pinajarro. Lo que tiene subir a lo alto es lo que te enseña; en días claros como este, mucho más…
Aquí los extraños somos nosotros, estas gentes hacen su vida, cuidan de su ganado…
En el Pico de La Muela, una parada para escuchar historias de aquí, que han pasado de abuelos a padres, y de estos a nietos y que nosotros, forasteros, turistas, viajeros o caminantes nos llevamos a otra tierra, casi hurtadas, para contarlas nosotros.
La Muela, rodeada de pinos, enseña su corona de piedras que vigilan el Valle, no es extraño que en otro tiempo estos parajes fuesen refugio de maquis en rincones inaccesibles desde los que se oteaba a cualquiera muchos kilómetros antes de acercarse.
Comenzamos a bajar, enfrente Peña Negra.

Al fondo el sendero que nos trajo hasta la sierra es ahora dibujado por ciclistas. Este es un valle vivo, siempre recorrido.

Mientras descendemos por la falda de la sierra aún descubrimos, a lo lejos La Hurdes y la Peña de Francia en La Alberca salmantina.
Todo es visible, Ambroz, Gata, Hurdes… sierras del norte de Extremadura.
Sierras onduladas, colores de otoño. Peña Negra asoma
La Sierra es bosque, chopos, castaños o pinos como ahora…
Este valle se apoya en la denominada Majada de la Cruz
Enfrente, La Solana conserva el uso ganadero de estos parajes y dibuja esa imagen que todos buscamos capturar.
Retomamos un trozo de la carretera que comunica Hervás y Candelario camino de nuestra meta.
Tras nosotros Gredos enseña la primeras nieves, justo detrás está la Estación de esquí de La Covatilla

El Valle es descanso, un pequeño espacio donde apetece parar el tiempo, quedarse. Hemos llegado al punto de partida.
La ruta ha terminado, apenas 14 kilómetros de fantásticas vistas, postales que van dibujadas en la cámara y que nos llevamos de recuerdo.
Nosotros bajamos a La Garganta porque cada octubre y noviembre, desde hace 14 años, el Valle es una fiesta, hoy con cabezudos y esta divertida capea infantil que hizo las delicias de todos. Actuaciones musicales, migas, calbotes… Y así sigue, ocho pueblos que celebran la magia de lo auténtico, los ocres, dorados y rojizos de un sol otoñal que lo envuelve todo. Bosques que hablan, personas que florecen, frutos que sueñan en estas tierras que han sido a lo largo de los años lugar de paso y descanso. Es un rincón que guarda en su historia recuerdo de todos. Es un homenaje a Extremadura, en el Ambroz, un Valle que lo condesa todo por arte de magia.
Luisa y yo hemos vuelto a compartirlo, andando Extremadura.
©vicentepozas.noviembre2011