Ruta Camino del Roble. Conquista de la Sierra

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)
ES UNA RUTA PRECIOSA QUE LAMENTABLEMENTE HOY NO SE PUEDE HACER, EL DUEÑO DE UNA FINCA POR LA QUE DISCURRE EL CAMINO HA CORTADO EL ACCESO Y AMENAZA CON LLAMAR A LA GUARDIA CIVIL. MUY CONSIDERADO POR SU PARTE
                  Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

En esta ocasión, y de la mano del Club Senderista Catelsa Cáceres, nos hemos venido hasta la puerta de la Comarca de las Villuercas en el Noreste de la provincia cacereña. Desde la localidad de Conquista de la Sierra vamos a realizar la Ruta del Camino del Roble que recorre la sierra de la Barrera, que forma parte de las ultimas estribaciones de las Villuercas, enclave serrano que atesora una biodiversidad faunística y, sobretodo, botánica excepcionales. El entorno es de cuento.


Esta ruta es de trazado circular y tiene su inicio y final en la localidad de Conquista de la Sierra. Transcurre por caminos utilizados en su momento por los vecinos del pueblo para acceder a las fincas en las que trabajaban en faenas agrícolas y ganaderas. 13,7 kilometros de dificultad media y bien señalizados, excepto en un tramo del camino. Este es el mapa.

Conquista tiene una extensión de 40,60 km cuadrados está asentada sobre la vasta penillanura trujillano -cacereña sólo interrumpida por una serie de elevaciones montañosas que la circundan y que forman parte de las últimas estribaciones de las Villuercas y por extensión de los Montes de Toledo.


De esto estamos hablando

Nosotros recorremos, comenzando la ruta, las calles del pueblo hacia la plaza del Llanillo.
Asoman al fondo los restos del Palacio de los Pizarro del que hablaré al final de la ruta

Así seguimos por la calle que conduce al cementerio en dirección al paraje la Laguna donde proseguimos por el camino de inicio haciendo un giro a la izquierda dejando la carretera de Zorita a la derecha.

Un día despejado con efectos casí mágicos al comienzo de la mañana.

Un comienzo suave mientras nos alejamos de Conquista.

Dehesas limpias nos acompañan, antes de que sepamos cómo cambiará el paisaje.

El camino, como he dicho, está muy bien señalizado, cruces, cambios de dirección, veredas…

Ahora el sendero, que se encuentra perfectamente flanqueado a ambos lados por paredes de piedra, transcurre entre cercados destinados al ganado y a la siembra donde predominan las encinas, escobas y retamas junto al cantueso, las esparragueras y las zarzas.

Comienza una subida suave hacia la sierra de La Barrera


Es un camino con público… expectante


Caminos en desuso debido a que la actividad ganadera y agrícola ha bajado mucho.


Aún así el ganado vacuno es habitual todavía.


Aunque la cabaña de reses sea más pequeña


Nosotros subimos una ligera pendiente en este camino emparedado que termina en la entrada a la finca de Cerro Mesado.

A medida que ascendemos el paisaje se descubre.

Es difícil perderse en esta ruta.

Ahora subimos hacia la casa de la finca de Cerrro Mesado a la que bordeamos dejándola a nuestra izquierda para proseguir la ascensión hacia el desfiladero de Matavacas por el camino que corre paralelo a una alambrada hasta llegar a una 2ª cancilla que pasaremos para continuar ascendiendo entre retamas y cantuesos durante al menos otro kilómetro. Todo bien indicado


Desde aquí ya podemos disfrutar de una amplia panorámica de toda la penillanura que se ofrece a nuestros pies con las sierras de Santa Cruz y Montanchez al fondo.


El ganado bovino ahora nos aplaude.

En un coro de saludos a este otro rebaño que las contempla.

Tras subir descendemos un poco para después comenzar de nuevo la ascensión bordeando la sierra de la barrera dejando el caserío de Matavacas y pasando junto a “La Cabriza” un cercado de piedra utilizado para el pernocte del ganado.

La subida se acentúa sobre un terreno todavía despejado.


Y referencias constantes a que vamos por buen camino.


A partir de aquí, el paisaje cambia bruscamente pasando de un terreno arbustivo (retamales y escobonales) con escaso arbolado a otro mucho mas frondoso en el que las encinas en forma de matas o achaparradas están omnipresentes conformando en algunos lugares un bosque muy tupido casi infranqueable.


El paisaje cambia en la sierra, bosque mediterráneo denso y virgen cuando el ganado no lo pisa para convertirlo en dehesa


Entramos en el tunel del tiempo. La ruta aquí, y durante unos dos Km de subida, se conduce por un camino boscoso donde las encinas achaparradas van conformando una especie de túnel vegetal cerrado para terminar culminando la ascensión en la finca del “Bonal de Arriba” a una altura de 700m desde donde las vistas de la penillanura son realmente espectaculares.

Como ventanas, en este edificio que vamos recorriendo, por donde asomarse a la llanura.


Protegidos por la maleza.


Sorprendidos por la belleza.

Al punto, culminamos la ascensión, estamos a 700 metros de altura.


Nosotros caminos por la cima para adentrándonos en la finca del Bonal de Arriba donde el camino que hemos traído enlaza con el antiguo cordel de ganado que se dirigía a Zorita, perteneciente a la Cañada Leonesa occidental.
Es un paisaje de montaña por momentos.

Este tramo de la ruta transcurre por detrás de la sierra de La Barrera y paralelamente a esta; este nuevo camino tiene ya un trazado prácticamente llano y una anchura y firme muy adecuados para el caminante.
Alguna sorpresa con charcas en la cima de indudable belleza


Propicias para el descanso y para reponer fuerzas.


Retomamos por esta tierra ganadera donde las haya.
Un camino suave.

Propicio para la charla o la contemplación después de la dureza de la subida y para engrasar los músculos tras la parada para almorzar.

La ruta prosigue en esta dirección unos 3 km más entre un bosque adehesado de encinas y robles en muy buen estado de conservación donde no es difícil avistar buitres, alimoches, milanos, ratoneros, águilas calzadas o las mas escasas águila culebrera y real.

Transcurrida esta distancia abandonamos el camino principal para adentrarnos por otro que atraviesa la finca de Valmesao en dirección a la de Hernán Sánchez. A poca distancia del citado desvío pasamos por un pozo con su abrevadero.

La fauna nos acompaña. Buitres en busca de comida

Ganado caprino en esta zona de montaña

Las guías en el camino nos avisan de los cruces.

Este tramo de la ruta es de una gran belleza pues nos encontramos en el corazón de un magnífico bosque de encinas, robles y alcornoques.

Con una estupenda panorámica a nuestra derecha del cerro Pedro Gómez.
Desde este punto y hasta la casa de Hernán Sánchez, la ruta prosigue descendiendo durante aproximadamente dos Km, así la frondosidad del bosque se va despejando y la ganadería vuelve a aparecer de nuevo.

Esta es la que denominada la casa de Hernán Sánchez

Ahora proseguimos en dirección sur durante otro Km hasta terminar enlazando con el camino de la Hoyuela (Costanillas) una vez salvada la alambrada divisoria de esta finca.

Dejamos a sus habitantes disfrutar tranquilos y en familia


Conquista de la Sierra ya aparece al fondo, apenas dos kilómetros para finalizar la ruta


Campos cuidados, olivares limpios nos avisan de la cercanía de la población

Casi con un halo de melancolía por intuir el final de tan bonito camino.

Nos resta tan solo 1 Km para llegar al pueblo bajando por una pendiente entre olivares

Y finalizar la ruta recibiéndonos en la entrada de la población el Palacio de los Pizarro (siglo XVI) con su magnífica torre.

Las casa del intento. Intento de qué?

Ahora sí, las piernas podrán descansar, hemos completado la ruta del Camino del Roble.

El Palacio de los Pizarro. Construido en 1533, fue destinado a residencia del conquistador y de la princesa Inca Inés Yupanqui Huilas, pero sería Hernando y Francisca Pizarro Yupanqui quienes la morasen mientras construían en Trujillo el otro palacio, el Palacio de la Conquista.

El palacio poseía las características de una fortaleza, de estructura rectangular, muros en piedra de granito que formaban paredes de mampostería que en fachadas puertas y ventanas con arcos rebajado, se adornaban en sillería con granito rojo.

La torre que señorea el Palacio es de base cuadrada, escalera de caracol, bóveda en media esfera decorada en el interior, y tiene nueve almenas o pináculos que coronan con cuatro canes.

Aún se conserva el escudo de los Pizarro, y parte del edificio de tres alturas, con sótano en bóveda de cañón; por un puente levadizo comunicaba con la torre del homenaje. Actualmente está en ruinas toda la construcción.

Se conservan los restos de la vieja grandeza de aquellas familias que arrasaron América.

Nosotros decimos adiós con esta pequeña clase de historia que remata la ruta.


Contemplamos el trazado del camino que nos llevó hacia las sierras que ahora quedan al fondo, lejanas.

Nosotros hemos respirado el aire del invierno extremeño en las estribaciones de los Montes de Toledo y las Villuercan que protegen Guadalupe y sus joyas de la vista y la codicia. 14 kilómetros de dehesa, monte, llano, sierra y conversación.

Porque, al fin y al cabo, en cada paso del camino buscamos la complicidad, la amistad de quienes ruta a ruta, camino a camino, vamos dejando en las miguitas de nuestros pasos, como Pulgarcito, un amor declarado por la tierra que pisamos. Una razón más para quedarse, un motivo más para volver a pie, para valorar lo que ya atesoramos; haciendo camino, andando Extremadura. Yo quiero agradecer a Javier Sánchez la magnifica descripción de la Ruta del Roble, que he uilizado para completar algunas explicaciones, que hace en la página www.conquistadelasierra.es y que os invito a visitar.
Vicente Pozas. Conquista de la Sierra. Febrero de 2011

Ruta del Emperador. De Jarandilla de la Vera a Cuacos de Yuste

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)Primer domingo de febrero de 2011, la cacereña comarca de La Vera aún muestra los coleteos de un invierno normal, frío y extremeño. Un día de sol de febrero, frío de mañana, templado al mediodía. Los neveros de Gredos aún guardan la nieve de los días de borrasca.

Este fin de semana fue el elegido por la Asociación de Municipios de la Vera y la Asociación del Desarrollo Integral de la zona para organizar la XII Ruta del Emperador. Una ruta que se anuncia así:

El 3 de febrero de 1557 llegará con su séquito el Emperador Carlos V al Real Monasterio de Yuste para pasar sus últimos días de vida y descanso. Un año más, hemos preparado un programa completo de actividades conmemorativas de la llegada a estas tierras de tan ilustre personaje. Invitamos a todo aquel que quiera adentrarse en los asombrosos parajes de la Comarca de la Vera y formar parte de tan solemne y memorable historia ambientada en la época renacentista. Anímense a participar y conozcan La Vera tal y como es.


Y allá que nos fuimos: 10 kilómetros, los que separan la localidad de Jarandilla de la Vera, donde el Emperador tuvo que esperar hasta que finalizasen las obras del Monasterio de Yuste, elegido para su retiro y hacia donde nos dirigíamos; dificultad baja, recorrido lineal y estado del firme bueno. La cita era el antiguo Palacio de los Condes de Oropesa, hoy Parador de Turismo, desde donde partiría el cortejo y el Emperador.

Desde primera la muchedumbre se arremolinaba alrededor del Parador, sabíamos que iría mucha gente, pero se desbordó, había más de cinco mil personas.

Llegada la hora, Carlos I de España y V de Alemania partía hacía su retiro, y así se escenificaba.

Un cortejo amplio con músicos, danzarines y doncellas salen de la morada.

La gota que padecía Carlos V hizo que tuviese que realizar el camino en esta silla a hombros de sus súbditos.

Carlos V, en persona, abría la comitiva

Y personajes de toda índole, le acompañan. En la Vera han cuidado cada uno de los detalles.

El Emperador abandona para siempre Jarandilla y es despedido por un pueblo que se arremolina en las calles.


Nosotros con esta ambientación histórica, iniciamos la ruta. Muy bien señalizada. Las calles, para la ocasión, aparecen adornadas con banderolas.

Por la zona baja de Jarandilla nos vamos alejando del pueblo, hacia la garganta.
Los primeros momentos son de aglomeración y agobio, casi da miedo iniciar el camino.
A medida que se despeja, la marea humana ocupa el camino durante largo rato , quienes se apuestan a la vera del sendero ven pasar, y pasar, y pasar gente…

Una multitud de senderistas aprovechan este despejado día de febrero y abarrotan el camino.

Una multitud excesiva si no vamos concienciados de que es un día de fiesta, para todos.

Menos mal que volviendo la vista hacia un lado se descubre la razón por la que hemos venido a La Vera, y las que encontrarían quienes decidieron que el Emperador pasase sus últimos años de vida en un lugar como este. Esta es la garganta de Jaranda.

Pero el murmullo te devuelve al camino, a la marabunta de caminantes que realizan la ruta.

El bosque musita silencioso y espera a que termine la peregrinación.

Que el traqueteo inusual acabe cuanto antes y el silencio devuelva el sonido del agua.

Porque miles de personas han tomado el camino y el sendero ha dejado de verse.

Pero la inmensidad no puede esconderse y apabullados, a pesar de ser miles, sólo se siente un murmullo.

Hay un silencio latente que volverá a reinar, en cuanto hayamos desaparecido
La Vera es una tierra acostumbrada a la gente, y a los rigores del otoño.
La Ruta está señalizada a cada paso, yo inmortalicé a Luisa para que quedara constancia.

Porque siguen los bosques de árboles…

…y de personas.

La procesión llega a Aldeanueva de la Vera, primera parada.

La Vera nos va dibujando sus paisajes, regalándonos colores.

La comitiva llega a Aldeanueva de la Vera, donde los dulces típicos que ofrece la organización, nos están esperando.

Descendemos por la garganta de Los Guachos, junto a la llamada piscina Vieja

Ahora no hay presas, en otoño e invierno el agua corre brava y libre.

Para atravesar la garganta se mantiene en pie el Puente de San Gregorio que nosotros cruzamos.


Matamos la sed en la llamada Fuente del Boticario, fuente de cantería situada en la Calle de la Renta, coronada con un arco de medio punto en la que se puede ver a un lado del caño una calavera y al otro una cruz.

Así llenamos las calles de esta localidad verata que celebra en diciembre, el día 7, la fiesta de los Viva-Viva

El agua es constante, esta es la Fuente de los Ocho Caños, las más caudalosa y también la más emblemática del pueblo.

Miles de personas siguen la ruta, ahora en busca de dulces
Una marea humana que, a veces, asusta.

Dejamos Aldeanueva de la Vera y Cuacos asoma al fondo, nos quedan cuatro kilómetros.

Es difícil perderse.


La comarca de La Vera es la razón de tanta afluencia. Un día para la belleza.

Caminamos hacia Yuste. Con al ánimo alto y los pies más cansados por los marros y piedras que conforman el sendero.

El camino es muy lineal y sólo las pequeñas gargantas nos hacen descender.

Una ocasión para desviarse y disfrutar del agua.

Agua de sierra, con cascadas bravas que son la seña de La Vera

Bosques desnudos que volverán a ser frondosos allá en el verano.


La belleza de las faldas de Gredos, un microclima privilegiado que rebosa vida.

Un privilegio que cuesta, pero que se ve recompensado. Aldeanueva de la Vera se ve así desde el camino.

Ls fincas se suman a la historia de la ruta y nos recuerdan la leyenda.

Así avistamos Cuacos, las tierras de Yuste.

Las laderas del retiro imperial. Hoy destino de muchos turistas

Las calles de Cuacos son un embudo que nos alinea.

Conserva la arquitectura típica de esta zona de sierra. Adobe y madera.

Así nos dirigimos a la plaza de Cuacos.

Refrescamos la sed en esta agua de sierra, no tratada pero cristalina


La comitiva es una fiesta que no decae.

Mientras vamos llegando se preparan las migas extremeñas que sirven para despedir la ruta y que serán regadas de buen vino, el fuego y productos de la tierra han hecho su efecto…


…y este es el resultado.

Con las nieves de Gredos hemos dejado al emperador en el Monasterio de Yuste. Nosotros hemos realizado esta ruta en un día agradable y soleado

Yuste vuelve a su silencio y Carlos V a su retiro.
Nosotros volveremos a la ruta, pero no en esta fecha. Para senderistas aficionados y constantes tal aglomeración de gente es excesiva. Pero ha sido un día agradable, aunque ahora huimos de el, buscamos la tranquilidad de las calles veratas y terminamos en el Mesón de la Puta Parió, en Jarandilla de la Vera, ante unas buenas migas, un poquito de cordero y unos morros. Salud.

Cuacos de Yuste Febrero de 2011