Ruta del Emperador. De Jarandilla de la Vera a Cuacos de Yuste

por Feb 10, 2011La Vera, Ruta Senderista1 Comentario

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)Primer domingo de febrero de 2011, la cacereña comarca de La Vera aún muestra los coleteos de un invierno normal, frío y extremeño. Un día de sol de febrero, frío de mañana, templado al mediodía. Los neveros de Gredos aún guardan la nieve de los días de borrasca.

Este fin de semana fue el elegido por la Asociación de Municipios de la Vera y la Asociación del Desarrollo Integral de la zona para organizar la XII Ruta del Emperador. Una ruta que se anuncia así:

El 3 de febrero de 1557 llegará con su séquito el Emperador Carlos V al Real Monasterio de Yuste para pasar sus últimos días de vida y descanso. Un año más, hemos preparado un programa completo de actividades conmemorativas de la llegada a estas tierras de tan ilustre personaje. Invitamos a todo aquel que quiera adentrarse en los asombrosos parajes de la Comarca de la Vera y formar parte de tan solemne y memorable historia ambientada en la época renacentista. Anímense a participar y conozcan La Vera tal y como es.


Y allá que nos fuimos: 10 kilómetros, los que separan la localidad de Jarandilla de la Vera, donde el Emperador tuvo que esperar hasta que finalizasen las obras del Monasterio de Yuste, elegido para su retiro y hacia donde nos dirigíamos; dificultad baja, recorrido lineal y estado del firme bueno. La cita era el antiguo Palacio de los Condes de Oropesa, hoy Parador de Turismo, desde donde partiría el cortejo y el Emperador.

Desde primera la muchedumbre se arremolinaba alrededor del Parador, sabíamos que iría mucha gente, pero se desbordó, había más de cinco mil personas.

Llegada la hora, Carlos I de España y V de Alemania partía hacía su retiro, y así se escenificaba.

Un cortejo amplio con músicos, danzarines y doncellas salen de la morada.

La gota que padecía Carlos V hizo que tuviese que realizar el camino en esta silla a hombros de sus súbditos.

Carlos V, en persona, abría la comitiva

Y personajes de toda índole, le acompañan. En la Vera han cuidado cada uno de los detalles.

El Emperador abandona para siempre Jarandilla y es despedido por un pueblo que se arremolina en las calles.


Nosotros con esta ambientación histórica, iniciamos la ruta. Muy bien señalizada. Las calles, para la ocasión, aparecen adornadas con banderolas.

Por la zona baja de Jarandilla nos vamos alejando del pueblo, hacia la garganta.
Los primeros momentos son de aglomeración y agobio, casi da miedo iniciar el camino.
A medida que se despeja, la marea humana ocupa el camino durante largo rato , quienes se apuestan a la vera del sendero ven pasar, y pasar, y pasar gente…

Una multitud de senderistas aprovechan este despejado día de febrero y abarrotan el camino.

Una multitud excesiva si no vamos concienciados de que es un día de fiesta, para todos.

Menos mal que volviendo la vista hacia un lado se descubre la razón por la que hemos venido a La Vera, y las que encontrarían quienes decidieron que el Emperador pasase sus últimos años de vida en un lugar como este. Esta es la garganta de Jaranda.

Pero el murmullo te devuelve al camino, a la marabunta de caminantes que realizan la ruta.

El bosque musita silencioso y espera a que termine la peregrinación.

Que el traqueteo inusual acabe cuanto antes y el silencio devuelva el sonido del agua.

Porque miles de personas han tomado el camino y el sendero ha dejado de verse.

Pero la inmensidad no puede esconderse y apabullados, a pesar de ser miles, sólo se siente un murmullo.

Hay un silencio latente que volverá a reinar, en cuanto hayamos desaparecido
La Vera es una tierra acostumbrada a la gente, y a los rigores del otoño.
La Ruta está señalizada a cada paso, yo inmortalicé a Luisa para que quedara constancia.

Porque siguen los bosques de árboles…

…y de personas.

La procesión llega a Aldeanueva de la Vera, primera parada.

La Vera nos va dibujando sus paisajes, regalándonos colores.

La comitiva llega a Aldeanueva de la Vera, donde los dulces típicos que ofrece la organización, nos están esperando.

Descendemos por la garganta de Los Guachos, junto a la llamada piscina Vieja

Ahora no hay presas, en otoño e invierno el agua corre brava y libre.

Para atravesar la garganta se mantiene en pie el Puente de San Gregorio que nosotros cruzamos.


Matamos la sed en la llamada Fuente del Boticario, fuente de cantería situada en la Calle de la Renta, coronada con un arco de medio punto en la que se puede ver a un lado del caño una calavera y al otro una cruz.

Así llenamos las calles de esta localidad verata que celebra en diciembre, el día 7, la fiesta de los Viva-Viva

El agua es constante, esta es la Fuente de los Ocho Caños, las más caudalosa y también la más emblemática del pueblo.

Miles de personas siguen la ruta, ahora en busca de dulces
Una marea humana que, a veces, asusta.

Dejamos Aldeanueva de la Vera y Cuacos asoma al fondo, nos quedan cuatro kilómetros.

Es difícil perderse.


La comarca de La Vera es la razón de tanta afluencia. Un día para la belleza.

Caminamos hacia Yuste. Con al ánimo alto y los pies más cansados por los marros y piedras que conforman el sendero.

El camino es muy lineal y sólo las pequeñas gargantas nos hacen descender.

Una ocasión para desviarse y disfrutar del agua.

Agua de sierra, con cascadas bravas que son la seña de La Vera

Bosques desnudos que volverán a ser frondosos allá en el verano.


La belleza de las faldas de Gredos, un microclima privilegiado que rebosa vida.

Un privilegio que cuesta, pero que se ve recompensado. Aldeanueva de la Vera se ve así desde el camino.

Ls fincas se suman a la historia de la ruta y nos recuerdan la leyenda.

Así avistamos Cuacos, las tierras de Yuste.

Las laderas del retiro imperial. Hoy destino de muchos turistas

Las calles de Cuacos son un embudo que nos alinea.

Conserva la arquitectura típica de esta zona de sierra. Adobe y madera.

Así nos dirigimos a la plaza de Cuacos.

Refrescamos la sed en esta agua de sierra, no tratada pero cristalina


La comitiva es una fiesta que no decae.

Mientras vamos llegando se preparan las migas extremeñas que sirven para despedir la ruta y que serán regadas de buen vino, el fuego y productos de la tierra han hecho su efecto…


…y este es el resultado.

Con las nieves de Gredos hemos dejado al emperador en el Monasterio de Yuste. Nosotros hemos realizado esta ruta en un día agradable y soleado

Yuste vuelve a su silencio y Carlos V a su retiro.
Nosotros volveremos a la ruta, pero no en esta fecha. Para senderistas aficionados y constantes tal aglomeración de gente es excesiva. Pero ha sido un día agradable, aunque ahora huimos de el, buscamos la tranquilidad de las calles veratas y terminamos en el Mesón de la Puta Parió, en Jarandilla de la Vera, ante unas buenas migas, un poquito de cordero y unos morros. Salud.

Cuacos de Yuste Febrero de 2011