Ruta por la Sierra de Valdelasmanos. Aliseda

por Ene 25, 2011Ruta Senderista, Tajo Internacional0 Comentarios

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Aliseda es un pequeño pueblo que forma parte de la Sierra de San Pedro, concretamente se sitúa en la falda de la Sierra de Aljibe, una zona abrupta y rica en el límite oeste de las provincias de Cáceres y Badajoz y frontera con Portugal. Forma parte de las comarcas de la Raya, la Campiña y los Baldíos. Es una zona extensa que en su vertiente más oeste está bañada por el río Tajo en su parte más internacional. Una zona de tránsito entre España y Portugal que ha sufrido los avatares de los historia con muchas huellas que son visibles aún.

La ruta es una de las siete que el Ayuntamiento de Aliseda tiene señalizadas gracias a la labor de Escuelas Taller y Talleres de Empleo y que es bastante sencilla de hacer; es un pequeño paseo de unos ocho kilómetros pero que, dependiendo de la época eligida, nos puede obsequiar con el avistamiento de fauna tan característica como ciervos, jabalíes, conejos o buitres leonados.
Es aconsejable dejar los vehículos en la gasolinera que se sitúa en la misma carretera N-521 que comunica Trujillo con Portugal. Desde allí tomamos la carretera EX-303 dirección Alburquerque. A unos 500 metros sale un camino que nos adentrará en la sierra, aunque antes disfrutaremos de parte del rico patrimonio de Aliseda.
(Yo no probé si lo que se vendía era el burro o la finca)

Al descender por un pequeño camino entramos en una zona de huertas que rodea el pueblo.


La primera sorpresa son las fuentes, en Aliseda son muchas las que ahí y todas se han arreglado y ofrecen este aspecto magnífico. Fuente Nueva, Fuente del Cura, Fuente del Castaño, datan de los siglos XVII y XVIII.


Frente a nosotros un grupo de animales pasta tranquilamente. El paisaje agrícola y ganadero nos rodea a medida que avanzamos.
Las huertas familiares nos invitan a imaginar que cierta parte de la vida sigue siendo autosuficiente.

Ascendemos por una pequeña vereda que nos llevará hasta otro de los tesoros de Aliseda, el molino de la Iglesia.

Acompañados de las fuentes que en otro tiempo dieron de beber a humanos y animales.

Entre explicaciones de la ruta, nos desviamos unos metros para conocer el Molino y sus aledaños.

Frente a nosotros más fuentes…


Desde lejos ya observamos la antigua conducción de agua que movía el Molino y que se ha rehabilitado recientemente.

La zona se está recuperando para no perder el encanto de aquellas construcciones que dan fe de los viejos usos agrícolas.


Este es el Antiguo Molino de la Iglesia, construido en piedra y adobe de forma circular. Aún conserva la acequia por la cual entraba el agua para su funcionamiento como acabamos de ver más arriba.


Dejamos los aledaños del pueblo y nos adentramos en el bosque mediterráneo, en esta zona todavía es patente la mano del hombre.

Y su aprovechamiento. La Sierra de San Pedro se caracteriza por comercializar el corcho y por su aprovechamiento industrial, aunque venido a menos.

Frente a la Sierra que nos disponemos a subir, se pueden observar algunos riscos que son utilizados como nidos inaccesibles por especies amenazadas como el buitre leonado.

A medida que ascendemos el bosque se hace más denso, se termina la dehesa y comienza el bosque mediterráneo, virgen, sin uso.

Los riscos y sierras esconden las más variada fauna, jabalíes, ciervos, aves de rapiña… esto es Extremadura.


La imagen puede parecer bella, pero se trata de un árbol seco, enfermo, aunque su porte sea bucólico.
Rebaños de ovejas aún disfrutan de la tranquilidad y la libertad de la sierra, como nosotros.

La seca de las encinas, como habéis visto arriba, se va solventando con la repoblación de especies autóctonas.

Desde lo alto de la sierra este paisaje de septiembre muestra el infinito de la dehesa extremeña.

Pequeñas islas de pinos piñoneros siguen salpicando el paisaje entre jaras y matorral.

Comenzamos a descender huyendo de la temperatura que comienza a subir, en los coletazos del verano.

Buscando una sombra nos permitimos un pequeño refrigerio.

Con las fuerzas repuestas, la charla es más amena, no en vano se trata de un pequeño paseo para ir entonando las piernas de cara a la temporada de otoño -invierno

Antiguas construcciones vigilan el camino y nuestros pasos.

Y así, casi sin darnos cuenta, Aliseda se aparece por el lado contrario, ha sido un suspiro, pero merece la pena. Volveremos en otoño, cuando todo esté verde y mojado.
Aliseda ofrece mcuhas posibilidades para pasear: el centro de interpretación del tesoro de Aliseda, la tumba de Los Moros, la ermita de Nuestra Señora del Campo o la Mina Pastora, de origen romano y que os aconsejo visitar, hay que llamar por teléfono antes para que nos la enseñen. Os dejo este enlace: http://www.aliseda.es que os puede resultar muy últil. Ahí encontraréis toda la información necesaria.
La ruta es de unos ocho kilómetros y de dificultad baja.