Ángel Rodríguez, el alma de Monfragüe

Ángel Rodríguez Martín (Pescueza, 1955) se ha pasado 35 años en Monfragüe, 30 de ellos como director, primero del Parque Natural, más tarde del hoy Parque Nacional. Ángel Rodríguez es Monfragüe, y ahora mucho más porque su placa figura junto a otro de los culpables de que Monfragüe sea un paraíso, Jesús Garzón. El Ayuntamiento de Serradilla al que pertenece la pedanía de Villarreal de San Carlos, ha querido inmortalizar su trabajo con una placa en agradecimiento por su trabajo como director. El alcalde serraillano, Fran Sánchez Vega, alababa sus disposición constante, su compresión y una didáctica infinita para explicar a todo el mundo que Monfragüe debía ser así: protegido, único, cuidado y admirado. Pero con vida, con sus usos tradicionales como ha sido siempre. Borrando la huella de delitos anteriores que lo inundaron de eucaliptos tras arrasar con su bosque mediterráneo. Aún quedan heridas pero serán curadas.

Una placa en la casa de Serradilla en Villarreal de San Carlos es mucho más que una placa, es un homenaje y un gracias. El domingo 23 de febrero cuando se descubría esa placa no faltó nadie, o casi nadie. Su inseparable amigo Andrés Rodríguez, su mano derecha en los años de director, Casto Iglesias y quien lo nombró, el entonces director general de Medio Ambiente, Paco Castañares. Y su familia, y sus amigos, y sus trabajadores. Una placa es un abrazo enorme, de los que suenan, de castellano viejo.

Quienes hemos tenido la suerte de gozar de su compañía somos unos privilegiados porque Ángel es ese amigo con el que viajar al fin del mundo, preguntes a quien preguntes, sólo tiene palabras de agradecimiento. En mi retina quedan muchas imágenes juntos: en los programas de Gente Viajera en Onda Cero radio, en el viaje para traer el barco del Tajo hasta Monfragüe, en las visitas a Las Cansinas, en los caminos, roquedos, miradores donde asistías en silencio a esa sabiduría de quien habla con pasión de lo que sabe. Y de Monfragüe nadie sabe más que Ángel Rodríguez. Y yo me considero un afortunado por haber estado allí. FIO 2025 será siempre la del homenaje a Ángel Rodríguez en Villarreal de San Carlos.

Ruta Garganta del Fraile. Serradilla. PN Monfragüe

P3090705fb

La ruta de la Garganta del Fraile en Serradilla es un paseo por las estribaciones del Parque Nacional de Monfragüe, un recorrido por las sierras del parque que nos lleva hasta la garganta de La Portilla, las traseras del Salto del Gitano, dormidero de buitres. Sierra y dehesa extremeña, un ejemplo magnífico del ecosistema extremeño y de sus usos, antiguos y nuevos. Un recorrido sencillo, el oficial es de apenas nueve kilómetros pero que nosotros, con el club de senderismo La Vereína hicimos algo más largo, hasta los 14 kilómetros, ascendiendo hasta las sierras de La Cueva y Santa Catalina. Un día caracterizado por la abundante lluvia y el agua que cubría los caminos, aún así, una jornada memorable.

 Os dejo el track para GPS por cortesía de Teófilo Amores

 

Comenzamos callejeando por Serradilla, uno de los siete municipios por los que se extiende el Parque Nacional de Monfragüe, aún nos acompañan algunos rayos de sol, pero el día se complicará bastante.

P3090618

 

 

 

Salimos por el sureste del pueblo por el que conocen como Camino de Peñafalcón, un recorrido que comienza con pequeños huertos y dehesas, aún cercanos a la población.

P3090623

 

 

 

Es una pista ancha, muy utilizada, que discurre entre los parajes de Las Cadenas y el Olivar de las Monjas. La abundante lluvia se deja notar en el terreno.

P3090625

 

 

 

Dehesas que se curten al abrigo de la Sierra de la Cueva, rematada por el pico del Cancho de la Cueva de 588 metros, donde subiremos.

P3090630

 

 

 

Así vamos, por este sendero de Peñafalcón que se ha señalizado como Camino de la Garganta

P3090631

 

 

 

Llegando a la zona de Valle Grande ya es visible el Salto del Gitano en la Sierra de Peñafalcón y el castillo de Monfragüe.

P3090638

 

 

 

Esta es La Portilla, por donde discurre el arroyo de La Garganta y se sitúa el chorro del Fraile, y es habitual ver buitres y otras aves. La dehesa en este tramo es una delicia.

P3090639

 

 

 

Seguimos andando por la Umbría de la Corcha donde haremos una pequeña parada para disfrutar del paisaje.

P3090641

 

 

 

Y es que aquí encontramos un pequeño mirador para disfrutar de las sierras, situado estratégicamente en una pequeña elevación que ofrece la posibilidad de tomar magníficas imágenes.

P3090645

 

 

 

Esta es una de ellas. Abajo se observa el camino que lleva a la garganta y que recorreremos en pocos minutos.

P3090646

 

 

 

Antes de descender por El Sordo, la altura nos deja esta imagen del Parque Nacional de Monfragüe, todo lo que se observa es el área protegida del parque, para acceder a esta parte hay que solicitar permisos y está bastante complicado por la alta densidad de aves.

P3090652

En esta foto se ve muy bien el área protegida del parque sin uso agrícola a la derecha, a la izquierda, el camino marca el límite, se observan los olivares y el paisaje transformado por el uso.

P3090654

 

 

 

Descendiendo por un camino que discurre paralelo al arroyo de Las Viñas llegamos al Molino del Puente, un paraje que aquí conocen como La Puente.

P3090663

 

 

 

El puente, de adobe y pizarra, salva las aguas de los arroyos de la Garganta y Las Viñas que se juntan en este lugar y que discurren unidas ya camino del río Tajo; se conserva en buen estado

P3090665fb

 

 

 

El puente salvaba el arroyo en tiempos en los que estos caminos eran la única manera de moverse, este además se construyó para poder llegar a este viejo molino del que ya sólo quedan restos.

P3090033

 

 

 

Dejamos el Puente y su entorno, maravillados por unas construcciones que son parte del paisaje, naturales

P3090673

 

 

 

La Sierra de la Cueva deja este pequeño valle entre el Hoyo y las Pardalas, regada por el arroyo de Las Viñas.

P3090678

 

 

 

Ya estamos llegando a la Portilla es el corte que separa las sierras de Peñafalcón y La Cueva

P3090681

 

 

La Portilla está en las traseras del Salto del Gitano, en la sierra de Peñafalcón, y es habitual ver buitres apostados en las peñas, no a mucha distancia de nosotros. Este tomaba el sol con las alas extendidas, parecía saludarnos a la llegada.

P3090685fb

 

 

 

El arroyo de La Garganta que discurre por La Portilla produce este salto de agua que da nombre a la ruta: La garganta del Fraile.

P3090689fb

 

 

 

En este invierno de abundante agua el arroyo fluye por encima del camino y, a quien no lleva botas impermeables, hay que ayudarle a cruzarlo. Sección porteadores.

P3090708

 

 

 

Un espectáculo acompañado de aplausos cuando los más valientes se deciden a sortearlo por su propio pie. Tras esta parada continuamos avanzando por el el camino de La Garganta, es una pista amplia,  no tiene pérdida y nos lleva de nuevo a Serradilla. En total 9 kms, es la ruta oficial de la garganta que aparece en folletos y mapas.

P3090715

 

 

 

En esta ocasión como un kilómetro más adelante nos desviamos a la derecha por el que llaman Camino de la Solana que nos lleva a recorrer las sierras de La Cueva y Santa Catalina.

P3090726

 

 

 

A medida que vamos ascendiendo el parque de Monfragüe aparece ante nosotros, escondiendo las aguas del Tajo.

P3090735fb

 

 

 

Por debajo de nosotros, un buitre leonado otea el paisaje y vigila la comitiva que se adentra en sus territorios.

P3090738fb

 

 

 

Estamos llegando al Cancho de la Cueva el punto más alto de la sierra, a 588 metros de altitud, justo antes de incorporarnos a una de las rutas oficiales del parque. Y un momento antes de que comience a llover con fuerza, agua que vendrá con nosotros toda la ruta.

P3090744

 

 

 

Al dejar la solana de la sierra nos incorporamos al camino que viene de Villarreal de San Carlos y que recorre la Ruta que una esta localidad con Serradilla y que pasa junto al Cerro Gimio.

P3090750

 

 

 

LLegamos hasta un cruce de caminos, nosotros nos dirigimos hasta el mirador de la sierra de Santa Catalina, aunque la lluvia no ayude mucho a disfrutar de las vistas.

P3090755

 

 

 

Al fondo el sol ha salido ya y parece dar una tregua, aquí la lluvia continua, esta imagen está tomada desde la caseta de vigilancia forestal de Santa Catalina. Momento de comenzar a descender.

P3090757

 

 

 

Al bajar por la ladera aparece Serradilla y su dehesa, lluvia y sol, se reparten por el terreno.

P3090762

 

 

 

Un momento de respiro para completar el camino. Ya no perdemos la imagen del pueblo.

P3090763

 

 

 

Y otra vez lluvia, el agua corre generosa por el camino.

P3090042

 

 

 

Tanto que nos hace ir pendientes del agua que corre por el sendero.

P3090045

 

 

 

Tanto que, llegados a un punto concreto, tenemos que cruzar el cauce que se ha formado en el camino

P3090058

 

 

Y que nos obliga a bordearlo sin remedio.

P3090061FB

 

 

 

Aunque haya que cruzarlo en algún punto para poder seguir caminando, en la parte más baja se acumula todo el agua. Este es el camino del Rancho

P3090070

 

 

 

Vamos terminando, según indican…

P3090073

 

 

 

LLegamos por la Fuente Nueva, una de las muchas que hay en la localidad, esta es del siglo XIX.

P3090076

 

 

 

En Serradilla  es famosa la ermita del Cristo, y muy visitada.

P3090077

 

 

 

Así finaliza este paseo fantástico por las inmediaciones del Parque Nacional de Monfragüe, en Serradilla, imaginad como baja el agua por algunas calles del pueblo para colocar un puente en el medio.

P3090079

 La ruta de La Garganta del Fraile es muy sencilla, se puede complicar un poquito como hemos hecho nosotros. La oficial, 9 kilómetros, es un paseo sin dificultades pero lleno de sorpresas como habéis visto, es una suerte poder disfrutarla. Serradilla tiene varias rutas señalizadas, algunas de ellas, sobre todo las que llevan a la Sierra, son espectaculares. Y sus dulces fantásticos. Habrá que volver.-

                                                                                                                                              ©vicentepozas2013

 

Ruta de los Ingleses. Casas de Miravete a Romangordo

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)
Cada año, desde hace ocho, los Ayuntamientos de Casas de Miravete y Romangordo organizan la Ruta de los Ingleses, con la intención de dar a conocer la batalla de la Guerra de la Independencia que tuvo lugar el 19 de mayo de 1812, en la que los franceses fueron derrotados por tropas inglesas en Lugar Nuevo (Romangordo). La ruta no es difícil, recorre parajes muy diferentes: sierra, monte, dehesa. La Ruta está muy organizada y cuenta con todo tipo de detalles, incluída la recreación histórica de esta batalla. Para los dos pueblos es una fiesta y se prepara con mucho mimo. Un paseo por la sierra de Miravete y las estribaciones de Monfragüe que nos descubre rincones de gran belleza. Volveremos.
La cita es en Casas de Miravete donde la organización te reconforta con un desayuno, camiseta de recuerdo, y carnet de senderista, para llevarnos en autobús hasta el punto de partida, cerca del Túnel de Miravete.

En Casas de Miravete el saludo de la organización y el descubrimiento de una pequeña placa dan comienzo a los actos.

La idea, además de andar por los parajes de ambos pueblos, es realizar una ambientación del acontecimiento mediante una recreación completa de la batalla. De hecho, a lo largo del camino conoceremos parte de la historia a través de las narraciones y representaciones que ofrecen diversos personajes caracterizados de la época. Tras la foto de rigor, por supuesto…

La ruta consta de 16 kilómetros que corresponden al último tramo del recorrido que realizaron 3.500 soldados comandados por el general Hill desde la vertiente sur de la sierra de Miravete hasta el Fuerte de Napoleón de Lugar Nuevo, pasando por el collado de los Ingleses y Romangordo. La primera de la recreaciones tiene lugar antes de comenzar a andar.

La salida la iniciamos con los participantes pasando bajo los soldados que hacen los honores precisos tras las salvas.
Nosotros comenzamos la marcha dejando a un lado el Arroyo de La Mina que cruzaremos más tarde, y nos disponemos a recorrer la Dehesa de la Sierra del Frontal.
Recorremos los primeros metros agrupados convertidos en una lína multicolor, al fondo las estribaciones de Miravete.

Entramos en la la zona de La Lanchuela antes de acometer la subida a Miravete.

Coronamos la Sierra, apenas 738 metros que nos sitúan en el Collado de los Ingleses. Como relatan las crónicas: «Ingleses y portugueses, dirigidos por el General Hill, el 19 de mayo de 1812, atravesando la sierra de Miravete por el collado de los Ingleses y pasando por Romangordo llegaron a Lugar Nuevo, conquistaron esta posición y, como no querían mantenerse en ella, destrozaron todas sus instalaciones para que no pudieran ser nuevamente utilizadas por los franceses».

La Sierra muestra sus encantos, escondidos a la visión habitual que ofrece la carretera, descubrimos el Canchal de la Cierva
Descendemos para recorrer La Piñuela, situada en la zona más baja, atrás queda la Sierra de Miravete.
Transitamos por la Dehesa Boyal, entre callejuelas de piedra que conforman las lindes de las fincas

Miravete enseña sus roquedos, estamos en Monfragüe y queda constancia de ello

Atravesamos la autovía donde la organización ha situado un pequeño avituallamiento

Mientras buscamos el cauce del arroyo, transitamos por una zona de jaras, retamas y eucaliptos situada en un lugar llamado Calvario de la Piñuela
Es habitual en todo el recorrido, señalizado a conciencia, encontrar pequeños carteles que relatan parte de la historia y que recuerdan a los protagonistas de aquella hazaña que ahora recordamos andando por los escenarios de la misma, con propósitos bien diferentes, eso sí.

Antes de subir cruzamos la Garganta de la Canaleja y afrontamos el ascenso por una de las faldas de la Sierra de la Caldilla

Tomamos, al fin, el camino de la Canaleja que nos llevará hasta Romangordo, una subida suave y poco pronunciada
Desde el alto de Puertezuela, Casas de Miravete aparece dibujada, señalada por los pocos rayos de sol que se escapa en este día gris y lluvioso.

A lo largo del camino siguen apareciendo referencias a la historia en un día de paraguas abiertos

El camino tiene rincones bellos entre alcornoques, chopos y helechos que soportan la umbría de la sierra

Desde aquí se atisban las inmediaciones del Parque Nacional de Monfragüe, la dehesa extremeña, la diversidad de un paisaje a camino entre un lugar y otro
Así llegamos a la Aliseda antes de ser testigos de la primera de las recreaciones históricas
Es un camino tranquilo, que se hace en compañía, Luisa y Julia no desaprovechan su comodidad para charlar durante la ruta

Hasta que asomamos en Romangordo…

La primavera tardía de la dehesa se dibuja perfecta desde el Cerro de la Fuente.

Al llegar al pueblo nos topamos con el pilón, con la fuente y el abrevadero del ganado

Hasta los guardias que regulan los cruces de la carretera van ataviados para la ocasión, es curioso observar como los dos pueblos se implican en los actos.

En la plaza de Romangordo, se ha celebrado parada militar, una pequeña escaramuza
de soldados por las calles y los discursos de rigor. Un pequeño mercado medieval y el refrigerio para los senderistas nos ayudarán a afrontar los últimos kilómetros de la zona hasta Lugar Nuevo, donde se libró la batalla.
Abandonamos el pueblo de Romangordo que conserva parte de su encanto en un pueblo casi de sierra, casi de llano

La última etapa del camino se inicia en las afueras del pueblo… dejando atrás la cruz de las eras

Romangordo señaliza sus pertenencias para que el viajero las conozca

Y la ruta va siendo contada en estos pequeños paneles que nos acompañan desde el inicio, vamos a por el último tramo…

Esta tramo nos lleva por el camino que llaman Calleja de la Cumbre

La parada de Romangordo ha vuelto a agruparnos, camino del fuerte donde se librará la batalla

La dehesa de Macinto dibuja estampas muy extremeñas…

Prados escondidos por este paraje al que hay que llegar andando, puro Mediterráneo

Una alfombra de flores en el paraje de la Cagalana

Hasta que arriba en el fuerte se recuerda la historia de hace 200 años. Lugar Nuevo era un pequeño núcleo urbano con cuatro o cinco casas dedicado a la hostelería desde la segunda mitad del siglo XVIII en el término municipal de Romangordo, a orillas del Tajo y de la carretera nacional de Madrid a Lisboa.

Los franceses ocuparon esa posición durante la guerra de la Independencia y construyeron en dicha zona los Fuertes de Napoleón y Ragusa y un puente de barcas sobre el río Tajo en sustitución del destruido puente de piedra de Albalat.

El ejército inglés destrozó el fuerte para que aquí no quedase nadie tras conquistar este pequeño cerro

Esta es la historia que se recrea cada año para rememorar una batalla que cambió la historia, una representación que recorre el camino que llevó a las tropas hasta aquí.
Como consecuencia de esta brillante y audaz operación quedaron aislados los dos grandes ejércitos franceses, el del norte, dirigido por el mariscal Marmont, duque de Ragusa, y el del sur, comandado por el mariscal Soult y por este aislamiento de las fuerzas francesas, Wellington pudo plantear con éxito la batalla de Arapiles y acelerar la derrota definitiva de los franceses, primero en España y después en Europa mediante la célebre batalla de Waterloo.
Este es la historia relatada, es parte de la leyenda que hemos recorrido andando para rememorar lo sucedido en este rinconcito de la geografía extremeña, habilmente recordado por sus gentes que organizan una travesía maravillosa para que no olvidemos que nuestra historia está escrita a base de hechos aislados, pequeñas batallas que dan pie a grandes triunfos. Ahora el triunfo es de quienes recuperan la memoria de los hechos
La Ruta de los Ingleses termina con una paellada en un pequeño parque periurbano, una convivencia entre soldados, senderistas y vecinos para festejar el triunfo. Aunque en esta ocasión, y como dijo Felipe II, no mandé a mis naves a luchar contra los elementos; la lluvia silente del día se hizo intensa, atronadora y nos privó de la compañía de los habitantes de Romangordo y Casas de Miravete. Otra año será.
Porque Julia, Luisa, Juan Antonio y yo, hemos prometido volver a recordar el Camino de los Ingleses, el próximo año cuando se acerque el tiempo de la batalla, el humo de las bayonetas y el sonido de los tambores y cañones, volveremos a pisarlo…andando Extremadura.-
©vicentepozas2012

Ruta Cerro Gimio. Parque Nacional de Monfragüe

Esta es otra de las muchas rutas que se pueden realizar dentro del Parque Nacional de Monfragüe, están bien señalizadas. Encontraréis información en la web del parque: http://reddeparquesnacionales.mma.es/parques/monfrague/index.htm o en esta otra que pertenece a la Asociación de Turismo de Monfragüe, quienes además os pueden guiar:
http://www.monfrague.com; hay bastantes posibilidades si lo hacéis a través de algún buscador web.
Yo os aconsejo que os acerquéis a la Oficina de Información del Parque que está en el poblado de Villareal de San Carlos, las guías que tienen son muy prácticas y os facilitan información complementaria que os evitará problemas dentro del Parque, porque para hacer algunas rutas es necesario pedir permiso.

La ruta de Cerro Gimio es una de las muchas sorpresas que esconde el Parque a la vista del viajero que se limita a subir al castillo, observar los buitres en el Salto del Gitano o parar en la Fuente del Francés para terminar en Villareal, pero el verdadero parque no está a la vista, hay que patear por el y disfrutarlo.

la ruta es sencilla, la única dificultad es la subida al Cerro, de un kilómetro y medio más o menos, pero merece la pena.
La ruta de Cerro Gimio está señalizada con el color verde, en las guías parece como itinerario verde, no llega a los 8 kilómetros y, con descanso incluido, se hace en unas 3 horas, o algo menos si vamos ligeros.

Salimos de Villareal de San Carlos, cruzamos la carretera y andamos por un pequeño camino delimitado por paredes de piedra y así continuamos hasta un desvío a la derecha a unos 800 metros, a partir de aquí iniciamos una senda bien marcada que recorre la ladera izquierda por la umbría del arroyo Malvecino, que se cruzará en casi toda la ruta.

Gran parte del recorrido se realiza por senderos estrechos e irregulares, con algunos tramos de caminos en buen estado. Encontraremos abundante vegetación y arboleda baja.

No es zona de árboles, por lo tanto no hay casi sombra, excepto junto al arroyo. Es mejor no hacerlo en días de excesivo calor. Nosotros recorremos este camino de zig-zag es un sube y baja constante. Ahora bajamos…

Ahora estamos arriba… las primeras luces se cuelan entre este terreno abrupto y lleno de pequeñas laderas

El paisaje nos llama. Es un bonito día de otoño, claro, fresco y perfecto para andar

La ruta recorre la margen derecha del arroyo Malvecino, un paseo agradable muy cuidado ya que hay numerosas pasarelas de madera que facilitan el paseo por el riachuelo, un lugar fresco y tranquilo con abundante vegetación de ribera.

Aparecen algunos ejemplares sobresalientes de fresno, madroñera y cornicabra.

Este pequeño sendero nos obliga a ir en fila de uno, disfrutando del camino y del agua del arroyo

Aproximadamente en la mitad del tramo encontramos un nuevo puente de madera que cruza a la otra orilla del arroyo. Llega únicamente hasta allí, donde aparece un merendero con mesas rodeadas de frondosa vegetación de umbría. Un pequeño descanso antes de encarar la subida.

Para continuar el itinerario hay que cruzar de nuevo el puente y seguir por la margen izquierda.

Comenzamos la ascensión, hay dos opciones bien señalizadas, nosotros hicimos el camino al revés de como está marcado, es más agradable. pero es cuestión de gustos… Atrás dejamos Villareal, tras esa pequeña loma.

Delante nos espera Cerro Gimio. Si os fijáis se ve el Castillo de Monfragüe a la izquierda de la foto

En este camino se separan dos rutas. La nuestra que sube a la izquierda hacia el Cerro y de frente este sendero que nos lleva a Serradilla y que ya hemos recorrido en una ruta anterior

Seguimos subiendo y en el ascenso ya descubrimos el río Tajo y una imagen poco habitual del Salto del Gitano.

Este es el paisaje bravío del Parque de Monfragüe, casi en la cima

Abajo el Arroyo Barbaón, antes de abrazarse con el Tajo

Nosotros hemos coronado la cima de Cerro Gimio. Estamos sobre los restos de una atalaya romana del periodo republicano

Desde la cima del montículo podemos observar el nido de un buitre negro en la espesura y disfrutar de las panorámicas del Salto del Gitano, río Tajo y los arroyos Barbaón y Malvecino.

Es momento de compensar el esfuerzo de la subida con un buen refrigerio. Antonio y Mario no se privan de nada. La bota de vino no sale en la foto.

Descendemos toda la ladera ya de manera muy sencilla, desandando parte de lo andado y llegamos casi al final, antes nos acercamos hasta el puente de Piedra que está escasos metros más adelante. El puente, elemental y rudimentario, es muy representativo de unas construcciones que antaño fueron vitales para salvar las invernadas; constituye una reliquia que rezuma sabor tradicional.

Fuentes para beber y pasarelas nos han acompañado durante todo el camino. Luisa y Guille inmortalizan el momento. A este le llaman el Puente de Arriba.

Nosotros hacemos un pequeño descanso antes de iniciar el último tramo.

Ella y yo dejamos constancia de que estuvimos allí, disfrutando de compañía y paisaje.

El puente es de madera con pilares de pizarra, rodeado de alisos y fresnos. Es un lugar fresco con abundante sombra. El sitio invita a detenerse; cuando corre el arroyuelo, el sonido del agua y el de los pájaros, que se ocultan entres las ramas, alegra el paisaje. La subida hasta Villarreal (1,1 km) carece de dificultades.
Es una de esas pequeñas rutas que te hace amar mucho más esta joya que es el Parque de Monfragüe. No el que vemos a menudo, el que sale en las fotos o enseñamos a amigos y parientes. Es el otro parque, el verdadero, el que merece el título de Parque Nacional y se conserva como una reliquia.
El que sólo se puede recorrer a pie y en silencio, para no importunarlo.

Si llegáis a buena hora os aconsejo que os acerquéis al Camping Monfragüe, que está a unos 12 kilómetros y disfrutéis de una estupenda comida en su restaurante. Cochinillo y cabrito en horno de leña son más que recomendables. El trato exquisito.

Ruta de Monfragüe a Serradilla

Esta es una de las rutas más bonitas y diversas que ofrece el Parque Nacional de Monfragüe, de hecho no está muy publicitada y hay que pedir permiso antes de realizarla. Está bien señalizada y se distingue con el color marrón. Son 14 kilómetros de dificultad media puesto que se trata de un camino ‘rompepiernas’ por las constantes subidas y bajadas que tiene.
Se buscáis la ruta aparecerá siempre como Ruta de Serradilla a Villareal, nosotros la hicimos al revés y terminamos en Serradilla. No es una ruta circular, por tanto, obliga a que en el lugar de destino nos estén esperando. Pero os aseguro que disfrutaréis del paisaje menos concido del Parque Nacional de Monfragüe. Es una delicia y una suerte que partiendo del corazón del parque podamos atravesarlo para situarnos en sus estribaciones.

Nosotros comenzamos en la Pedanía de Villareal de San Carlos, verdadero corazón del Parque.
El nombre de Villarreal de San Carlos evoca al rey vigente en la época de su fundación, Carlos III. En la comarca también es conocido como Lugar Nuevo.
Esta pequeña aldea, incrustada entre los montes de Monfragüe, ha adquirido una notable importancia pues se trata del único núcleo urbano existente dentro de los límites del Parque Nacional, y en él se encuentran las instalaciones de dirección y gestión del mismo, así como los servicios de atención al visitante. Si nos los conocéis os recomiendo que no os vayáis sin visitar los dos centros de interpretación. En la oficina de turismo os facilitan todo tipo de información del parque. Se puede comer a precios muy razonables, se pueden comprar recuerdos y dormir porque existe una casa rural.

Nosotros llegamos en un autobús que luego nos esperaría en Serradilla. Eran las primeras horas de la mañana después de un excelente desayuno en Torrejón el Rubio, una de las puertas de entrada al Parque. Un día excelente.

Las primeras luces del día dejan juegos de luces y sombras. Estas son los primeros kilómetros, aún por la denominada ruta verde, la de Cerro Gimio, que ya mostraré en otro post.

Así bajamos hacía la cuenca del arroyo Barbaón por un enebral sorprendente.

El paisaje es una sopresa constante y deja imágenes fantásticas

Cruzamos el Arroyo Barbaón por el Puente del Horquillo, junto a la desembocadura del Barbaoncillo. Desde aquí se puede ver el Castillo, Peñafalcón y Cerro Gimio.

Ahí los tenéis.

La ruta es la de color marrón (el muñeco venía con nosotros, no es de la ruta).

Tras cruzar el arroyo comienza la subida, una de ellas, siempre indicada.

A medida que ascendemos nos adentramos en el corazón del Parque de Monfragüe, si caminamos sin hacer mucho ruido podremos ver mucha fauna, aquí tenéis buitres negros.

Esta imagen de la orografía del terreno os da idea de que haremos 14 kilómetros subiendo y bajando sin cesar.

Eso sí, cada vez que coronamos una pequeña loma, subimos una cima, el paisaje nos saluda y el parque nos muestra la razón de su título Nacional y de Reserva de la Biosfera

Aunque es verdad que las cuestas cuestan.

Los ciervos nos acompañan en la ruta, más bien huyen en cuanto nos han óído, pero pude fotografiarlos antes de que se perdieran en la maleza.

Hacia el norte, la cola del pinar de Serradilla y al fondo, Gredos.

El pinar de Serradilla es una joya natural que afortunadamente aún se conserva, está bien vigilado.

Nos dirigimos hacia el denominado Collado del Lobo, al fondo podéis ver Cerro Gimio y detrás el castillo de Monfragüe.

Ya oteamos PeñaFalcón.

Otra imagen impresionante de la orografía del Parque, el castillo se ve todavía.

Y nosotros, ya véis, seguimos subiendo, de manera más suave ahora.

Hemos llegado al Collado del Lobo, más o menos a la mitad de camino. Ahora a reponer fuerzas.

Un buen tentempié en medio de este fantástico pinar.

Descendemos ahora buscando la Sierra del Medio.

Está protegida por una impresionante arboleda.

Pinos y castaños con monte bajo. Vergel virgen.

Alguna construcción de los antiguos usos agrícolas ahora muy controladas.

El camino mezcla la piedra y la arboleda.

Es una bosque maravilloso que nos protege del sol a esta hora cercana al mediodía.

Arriba se despeja… pero no hemos terminado de subir.

El camino se hace más duro en busca de la Sierra de Santa Catalina.

Pequeños descansos para recuperar las piernas y coger aire.

Desde arriba el paisaje es inmenso.

Al coronar Santa Catalina salimos del parque, hacia el sur vuelve la dehesa.

Y Serradilla ya nos saluda.

Y los primeros olivares jalonan el camino.

Antonio haciendo amigos.

Entramos en el pueblo por la denominada Fuente Nueva, de finales del XIX.

Algunas naves a la entrada.

Las primeras calles de un pueblo muy singular.
Les gustan las plantas ¿se nota no?

Al llegar a la ermita del Cristo de Serradilla nos encontramos con el clero.

Entrar a ver la ermita, merece la pena, es una joya.
Como el pueblo es así, en medio de la calle hay un pequeño puente.

Imagino que en invierno debe correr el agua con ganas y es la única manera de cruzar la calle.

Nosotros terminamos de pic nic en el parque de Serradilla, está bien cuidado.

Luego viajamos hasta Monroy a visitar un picadero de caballos.

La dehesa extremeña es inimitable, la mires como la mires.

Hombre y naturaleza de la mano, han logrado esto.

Domando caballos.

Hay ejemplares que llevan muchos premios, están muy cuidados en este ‘hotel rural’

Yo también quiero uno ¿Y dónde lo guardamos?

El día se despide, las luces nos recuerdan las del comienzo de la mañana.

La granja recupera la normalidad y el silencio.

Nosotros volvemos satisfechos… y orgullosos. Uno descubre cada día, que los mejores tesoros están muy cerca… aunque, a veces, no recalemos en ellos.