I Ruta del Llano a la Sierra. Torremocha-Albalá-Montánchez

DEL LLANO A LA SIERRA

La I Ruta del Llano a la Sierra fue una idea de los ayuntamientos de Torremocha, Albalá y Montánchez que organizamos los clubes GR100 y La Vereína con el apoyo de la FEXME (Federación Extremeña de Montaña y Escalada), una iniciativa para potenciar la comarca, sus caminos, sus recursos y sus bondades. De las dehesas y pastizales, a la sierra, 20 kilómetros por esta comarca que merecen la pena. Los tres ayuntamientos, además, cuidaron todos los detalles y recibieron a los senderistas con todo el mimo. Ha sido la primera edición y la intención es darle continuidad.

Os dejo el track de la ruta

La bienvenida nos la dan en Torremocha, donde el ayuntamiento nos recibe con desayuno; no falta de nada, comenzamos cogiendo fuerzas para un día duro por el calor. Saluda del alcalde e inicio de la marcha. Torremocha con unos 1.200 habitantes; está emplazada en una llanura entre pequeños cerros muy aptos para el cultivo de cereales, y corre muy próxima a ella el río Salor Perteneció al antiguo partido de Montánchez hasta 1631. Sus calles son bastante espaciosas y rectas, con casas de dos pisos, de mampostería enjalbegada y vanos adintelados.

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Precisamente salimos de Torremocha cruzando el río Salor y nos topamos con esta delicia: el Puente Grande, posiblemente de origen romano, pero de factura medieval, alomado con cinco arcos de medio punto, está en el camino que conduce a Aldea del Cano, el que llaman de El Ejido; el puente pudo estar en la antigua ruta hacia Norba Caesarina, de ahí que los investigadores no descarten su pasado romano

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Dejamos las aguas del Salor a nuestra izquierda y encaramos por el Camino del Molinillo, rodeados de viejas paredes de piedra que aún mantienen las lindes de las fincas y que son la tónica en la comarca, algunas con magnificas entradas como esta.

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Por lo que llaman El Cotillo, cerca de la Alberca Llana, los llanos de cereales se han comido la dehesa, grandes extensiones de pasto que dejan magníficas imágenes.

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A medida que nos alejamos del pueblo, los pastizales se dispersan y la dehesa vuelve a imponerse, estamos en el camino de Albalá.

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Caminos anchos, usados para ganado durante mucho tiempo y que ahora conectan un mar de fincas dedicadas al campo, ganadería sobre todo.

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Es un paisaje muy nuestro, muy extremeño, y aunque el verano amarillee los campos quienes saben mirarlos encuentran rasgos diferenciadores que lo hacen tan especial, tan exclusivo

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Son muchos los caminos que cruzan estas tierras, el de Cáceres, el de Montánchez, el de Albalá, el de Molinillo, el de las Huertas de la Magdalena, ahora pasamos cerca de lo que conocen como Fuente Honda, somos una multitud en estas tierras tranquilas.

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Nos sorprenden estos bolos graníticos tan característicos de Extremadura, que tienen cerca de aquí, en el paraje de Los Barruecos, su expresión más vistosa, aunque estos lucen así de singulares.

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Dejamos el Camino de Cáceres y cogemos una pequeña y antigua calleja en desuso que nos llevará hacia el camino de Montánchez, flanqueados por magníficos alcornoques

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Dejamos la calleja y retomamos por el camino que se une a otro, el de La Huerta, paralelos a la Finca de La Carretona, dehesa con color casi de verano que aún conserva coletazos de primavera.

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El Camino de Montánchez nos muestra la sierra y deja ver a la localidad y su castillo donde finalizaremos la ruta, nos dirigimos primero al pueblo de Albalá.

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La ganadería muy presente en la comarca; en esta finca un celoso toro vigila la marea de gente sin perder ojo de lo que pasa.

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En vez de seguir por el Camino principal, torcemos a la derecha para adentrarnos en la vereda del Barranquillo, por donde se sitúa el Arroyo de La Lapa y la fuente del mismo nombre, una zona más húmeda que aún conserva el verde de la primavera lluviosa que hemos tenido.

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Caminos de agua con la vereda de la Retuerta, como el arroyo que corre cerca, caminos de piedras y más veredas: la de la Calzada o la de la Mojonera antes de llegar a nuestro punto de avituallamiento.

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Entramos en Albalá por el camino de la Encina del Cura, nombres que evocan historias siempre.

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La población fue fundada por los romanos al estar ubicada en la vía romana de Mérida a Toledo. Aún quedan yacimientos de esta época en «El Campo», «El Carrascal», «Dehesas de Abajo» y en «Pozo del Charcón».

Su nombre primitivo fue transformado por los árabes, denominándola Albalá por su enclave o proximidad a una calzada romana y que, posiblemente, fueran ellos los que la elevaran a la categoría de aldea.

Aquí el ayuntamiento nos recibe con un avituallamiento que nos da fuerzas para continuar, llevamos 12 kilómetros de ruta y el calor aprieta ya, un pequeño descanso, recorremos la localidad y seguimos hacia Montánchez

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Albalá fue muy conocida en los tiempos del uranio, mineral de sus berrocales, donde se sitúan antiguas minas como La Carretona, El Gallo y Pozo Norte, explotadas en los años setenta y que aún se conservan.

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Escudos y blasones se reparten por toda la localidad, donde además se conservan restos de épocas gloriosas, se pueden visitar además la ermita de San Joaquín o la ermita de la Magdalena del siglo XVI

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Dejamos Albalá y tomamos el antiguo camino de Montánchez rodeados de olivos muy presentes en toda esta zona, aquí se produce un exquisito aceite.

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Este es un antiguo camino medieval que conserva su empedrado original en muchos tramos, es una zona en la que los alcornoques se imponen y su sombra, a esta hora del mediodía, se agradece bastante

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Aún se conservan restos de viejas construcciones de recia planta, granito que aguanta a pesar del abandono, Montánchez, lugar importante por su castillo, conserva restos como este de aquella grandeza pasada.

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Me fascinan estas puertas de acceso a las fincas, las hay por todos los alrededores de Montánchez, son de una belleza que sorprende, fuertes, y anchas; imagino que tendrían un uso concreto y su porqué, pero todavía no he dado con la información; he fotografiado muchas de ellas cada vez que paseo por Montánchez y su sierra.

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En este punto cruzamos la carretera que sube a la villa, en el cruce del Parador del Padrino, aquí el desnivel se nota más, estamos ascendiendo a la sierra, eso permite, entre otras cosas, contemplar la comarca sin problemas, al fondo, Albalá de donde venimos.

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Al llegar al parador del Padrino, justo a su derecha hay una cancela, si la atravesáis seguiréis por el track de la ruta, hay otra opción, justo antes de la cancela a la izquierda sale el antiguo camino medieval de entrada a la villa, es un camino precioso muy bien conservado que nos lleva al pueblo; la diferencia es que el camino que sigue el track entra por la zona del castillo y atraviesa toda la localidad, aunque es verdad que con algún desnivel un poco más durillo, pero nos enseña Montánchez entero

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Si Torremocha nos recibió con desayuno, Albalá con un tentempié para continuar con fuerzas, Montánchez no deleita con un refrigerio para probar los productos más típicos, jamón y embutidos. Lo hacemos en un pequeño parque que aquí llaman la rotonda, un final magnífico para celebrar que hemos realizado la primera edición de la ruta senderista del llano a la sierra.

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Yo agradezco personalmente a la gente de La Vereína su disposición siempre para colaborar, es una ayuda necesaria para hacer posible un proyecto como este, y todos. Es una suerte que seamos un equipo compacto y profesional. Juan Antonio, Miguel Ángel, José Luis, Carolina, Antonio y Daniel, unos craks.

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Y esta foto que le robo a Raúl Jurado para reconocer el trabajo de Rafa Franco del club GR100 que trazó una ruta preciosa y nos hizo llegar sin problemas desde Torremocha a Montánchez y a Domingo Fernández, responsable de senderos en la FEXME por su implicación siempre.

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Finaliza este proyecto que Diego Mostazo y yo iniciamos con la idea de patear la comarca montanchega, desde la sierra, donde el llano se muestra así de bello, con 20 kilómetros a las espaldas y un trato exquisito de todos los ayuntamientos implicados en la ruta. Merece la pena embarcarse en proyectos que muestran lo que tenemos, que nos es poco.

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Terminamos, pues, en Montánchez, al abrigo de su castillo, de su historia, que es la de todos, disfrutando en su plaza de la compañía de montanchegos y senderistas, celebrando esta jornada de paseo que nos ha llevado desde los pastizales del llano a los bancales de olivos en la sierra, entre encinas y alcornocales, y tanta historia a sus espaldas que a nadie extraña que los vestigios y restos del pasado te salgan a cada paso que das. Cada uno de los pueblos está señalizando sus rutas, Montánchez incluso las ha homologado. Rutas que cuentan historias, que guardan la aportación de esta tierra que ha jugado un papel en la pequeña historia de España que se ha escrito en Extremadura.

Montánchez

En el centro geográfico de Extremadura, ocupando el privilegiado triángulo que conforman las ciudades de Trujillo, Mérida y Cáceres, la comarca de Montánchez y Tamuja extiende su territorio por la penillanura trujillano-cacereña y las estribaciones de los Montes de Toledo, por las sierras de Montánchez, San Cristóbal, Cancho Blanco, Centinela… Este territorio representa un magnifico ejemplo de contrastes físicos y diversidad paisajística, que a los ojos del visitante lo hacen singularmente atractivo. Nosotros lo hemos recorrido andando Extremadura.-

                                                                                                                                              ©vicentepozas2016

Ruta a Cancho Blanco. Zarza de Montánchez

(SI QUERÉIS VER BIEN LAS FOTOS, PINCHAD SOBRE ELLAS)

Zarza de Montánchez, como su apellido indica, se encuentra situada en las inmediaciones de la serranía de Montánchez e intercala paisajes adehesados, tierras de cultivo donde predomina el olivo y zonas de sierra donde se descubren magníficos robledales; nosotros vamos a atravesar el más conocido de la zona, situado en el llamado Cancho Blanco, una sierra de algo más de 900 metros de altura coronada por lo que en el pueblo conocen como ‘La Bola’ una estación de radar para aviones de gran envergadura. Una de las características de esta elevación es que nos permite observar hacia un lado la provincia de Cáceres y hacia el otro parte de la pacense. Esto nos anima a iniciar una ascensión que, por momentos, es de dificultad media.
Zarza de Montánchez no recibe a finales de septiembre, a primera hora la luna todavía es visible en el cielo, tras dejar los coches a la entrada del pueblo, en la carretera que lleva a Robledillo de Trujillo. Zarza es conocida por custodiar la Encina La Terrona, otra ruta muy recomendable que podéis ver en otra entrada del blog: http://andandoextremadura.blogspot.com/2010/04/ruta-de-la-encina-de-la-terrona-zarza.html


Una ruta de unos 16 kilómetros que comenzamos por un camino conocido como El Moralejo, una zona de olivos y pastizales para el ganado, la Ratúa.


Salimos hacia el camino que bordea el Cerro Pozuelo que dejamos a la derecha, el cerro virgen está plagado de matorral entre encinas y alcornoques

La luna nos acompaña aún en estos primeros tramos de camino
Cultivos de olivar en las Alzaplemas, detrás el Cerro del Mesto, con los robles ya amarilleando

Al ir ascendiendo la orografía se descubre, es un día claro para regalar a la vista
Comenzamos las ascensión hacia El Mesto, de algo más de 500 metros

La penillanura cacereña y la Sierra de Montánchez a la izquierda

Los cruces en el sendero son señalizados, el último recoge las indicaciones. Cuando no viene Luisa, Mario es una excelente compañía para hacer el camino conversando

A estas alturas de septiembre no ha llovido aún, pero son varias las fuentes que nos encontraremos en el camino.

Un respiro para mirar hacia atrás y disfrutar del paisaje

Esto es Peña Redonda y ascendemos hacia La Planchuela, estaremos ya a unos 800 metros de altura

A esta la llaman Fuente Carlos, a estas alturas de verano ya está sin agua


Casi arriba, el robledal amarillea anunciando el otoño…

Entre la maleza un pequeño sendero nos abre el paso hacia la sierra

Salimos del bosque ya encarando la cima de Cancho Blanco, un trozo de carretera nos lleva hacia ‘La Bola’, el radar de aviones.


Me contaba un invitado en la radio que los aviones se guían siguiendo puntos situados en tierra; van de uno a otro, por eso en zonas como Cáceres, por donde sobrevuelan, me dijo, unos 125 aviones diarios, siempre corrigen el vuelo. Este es uno de esos radares que ayudan en vuelo. Imagino que ya sabéis porque le llaman la bola


Esta es la recompensa, conquistar esta atalaya y disfrutar de la vista que ofrece, hacía el noroeste toda la llanura cacereña y con prismáticos, Cáceres al fondo.

Debajo de la Sierra de Montánchez, la pequeña localidad de Valdemorales

Encima coronando la sierra, las antenas en Montánchez, a 994 metros, nosotros estamos a 955.


Esto os decía, en primer término Valdefuentes, Torremocha se distingue a la derecha y al fondo, asomada entre sierras, Cáceres.


Foto de familia frente al radar, para dejar constancia de que subimos aquí, como podéis observar hay una carretera que viene hasta aquí, se puede subir en coche y disfrutar de estas magníficas vistas.


Al otro lado de la sierra se asoma la zona de Almoharín, Miajadas y las Vegas del Guadiana, al fondo

Este pequeño monte es el Cerro de San Cristóbal que nos impide ver Almoharín, que queda justo detrás.

Aquí podéis ver, perfectamente marcado el cordel de Mérida a Trujillo utilizado antaño para el ganado transhumante


Desde el cerro, un grupo de buitres nos sobrevuela. Estas carroñeras se han extendido mucho en los últimos años, son el mejor servicio de limpieza de la dehesa extremeña

El pasiaje es espectacular, se mire donde se mire, un mapa real y en relieve de la geografía extremeña, un espectáculo.


Iniciamos el descenso rodeados de un bosque de encimas y alcornoques

El camino se estrecha el bosque se cierra.

Una pequeña atalaya en La Lanchuela


Descendemos por Peña Cuadrada, Zarza de Montánchez, abajo. Si os fijáis, al fondo se puede ver Salvatierra de Santiago


Descendemos el Cerro, desde aquí se observa parte del robledal que hemos atravesado


Desarrollo sostenible en una zona donde la actividad agraria ha descendido, es patente.


En fila y agrupados, nosotros nos quedamos con las magnificas vistas que nos ha ofrecido la altura


Nosotros nos desviamos ahora por la zona de la Zahudadilla


Por un camino de una zona llamada Cabeza Andrés

Donde se sitúa el Embalse de Navarredonda


Y así, por el camino de la Cruz de Retamar, observar como nos acercamos de nuevo a Zarza


Llegamos, así, a nuestro destino y nos encontramos con una grata sorpresa…

…Zarza acoge los actos del día de la Mancomunidad de Montanchez y nosotros damos buena cuenta de ello brindando con buena carne y buenos vinos. La verdad es que fue un remate magnífico. Después de 16 kilómetros y algo de calor, refrescarte en este ambiente fantástico de fiesta. Aunque cualquier día es disculpa para acercarse hasta aquí.

Finaliza la ruta, en nuestro mapa particular señalamos Zarza de Montánchez donde ya habíamos estado para venerar a la señora Terrona, la encima casi milenaria que descansa de sus años apoyada en grandes bastones que le restan belleza, pero no prestancia.
Volveremos a por sus caminos, su pitarra y sus dulces.
©vicentepozas.2011