En esta ocasión nos trasladamos por la llamada carretera de Las Torres o carretera de Cáceres a Miajadas, oficialmente la EX-206, hasta la localidad de Botija, un pequeño pueblo situado en el interior de la Penillanura cacereño-trujillana, en el centro aproximado del triángulo formado por Cáceres, Trujillo y Mérida. Un municipio que disfruta de una de las dehesas boyales más importantes de la comarca Montanchez Trujillo y que pertenece al grupo local de desarrollo ADISMONTA; en esta dehesa se dan distintos tipos de paisajes relacionados entre sí por el ganado como el monte, donde abundan el matorral mediterráneo (jaras, retamas, lavanda) mezclado con encinas y los pastos que se deben al clareado del matorral y del arbolado, así como a la acción del ganado.
Estamos en la dehesa boyal del municipio, las zahúrdas están construidas con lajas de pizarra y la techumbre de ramaje, su utilidad fue la de albergar el ganado porcino en estado de semimontanera.
En medio de la dehesa boyal, el río Tamuja que se cruzará varias veces en nuestro camino.
Tierra de pizarra, piedra que se utiliza para su construcción
Al fotografiarnos junto a ellas, podéis ver su tamaño…
Estas zahúrdas, o cochiqueras como se las conoce en otros lugares, tenían varios compartimentos, están formadas por un habitáculo para que se refugie el ganado y de un corral. Este mismo tipo de zahúrdas, las encontramos en otras dehesas boyales de municipios extremeños, como el de Montehermoso o la de la Comarca de Las Villuercas.
Al dejar la dehesa boyal hay que volver a cruzar el Tamuja, ahora por el denominado Puente Viejo
El Puente Viejo data de los siglos XVI-XVII. Está construido a dos vertientes y posee 3 ojos siendo el central más ancho con tres arcos de medio punto y presenta marcas de canteros tallados en los sillares de granitos. Presenta a cada lado una serie de huecos de forma cuadrada y rectangular encima de los tres tajamares con la finalidad de que en la fuertes crecidas del río el agua discurra con más fluidez.
La dehesa en Extremadura tiene vida propia.
La muralla del antiguo castro celta nos saluda…
Nos disponemos a rodearlo para acceder a él y la dehesa no deja de mostrarse inmensa…
El castro se encuentra junto a una de las orillas del río Tamuja, buscando y usando el agua.
Tamussia o el castro de Villasviejas del Tamuja, como es conocido, está formado por dos recintos fortificados de la 2ª Edad del Hierro del S. IV a.C.- I a.C. En las inmediaciones se hallan dos necrópolis de cremación y minas de Plata y Plomo.
Las excavaciones que se llevaron a cabo han dejado al descubierto varias zonas del poblado, incluido un pequeño anfiteatro.
No está muy señalizado pero si llegáis hasta él, no es difícil porque el camino es amplio, disfrutaréis de la visita.
Este camino conduce hacia la zona de las minas y la necrópolis
En esta zona también se han desenterrado restos arqueológicos
Dejando la zona más abrupta y el poblado, la dehesa vuelve a la normalidad
Es zona de muchas ovejas puesto que está dentro de la Denominación de Origen Protegida del queso Torta del Casar.
La pizara aquí se sigue utilizando para todo
En este camino de fincas y ganadería nos encontramos hermosos ejemplares de encina
Ya sabéis que en el campo no se tira nada, los que tenéis alguna pequeña finca o parcela lo sabéis por experiencia.
La chimenea de un viejo horno hoy es una gran colonia de cigüeñas
Hoy sus restos están banstante abandonados
Esta es la presa o pesquera que permitá canalizar el agua.
Nosotros terminanos la ruta y nos adentramos en la fábrica de quesos Tamussia, cuyo nombre hace referencia al poblado vetón
Dejamos la quesería y nos adentramos en el pueblo a refrescar la garganta. Si sois golosos nos os vayáis sin probar los dulces, Botija es conocida por los maestros dulceros que elaboran artesanalmente calabazate, turrón, caramelos…