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En una ciudad pequeña como Cáceres tenemos la suerte de contar con un conjunto de caminos y senderos naturales, agrarios o de servicio, que nos permiten recorrer los alrededores de la urbe caminando por el campo; rutas muy variadas que el ayuntamiento ha recogido en pequeñas guías, 10 en total, que son una propuesta fantástica para disfrutar de la naturaleza sin alejarnos demasiado del centro urbano. Esto puede ser una paradoja pero en Cáceres vivimos casi en el campo, aunque estemos en el centro. Es la alternativa que ofrece esta pequeña capital de provincias. La web del ayuntamiento tiene publicadas esas 10 rutas que se pueden consultar en este enlace: http://turismo.ayto-caceres.es/rutas/natural Nosotros hemos realizado una de ellas, la que parte de la Ribera del Marco y rodea la denominada Sierra de la Mosca, lo que en Cáceres conocemos como La Montaña (patrona de la ciudad). Es una ruta variada que nos llevará por la zona de huertos urbanos de la Ribera, por los aledaños de la ciudad monumental con fantásticas vistas, por las antiguas Minas de Valdeflores y por las traseras de la Sierra donde antaño exisitó un hospital de tuberculosos que hoy está en ruinas.
Partimos de la denominada Charca del Marco o Fuente del Rey, en esta zona el agua ha servido, durante muchos siglos, para regar las numerosas huertas de la Ribera del Marco, así como para mover molinos o suministrar aguas a tenerías, batanes o lavaderos de lanas. Hasta 1993 la Charca ofrecía la imagen de un basurero. Sucesivas intervenciones han embellecido su entorno hasta convertirlo en un pequeño y agradable parque.
Dejando las calles, aunque paralelo a ellas, discurre un camino muy utilizado por los cacereños para pasear o acceder a sus propiedades y que nos lleva hasta la conocida como Fuente Fría. Situada en un paraje atravesado por la vereda o “La Troncha” que conduce a la Montaña. En 1964, una orden del Gobernador civil, permitía al vecindario su utilización; cosa que no ocurrió con las demás, clausuradas por estar contaminadas. En la actualidad, los cacereños siguen acudiendo a ella para abastecerse de agua, ya que tiene gran calidad por su naturaleza silícea (procede de la infiltración en las cuarcitas de La Montaña) así como propiedades diuréticas.
Siguiendo este camino dirigimos nuestros pasos hacia la barriada de San Marquino, en la parte baja de la Sierra, un barrio muy popular con excelentes vistas de la ciudad monumental.
Estamos en la Ribera, una zona de gran riqueza porque está la parte más baja de Cáceres y porque está bañada por numerosas corrientes de agua que la mantienen como una tierra muy fértil y todavía en uso agrícola. Para quien no conoce la ciudad sorprende que en pleno centro y junto a su parte antigua continúen en uso estos huertos que hacen tan especial este pequeño vergel conocido como la Ribera del Marco. Hace unos años se pusieron, por parte de varios colectivos, una serie de iniciativas en marcha para ponerla en valor y recuperarla, una manera de hacer presión en contra de la especulación inmobiliaria a la que estuvo sometida en los días de exaltación del ladrillo y de la que todavía no se ha librado totalmente. Aunque parezca mentira, estamos a cinco minutos del centro.
Recorremos parte del barrio de San Marquino, única puerta de subida al Santuario de la Montaña y muy transitada por todos aquellos que, a diario, realizan la ruta que sube hasta la ermita. Caminamos junto al conocido como Cerro de la Butrera, o de la Buitrera, que de las dos maneras se le conoce en Cáceres. El camino está bien marcado y no ofrece dudas
Mirando atrás es palpable que, a pocos metros de las últimas calles de San Marquino, ya estemos en pleno campo. La Parte Antigua nos sigue ofreciendo su imagen majestuosa
Descendemos el cerro e iniciamos el camino bordeando ya la Sierra de la Mosca que llevaremos a nuestra derecha hasta llegar al Portanchito, visible desde cualquier punto de la ciudad debido a las antenas de telefonía móvil instaladas en él.
La cercanía a Cáceres propició en los años 60 que se comenzasen a construir demasidas segundas viviendas que han proliferado tanto por la umbría como por la solana de la Sierra. Quedan resquicios de lo que fue originalmente un poblado bosque mediterráneo
La belleza natural contrata con este sendero completamente vallado donde la variedad de construcciones hace patente el discutible gusto de algunos de sus propietarios. No quita que sea una zona tranquila y excelente para tener una vivienda de recreo. Hoy ya no se puede construir más, en teoría.
Enfrente, el bosque conserva coletazos de su antiguo esplendor y ofrece imágenes más libres de los cambios que produce la mano del hombre. Curioso porque nos encontramos a apenas dos kilómetros de la ciudad
Es una zona muy rica en su subsuelo que tuvo en el s.XX una enorme actividad minera. Se explotó a mediados del siglo pasado para extraer casiterita (óxido de estaño), mineral que se presenta en filones de cuarzo de pequeño espesor. El peligro de derrumbamientos hizo que la Dirección General de Minas cerrara las instalaciones a comienzos de los años 90, impidiendo su entrada, por lo que sólo se puede acceder a las escombreras. Quedan apenas restos de los antiguos edificios de la explotación.
Salvados de la imparable especulación de estos terrenos pegados a Cáceres, aún se pueden encontrar antiguas contrucciones ganaderas que, ahora, gracias al cambio de mentalidad se van recuperando.
Tras este primer tramo el sendero transcurre por pequeños olivares aún en explotación. No es raro encontrar por la zona rebaños de ovejas o vacas que pastan por estos parajes donde la actividad agrícola es más que patente. Una delicia.
Esto explica la existencia de charcas para el ganado que dibujan esta curiosa imagen. Hemos superado la Sierra de la Mosca y nos disponemos a iniciar la ascensión hasta El Portanchito.
Frente a nosotros se asoma magnífico el Cerro del Milano, es una opción de la ruta ascender hasta arriba y disfrutar de las magníficas vistas que ofrece de los Llanos de Cáceres, el pantano de Guadiloba y la ciudad de Cáceres desde este lado. Nosotros lo hicimos en una ruta anterior, en esta ocasión preferimos dejarlo a un lado
Volviendo la vista, vemos el camino recorrido y esta panorámica del Portanchito, con sus antenas, Y de la Sierra de la Mosca, al fondo.
Volvemos a una zona saturada de chalets y pequeñas fincas, pero con zonas boscosas más densas
Iniciamos el ascenso al Portanchito por un pequeño camino, ya en lo alto la visión nos retiene…
…al fondo quedan los Llanos de Cáceres, una zona declara ZEPA, Zona de Especial Protección de Aves, frente a nosotros el bosque mediterráneo resiste la presión de la ciudad.
El camino se estrecha por un sendero que nos acerca hacia La Montaña, primera parada de la ruta.
Cáceres por el este sigue creciendo, los interminables Llanos y, al fondo, la Sierra de Gredos
Las fincas cierran el camino y, de cuando en cuando, hay que bordear el sendero. Puertas al campo.
Salimos del camino y por momentos nos incorporamos a la carretera que sube al Santuario donde haremos una parada para reponer fuerzas.
Es una carretera muy transitada por todos aquellos que pasean por la zona, está muy bien preparada, con acerado e iluminación. Una alternativa de ruta periurbana con vistas magnificas y con algunas pendientes pronunciadas, aunque es fácil de hacer.
Nosotros hacemos un pequeño alto, desde la plataforma del santuario, Cáceres es una fotografía completa
Retornamos la marcha y volvemos los pasos, de nuevo, hacia el Portanchito, esta vez por el camino que recorre la solana de La Sierra de la Mosca, por el oeste
Esta zona está más virgen, al menos en la parte más alta son menos habituales las construcciones, aunque un poco más abajo la proliferación de casas ha convertido los caminos en calles.
Bajamos hacia la ciudad ahora por este lado con la visión de Cáceres y contemplando como las urbanizaciones lograron crecer hasta los pies mismos de la Sierra, afortunadamente la crisis del ladrillo ha frenado ese avance, pero el daño está hecho
Desafortunadamente algunos tramos de camino se han asfaltado, aseguran que para prevenir incendios, pero más bien para uso de propietarios de terreno. Este descenso si es notable
A este lado, Cáceres ofrece otro visión más limpia con el Cerro de los Romanos al fondo, todavía virgen porque se trata de terrenos militares, aunque estos prados que contemplamos ¿cuántos años aguantarán el crecimiento demográfico. En primer término la falda de la sierra y una enorme cantera que ha degollado la montaña haciendo una herida irreparable La ruta casi ha terminado, se escucha el ruido de la ciudad y al llanear las estribaciones de Cáceres y sus fincas se hacen más patentes
Nos acercamos a la ciudad todavía disfrutando del campo, es magnífico estando tan cerca. Así bajaremos hacía un antiguo molino de aceite que se está conviertiendo en Espacio de Creación Jóven y que junto a otras nuevas iniciativas ecológicas de la mano de la Universidad Popular están cosiguiendo darle vida a esta parte entre urbana y abandonada
En esta ocasión despedimos la temporada en torno a una mesa donde brindaremos por las experiencias recogidas y los lugares conocidos. El grupo de senderismo Catelsa Cáceres se mantiene, con sus altas y bajas, pero logramos reunir a un nutrido grupo de amigos que seguimos disfrutando del paisaje y de lugares poco inaccesibles si no es a pie. Brindamos. Para nosotros es obligatorio parar, los rigores del verano extremeño hacen desaconsejable realizar senderismo hasta mediados de septiembre o en los primeros días de octubre. Vacaciones a nuestras rutas que iniciaremos en el próximo otoño, cuando comience a verdear el campo y sea un placer volver a disfrutar de la compañía de todos, andando Extremadura.-