Coincidiendo con la celebración de la FIO (Feria Internacional de la Ornitología) en el corazón de Monfragüe, el grupo de senderismo CATELSA Cáceres decidió organizar un paseo por el parque, lejos del bullicio del evento; y nos trasladamos hasta Serradilla, localidad que forma parte de los municipios del Parque Nacional de Monfragüe y que sintetiza de manera clara la biodiversidad del mismo y su singular riqueza.
Monfragüe está arropado por el Sistema Central y las sierras de Gredos y pintado por una dehesa que es la viva representación del bosque Mediterráneo, pero su riqueza va mucho más allá. Sus secretos los mantiene un paisaje recuperado, aislado del crecimiento voraz que ha minado la tierra hasta que alguien dijo ¡basta!. Hoy es un pulmón y un acierto.
Nosotros estamos en Serradilla, al oeste del parque. La ruta se denominada de la Sierra de Santa Catalina, y en realidad recorre dos de las muchas rutas que rodean el pueblo, en concreto la Ruta del Mirador de la de la Sierra y la Rura de la Charca. 13 kilómetros de dificultad media con un par de pendientes que pondrán a prueba a los menos habituados a los caminos de sierra.
Y la visión al fondo de los roquedos más conocidos de Monfragüe. Si observáis se distingue el castillo de Monfragüe y el Salto del Gitano
Nosotros vamos rodeando el pueblo por sus fincas para dirigirnos al punto de partida. Un día claro que guarda multitud de sorpresas. Hemos despertado interés equino ¿dónde irán?
Desde aquí parten varias rutas, como la que anuncia el panel desde Serradilla a Villareal y que podéis ver también en este blog
Atrás queda Serradilla y la dehesa va naciendo a la vista
Imposible no pararse. Inmortalizar la imagen en el alma y en la cámara…
Se cierra el sendero y los árboles comienzan a hacernos compañía. Un camino de piedra que recuerda las antiguas calzadas romanas.
Seguimos ascendiendo, y de repente, caemos en el embrujo de una altura que nos privilegia la vista
Las rutas se van cruzando, entrelazadas unas con otras, con un aviso para que no tomemos el camino equivocado, aunque aquí poco importa
La magia de unas cumbres que proporcionan vida; a este lado La Vera, en la otra cara el Jerte y más allá el Valle del Ambroz, Las Hurdes, La Sierra de Gata, Portugal…
Detrás de nosotros, continúa Gredos y los grandes valles cacereños.
El mirador nos recrea el espíritu, más que la vista.
Nosotros seguimos el camino hacia La Charca, a la cara norte de la sierra.
La umbría de la Sierra guarda otra frondosidad que nos obliga al silencio
Seguimos la ruta por una zona repoblada de pinos y robles, un camino cómodo y fresco.
Ya se averigua el pequeño pantano que los oriundos conocen como la charca y donde disfrutaremos de un pequeño refrigerio.
A estas alturas ya nos fundimos con el bosque que pareciese dsifrutar de nuestra compañía
Se despeja ahora en un claro de olivos, que el aceite es tesoro en estas tierras.
Sobre la propia pared de la presa damos cuenta de un pequeño tentempié que haga más llevadero el camino que aún resta.
O en la orilla. Sólo les falta el mantel. Las viandas son de lo más exquisitas. Doy fe.
Este pequeño ecosistema creado por el agua nos ha servido para reporner fuerzas.
Gredos vuelve a vigilarnos, consciente de nuestra presencia en el parque.
Coronamos la sierra….
…y descendemos para finalizar el sendero.
Serradilla se aparece ora vez ante nuestros ojos.
El bosque frondoso es ahora matorral y jara
Algunos no se resisten a visitar el venerado Cristo de Serradilla, otros buscamos en el obrador del pueblo el sabor del pan y los dulces como prueba de que estuvimos.
Hasta aquí llegaron los 13 kilómetros de esta ruta. Nosotros nos despedimos de los compañeros de viaje. pero Luisa y yo no resistimos la atracción de Monfragüe y sucumbimos al bullicioso Tajo.
Al venerado Salto del Gitano.
Aunque preferimos buscar acomodo al estómago en nuestra segunda casa, el camping de Monfragüe, y disfrutar de la compañía de los buenos amigos que vemos de año en año
Una luz que se resistía a despedirse, bañando cada palmo de esta fértil estancia
Serradilla. 26 de febrero de 2011. Vicente Pozas.