Ruta a la Laguna de La Nava de Gredos

por Jun 13, 2011Ruta Senderista, Sierra de Gredos1 Comentario

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Descárgate el Track para GPS realizado por Jose Luis Cabrera

Aunque el blog esté dedicado a Extremadura, he extendido un poco los brazos y me he situado en la frontera con Castilla León, justo en el límite que nos une con Ávila. Lo he hecho para subir hasta una de las Lagunas de Gredos, la de La Nava de Gredos, que está por encima de Guijo de Santa Bárbara, en la comarca de La Vera; en el ascenso al Trabuquete, si continuáramos el camino hasta la cumbre, llegaríamos hasta ella. Nosotros hemos encarado la subida por La Nava de Gredos un poquito más alla de la localidad de Barco de Ávila. Llegar es sencillo: si atravesáis el Valle del Jerte, después de Tornavacas se llega a Barco de Ávila y desde allí hasta La Nava de Gredos. También se puede acceder por Bejar, haces más kilómetros pero es más rápido, aunque te pierdes el Valle del Jerte.
La Ruta está señalizada y suele haber senderistas haciéndo el camino. Hay un aparcamiento preparado para dejar los vehículos y comenzar una ruta dura, dura pero muy muy bonita.

El panel de señalización que hay al comienzo ya nos informa de que son 9 kms hasta la cumbre y otros tantos de bajada. 18 kms de dificultad alta. Es una ruta de montaña. Y merece la pena.

Esta vez del grupo de senderismo de Catelsa fuimos pocos, una docena nos preparamos a ascender, la dureza de la ruta desanimó a mucha gente que habitualmente acude a las rutas. Y después de terminarla, debo confirmar que no es para menos

El camino comienza suave, los primeros kilómetros se hacen por un sendero transitable incluso para vehículos y con pequeñas pendientes, así vamos calentando piernas. Un paseo flanqueado por robles y pinos que hace muy agradable estos primeros metros

La visión de la cumbre nos avisa de que el camino es largo. Allí arriba donde hay nieve es donde dirigimos nuestros pasos

Mientras tanto, disfrutamos de esta senda fresca y vamos empapándanos del olor de la montaña
Porque arriba está esperándonos la Laguna de la Nava. Un día que comienza con cielos despejados y una temperatura agradable
Kilómetro y medio después llegamos a un pequeño arroyo salvado por el Puente de la Yunta. Nos quedan todavía un par de kilómetros de camino antes de afrontar la ascensión más dura
Aunque algunos repechos nos van preparando

Como digo, no somos los únicos que vamos haciendo la ruta.

La montaña arriba, nosotros abajo todavía
Inmenso paisaje que nos enseña la belleza y la grandeza de Gredos, un Sistema Central que convierte a las comarcas del norte cacereño en tierras tan especiales y tan ricas
Así, el camino va desapareciendo poco a poco y afrontamos los últimos metros de un sendero que, a partir de ahora, habrá que seguir guiados por las señales que dejan los montañeros que nos han precedido
De momento, el camino cuenta con señalización en la ruta, los postes nos indican que seguimos el camino correcto
Un paisaje de montaña que convierte la ruta en un paseo más que agradable y enriquecedor
Empequeñecidos ante semejante tamaño, la montaña de cerca todavía es más montaña
En fila, como una caravana que intuye un camino que hay que recorrer, disfrutando de una naturaleza cuyo sonido protagonizan aves y agua. No hay más ruido, ni siquiera el de nuestros pasos

Mojones de piedra comienzan a guiarnos por este prado encharcado de agua para garantizar el pasto al ganado
Nos vamos dispersando a medida que ascendemos y la subida se va endureciendo

Vuelves la vista hacia atrás y ves el camino recorrido, o lo intuyes, atraído por el constante sonido del agua que nos acompañará durante toda la ruta
Es primavera, también en Gredos, y los piornos están en flor.
La Fuente de Losa, nos refresca la garganta, dejamos el agua mineral que nos venden y la cambiamos por los verdaderos manantiales. Mientras tanto, la montaña avisa y muestra las primeras nubes en el cielo

Así se ve la subida, buscando la única entrada que permite la sierra

La montaña te envuelve y cuando parece que ya estás casi arriba, descubres que aún no has empezado a subir.

En esta pequeña hornacina que venera a alguna virgen comienza el ascenso de verdad, quedan apenas tres kilómetros pero el desnivel es mucho, tanto como el esfuerzo que nos queda para culminar la cumbre.

Impresiona tanta belleza
Ahora en silencio afrontamos el camino más duro. Arriba nos espera la Laguna
A ratos el sendero, construido en piedra, facilita el ascenso y deja ver la pendiente
Si te paras a mirar te ves rodeado de agua…
…y de piedra.
Laderas imposibles que parece inaccesibles
Aunque afortunadamente entre la piedra siempre hay un camino que facilita la subida.
Es imposible abstraerse. La montaña no te la imaginas hasta que no estás en ella
Una inmensidad que fluye como el agua que baja hasta el llano y que nace aquí arriba, de la nieve

Porque cuando te fijas en la imagen tomas consciencia de qué pequeño eres en este escenario

Tienes que buscarte entre la piedra para saber que estás y comprender porqué tienes que guardar respeto a la montaña

Casi estás arriba, pero sigues subiendo. Ves la cumbre, pero no alcanzas a tocarla. Las fuerzas no son las mismas y cada paso es un esfuerzo enorme por mantenerse sobre las piernas

Miras hacia atrás y te sorprendes ¿cómo he llegado hasta aquí? y Te vuelves a fijar y descubres dos figuras abajo y eres consciente de la pendiente y de la dureza del camino
Y de repente ves la pared de la presa, construida en los años sesenta para garantizar el agua al ganado y no logras entender cómo fue posible levantarla
Sobre la pared de la presa, convertida en un pequeño jardín, descansamos del esfuerzo y saboreamos la hazaña. Es hora de reponer fuerzas.
La Laguna, rebosante, no para de recibir agua de los neveros que la flanquean
Una nieve que resiste, en estos primeros días de junio, en la cumbre de la montaña. Hemos subido hasta los 2000 metros de altura, partimos de los 1200 metros de altura; pueden parecer pocos, pero ese desnivel es inmenso.

Nosotros, en familia, dejamos testimonio de que lo hemos logrado. Hemos conseguido coronar la Montaña de Gredos y recordaremos siempre la Laguna de La Nava
Pero no debes confiarte, porque resta el descenso, desandar lo andado y con las fuerzas mermadas castigar las rodillas mientras vamos bajando
Este paisaje se quedará en la retina. El cielo se ha cubierto y tras de nosotros amenaza lluvia. Es lo que tiene la montaña, en cinco minutos has pasado de un cielo azul a un aguacero
Yo no puedo evitarlo y me voy parando a cada momento, mi cámara echa humo.

Cuando llego abajo, miro el panel informativo y no dejo de pensar en el camino. Cuando lo has terminado no sopesas la dificultad, ni en el cansancio. Miras el trazado y en el dolor de las piernas te llevas un trozo de Gredos pegado Ha sido un regalo para terminar la temporada senderista hasta después del verano, obligados por el calor del estío extremeño que te aparta del camino. La idea de subir Gredos nos envalentona y hablamos de ascender al resto de Lagunas en Gredos.

Es lo que tiene la montaña, una vez que la subes quieres volver a hacerlo. Siempre.
Ahora entiendo a los montañeros que siempre suben más alto y más difícil
Gredos te llamará de por vida.

©vicentepozas. Junio2011