De vez en cuando me preguntan por el calzado de senderismo: cómo elegirlo, qué criterios seguir, cuál es el más adecuado. Suelo dar algunos consejos prácticos que yo utilizo, que no quiere decir que sean infalibles pero que a mí me ayudan. Trataré de resumir algunas de esas prácticas por si os son de utilidad.

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LOS PIES

Hay que empezar diciendo que cada uno conoce sus pies mejor que nadie y sus puntos flacos. Cada pie es distinto y reacciona de manera diferente al calor, los kilómetros, las irregularidades del camino… el ejercicio es imprescindible y un poquito de cuidado también. Podemos ayudarlos, sí, sin duda, aquí van algunas ideas:

-Antes de salir échate en la planta de los pies y entre los dedos crema hidratante o vaselina, esto evitará que se sequen y tengas esa sensación de quemazón cuando llevas varios kilómetros u horas de marcha. Si la ruta es larga puedes repetir la operación a mitad de la ruta, te refrescará y relajará. La piel hidratada mejora el estado de los pies y les da elasticidad.

-Usa calcetines de compresión y que no sean muy gordos. Si tus pies son muy delicados descarta la fibra y opta por el hilo o la lana, los tejidos naturales son mejores para la piel.

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-Cámbiate de calcetines. En marchas largas es muy recomendable que te cambies los calcetines a mitad de recorrido (yo suele hacerlo a los 15-20 kms.). Esto refresca los pies y los descansa, te deja como nuevo. Echa un par, o dos, en la mochila, no pesan y ocupan poco. Te vendrán bien si se te mojan lo pies a causa del agua.

-No lleves las uñas largas, te molestarán sobre todo en las bajadas. Los pies se desplazan hacia adelante dentro del calzado en los descensos y si tienes las uñas largas terminarán haciéndote heridas y causando dolor.

-Vigila en todo momento tus pies y si sientes algún tipo de rozadura, para inmediatamente antes de que se formen ampollas. Y ponte una tirita. Esta es otra de las cosas que es aconsejable llevar siempre en tu mochila. Si vas a hacer subidas fuertes, montaña y media montaña, es mejor que te pongas tiritas antes de salir en la parte del talón, la presión que recibe el pie sobre el calzado en esa zona es mucha.

-Y recuerda si vas incómodo: un roce, un calcetín mal colocado, una china en el zapato… un par de paradas durante los primeros kilómetros molestarán menos a tus compañeros que escuchar tus quejas a medida que comiences a cojear e ir lento durante el resto de la caminata.

EL CALZADO

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El calzado de senderismo no es infalible, no todo es bueno, ni está indicado siempre. Debes tener en cuenta algunos factores: la época del año o climatología, el terreno que pisarás, si es firme o no, y tus pies. Tú sabes con qué vas cómodo y con qué no.

La época del año es importante

En verano, lo importante es una buena transpiración, de forma que nuestro calzado no retenga la humedad y el sudor en nuestros pies y así evitemos lesiones y rozaduras. Por ello es de vital importancia elegir un calzado muy transpirable.

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En invierno, todo lo contrario, es lógico que caminemos con presencia de agua y humedad, por ello será preferible un calzado impermeable, que evite que entre agua al interior de nuestro calzado y reduzca nuestro confort produciendo un enfriamiento de nuestros pies además de también lesiones y rozaduras al mojar nuestros calcetines. Hay tejidos para ello, el más conocido, sin duda, es el Goretex, pero hay otros, pregunta en tu tienda cuando adquieras el calzado.

Un terreno diferente, un calzado distinto

Es evidente que no es lo mismo un calzado para senderismo que para escalar montañas o para pasear. Por ello en el mercado existe todo tipo de calzado específicamente diseñado para hacer frente a las necesidades concretas del senderismo como actividad deportiva, fundamentalmente en lo que respecta a resistencia, protección, agarre y estabilidad.

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Estrenar calzado

El calzado, como las personas, tienen que conocerse; hasta a las botas más perfectas tardamos en acostumbrarnos. Cuanto más rígidas sean más tardaremos en hacernos a ellas.

Los pliegues les darán forma para toda su vida, así que procura hacerlo bien. Por ejemplo, llévalas en casa con los calcetines que usarás para el senderismo y asegúrate de que la lazada aprieta bien la lengüeta, que deberá quedar plana. Luego, comienza con caminatas cortas y, progresivamente, aumenta la distancia.

Si el cuero nuevo de tus botas de está matando y no quieres comprar un nuevo par, intenta arreglarlo: Remoja tus botas con agua caliente antes de ponértela con los calcetines. Un pie húmedo en una bota húmeda no es nada bueno para comenzar y creará ampollas. Pero moldear una bota a tu pie puede ser tu último recurso.

Qué me compro

Una bota puede ser muy bonita, pero si se ajusta mal es mucho peor que una bota fea que encaja perfectamente con tus pies. Por tanto, necesitamos una bota que agarre todo nuestro pie pero que no oprima los dedos. Debe estar lo suficientemente apretadas como para que no salgan ampollas, pero con espacio para los dedos, pues sino, cuando bajes una ladera te destrozarás las uñas.

Primero, tanto la anchura y el tamaño que necesita la bota para que no oprima tu pie. Con ello en mente, cuando te pruebes botas es muy recomendable que lo hagas con los calcetines que usaras durante tus rutas. Si la bota es muy ancha, tu pie se escurrirá dentro y si es muy ajustada tendrás calambres. También tienes que tener en cuenta que los pies tienden a hincharse durante las largas caminatas. Ten en cuenta tus dedos de los pies. Cuando vas cuesta arriba no tienes por qué preocuparte mucho de tus dedos. Pero cuesta abajo, si tus botas son muy pequeñas tus uñas chocarán contra la bota, y puede que se vuelvan negras. Cuando estés en la tienda probándote botas, asegúrate de que puedes mover los dedos. Después desata la bota y empuja tus dedos hacia delante. Debe haber un dedo entre el talón y la parte posterior de la bota. Recuerda. El truco es que eches el pie para adelante y que quede un dedo, entre la bota y el pie, yo esto lo hago comprando, un número o dos más grandes que mi talla habitual.

El calzado es de las pocas cosas que no compro por Internet, probártelas es importante. Y cuando las compres, mejor por la tarde, que ya llevas todo el día andando.

Y por último una cosa, si te encuentras mal, te duele, te molesta, te sientes incómodo por algo, lo mejor que puedes hacer es contárselo a tus compañeros de ruta; no te calles y te aguantes, ellos pueden ayudarte y entre todos decidiréis qué hacer con tiempo, no fuerces hasta que ya no puedas mas. Sufrir sin motivos es una estupidez y, lo peor, podrías hacerte alguna lesión importante.

Andar es un gozo… pues eso, goza.

©vicentepozas2016